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Cultura y Espectaculos

Horrores familiares

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 22 Junio 2016 Visto: 2789

cnjuroooJ J Negrete. Algarabía
Al ver una cinta como El Conjuro 2 resultaría curioso verse remitido a una película animada infantil.
Algo así parece suceder, particularmente con una escena de Monsters University (2013), en la que el joven Mike Wazowski orquesta una espeluznante escena en un campamento de verano en el que aterra a un grupo de policías con una agudísimo manejo del tiempo y un magistral dominio del espacio, para así regresar al mundo de los monstruos.
En su más reciente cinta, el versátil cineasta de origen malayo James Wan, responsable de la que quizá sea la mejor entrega de la saga Rápido y Furioso (Fast & Furious 7), continua explorando el archivo del matrimonio Warren, investigadores paranormales cuyo trabajo inspiró la lucrativa cinta El Conjuro (2014) y que ahora son llevados hasta Enfield, Inglaterra, para comprobar si las supuestos fenómenos que aterran a la familia Hodgson son auténticos o un fraude más.
Wan, así como el mentado Wazowski, se erige como un hábil orquestador de secuencias que inducen estados intermitentes de suspenso y horror, desde algo tan sencillo como un tren de juguete que sale de una oscura tienda de campaña hasta la sepulcral aparición de una tétrica monja.
Wan intercala secuencias creando una tensión recurrente en las poco más de dos horas de película.

A pesar de su solvencia e innegable eficacia en la construcción de sus secuencias, Wan se ve limitado a conseguir algo más meritorio al ceñirse a las constricciones del género y particularmente a las de esta saga.
Los sustos provienen de los mismos lugares, las mismas «sorpresas», los mismos sobresaltos y los mismos antagonistas, no habiendo lugar u oportunidad para explorar dentro de esa iluminada oscuridad.
Por otro lado, donde Wan busca ahondar, y lo hace con notable éxito, es en la relación entre los Warren (Vera Farminga y Patrick Wilson), que tienen momentos conmovedores en el marco de una cinta de género, particularmente la escena en la que Wilson interpreta a guitarra una canción de Elvis Presley con la intención de cambiar la vibra general de la casa de los Hodgson, logrando cautivar no solo a la familia, necesitada de un padre, sino también a su amada mujer y de paso, a la audiencia.
El Conjuro 2 funciona como una cinta que entrega justo lo que la audiencia espera y exige, siendo su papel limitarse a cumplir y no llevar a su audiencia por nuevos terrenos, es un camino que conocemos a la perfección, pero insistimos en tener un guía, uno que sepa hacer su trabajo.
Wan es un excelente guía, pero no un temerario aventurero, así como Mike Wazowski es un gran montador, mas no un temible monstruo

 

Viscosos, pero sabrosos

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 22 Junio 2016 Visto: 3327

s25 gastrofiloNicandro González Peña. Algarabía
Jumiles, acociles y otros insectos comestibles.
Por qué sorprendernos de las comidas exóticas de otras regiones, si tan extrañas pueden ser las nuestras a ojos de otros? Sin embargo, son sabrosas las unas y las otras.
—¡Ahgg! ¿Están comiendo arañas?
—No, no son arañas; son grillos prietos de Veracruz.
—¡Ah, bueno! Entonces me echo un taquito.
Se dice que de cada diez animales, ocho son insectos. Aunque esto es una mera especulación, lo cierto es que la cantidad 
de insectos en el planeta es incalculable y que, insectos más, insectos menos, su número los convierte en una fuente de alimentación a gran escala y al alcance de la mayor parte de los asentamientos humanos.
Ve cómo seguimos comiendo alimentos prehispánicos
Una de las causas a las que se suele atribuir el consumo 
de insectos es la pobreza, y se piensa que la gente decide consumirlos «porque no hay de otra», como un último recurso, y que, por lo tanto, se trata de una «mala alimentación». Sin embargo, la realidad es que —a decir de los pobladores— los insectos se consumen por tradición, por herencia de los abuelos, por su gran abundancia y, además, porque los consideran limpios, sabrosos y muy nutritivos.
Además, algunos son ingeridos de forma ritual o como platillo de fiesta.

Por supuesto, tienen bien claro qué tipos de insectos son los mejores y cuál época del año es la adecuada para su recolección y consumo.
¡Hay una mosca en mi sopa!
En México, la entomofagia1 Ingesta de insectos, arácnidos o artrópodos en general; es objeto de estudio de la etnoentomologíaha sido una práctica común desde la época prehispánica. En el Códice Florentino se describen 96 especies de insectos comestibles que, a la fecha, siguen consumiéndose en el centro, sur y sureste del país, donde actualmente se han contabilizado 504 especies de insectos comestibles, tales como chinches, pulgones, libélulas, escarabajos, hormigas, abejas, chapulines, jumiles y gusanos de maguey.
Los gusanos de maguey constituyen un manjar que suele comerse en el centro del país.

Este gusano es la larva de una mariposa que perfora las pencas del maguey y construye su nido muy cerca del corazón de esta cactácea; tiene una longitud de entre tres y cuatro centímetros; posee un cuerpo rechoncho y blanquecino; está dotado de una singular nariz negra y de una línea oscura longitudinal que lo distingue de otras especies menos apreciadas.
Conoce también la entomología cultural: los insectos en el lenguaje, la música y el arte
Este platillo se sirve en las regiones pulqueras de los estados de Tlaxcala, Hidalgo y México; la forma más autóctona de comerlos es en mixiotes —esto es, cocidos en el interior de una bolsa con sal y una ramita de laurel—; sin embargo, casi siempre se sirven fritos hasta la ceniza, acompañados de una salsa de guacamole —y, por supuesto, una jarra de refrescante pulque—, ya que así resultan más apetecibles para el paladar de los turistas y de los no iniciados.
Como sucede con el resto de los insectos comestibles, los gusanos de maguey son plato de temporada: de mayo a octubre, tiempo de lluvias; fuera de esta fecha no es recomendable intentar degustar este platillo, ya que, para empezar, puede alcanzar precios exorbitantes o, todavía peor, en su lugar pueden servirle campamochas o gallinas ciegas —que no son sino gusanos silvestres de tierra que se reproducen en los jardines de cualquier área conurbada—
y, ahí sí, ¡guácala!
En la zona central de Oaxaca, el «nido de grillos» es un platillo más bien suntuoso; estos animalitos se consideran un alimento de lo más nutritivo y sabroso —incluso se le atribuyen poderes afrodisiacos. Los chapulines suelen acompañarse con una salsa de chile de agua y una guarnición de rábanos picados.
Por otro lado, durante las fiestas de celebración del nacimiento de Cuauhtémoc en Ixcateopan, Guerrero, el pulque, más que tomarse, se mastica, ya que se sirve con jumiles —y, a decir de los asiduos tomadores, «con ese pulquito ya ni hace falta comer»—. En el Cerro del Huixteco —en Taxco, Guerrero—, el lunes siguiente al Día de Muertos, las comunidades celebran el Día del Jumil Sagrado: los pobladores buscan jumiles, los reverencian y, al final, se los comen.
Coman mosquitos, cuaracuacuá
Si te gustaría probar los manjares a base de insectos que se sirven en México, e iniciar una nueva y nutritiva alimentación, aquí tienes una lista de los lugares donde los puede encontrar:
Avispas: Guerrero, Michoacán, Veracruz y Yucatán.
Chapulines: Oaxaca, Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán, Morelos, Puebla, Guerrero, Michoacán y Ciudad de México.
Chinches: Morelos, Estado de México, Hidalgo, Veracruz, Guerrero, Puebla, San Luis Potosí, Jalisco, Oaxaca y Querétaro.
Chinicuiles y jumiles:* Guerrero, Oaxaca, Morelos,
Tlaxcala e Hidalgo. Escamoles* —larvas de hormiga roja—:
Hidalgo, Estado de México, Ciudad de México, Tlaxcala, Nuevo León y Michoacán.
Escarabajos: Hidalgo, Tabasco, Guerrero, Veracruz, Estado de México, Oaxaca, Puebla, Chiapas, Nayarit y Ciudad de México.
Gusanos de maguey:* Oaxaca, Estado de México, Hidalgo y D. F.
Hormigas y abejas: Oaxaca —chicatanas, hormigas saladas—, Puebla, Estado de México, Ciudad de México., Chiapas e Hidalgo.
Libélulas: Sonora y Estado de México.
Mariposas: Oaxaca, Puebla, Hidalgo y Ciudad de México.
Moscas: Estado de México y Nayarit.
Pulgones: Puebla, Morelos, Guerrero e Hidalgo.
Termitas: Michoacán.
Para mucha gente resulta difícil comer algo baboso, peludo y que, incluso, se mueve; por eso, el consumo de insectos ha sido visto como una mera curiosidad turística.
Después de leer esto esperamos que se reconsideren nuestras costumbres alimentarias y aprovechar 
esta rica fuente de nutrientes que, debido a su abundancia y relativa facilidad de reproducción, bien 
puede convertirse en la base principal de la alimentación del hombre en un 
futuro no muy lejano
El artículo original lo encontrarás en Algarabía 56

 

Del paisaje a la cazuela: ¡Prueba la sabrosa gastronomía de Tlaxcala!

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 22 Junio 2016 Visto: 3557

gastronn

JIMENA SÁNCHEZ GÁMEZ. MÉXICO DESCONOCIDO
Antes de que un plato sea servido, existe un camino. Nosotros lo recorrimos junto con el chef Francisco Molina (de Evoka) para elegir los mejores ingredientes "de manos de la tierra".
La cocina de Tlaxcala proviene de un mundo vertical. En silencio, suben de la tierra los quelites, los hongos, las guías de calabaza, el amaranto, el maíz y los magueyes. De sus líneas de todos tamaños la gente ha aprendido a sacar provecho. Un cocinero, Francisco Molina, nos invitó a mirar de cerca cómo se transforma el mutismo de la naturaleza.

Los ingredientes

Los hongos solo conocen lo pequeño, lo cercano al suelo, lo inmediato. Aparecen en la espesura sin aviso, así que saben, mejor que nadie, del desorden de los ocotales. A veces toman por palacios troncos olvidados, y su tiempo está hecho de humedad. No tienen cómo imaginar el mundo arriba, en las copas de los pinos, o allá lejos, en las nubes encima de un gigante como La Malinche. Para recolectarlos, hay que pasear las manos sobre la hojarasca, acercar la propia existencia a la que hay en las cortezas. La última vez que me crucé con ellos, los improvisados habitantes del bosque, fue en el Cerro Cuatlapanga, en San José Teacalco. Habíamos ido en busca de hongos comestibles como lo han hecho siempre los tlaxcaltecas: dentro del perímetro que cae bajo el embrujo de La Malinche, su querido volcán. No es tarea fácil la de distinguirlos: se necesita aquel conocimiento empírico que solo los locales poseen. Nuestros guías, por eso, eran don Abraham, campesino y trapichero que todo sabe sobre las cosas al aire libre; y don Galo, un hombre de fe en las plantas medicinales. Estaba también Francisco Molina, el chef que iba a mostrarnos de qué está hecha la cocina de su tierra.

Llenamos los cestos con hongos amarillos y blancos, con xoletes, alguna escobeta y un enorme pante, ese hongo que crece debajo del zacate. Nos encontramos con el perfumado anís de monte; arrancamos también mosoquelites, hierbas que, vueltas té, ayudan a la memoria para no dejar ir lo importante. Me hubiera dado a la tarea de buscar más de esas, pues había otras maravillas en nuestro cargamento silvestre que ahora ya no recuerdo. Después de andar entre árboles, regresamos a campo abierto para tomar pulque en casa de don Abraham. Los magueyes estiraban sus espigas no muy lejos de ahí. Cerca crecían el maíz y el amaranto, jugaban a retorcerse en el suelo las guías de calabaza y una canasta con xoconostles recién cortados esperaba ser llevada por nosotros. Lo que nos rodeaba, lo que bebíamos, lo que habíamos en la maleza encontrado, era el principio de la gastronomía de Tlaxcala.

Las manos

Con las manos llenas y nuestro amigo chef por compañía, nos despedimos del par de hombres que nos enseñaron a descifrar, por un momento, el lenguaje de las hojas. Nos dirigimos hacia Huamantla. Ahí, en uno de los jardines de la antigua Hacienda Santa Bárbara -donde habríamos de pasar la noche-, Paco Molina cocinó para nosotros entre alzados pastos y muros llenos de años. Lo que preparó primero fue un aguachile de camarones; la cercanía con Veracruz hace que en Tlaxcala los mariscos no sean extraños. Limones y xoconostles se encargaron de darle acidez al plato, en cambio el pulque y la miel de maguey le otorgaron el equilibrio dulce necesario. Granos de maíz hervido y aguacate criollo fueron agregados después, también sandía y rábanos verdes. Quedaron para el final, el delicado sabor de las hierbas de la montaña y la mayonesa de acocil (un camaroncito de río que al chef le gusta hacer polvo). El resultado era un día fresco llenando los labios.

El segundo platillo que nuestros entonces contentos paladares probaron era, tenía que ser, un mole. No hay cocina tlaxcalteca en la que no se elaboren moles y texmoles, ni recetas regionales que no confíen en la masa de maíz para espesarlos. Paco utilizó esa vez amaranto con el mismo propósito y se valió del tequesquite (sal mineral que contiene arcilla) como condimento. Sacó entonces los hongos que cerca de La Malinche encontramos, y prendió una fogata para asarlos, para ahumarlo todo: una pechuga de guajolote, chiles mulatos, jitomates, semillas de cilantro. Ajo, epazote y romero terminaron por llenar de sutilezas aquel guisado.

“Ahora es cuestión de tiempo”, dijo el cocinero mientras aguardábamos junto a los leños encendidos el momento en que el mole estuviera listo. El cielo sobre nosotros no tenía interrupciones, estaba liso y azul, cubría nuestra espera y el movimiento en las cercanas habitaciones de la hacienda. Regresé la mirada hacia el rostro del chef: el sol lo esclarecía. “Hay que darle espacio a los ingredientes para que suelten lo que tienen que decirse, por eso importa el recipiente en que son puestos a dialogar. A mí me gusta usar, para escucharlos, el barro”, nos aseguraba con una cuchara de madera en la mano que a ratos hacía resonar contra la olla en la lumbre.

Esa misma imagen cambió las cosas para nuestro amigo cuando era niño. Su abuela fue cocinera de hacendados. Hacía quesos y embutidos en sus ratos libres. Paco vivió con ella algunos años. La veía vagar entre sartenes, envuelta en un mandil de desdibujadas flores, ejecutando recetas sin descanso: mole de olla con espinazo y xoletes, texmole de chito con quintoniles, mixiotes de pato en adobo, ayocotes caldosos. Había algo de magia en todo eso. Pero lo mejor, al parecer, no estaba en lo salado. Su infancia olía a dulce de calabaza, dice, a coco, a atole de guayaba. Ahora es él quien se encarga de crear aromas, de elaborar pan de pulque por el puro contento de olerlo mientras el horno le da forma.

Habíamos sacado a Paco Molina de su restaurante, Evoka, para que cocinara al aire libre las cosas por nosotros mismos recaudadas. Una sensación de privilegio acompañaba la escena. Ese día, en nuestro pequeño banquete exterior, entendí: los ingredientes no brillan por sí solos en cualquier cazuela. Son las manos, la memoria que hay en las manos, la que transforma esos regalos de la naturaleza en tradiciones. Hay quienes se dedican a recrearlas, otros prefieren transformarlas.

Las cazuelas

“Para eso está el pasado”, nos decía Francisco Molina, “para revisitarlo a veces y otras tantas para jugar con él”. Nuestro chef se inclina por lo segundo. Su restaurante de manteles blancos e interminables frascos de mezcal, es el laboratorio donde las bien probadas recetas tlaxcaltecas adquieren un nuevo designio: el de provocar. Trabaja con productos del estado, hace sus compras en el mercado alternativo de Apizaco. Se vale de los mismos ingredientes que quizá su abuela utilizó -maíz y maguey, hongos y quelites, frutos del bosque-, pero los hace arrojar sabores nuevos, distintos.

Un día después de nuestro experimento en la Hacienda Santa Bárbara, la noche nos encontró sentados en una mesa del restaurante Evoka, en el centro de Apizaco. Supimos entonces a qué sabe el volcán de escamoles con puré de frijol orgánico, hongos de La Malinche y queso artesanal. Ordenamos el mixiote de robalo en mole de matuma y hierbas a la mantequilla; y decidimos no olvidar nunca las enmoladas de pato con mole prieto, crema de plátano macho y almendras tostadas. Había una nueva y emocionante Tlaxcala en el menú de Paco.

Un tamal de chocolate con puré de piña rostizada y helado de maíz nixtamalizado, formó parte de la despedida. Nos íbamos ya de la tierra de los toreros y las tortas de chalupa.

Pero si pudimos apreciar lo que en Evoka ocurre, es porque antes de dirigirnos a Apizaco hicimos escala para almorzar en otra parte de Huamantla, en la Hacienda Soltepec. Ahí, todos los sábados y domingos por la mañana, vuelven a la vida los guisos que a las costumbres tlaxcaltecas pertenecen. Igual que Santa Bárbara, Soltepec es un hotel. En este último hay un museo del pulque y los huéspedes pueden entretenerse con paseos a caballo o en globo aerostático. Solo que la cocina, con su larga barra cubierta de azulejos, era -y debe serlo para cualquiera- nuestro principal motivo para acudir a ese lugar. Una procesión de cazuelas de barro adorna la barra. Hierven en su interior recetas antiguas.

Ahí, bajo minúsculas nubes de vapor, nos encontramos con el peculiar chilpoposo -un mole hecho a base de charales-, lengua almendrada y texmole de huitlacoche -el platillo original es con carne de chito, calabacitas, flores, guías y bolitas de masa-. Dos tesoros más descubrimos en las cazuelas: el mole prieto y el mole de matuma o de ladrillo, esos que después probamos modificados por Francisco Molina. Los dos son platillos de mayordomías, concebidos para celebrar. El primero se elabora en Santa Ana Chiautempan durante la Pascua, el segundo es de Ixtenco y sirve para conmemorar el día de San Juan. El prieto se hace con carne de cerdo, lleva chipotle meco tostado, se espesa con nixtamal. El de matuma está hecho, en cambio, con carne de res, masa, chile guajillo, clavo, canela y semillas de cilantro. En cualquiera de los dos se esconde, a cucharadas, una fiesta tlaxcalteca. En eso terminan los ingredientes. Dejan de ser solo ellos mismos y se convierten en otra cosa, en un motivo. Ya guisados, se vuelven recuerdos. Tal vez dejan el silencio de la tierra para hacerse ofrendas. O son entonces los gestos, las expresiones de alguien. Y si pasa mucho tiempo, si las recetas para hacerlos hablar se conservan o reutilizan, acaban por reunir el sabor todo de un pueblo.

Dónde dormir

Hacienda Soltepec
Carretera Huamantla-Puebla Km 3.
Tel. 01 (247) 472 1466
haciendasoltepec.com

Dónde comer

Evoka
2 de abril No. 1022, Centro Apizaco, Tlaxcala.
Tel. 01 (241) 113 1949
evoka.com.mx

Cómo llegar

Son 140 kilómetros desde la Ciudad de México hasta Apizaco, Tlaxcala, por la autopista núm. 150 D.

 

Refugiada siria impacta con Puccini en NY

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 22 Junio 2016 Visto: 2684

lubanaPor Afp. La Jornada

Sorano de origen sirio Lubana al Quntar. Foto tomada de la cuenta de Facebook Lubana al quntar
Nueva York. Al escucharla interpretando a Puccini con su impactante voz de soprano ante una cautivada audiencia en un teatro de Nueva York, lo que menos se imagina uno es que Lubana al Quntar es una refugiada siria en Estados Unidos.

A media hora de distancia en automóvil de la sede de campaña de Donald Trump, ella y docenas de otros refugiados ofrecieron un concierto especial en el marco del Día Mundial del Refugiado reafirmando el gran aporte cultural de aquellos que huyeron de la persecución y la guerra. Sólo unos días después de que el multimillonario candidato republicano a la Casa Blanca propusiera suspender el ingreso de refugiados sirios a Estados Unidos, Quntar dejó al público boquiabierto a pesar de algunos asientos vacantes. Acompañada por una orquesta de músicos refugiados, cantó el aria Sola, perduta, abbandonata de la ópera Manon Lescaut, seguida de una evocativa canción siria llamada Ya Ghazali.

"Esta vez siento cada palabra que canto, abandonada y sola. Es tan increíble", dijo antes del concierto en una iglesia de Brooklyn organizado para recolectar fondos y despertar conciencia sobre las causas de los refugiados.

"Es grandioso que el mundo entero vea cómo son los refugiados. Que tienen un sueño, tienen talento", explicó con un elegante peinado antes de probarse un escotado vestido de noche.

Quntar vive en Estados Unidos hace cinco años, cuando debió abandonar Siria tras cinco meses de conflicto. Vive en Washington D.C., a donde regresará en autobús después del concierto.

Viene de Sweida, el bastión druso al sur de Damasco, donde según afirma está su alma.

A pesar de ser una música profesional que estudió en Europa y actuó en el extranjero antes del estallido de la guerra, ha sido difícil su adaptación a una nueva vida. "Tuve que empezar la vida desde cero", dijo. "Es una lucha constante, todos los días, especialmente mi corazón y mi mente están siempre con mi familia y mi gente". Naciones Unidas dijo el lunes que el número de refugiados que debieron huir de sus hogares trepó a 65 millones, siendo la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial, liderada por sirios, afganos y palestinos.

"Es triste”

Sin embargo, Estados Unidos es el escenario de un agrio debate sobre la inmigración en general y los refugiados sirios en particular, mientras Trump y otros republicanos piden el cese de la inmigración de países relacionados con ataques o amenazas terroristas contra Estados Unidos o sus aliados. Estados Unidos aceptó un poco más de seis mil 300 refugiados sirios desde 2011, muchos menos que Europa. Alemania le abrió las puertas a 1.1 millones de buscadores de asilo el año pasado.

"Es triste", dijo Quntar. "Para mí como artista, como música, no puedo entender cómo se puede odiar a una persona".

El concierto fue ideado por la directora de orquesta Lidiya Yankovskaya, que reunió a los integrantes de la Refugee Orchestra Project luego de ser testigo de la respuesta de Alemania frente la crisis de refugiados el verano pasado. "Lo que más me impresionó es como muchas personas están acogiendo a los refugiados", dijo. "Cuando vine a Estados Unidos, encontré que desafortunadamente no ocurría lo mismo aquí". La orquesta reúne a músicos que son refugiados o cuyas familias y amigos escaparon de la violencia y la persecución.

Yankovskaya fue ella misma refugiada a los nueve años proveniente de San Petersburgo, Rusia, cuando se mudó a Nueva York con su familia. "Espero que nuestros espectadores y oyentes se den cuenta cuánto talento e intelecto y cuántas personas inspiradoras llegan a este país como refugiados... y cuánto contribuyen a nuestras vidas".

El concierto incluyó el trabajo de Sergei Rachmaninoff, que huyó en 1917 de la Revolución Rusa y a Irving Berlin, el gran cantautor estadunidense cuya familia emigró de Rusia en el siglo XIX.

Las donaciones recaudadas en el concierto se destinarán a organizaciones como la Hebrew Immigrant Aid Society (HIAS) que provee asistencia a los refugiados de todo el mundo. Merrill Zack, integrante del equipo de la organización, dice que a pesar de que Estados Unidos ha ofrecido refugio a personas que huyen de persecuciones durante siglos, a veces hay retrocesos.

Miles de refugiados judíos fueron rechazados durante la Segunda Guerra Mundial, dijo. "¿Entonces esto es un patrón? No lo sé. ¿Es algo que hemos visto en la historia? Sí. ¿Le pedimos a nuestro país que continúe con su liderazgo recibiendo refugiados? Totalmente."

 

La educación es víctima del mercado, opina filósofo italiano

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 22 Junio 2016 Visto: 2776

filosofCrédito y débito son vocablos que aprenden los jóvenes, dice Nuccio Ordine a La Jornada
Escuelas y universidades incumplen con formar hombres y mujeres libres, capaces de resistir el fuerte consumismo que nos rodea, sostiene
Es autor del agudo manifiesto La utilidad de lo inútil, en el que lanza una severa crítica al sistema educativo occidental y lo califica de corrupto
La gran corrupción de nuestros tiempos es hacer creer a las nuevas generaciones que la dignidad del hombre es la cuenta que se pueda tener en un banco. Eso no es cierto. Lo que forma a un hombre son los grandes valores que podamos abrazar, considera Nuccio OrdineFoto Jesús Villaseca
Mónica Mateos-Vega. Periódico La Jornada
Escuelas y universidades debe-rían enseñar a los estudiantes a ser hombres y mujeres libres, capaces de razonar por sí mismos y resistir al fuerte consumismo que nos rodea, pero hoy no se cumplen esas funciones porque las instituciones de enseñanza están al servicio de un mercado.

Así lo considera el filósofo italiano Nuccio Ordine (Calabria, 1958), autor del agudo manifiesto La utilidad de lo inútil, que en 2013 lanzó en Europa una severa crítica al sistema educativo occidental, al que califica de corrupto.

En entrevista con La Jornada, Ordine explica que sus argumentos han sido bien recibidos en muchos países porque estamos pasando, en todo el mundo, por momentos muy difíciles para la vida de la educación en general, la cual es víctima del mercado; pero soy optimista, porque creo que la cultura es una forma de resistencia contra el utilitarismo.

El autor dice que en México, Brasil o cualquier nación de Europa “exigimos a los adolescentes que digan cuál es la profesión que elegirán cuando sean grandes, en lugar de pedirles que comiencen a leer para formarse una cultura, para ser mejores personas. Les decimos que hay que estudiar para tener una profesión para ganar dinero, ¡esa es una gran forma de corromper a alguien!

“Las dos palabras que aprenden los jóvenes en la universidad son crédito y débito. El lenguaje nunca es neutral, si elijo decir a los alumnos que al hacer un examen o estudiar a un autor van a ganar créditos es muy peligroso, pues significa subordinar los estudios a obtener un beneficio, en contra del papel que las escuelas deberían tener, que es exactamente lo contrario: hacer comprender a los alumnos que la única finalidad de estudiar es la formación de ellos mismos, como personas libres.

Pero las universidades cada día se transforman más en empresas que venden diplomas, y los estudiantes son considerados clientes que los compran.

Comportarnos como el colibrí

Un solución a esa tendencia, ni el oráculo de Delfos la podría pronosticar, añade Ordine, pero considera que una posible respuesta sería factible si todos entendieran la metáfora que planteó el novelista Andrea Camilleri durante una conferencia que ofreció en Roma hace algunos meses: “Un día se declaró un terrible incendio en la selva, todos los animales salieron de allí corriendo, incluso el rey, el león, quien de pronto vio a un pequeño colibrí volar en dirección a las llamas. El león le gritó ‘¿qué haces, estás loco?’, y el colibrí le respondió: ‘llevo una gota de rocío, voy a intentar sofocar el fuego’. Cada uno de nosotros se debería comportar como el colibrí, porque nuestra gota es muy importante”.

Es por ello que Ordine defiende el papel de los maestros en el proceso de transformación de una sociedad. “Al igual que un buen libro, un profesor puede cambiar la vida de un estudiante. Todo el tiempo digo a mis colegas que ser maestro no es un trabajo, pues enseñar es una vocación.

“No obstante, en la actualidad los sistemas burocráticos de la educación no permiten a los profesores preparar buenas clases porque se les exige participar en reuniones estúpidas e inútiles para alimentar el círculo de la burocracia, para llenar papeles a diestra y siniestra, hacen juntas en las que nadie está interesado, utilizando un tiempo que los maestros podrían ocupar en preparar bien sus lecciones, para entusiasmar a sus estudiantes.

Goethe decía que un profesor que no tiene pasión no puede transmitirla a sus alumnos. Por eso, un maestro que no enseña con pasión comete un crimen, mata la posibilidad de que los jóvenes se entusiasmen por el conocimiento en general.

De visita en México invitado por la Universidad Iberoamericana para participar en el ciclo Seminarios de Reflexión Universitaria para profesores 2016, con el tema El papel del humanismo en la formación universitaria: la utilidad de lo inútil, Ordine, quien es también uno de los máximos estudiosos del Renacimiento, afirma que en el transcurso de la historia “la ignorancia siempre ha reportado gran beneficio para quien tiene el poder. Maquiavelo decía que el mundo está dividido entre las personas que saben y las que no saben; las primeras son las que tienen el poder, las segundas son sus esclavos.

“Es por eso que quienes están en el poder no desean que las personas razonen de manera autónoma, pues una sociedad de gente cultivada aumenta la posibilidad de criticar al poder, de exigir un cambio. La gran corrupción de nuestros tiempos es hacer creer a las nuevas generaciones que la dignidad del hombre es la cuenta que se pueda tener en un banco. Eso no es cierto. Lo que forma a un hombre son los grandes valores que podamos abrazar.

“Hay una frase de Albert Einstein que siempre ha orientado mi vida; un día la recorté de un periódico y la pegué en un muro de mi habitación de estudiante universitario, dice: ‘sólo una vida vivida por los demás merece la pena ser vivida’. Eso es lo más importante que podemos aprender, que estamos ligados a la humanidad. Los pequeños intereses personales no son nada. No somos hombres si pensamos de manera individual. Sólo soy un hombre si mi vida puede ser útil a otros.

“Lo mismo dice el poema del inglés John Donne (1572-1631), que inspiró el título del libro de Ernest Hemingway (1899-1961): ‘Ningún hombre es una isla entera por sí mismo./ Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo./ Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida,/ como si fuera un promontorio,/ o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia./ Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta,/ porque me encuentro unido a toda la humanidad;/ por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.’

Esto es lo que nos deben enseñar la escuela, la cultura, el arte, que la solidaridad humana, es decir, el sentirse una pequeña parte de un todo, es lo más bello que se puede comprender, concluye el filósofo.

El manifiesto La utilidad de lo inútil, de Nuccio Ordine, traducido al español por Jordi Bayod, editado por Acantilado, acompañado por un ensayo de Abraham Flexner, se encuentra ya disponible en librerías del país.

 

Tlachtli o ulama, el juego de pelota prehispánico

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 20 Junio 2016 Visto: 3003

juego depelotARQUEOLOGÍA MEXICANA
El tlachtli o ulama está rodeado de simbolismos que lo hacen convertirse de un simple pasatiempo en una actividad ritual de tintes políticos y religiosos. Su ubicación física entre los edificios asociados al poder y sus elementos arquitectónicos son sólo pequeñas muestras de la relevancia del juego de pelota. Su existencia se remonta al menos a los últimos siglos antes de nuestra era.

Hablar del juego de pelota prehispánico en México es a la vez justificado y muy reductivo: reductivo porque, según las evidencias arqueológicas, iconográficas y etnológicas, no existía un solo tipo de juego, sino varios, muy distintos y probablemente antagónicos. Justificado porque la mayoría de estos juegos nunca conocieron una historia o trayectoria tan larga y rica como el tlachtli, o ulama, como se llama ahora. Este juego, que se practica todavía en ciertos pueblos de Nayarit o de Sinaloa, tiene una antigüedad que alcanza por lo menos los últimos siglos antes de nuestra era –o sea, el Formativo o Preclásico Tardío–, y se supone que su origen podría encontrarse entre los olmecas; el descubrimiento reciente de bolas de caucho en el cerro Manatí indica que esta sustancia era ya conocida entonces. El tlachtli tiene así una existencia de más de dos milenios, a pesar de los cambios y acontecimientos que constituyen la historia de México. Además, a través de los siglos, el juego de pelota ha evolucionado y cambiado mucho, aunque siempre conservó un papel primordial entre los distintos pueblos que lo practicaron o lo rechazaron. Con más de mil doscientas canchas ahora registradas en Mesoamérica y en el sudoeste de Estados Unidos, el juego de pelota, entre otros fenómenos, constituye un rasgo cultural que permite caracterizar el mundo mesoamericano.
Tomado de Eric Taladoire, “El juego de pelota mesoamericano. Origen y desarrollo”, Arqueología Mexicana, núm. 44, pp.

 

Comparten sus procesos de escritura Élmer Mendoza y Paco Ignacio Taibo II

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 20 Junio 2016 Visto: 2757

elmermendozaEn el Festival Internacional de Novela Negra Huellas del Crimen
SECRETARÍA DE CULTURA
La base de las falsas pistas no siempre es fácil planearlas; reviso cómo moví al protagonista, al antagonista, cómo hacer crecer las historias secundarias, expuso el autor de Besar al detective (2016)
San Luis Potosí, SLP.- Cómo abordan el género de novela negra y sus técnicas para captar la atención del lector fueron los tópicos que compartieron los escritores mexicanos Élmer Mendoza y Paco Ignacio Taibo II durante la mesa de reflexión Novela negra. Secretos de cocina, en el marco del primer Festival Internacional de Novela Negra Huellas del Crimen.
Para Élmer Mendoza (Culiacán, Sinaloa, 6 de diciembre, 1949), miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte (SNCA) del Fonca, y considerado uno de los escritores de novela negra más importantes en México, indicó que un elemento relevante son las falsas pistas y algunos lectores tienen la categoría de detectives.
“Ellos siempre estarán buscando saber de qué va la historia, quieren adelantarse o descubrir antes la página 26. Si un autor consigue llevarlos hasta el final de su historia tendrá el respeto de quien lo lee, pero eso no será posible si no es hábil en el manejo de las falsas pistas”, aseguró el autor de Balas de plata a la audiencia reunida en el Teatro Polivalente del Centro de las Artes de San Luis Potosí Centenario.
Élmer Mendoza expresó que “al detalle” de las falsas pistas de manera particular le llama perturbación, pues si éstas son el entramado literario conseguirá que el lector detective haga una lectura intensa, y a la vez desconcertada que lo hará llegar al final.
“La base de las falsas pistas no siempre es fácil planearlas. Yo escribo, por ejemplo, tres capítulos y luego hago una la corrección tranquila, reviso cómo moví al protagonista, al antagonista, cómo hacer crecer las historias secundarias. Al final no se detesta a los personajes delincuentes, pues son humanos y en esa oscuridad íntima la gente puede confesarse a sí misma”, expuso el miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.
El premio nacional de literatura José Fuentes Mares por El amante de Janis Joplin, dijo que un autor siempre tiene historias en la cabeza, es por ello que él, al terminar un escrito debe empezar a escribir algo nuevo, e indicó que generalmente no sabe cómo terminaran sus historias.
“Yo sí hago un plan de trabajo, busco una frase seductora para empezar fuerte y atrapar muchos lectores, si consigo escribir unas primeras líneas que peguen, al menos leerán el primer capítulo, al terminarlo, me dan la posibilidad de que sigan leyéndolo”, señaló el autor de El misterio de la orquídea calavera.
El escritor mexicano, acompañado por Paco Ignacio Taibo II (Gijón, Asturias, España, 11 de enero, 1949), dijo tener una creencia “enfermiza” en la imaginación, esto al no realizar notas ni investigación, pero sí hacer lectura de la prensa.
“Tengo la costumbre de que si me encuentro un error que hay que modificar, regreso a la página uno, eso ocurre muchas veces. Práctico la autocorrección, no la disfruto mucho pero es la forma en que consigo desprenderme como escritor de todo lo que puedo compartir con los lectores”.
Tras describirse como un “autor clavado”, Élmer Mendoza señaló que la buena literatura nace del exceso y que las novelas van convirtiéndose en personajes importantes en la vida del autor. “Uno debe escribir con absoluta sinceridad, hay elección en el lenguaje, en la historia, se puede crear la atmósfera más intensa, dinámica, crear un discurso como me dé la gana”, puntualizó.
Al tomar la palabra, Paco Ignacio Taibo II mencionó que en la novela hay virtudes extraliterarias. “Yo defiendo la idea de que hay que proteger la autonomía de la literatura, las obsesiones, manías y placer. Creo que la novela te proporciona un nivel de intensidad”, apuntó.

 

Adelanto editorial: ‘Barrio de catedral’ de Felipe Montes

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 20 Junio 2016 Visto: 2755

catedrlCon autorización del sello Tusquets —en su colección Andanzas— publicamos un fragmento de la nueva novela del escritor regiomontano
FELIPE MONTES. EXCÉLSIOR
Y el Agua con sangre de los mantos freáticos sube y humedece las paredes de sillar de la Casa del Campesino del Barrio de Catedral.

El Agua que hay en el subsuelo del edificio, y más bajo el muro Cañas del Salón Grande, busca.

Sale.

Salitre.

Fisuras.

Los muros sueltan su enjarre.

Abre grietas a lo largo de las ventanas que dan a la calle de Mina.

Y roe las calles, las esquinas y las casas del Barrio de Catedral.

Camiones con grandes cargas transitan por aquí.

Dañan a las casas y a sus materiales.

Postes, líneas eléctricas.

Bares, antros, restaurantes.

Sobre tejados, azoteas, cornisas y balcones; en banquetas, árboles y postes.

Las casas del Barrio de Catedral.

Demuelen desde el fondo de las casas hasta el frente, y forman estos grandes jacalones.

Antros.

Derrumban el interior de las
casonas, hacen grandes bodegones.

Antros.

Fachadas de casonas.

Sobre la avenida Regiomontana, sobre Padre Mier, barren con manzanas enteras y abren estacionamientos.

Demuelen.

El corazón del Barrio de Catedral.

Fachadas de casonas.

Desaparecen construcciones.

Rellenan terrenos.

Trituran puertas.

Pulverizan paredes.

Sustraen el enrejado.

Deterioran, saquean el barrio.

Se disuelve el Barrio de Catedral.

Esta casa en esta esquina Salinas Pilón de Padre Mier y Mina.

Se cae.

Derriban fachadas, derriban casas, derriban corazones de manzanas.

Estacionamientos.

Invaden el Barrio de Catedral con sus faroles, molduras, rejas y ventanas.

Destruyen el Barrio.

En la esquina Salinas Cañas del cruce de la Calle Real y Mina, un edificio de dos pisos instala toldos en los balcones.

Un farol se clava en ese muro de la Casa Guimbarda, en Padre Mier.

Cierran puertas.

Cancelan puertas en Diego de
Montemayor, en casonas de Padre Mier.

Tapian la puerta de esa casita de Padre Mier y Mina.

Tumban casonas de doble piso.

Barrio de Catedral.

Desastre.

Destruyen vestíbulos, destruyen salas. Del Barrio de Catedral.

Se pierde y se pierde.

El Barrio de Catedral.

Las edificaciones del Barrio de Catedral y del Primer Cuadro de la Ciudad.

Llora Mariano Núñez ante la casa del General Lázaro Garza Ayala, por la calle Abasolo.

En el Barrio de Catedral.

Y las casas.

Las casas.

Las casas las casas las casas.

Del Barrio de Catedral.

 

¡Éxito! Capilla Sixtina en la CDMX logra más visitas que la original

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 20 Junio 2016 Visto: 2784

sixtinaLos capitalinos y otros visitantes de la CDMX no deben viajar a Roma para admirar las obras de Miguel Ángel, Botticelli, Pinturicchio, y otros artistas
REDACCIÓN. EXCÉLSIOR
Cientos de personas se forman desde primera hora en los alrededores del Monumento a la Revolución en la CDMX, el objetivo es ingresar a la réplica de la Capilla Sixtina que originalmente se encuentra en El Vaticano.

Cifras de los organizadores de museos en Roma señalan que el número de visitantes a la Sagrada Capilla Sixtina en Italia es de alrededor de 20 mil personas al día.

En la CDMX, el sábado 11 de junio el número de visitantes llegó a 28 mil.

Y el domingo 12 de junio, el número de personas que ingresó a la réplica de la Capilla Sixtina fue de 21 mil.

La réplica tuvo un costo de 45 millones de pesos y debido a la alta demanda por ingresar a esta, los organizadores ampliarán su estancia en la capital hasta octubre. El horario de vistita es de lunes a domingo de 11:00 a 19:45 horas.

Después esta réplica será instalada en varios estados del país en una gira que se tiene contemplado durará tres años.

A pesar de que los boletos se obtienen vía internet (en la página superpase.com) los visitantes deben esperar hasta tres horas para ingresar, pero salen satisfechos tras admirar los detalles de obras de Miguel Ángel, Botticelli, Pinturicchio, Perugino, Signorelli y otros artistas.

La réplica de la Capilla Sixtina fue hecha con las medidas de la original.

 

El Jamaicón» y sus precursores

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 20 Junio 2016 Visto: 2927

s24 curiosidades joseLA REDACCIÓN. ALGARABÍA

¿Has sentido esos ataques de melancolía cuando te encuentras lejos de casa?
Hace tiempo hice un análisis para pronosticar el lugar que podría ocupar México en la clasificación final del campeonato mundial de Chile, en el ya remoto 1962.
Analizando el calendario de juegos, había concluido que si la selección ocupaba el segundo lugar en el grupo de Viña del Mar en el que participaba —Brasil seguramente sería el primero—, tendría grandes posibilidades de disputar la final, precisamente frente a los brasileños.
México había caído miserablemente frente a España en el último minuto de su segundo juego, una escapada de la saeta Gento —puntero izquierdo del Real Madrid— y un remate a boca de jarro de Luis Suárez —interior del Barcelona— hicieron que el equipo tricolor dejara escapar la oportunidad de su vida.
El pronóstico no estuvo tan errado, pues los checoslovacos, que ocuparon esa segunda plaza, disputaron la final con Brasil.

Así terminaba un drama que se había anunciado meses antes sobre el césped del Estadio de Wembley, en lo que muy pronto sería el swinging London de los primeros años 60.
Qué lejos estoy del suelo donde he nacido...
Por entonces, las Chivas del Guadalajara dominaban la escena futbolística nacional, habían obtenido siete campeonatos en nueve temporadas, y ganado prácticamente todos los trofeos que estuvieron a su alcance. Su defensa era infranqueable, con el «Tubo» Gómez en la portería y Chaires, Sepúlveda y Villegas en la zaga, no había equipo que los derrotara.
En la tradicional formación del tres-dos-cinco —que los brasileños trataron de nulificar con su cuatro-dos-cuatro1 –,el Guadalajara de los años 50 y 60 era imbatible, particularmente por la banda derecha, donde el defensa José Villegas Tavares, conocido por el mote de «El Jamaicón», secaba cualquier ataque.
Recuerdo un partido contra un equipo brasileño —creo que era el Botafogo, aunque bien pudo ser el seleccionado nacional carioca— que se celebró en Ciudad Universitaria.
Manuel Francisco Dos Santos, mejor conocido como Garrincha, el mejor extremo derecho del mundo, quedó en ridículo cada vez que quiso driblar a El Jamaicón.

Éste, con la mirada puesta en el balón, nunca hizo caso del movimiento de piernas del famoso cascorvo, y jugada tras jugada lo dejó tendido en el pasto.
Fue un día de gloria para el futbol mexicano y, en particular, para los seguidores del campeonísimo Guadalajara. Se iniciaba así la historia de una gloria nacional, José El Jamaicón Villegas, que años después terminaría en tragedia.
México preparaba su participación en la Copa del Mundo que se celebraría en Chile. En 1958 habíamos anotado el primer gol en una competición mundial y el país entero creía que un futuro portentoso —en términos futbolísticos— nos esperaba.
Si El Jamaicón había vencido una y otra vez a Garrincha, ¿qué no podría hacer cuando se vieran las caras en la grande?

La Federación Mexicana había concertado una gira por Europa y la selección, a cargo de Ignacio Trelles, viajó con elementos de reconocida capacidad. Cuando llegaron a Londres ya habían disputado uno o dos partidos, no en todos habían andado bien, pero si se consideraba que eran partidos de preparación, la experiencia estaba saliendo a pedir de boca: los muchachos se estaban fogueando.
Hasta ese día, la meta nacional había estado resguardada por «La Tota» Carvajal, el portero más seguro con que ha contado México, pero Trelles necesitaba probar al arquero suplente, «El Piolín» Mota.
Pocos minutos antes de saltar a la cancha, don Nacho anunció la alineación. Mota se puso lívido al escuchar su nombre. «No te preocupes», le dijo el entrenador, «ahí estará El Jamaicón para guardar la defensa».
Fue precisamente esa idea, que todos los jugadores necesitaban foguearse, el arma que usó el destino para hundir a El Jamaicón.

Villegas ya estaba del otro lado y no escuchó nada, un ataque de melancolía había apresado su estado de ánimo. Aquel partido contra la selección inglesa fue como la batalla de Waterloo para Napoleón: se perdió ocho goles a cero y, en la mayoría de los tantos ingleses, el puntero derecho pasó como «Juan por su casa», El Jamaicón fue incapaz de detenerlo una sola vez.
Entrevistado por un periodista esa misma noche, el valioso defensa izquierdo del tricolor dijo que extrañaba a su mamacita, que llevaba días sin tomarse una birria y que la vida no era vida si no estaba en su tierra.

Carlos Calderón cuenta la anécdota de otro modo y en otro tiempo. Sitúa la escena en Lisboa, durante una cena que se le ofrecía a la selección mexicana antes del campeonato del 58. «José Villegas», dice el cronista, «abandonó la cena y se fue melancólico a caminar por los jardines. Las estrellas brillaban en lo alto del claro cielo portugués y Villegas volteaba al mismo y suspiraba con melancolía. Trelles, que se encontraba al tanto de sus jugadores, al ver que El Jamaicón no volvía, lo buscó por todos lados hasta que dio con él, sentado en la base de un árbol con la cara al cielo y rodeando sus piernas con ambos brazos. Se acercó al jugador y le preguntó: “José, ¿ya cenaste, qué haces aquí afuera?”. El Jamaicón le respondió: “Cómo voy a cenar si tienen preparada una cena de rotos. Yo lo que quiero son mis chalupas, unos buenos sopes y no esas porquerías que ni de México son”».
No hay lugar como el hogar
Así se le dio nombre a uno de los males mexicanos: nuestra incapacidad para competir con o en el extranjero se llama «Síndrome del Jamaicón». El mal, sin embargo, venía de lejos, y bien podemos rastrear sus antecedentes.

 

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