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Cultura y Espectaculos

El nopal en México

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 22 Julio 2016 Visto: 2739

imagen 618arqueologiaREVISTA ARQUEOLOGÍA MEXICANA
Uno de los rasgos distintivos de los grupos humanos es su capacidad de transformar la naturaleza. Es esencial para la subsistencia poder reconocer, clasificar y encontrar las mejores maneras de explotar los diversos componentes del medio ambiente. Del éxito que en esos afanes se tengan dependen en cierta medida las posibilidades de otros desarrollos. El manejo de las plantas –que puede implicar lo mismo su recolección que su cultivo– es en sí mismo un logro cultural y no uno menor. La explotación eficiente de especies como el maíz, la calabaza o el frijol se encuentra en la base misma de los complejos desarrollos del área mesoamericana. La recolección de las especies características de las zonas áridas fue fundamental para la milenaria permanencia de las sociedades del norte de México. El nopal, como el maguey, es una especie a caballo entre esos dos mundos: el de los cazadores recolectores y el de los pueblos sedentarios.

En los depósitos arqueológicos en los que se ha documentado la temprana explotación, y en algunos casos domesticación, de plantas es común la presencia de vestigios de Opuntia (nombre científico del nopal). Es posible, de hecho, que algunos de los primeros instrumentos de piedra tuvieran entre sus funciones quitar espinas y ahuates de las pencas y tunas del nopal. Desde aquellos lejanos tiempos hasta la actualidad el nopal ha formado parte de la dieta del mexicano, básicamente de las mismas maneras y bajo las mismas técnicas de preparación.

Esa estrecha dependencia de las plantas para subsistir hace que las sociedades las inscriban en sus modelos del mundo y que les atribuyan propiedades más allá de su función como alimento. Casi cada planta tiene una asociación con el ámbito divino y con algún aspecto de la organización del mundo. Ejemplo paradigmático en ese sentido es el maíz; el nopal también tiene relaciones específicas con el ámbito simbólico, principalmente a partir del Posclásico.

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Tomado de Enrique Vela, Arqueología Mexicana, Especial 62, El nopal en México. Catálogo visual.

 

Comenzará una nueva época de Papalote Museo del Niño

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 22 Julio 2016 Visto: 2739

a03npapaloteeeLos trabajos de renovación de infraestructura y contenidos terminarán en unos días; se invirtieron 650 millones de pesos
Reabrirá sus puertas el 8 de agosto, adelanta a La Jornada Dolores Béistegui, su directora
Los precios de entrada aumentarán entre 25 y 30 por ciento, anuncia
Aspecto del nuevo espacio que alberga diversas plantas en el recinto fundado en noviembre de 1993 y que en sus casi 24 años ha tenido varias intervenciones, aunque menores y concentradas en sus contenidos. Foto Luis Humberto González
Ángel Vargas. Periódico La Jornada
Una nueva época comenzará para Papalote Museo del Niño el 8 de agosto: reabrirá sus puertas al público totalmente renovado y está previsto que la ceremonia sea encabezada por el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera.

Fueron 20 meses de trabajos, que se iniciaron en noviembre de 2014 y concluirán a finales de este julio, en los cuales se invirtieron 650 millones de pesos.

De esa cantidad, 370 millones de pesos fueron aportados por el gobierno capitalino y se destinaron a la remodelación y adecuación del inmueble; mientras, los 280 millones restantes, obtenidos por la propia instancia mediante campañas de recaudación, se utilizaron para adquirir los nuevos contenidos del museo.

Así lo hace saber su directora, Dolores Béistegui, en entrevista con La Jornada, y anuncia un incremento de entre 25 y 30 por ciento en los precios de las entradas.

Por un costo-beneficio óptimo

La localidad sencilla pasará de 129 a 199 pesos, y la experiencia total –la cual incluye el ingreso al museo, al Domo y la Megapantalla Imax–, de 199 a 249 pesos. Mantienen el mismo precio los accesos para el Domo y la Megapantalla: 99 pesos cada uno.

Béistegui asegura que el aumento es necesario, porque los costos del funcionamiento y el mantenimiento del museo han subido; recuerda que es una instancia que vive prácticamente de su taquilla, la cual representa 80 por ciento de las percepciones totales.

No somos un negocio, sino una asociación civil. Todo lo generado se reinvierte en el proyecto. Para la familia es una erogación fuerte, pero con su decisión de apostar por esta oferta educativa está invirtiendo, explica.

Quisiéramos verlo como un donativo. Esperamos que la experiencia ofrecida sea satisfactoria como para justificar esa erogación. Trabajamos para que el costo-beneficio sea óptimo.

Dolores Béistegui aclara que esa renovación de Papalote ocurre luego de que el museo, inaugurado en noviembre de 1993, había tenido varias intervenciones durante sus casi 24 años, aunque pequeñas y concentradas casi de forma exclusiva en sus contenidos.

Ahora es integral y busca atender a más personas en mejores condiciones. Antes de este proyecto el promedio al año era de 700 mil visitantes y ahora se busca que sea un millón 200 mil.

Otro eje de esta iniciativa es actualizar los contenidos y el discurso conforme a la realidad y las necesidades del país, así como en términos tecnológicos.

Queremos un Papalote con una oferta completamente nueva, sin perder su identidad. Sigue siendo el espacio donde el aprendizaje y el juego van de la mano; se aprende jugando y tocando; toda la experiencia es emocional y física, nadie dice qué hacer ni cómo hacerlo, sino que cada quien lo descubre, y se invita a los niños a desarrollar la curiosidad.

Foto
Dolores Béistegui, directora de Papalote Museo del NiñoFoto Luis Humberto González
Esto tiene que ver con la idea de que si se despierta la curiosidad en los niños, afirma, se ayudará a formar seres extraordinariamente inquisitivos, reflexivos.

“Queremos niños empoderados, que pregunten, cuestionen y se comprometan. Serán más adelante adultos y si podemos sembrar esta semilla desde temprano, esta actitud de cuestionar para ir más, podremos tener una mejor sociedad y un país mejor.”

Necesidad de una reforma educativa

Dolores Béistegui resalta que en el trasfondo de estos cambios existe la necesidad de una reforma educativa, la cual tiene que ver con otro modelo de querer aprender a aprender, de aprender a convivir y a desarrollar competencias múltiples.

Tras aclarar que tal reforma nada tiene que ver con la del gobierno federal, detalla que se buscan otras maneras de que el aprendizaje sea más libre.

Además de incorporar temas que quizá no existían hace casi 25 años, por ejemplo la obesidad, la sustentabilidad del medio ambiente, el derecho a la ciudad y la movilidad, la convivencia, la necesidad de crear ciudadanía y el respeto a las diferencias, agrega.

El nuevo discurso de Papalote propone una historia integral, con 108 exhibiciones, de las cuales 95 son nuevas, distribuidas en seis núcleos temáticos interconectados y que no tienen un recorrido específico. Se requiere de cinco horas para la visita.

Esa historia, apunta la promotora, es hacer que el niño entienda que es único y corresponsable de todo lo que ocurre en su entorno.

De los núcleos temáticos, adelanta que hay uno dedicado al viaje del aprendizaje, las herramientas que tiene toda persona; otro, al funcionamiento del cuerpo, biológica y emocionalmente, y cómo hay que cuidarlo; y uno más, a la diversidad y la riqueza de la fauna y la flora de México.

También están el que tiene como protagonista a la Ciudad de México, desde su ecosistema hasta el derecho y la obligación de construir ciudadanía; el dedicado al hogar y la familia; y, por último, una nueva propuesta, Laboratorio de ideas, que invita a experimentar, descubrir e inventar con recursos desde la robótica hasta talleres de plástica.

 

Marca personal

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 22 Julio 2016 Visto: 2754

s29 cienciahuellaLuis Javier Plata Rosas. Algarabía
¿Para qué nos sirven las huellas digitales a cada uno de nosotros, primates de la especie Homo sapiens?
Pregunta a quien quieras para qué sirven las huellas digitales y, posiblemente, la primera respuesta en la lista de «Mil mexicanos dijieron» tendrá que ver con identificar a la víctima o al sospechoso de un crimen. Cientos y miles de episodios y películas sobre ciencia forense alguna enseñanza tenían que dejarnos.
Aunque es difícil de creer, si consideramos el uso tan intenso que hacemos de nuestras manos —y de los dedos que hay en ellas—, la explicación más común, reproducida en revistas, libros e Internet, resultó ser un mito.
Cuestión de especie
Es verdad que en nuestros primos, casi hermanos, primates y en nosotros mismos la selección natural ocasionó que nuestras garras se convirtieran en uñas, las puntas de nuestros dedos en almohaditas acolchonadas y suaves de piel o, en otras palabras, en yemas de los dedos; y la piel de las yemas de los dedos en una superficie llena de relieves, conocidas como crestas papilares, y surcos —los surcos interpapilares, dirían los dactilógrafos o expertos forenses en huellas dactilares—, cuya distribución representa un diseño único1 para cada uno de nosotros y nos acompaña durante toda nuestra vida.
¿Manos con dedos, yemas y huellas digitales nos dieron a los primates la ventaja evolutiva de poder asirnos de las ramas de los árboles y trepar a éstos cuando el depredador en turno acechaba?

Al considerar las lecciones que la evolución convergente nos proporciona —uno de sus ejemplos más famosos: las aletas, que de manera independiente fueron desarrolladas por tres clases diferentes de animales: peces, reptiles, como los extintos ictiosaurios, y mamíferos, como los delfines—, podríamos concluir que las huellas digitales en algo deben mejorar la capacidad de quien las posee para asir o agarrar, dado que los osos koalas —que evolutivamente hablando están tan separados de los osos como de nosotros los primates—, pero que se pasan el día en los árboles, también tienen huellas digitales.
Por si no fuera prueba suficiente para sospechar, algunos monos del nuevo mundo tienen, en efecto, lo que sería el equivalente a huellas digitales —¿colas dactilares? ¿huellas caudales?— en su cola prensil.
Supongamos, entonces, que la hipótesis de que las huellas digitales nos ayudan a agarrar objetos es correcta.

Suponemos que la rugosidad de las yemas de los dedos aumenta la fricción que se genera cuando agarramos un huevo, una lata de cerveza, una iPad o cualquier otro objeto con superficie lisa, una de las explicaciones favoritas dentro y fuera de la comunidad científica.
No fue sino en el año 2009 que Roland Ennos, biomecánico de la Universidad de Manchester, llevó a cabo, con ayuda de su estudiante Peter H. Warman, una serie de experimentos para probar que las huellas digitales no aumentan la fricción.
Ennos consideró que la idea de que las huellas digitales aumentan la fricción entre los objetos lisos y nuestros dedos está basada principalmente en que unos cuantos años antes, en el 2007, otros investigadores habían determinado que esto era lo que ocurría en el caso de la piel de nuestros antebrazos —que, por supuesto, no tiene huellas digitales y es casi lisa—, pero con una condición: que estuviera seca.
Si, por el contrario, nuestro antebrazo estaba húmedo, la fricción era descrita por una ley física distinta y se comportaba entonces de manera similar al hule: la fricción generada es mucho más grande que en el caso de sólidos duros, ya que la flexibilidad del hule le permite cubrir una mayor área de contacto con la superficie rígida sobre la que se va a deslizar.
Ennos pensó que posiblemente nuestras huellas digitales también se comportarían como la liga y nuestro antebrazo.

En el caso del hule, la fricción no se debe a su rugosidad —fricción externa—, sino a las fuerzas entre las cadenas de moléculas que constituyen al hule, unidas mediante lo que se conoce como fuerzas de Van der Waals —lo que aquí tenemos es una fricción generada de manera interna.
Para verificarlo Ennos realizó un experimento que consistía en colocar cada uno de los dedos de la mano de su conejillo de indias —perdón, de su estudiante—, Peter H. Warman, detrás de una hoja de acrílico. El dedo era sujetado en posición vertical, con ayuda de dos anillos atornillados a una placa, de manera que la huella digital presionara la hoja de acrílico. Esta hoja era entonces deslizada hacia arriba lentamente, durante una corta distancia, y la fuerza requerida para levantarla quedaba registrada en una computadora.
Gracias a este experimento pionero de la biomecánica sabemos ahora que aumentar la fricción para evitar que una hoja de acrílico —o cualquier cosa con superficies rígidas y lisas— se nos caiga de las manos no es la razón de que tengamos huellas digitales.
Nuestras huellas digitales se comportan como el hule y sus surcos y crestas no sólo no aumentan la fricción, sino que reducen en más de 30% el área de contacto máximo que habría entre lo que queremos agarrar y nuestros dedos, si su piel fuera lisa.
Como en este caso ya sabemos que la fricción depende del área de contacto entre superficies, eso significa que en ocasiones nuestras huellas digitales podrían, incluso, debilitar nuestro agarre y justificar que nos apoden «dedos de mantequilla».

 

Albores del cine mexicano

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 22 Julio 2016 Visto: 2852

cineutomovil grisJulio César Durán. Algarabía
Los inventos que partieron de la fotografía para animar un cuadro fijo tenían suficientes antecedentes para exigir una novedad que impactara a la aburrida clase alta europea.
Desde que interesantes juguetes como el zoótropo llegaron a los ojos del mundo durante la primera mitad del siglo xix, la imagen en movimiento se volvió una representación fundamental de la historia humana y, por supuesto, un reflejo de sus intereses según épocas y latitudes, donde México no ha sido la excepción.
En la época industrial y tecnificada de las burguesías de los lejanos 1800, los inventos que partieron de la fotografía para animar un cuadro fijo tenían suficientes antecedentes para exigir una novedad que impactara a la aburrida clase alta europea.
Conoce el cine antes del cine
Con novedades como el taumatropo y el fenaquistiscopio, que serían tomadas como base, distintos genios de la ciencia convertida en comercio comenzaron una «guerra de patentes» por desarrollar el mejor invento que mostrara fotos vivas.
Las potencias colonizadoras occidentales estaban en pleno auge mecánico.

Así, en los ee. uu. Thomas Alva Edison patentó dos inventos de fotografías animadas: el kinetoscopio —diseñado por William K. L. Dickson— y el vitascopio —inventado por Thomas Armand—; en Alemania los hermanos Max y Emil Skladanowsky inventaron el bioscopio, que registró algunas de las más bellas obras del pre-cine; en Francia, Georges Demeny inventó el célebre cronofotógrafo, etcétera.
Escucha sobre nuestro especial de cine mexicano
Todos ellos, como sabemos, perdieron la carrera ante una máquina hoy sagrada que los superaba a nivel técnico, ya que un mismo aparato conjugaba la filmación, la proyección y la capacidad de copiar el material: el cinematógrafo, de los hermanos Louis y Auguste Lumiére1
Gracias a dicha carrera tecnológica y al entusiasmo por exhibir y ver el material generado por estos inventos, el mundo entero comenzó a registrar y representar estampas que capturaban un fragmento de tiempo.
De este modo los primeros realizadores, con pretensiones más técnicas que artísticas, comenzaron a sentar las bases de lo que se convertiría en lo que hoy conocemos como cine. Pero, ¿en qué momento entra México a cuadro?
México a cuadro
El empresario Thomas Alva Edison hizo llegar a México su kinetoscopio en enero de 1895 con programas de fotos animadas. No obstante que el invento estadounidense llegó antes que el de los Lumiére, la francofilia de Porfirio Díaz —aquel mestizo de mostacho europeizado convertido en dictador— y el hecho de que el aparato sólo pudiera verse por una persona a la vez, le dio la ventaja a la exportación de Louis y Auguste.
El cinematógrafo llegó a México, específicamente a los ojos de don Porfirio, en julio de 1896 con dos enviados de los Lumiére, Gabriel Veyre y Ferdinand Bon Bernard.

Éstos, tras estar en el Castillo de Chapultepec, mostraron la maravilla a la Ciudad de México el 14 de agosto en la calle de Plateros número 9 —la hoy peatonal Madero—, para luego dirigirse a Guadalajara —donde, por cierto, Edison ya había hecho llegar el vitascopio.
Único en el mundo
Según Emilio García Riera, países como Túnez, Argelia, Alemania, Reino Unido, España, Rusia y Japón, entre otros, fueron visitados y filmados por los operadores del cinematógrafo. México fue el único país de América Latina en el que los técnicos de los Lumiére realizaron películas; las 32 vistas que Veyre y Bernard hicieron durante su estancia en México suponen las primeras filmaciones hechas en nuestro país, aún sin considerarlas cine mexicano, donde la obra debutante fue Porfirio Díaz montando a caballo por el bosque de Chapultepec.
Veyre y Bernard abandonaron el país a inicios de 1897, dejando «en pleno porfiriato y durante unos cuantos meses, las bases de lo que sería el cine mexicano, pero también sembraron los gérmenes de algunos temas que habrían de ser constantes a lo largo de toda la historia de la cinematografía nacional»2
Algunos pioneros
Tras la partida de los cineastas franceses, México se convirtió en un lugar fértil para continuar un incipiente negocio de imágenes en movimiento, donde algunos entusiastas hicieron propio el invento europeo.
Por un lado, Ignacio Aguirre fue quizás el primer exhibidor cinematográfico —y competidor del invento de Edison— en México; después de adquirir la novedosa máquina, se convirtió además en el primer realizador mexicano del que se tenga constancia, al filmar Riña de hombres en el Zócalo y Rurales mexicanos al galope, iniciando oficialmente la filmografía nacional. Por otro lado, el icónico Salvador Toscano, quien también comenzó como exhibidor, trajo a la República filmes hechos por la compañía de Edison y de Georges Méliès; más adelante se convertiría en el realizador de cuatro películas que sentaron las bases para Memorias de un mexicano (1950).
La película Un duelo a pistola entre dos diputados en el bosque de Chapultepec, de Veyre y Bernard, fue un primer atisbo del cine de ficción, y generó la controversia de si sólo debería ser permitido filmar sucesos reales o no, dada la confusión que podrían formar en los espectadores

Durante el siglo xx se sumarían algunos nombres más al panorama cinematográfico nacional, por ejemplo, Guillermo Becerril, Manuel Aguirre y especialmente el poblano Jorge Stahl, quien al lado de sus hermanos inició la exhibición en su ciudad natal a muy temprana edad, para más tarde migrar a la Ciudad de México, donde abrirían los primeros estudios.
Ponte a prueba sobre la época dorada del cine nacional
Asimismo, algunos cineastas foráneos se afincaron en México para realizar su obra, como Carlos Mongrand —que filmó en diez ciudades distintas— o Enrique Churrich y Enrique Moulinié, que repitieron la dinámica de iniciar en la exhibición —en Puebla— y más tarde filmar las que pueden considerarse las primeras películas de producción nacional hechas por extranjeros.
Cineastas y estilos
Entre 1901 y 1905 en buena parte de México ya se conocía y apreciaba el cinematógrafo, motivo suficiente para que creadores nacionales como Enrique Echániz Brust, Gonzalo T. Cervantes, Francisco Sotarriba y Agustín Jiménez se integraran al cine mexicano y dieran paso a personajes como Enrique Rosas —conocido por la película fundacional El automóvil gris (1919)— quien fue el primer director de un largometraje gracias a Fiestas presidenciales en Mérida (1906).
En este primer cine de factura más o menos formal, fueron abundantes los temas de actualidad, vistas folklóricas y representaciones de costumbres nacionales, siguiendo la línea positivista que inundó a muchos mexicanos de la época.

Una etapa ya madura vendría con filmes de larga duración —hechos principalmente por los Hermanos Alva de 1908 a 1910— y con un punto importante, la primera obra de cine estatal: Viaje de Justo Sierra a Palenque (1909), para la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, realizada por Gustavo Silva.
Estos orígenes marcarían por completo las maneras y temas del cine mexicano hecho hasta la fecha —rotas en ocasiones muy contadas—. Los primeros filmes ignoraron por completo los temas sociales, situación que cambiaría con la llegada de la Revolución Mexicana.

Nació en la Gran México-Tenochtitlán y es modelo 86. Es egresado de la Facultad de Filosofía de la unam. Fundó www.filmemagazine.mx, proyecto que actualmente co-edita, y trabaja en el área de Difusión de Cineteca Nacional. Afirma que sus poetas favoritos son Kubrick, Wong Kar Wai y Fernando Méndez; los políticos que admira son Charles Baudelaire y Juan Rulfo, y su cineasta preferido es Walter Benjamin.

 

Presentan autoridades el Segundo Encuentro de Cocina de Tlaxcala

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 20 Julio 2016 Visto: 2693

tlacoyoPOR VÍCTOR HUGO VARELA LOYOLA. LA JORNADA DE ORIENTE

El director general del ITC, Willebaldo Herrera Téllez anunció que participarán 15 personas en el Segundo Encuentro de Cocina Tlaxcalteca que se llevará a cabo en el Palacio de la Cultura. Foto:Alejandro Ancona/La Jornada de Oriente
Con una inversión federal de 800 mil pesos, el Instituto Tlaxcalteca de la Cultura (ITC) organiza el Segundo Encuentro de Cocina Tradicional de Tlaxcala, con la participación de 15 cocineras y cocineros de la entidad, quienes prepararán platillos tradicionales durante los días 6 y 7 de agosto próximo en el Palacio de la Cultura.

Para esta edición, los organizadores prevén que acudirán 3 mil comensales, lo que significa 30 por ciento más con respecto del año pasado, cuando el primer encuentro reunió a 2 mil 300 personas que degustaron los platillos elaborados en ese entonces por 10 maestras cocineras de distintos municipios de la entidad.

El evento de cocina se realizará los días 6 y 7 de agosto
En rueda de prensa celebrada en el Centro de las Artes, el director general del ITC, Willebaldo Herrera Téllez anunció que la participación de las 15 cocineras y cocineros será financiada con recursos que les otorgó la Secretaría de Cultura federal para organizar este evento, con el cual Tlaxcala participa en el proceso para inscribir a la Cocina Mexicana como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés).

Informó que el primer encuentro de cocina tlaxcalteca, en cuya organización se invirtió alrededor de medio millón de pesos, fue un éxito, de ahí que en esta segunda edición la expectativa es que se dupliquen los resultados, pues además estará una cocinera invitada de Chiapas, que elaborará tamales tradicionales de ese estado del sur del país.

Para este segundo encuentro, la temática culinaria será Tortillas, Tamales y Atole y se desarrollará bajo el esquema de kermés, es decir, la entrada será gratuita, pero quienes deseen probar los platillos deberán comprar boletos cuyos costos variarán de 10 a 100 pesos, dependiendo el tipo de comida que desee. Los ingresos que se obtengan serán entregados en su totalidad a las 15 cocineras participantes.

Por su parte, la coordinadora general del evento, Lourdes Piña Soria destacó la participación de las cocineras y los cocineros como promotores culturales de la entidad, pues rescatarán recetas tradicionales. Para los dos días que dure el encuentro deberán preparar alrededor de 50 platillos cada uno para atender a los comensales.

“Es el tiempo de las cocineras tradicionales, de estas maestras del fogón, que son hechiceras del paladar y que son enciclopedias vivientes que trasmiten los olores y sabores, y hoy les toca a las maestras de Tlaxcala ofrecerles exactamente todo este saber ancestral”, refirió la especialista.

El programa del Segundo Encuentro de Cocina Tradicional de Tlaxcala lo complementan presentaciones de agrupaciones musicales, del libro Sabor a Tlaxcala. El tequexquite en El Carmen Tequexquitla y Santa Anita Nopalucan; además de talleres, maridajes y cata de cerveza y mezcal. Se premiará al mejor platillo tradicional, mejor platillo ceremonial, mejor platillo de rescate, mejor platillo de aprovechamiento y mejor platillo de la milpa.

 

El Festival Internacional del Títere 2016, se realizará en octubre próximo

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 20 Julio 2016 Visto: 2636

tireresrosete 6nRegistra ITC 20 solicitudes de participación de grupos para FIT 2016
POR VÍCTOR HUGO VARELA LOYOLA. LA JORNADA DE ORIENTE
Fausto Hernández Muñoz, jefe del Departamento de Logística del Instituto Tlaxcalteca de la Cultura (ITC), dijo que registra ITC 20 solicitudes de participación de grupos para el FIT 2016. Foto:Alejandro Ancona/La Jornada de Oriente
A dos semanas de que cierre la convocatoria para participar en el Festival Internacional del Títere (FIT) Rosete Aranda 2016, sólo 20 compañías, tanto nacionales como estatales, han presentado su solicitud de participación, si bien el jefe del Departamento de Logística del Instituto Tlaxcalteca de la Cultura (ITC), Fausto Hernández Muñoz previó que en los días restantes incremente el número de grupos.
El FIT 2016 se realizará en octubre próximo
La convocatoria de participación se abrió el pasado 16 de junio y cerrará el próximo 5 de agosto, y a través de ésta se seleccionarán a las compañías de títeres nacionales y estatales que participarán con sus funciones en el FIT que se realizará en octubre de este año.

“Los requisitos son mínimos, la técnica será de títeres de hilo principalmente, pero es un festival que está abierto a la diversidad de grupos”, abundó el funcionario, quien advirtió que el jurado seleccionará los grupos por la calidad de sus obras.

Refirió que la convocatoria establece que los criterios de selección son contar con los documentos de autorización o licencia de ejercicio de los derechos de ejecución, representación y/o explotación por parte del titular de los derechos de las obras sujetas a derechos autorales y no haber sido presentadas.

Los grupos titiriteros interesados en participarán deberán llenar la ficha de participación, que se puede descargar en la página oficial del ITC, para luego entregar el material solicitado o enviarlo, vía mensajería, a las oficinas generales. Además, la obra deberá tener una duración mínima de 60 minutos, en idioma español y resaltar los valores humanos más sublimes.

Hernández Muñoz especificó que de las 20 solicitudes de participación que se han registrado a la convocatoria, 16 son de compañías nacionales y cuatro estatales.

Indicó que se prevé la participación de entre seis y ocho grupos internacionales, de cuatro a seis nacionales y cuatro estatales, “aunque el año pasado se dio la oportunidad a todas las compañías de títeres de la entidad a través de la Carpa Rosete Aranda”.

 

Las mil noches y una noche

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 20 Julio 2016 Visto: 2791

millAlgarabía Libros
Sus relatos pueblan nuestra imaginación de encantadores de sierpes, de tapicerías sedosas, de ayunos y mezquitas; cuyas voces nos dicen algo ininteligible en una lengua tan antigua que es imposible que no sea erótico.
Cuentan —pero Alá sabe más— que hace algún tiempo cierto sultán cabalgaba hacia La Meca con su séquito, y en el trayecto se encontró a un decrépito asceta que plantaba una palmera a la orilla del camino. El sultán desmontó y se dirigió a él en estos términos:
—¡Pero viejo! ¡Usted ya es un anciano! Ya no alcanzará a ver crecer este joven árbol, menos a saborear sus dulces frutos.
A lo que el viejo, impasible, le respondió:
—Plantaron y comimos. Plantemos, para que coman.
El sultán se admiró de tan grande generosidad y le entregó cien monedas de plata, que el anciano tomó haciendo una zalema1 ,y luego dijo:
—¿Has visto, ¡oh, rey!, cuán pronto ha dado fruto la palmera?
Más y más asombrado, el sultán, al ver cómo el ingenioso viejo tiene sabia salida para todo, le entrega otras cien monedas. Éste las besa y luego contesta prontamente:
—¡Oh, sultán!, lo más extraordinario de todo es que generalmente una palmera sólo da fruto una vez al año y la mía me ha dado dos en menos de una hora.

Maravillado está el sultán con esta nueva salida, ríe y exclama dirigiéndose a sus acompañantes:
—¡Vámonos! ¡Vámonos pronto! Si nos quedamos aquí más tiempo, este buen hombre se quedará con mi bolsa a fuerza de ingenio.»
He querido iniciar con este pequeño relato para dar una muestra de la belleza, la riqueza narrativa, la sabiduría y el buen humor que impera en Las mil y una noches —o, como los puristas prefieren, Las mil noches y una noche—. Se trata de una compilación de cuentos y leyendas árabes, cuyo antecedente es otra colección, de origen persa: Hazar Afsana o Los mil mitos, llamada exóticamente por los árabes Alf layla wa-layla —esto es, «mil noches y una noche»—, cuyos manuscritos más antiguos datan de la época del Califato Abasí, entre los siglos ix y xiv, y que han llegado hasta nosotros gracias a diversos traductores.
Y si, como dice Jorge Luis Borges, el nombre inglés Arabian Nights no le resta exotismo, no se compara con el arcano español, tanto numérico como poético, de Las mil y una noches, ya que si 999 noches darían una idea de algo imperfecto, inconcluso, el mil, en contraste, es un número divino en el Islam, perfecto y redondo. Y el mil más uno, claramente, está más allá de toda perfección humana.
Los 1001 cuentos de Shahrazada
Muchos conocen la premisa narrativa de Las mil y una noches: dos sultanes hermanos, Shah Zaman, sultán de Samarcanda, y Shahriyar, soberano del imperio persa —o de los sasánidas, según la traducción— sufren la infidelidad de sus esposas. Tras confesarse mutuamente, coinciden en que las mujeres son infieles por naturaleza y llegan a una terrible determinación:
Contraer nupcias cada día y decapitar a la recién casada una vez consumado el débito conyugal.

Después de muchos días de terror, el pueblo huye con las hijas que les quedan hasta que no hay nadie más con quien casarse y sólo queda Shahrazada, la hija mayor del visir, quien se ofrece de buena gana a cumplir con la tarea.
Su estrategia para sobrevivir es simple: todas las noches le cuenta a Shahriyar una historia y la deja inconclusa, para que la curiosidad por conocer el fin del relato haga que el sultán posponga un día la ejecución. Shahrazada hilvana historias incansablemente, noche tras noche y —como dice Günter Grass del bien contar cuentos— entreteje ad infinitum cuentos debajo de los cuentos, como las capas de una cebolla. Entre tanto, la mujer le va dando hijos al sultán.
El desenlace es conmovedoramente feliz: después de tantas noches, Shahrazada implora a su marido piedad por su vida, a fin de poder velar por sus hijos.
Shahriyar le dice que su fidelidad lo ha convencido y enamorado y, por lo tanto, que la había exonerado de la cruel condena desde hacía tiempo.

En Las mil y una noches, la capacidad narrativa de Shahrazada es exorbitante, ya que intercala fábulas, cuentos, historias de amor, tragedias, comedias, poemas, parodias, picaresca, leyendas religiosas musulmanas y hasta de horror sobrenatural, en las que se habla de ghoulsyjinns2 ,que probablemente inspiraron a H.P.Lovecraft para su Necronomicón.
De lo árabe, lo persa, lo egipcio...
Por otro lado, en estas narraciones es posible encontrar reminiscencias de otras literaturas, como la persa, la india, la egipcia y la mesopotámica, debido al intercambio comercial y cultural—recordemos la Ruta de la Seda— entre esas civilizaciones.
Como Borges comenta en Siete noches: «en Las mil y una noches encontramos a Polifemo, y también un cuento antiquísimo, que bien podría ser el ancestro de La cenicienta».

En efecto, «La pulsera de oro» involucra elementos típicos del cuento moderno y, por nuestra familiaridad con éste, su trama podría resultarnos un tanto predecible: dos hermanas hacen la vida imposible a su hermanastra Yamila, quien es más hermosa y más hábil que ellas; con el fruto de su trabajo y la bendición de Alá, Yamila compra una cajita que concede deseos, de ésos tan abundantes en los relatos de Oriente.
El deseo de Yamila es un atuendo completo, con el que acude a un gran baile que ofrece el hijo del califa, y gracias al cual pasa inadvertida frente a sus hermanastras. Pero, en un momento dado, Yamila teme ser descubierta y huye, dejando atrás una finísima pulsera para el tobillo engarzada de diamantes. El joven príncipe, enamorado, la persigue, pero sólo halla la joya y se pregunta dónde encontrará una mujer cuyo tobillo pueda entrar en una pulsera tan pequeña...
Las mil noches y una noche nos transmite un sueño de Oriente, nos habla de una ciudad de Bagdad ideal, es un viaje a tierras incógnitas —tierras de seda, café y especias, dromedarios y henna— y alfombras voladoras; paisajes de efrits, djinnis3 y gólems, y de hombres y mujeres que hablan una lengua melodiosa y divina, ora lamento, ora canto.

Encuentra este artículo completo en el libro Probaditas literarias de Algarabía EDITORIAL.

 

El tabú lingüístico

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 20 Julio 2016 Visto: 2808

lengutabuMARÍA ÁNGELES SOLER ARECHALDE. ALGARABÍA
Se trata de aquellas palabras que no se pueden pronunciar en determinados contextos, ya sea por cuestiones sociales, morales o religiosas.
El miedo sigue desviando la aguja de nuestros compases; en toda mi obra no he sido capaz de escribir ni una sola vez la palabra concha, que por lo menos en dos ocasiones me hizo más falta que los cigarrillos.»
Julio Cortázar, Último Round
En todas las sociedades humanas existen ámbitos, aspectos de la vida y formas de comportamiento —diversas en cada caso particular— sujetos a restricciones o prohibiciones, a los cuales se les suele dar el nombre de tabú. Ejemplos de él son las cosas que no se pueden tocar, animales que no se pueden matar y/o comer, personas con las que no se puede interactuar en alguna forma o gestos y actitudes que no se pueden asumir.
Tabú es una palabra que el español tomó del inglés taboo y éste del polinesio tabú, que significa «prohibido» en el archipiélago de Tonga, aunque aparece en muchas de las lenguas polinesias con significados que giran alrededor de la idea de «prohibición religiosa»1 . Fue el célebre capitán Cook quien introdujo este término al inglés, a fines del siglo xviii, en el relato de uno de sus viajes.
Esta prohibición establecida por el tabú suele afectar no sólo a las personas, animales o cosas referidos, sino también a las palabras que los nombran, y es aquí en donde entramos al terreno del tabú lingüístico: palabras que no se pueden mencionar, porque atraen fuerzas negativas, ofenden a la divinidad, a nuestros semejantes, o bien porque son consideradas «sucias» o, simplemente, de mal gusto.
Al estar vedadas —no legalmente, sino desde un punto de vista social, moral o religioso—, en su lugar se emplean otras, no tabuizadas, que funcionan como eufemismos, es decir, como términos «inofensivos»2 . Ahora bien, los eufemismos, en el uso y con el paso del tiempo, se van contaminando con los valores negativos de las palabras que sustituyen y se van transformando poco a poco y, a su vez, en palabras tabú, por lo que en un cierto momento son sustituidas por nuevos, y así sucesivamente.
Stephen Ullmann, autor de importantes textos de semántica de mediados del siglo xx, señala que hay tres tipos de tabú lingüístico: el relacionado con el miedo, el que se asocia con la delicadeza y el que tiene que ver con la decencia y el decoro.1
Tabú del miedo
Aspectos religiosos y supersticiones se asocian con este tabú, que trae consigo la negación a pronunciar nombres de determinados seres sobrenaturales, animales u objetos que, se supone, poseen determinados poderes, generalmente negativos, para no provocarlos y, en su lugar, se utilizan múltiples eufemismos.
Por ejemplo, en inglés era muy fuerte invocar a Dios con la palabra god, por lo que en su lugar se decía gosh, gi, Lord, etcétera.

El diablo también cuenta con muchos nombres eufemísticos, como ángel malo o el maligno. Incluso las palabras izquierda en español y gauche en francés —tomadas del euskera, la primera, y del germánico, la segunda— sustituyen la forma latina sinister, por la asociación que, ya en latín, había adquirido este término con el diablo y el mal. En español, algo o alguien siniestro es negativo, malo, perverso, etcétera; solamente en la expresión a diestra y siniestra —esto es, «a derecha 
e izquierda»— se conserva el término con su sentido original.
Mira, en el nombre de Eufemio
Otros ejemplos los tenemos en algunos pueblos en los que se creía que podían ser dañados si sus nombres eran usados por magos o enemigos, por lo que tenían dos nombres, uno pequeño, por el que eran conocidos, y el grande, que ocultaban celosamente y que tenían rigurosamente prohibido pronunciar.
Siguiendo con el tabú sobre los nombres, una muestra más son las tribus de Australia central, que tenían que mencionar el nombre de un hombre muerto en voz baja, porque, si incumplían el tabú, los indignados espíritus les perturbaban el sueño; o bien, los aborígenes de Victoria, que se referían al muerto como «el perdido» o «el que ya no es», para no mencionar su nombre; o, por último, los guajiros de Colombia, quienes castigaban el mencionar a un difunto con la muerte misma.
Tabú de la delicadeza
En muchas culturas es común evitar la referencia a cuestiones molestas o desagradables, como la muerte, las enfermedades físicas o mentales, la vejez, los crímenes, en fin.
En México contamos con un vocabulario amplísimo —y en constante renovación— relacionado con los conceptos «muerte», «morir» y «matar». ¿Quién no ha oído o usado términos como la calaca, la flaca, la huesuda, la tía de las muchachas o la catrina, para referirse a la muerte?
Conoce las palabras matapasiones y otras desgracias
Cuando nos ponemos solemnes utilizamos fallecer, expirar, pasar a mejor vida o nacer para la vida eterna, como sinónimos de morir; pero en tono festivo, nos referimos al mismo concepto con formas como estirar la pata, colgar los tenis, chupar faros o entregar el equipo: «No se murió, se nos adelantó».
Y si hablamos de un hombre que murió, no nos referimos a él como el muerto, ¿o alguien ha oído decir que «el muerto permanecerá unos minutos más en el velatorio»?

Por supuesto que lo «correcto» es decir que nos referimos al cuerpo de don Miguel, o, como en algunos pueblos, al cuerpo mortuorio, término para ellos muy elegante y respetuoso. Además, es seguro que ningún agente de ventas le ofrecerá un seguro de muerte, lo que le propone es que adquiera un seguro de vida, aunque sea para que su familia lo haga efectivo «después de que usted haya cerrado los ojos».
En cuanto a matar, puede expresarse de muchas maneras, como eliminar o asesinar, y también echarse, tronarse o cargarse a alguien.4 Un interesantísimo trabajo sobre este tema es el Vocabulario mexicano relativo a la muerte de J. M. Lope Blanch, publicado por la .. Pero, si somos políticos, lo mejor es que digamos neutralizar, pues no es lo mismo que los demás escuchen que se ha matado —aunque sea accidentalmente— a unos manifestantes, que estos han sido neutralizados.
Este texto se publicó originalmente en Algarabía 23.

 

La Hermana muerte se exhibirá hasta finales del mes de agosto Museo de la Plástica

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 20 Julio 2016 Visto: 2830

reapertura museo plastica 02EDITH LÓPEZ. CORACYT
“Hermana muerte” es la exposición que se exhibe en la sala de temporales del Museo de la Plástica Desiderio Hernández Xochitiotzin, obra de los maestros Leopoldo Morales Praxedis, Francisco Plancarte y René Arceo. Comenta Carlos Bretón Jiménez, director del espacio.
Inauguramos esta sala de temporales con 3 maestros, 2 de ellos tlaxcaltecas y un maestro michoacano que actualmente radica en Chicago, el maestro René Arceo es un gran activista del arte allá, gracias a él se han fundado muchos centro de gráfica en los estados unidos y él nos comparte esta excelente muestra junto a otros 2 tlaxcaltecas que se llama la hermana muerte.
Leopoldo retoma el tema desde 2015 que coordina la muestra "La hermana muerte", a propósito de la Fiesta de Todos Santos.
El otro maestro que presenta obra es Polo Praxédis, tlaxcalteca, de Apizaco de la... a él ya lo conocemos un poco más, él fue maestro de los talleres de Bellas Artes por un poco más de 30 años y otro maestro que nos acompaña es Francisco Plancarte, el doctor Francisco Plancarte también investigador y catedrático de la UNAM, él nos presenta unas exquisitas gráficas.
Plancarte destaca que su trabajo tiene que ver con soportes que no son tóxicos, a diferencia de la gráfica tradicional, está realizado en acrílico y tetra pack, con óleo y mezcla los tonos de tal manera que quedan integrados. En sus piezas, Plancarte aborda "la muerte citadina, muerte urbana, lo que pasa en las grandes ciudades".
Incluso también contamos con las placas originales para que las personas puedan conocer un poco cuáles son los procesos y se puedan empapar de qué es la gráfica, cuáles son los maestros que nos presentan hoy precisamente inaugurando también en el museo “La hermana muerte” La Hermana muerte se exhibirá hasta finales del mes de agosto en horario De 10:00 a 18:00 horas. Museo de la Plástica ubicada en calle guerrero número 15, Tlaxcala Centro.

 

El profundo Guillermo Bonfil Batalla; 25 aniversario luctuoso

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 20 Julio 2016 Visto: 2843

bonfillEl antropólogo mexicano, quien estudió con detalle los pueblos ancestrales y olvidados del país, falleció un día como hoy pero de 1991
LUIS CARLOS SÁNCHEZ. EXCÉLSIOR

Guillermo Bonfil Batalla murió el 19 de julio de 1991, a los 56 años de edad, en un accidente automovilístico. Foto: Especial

En su famoso México profundo, Guillermo Bonfil Batalla (1935-1991) escribió hace ya casi tres décadas: “La historia reciente de México, la de los últimos 500 años, es la historia del enfrentamiento permanente entre quienes pretenden encauzar al país en el proyecto de la civilización occidental y quienes resisten arraigados en formas de vida de estirpe mesoamericana”. El antropólogo usó la composición México profundo para referirse al mundo de los indios, el de los pueblos más ancestrales de la nación y también los más olvidados.

Al conmemorarse hoy su 25 aniversario luctuoso, sus palabras suenan con toda intensidad. La “civilización negada” a la que se refirió, sigue viviendo “sometida a un sistema de opresión brutal que afecta todos los aspectos de su vida y sus culturas” y la ansiada sociedad plural que planteó, está lejos de haber llegado. Bonfil Batalla fue un observador más bien crítico de la realidad social, cultural y política que le rodeaba. Talante que se reforzó en los años juveniles como estudiante de etnología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, a la que ingresó con 18 años.

Becado por la Organización de Estados Americanos en Bogotá, Colombia, en el Centro Interamericano de Vivienda y Planeamiento (CINVA) en 1957, también se doctoró en antropología por la UNAM (1963-1967) con la tesis Modernización y tradicionalismo. Dialéctica del Desarrollo en Cholula de Rivadavia, que fue aprobada con mención honorífica. Inacabado, murió el 19 de julio de 1991, a los 56 años de edad en un accidente automovilístico. Su vida sin embargo, dejó huella como artífice de múltiples políticas e instituciones culturales y como ideólogo del pensamiento indio, de la cultura popular y del llamado control cultural.

Bonfil Batalla se formó en las ideas de la Escuela Mexicana de Antropología. Recién egresado publicó la revista Problemas Agrícolas e Industriales de México, entre 1958 y 1959. Ya como académico formó parte del Congreso Internacional de Americanistas y de la Asociación Latinoamericana de Antropología, pero también trabajó en el Centro de Bienestar Social Urbano de la SSA, realizó trabajos de antropología en el Instituto Nacional de Nutrición y en el Departamento de Investigaciones Antropológicas del INAH.

Muy joven todavía, a partir de 1962, se convirtió en catedrático en diferentes seminarios en su alma mater y fue Consejero Técnico de la carrera de Etnología (1967-1968). También fue catedrático en la Escuela de Antropología y en la Escuela de Pos-graduados de la Universidad Iberoamericana; en la División de Estudios Superiores de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, y asesor de Antropología de la División Estudios Superiores de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

Junto con otros intelectuales como Rodolfo Stavenhagen, Lourdes Arizpe, Néstor García Canclini o Carlos Monsiváis, Bonfil Batalla se volvió crítico de la visión que buscaba homogeneizar la cultura nacional dejando excluidos a los indígenas. De 1971 a 1976 se convirtió en director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) donde creó el Centro de Investigaciones Superiores que para 1980 se convirtió en el actual Centro de Investigaciones Superiores en Antropología Social (CIESAS).

Además de múltiples artículos escribió los libros Pensar nuestra cultura, Nuevas identidades culturales en México, Simbiosis de Culturas Los inmigrantes y su cultura en México, De eso que llaman antropología mexicana, Culturas Populares y Política Cultural y Conciencia étnica y modernidad. En 1982, creó la que el mismo llamó su “experiencia más enriquecedora y estimulante”, el Museo Nacional de Culturas Populares que hoy depende de la Secretaría de Cultura.

Bonfil Batalla, recordaría en una entrevista que todo comenzó en 1980 cuando pasaba un mal momento. La SEP le ofreció crear un museo de artesanías pero él propuso algo más extenso, que reconociera la existencia de las culturas populares: “Se planteó un concepto de museo más amplio que el de la mera exposición: esta sería sólo el pivote para el desarrollo de una serie de actividades con los sectores involucrados en el proyecto, tanto previas a la misma como participando en su realización, y en programas de radio, ediciones de discos, encuentros, festivales, todo lo que pudiera ayudar a difundir y darle una proyección mayor”.

 

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