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Cultura y Espectaculos

Navidad en el cine

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 27 Diciembre 2017 Visto: 2750

interior navidad cineCarlos Bautista Rojas

He aquí una lista de las películas en las que la Navidad es tema central o parte indispensable de su contexto.

1900 Navidad —Weihnachten—. Sin autor ni registro de su productora. Escenas de cómo se festejaba la Navidad en algunas partes de Holanda.

1901 Scrooge; or Marley's Ghost. Dir. Walter R. Booth, sin créditos de los actores:

1903 Nuit de Noël. Cortometraje de cine mudo, realizado por la compañía Pathé Frères, sobre cómo los niños sueñan con sus regalos de Navidad en Francia.

1907 Il Natale. Producida por la Società Italiana Cines, muestra la representación de un Nacimiento.

1923 Navidad —Christmas—. Dir. Malcolm St. Clair, con Carter DeHaven y Flora Parker DeHaven. Primera cinta de ficción que no está basada en una historia clásica y cuya trama se basa en las peripecias que debe sortear un señor para encontrar un árbol de Navidad a tiempo. La fórmula de esta cinta se ha repetido ad nauseam en infinidad de películas, como en El regalo prometido (1996), listada más adelante.

1946 ¡Qué bello es vivir! —It’s a Wonderful Life—. Dir. Frank Capra, con James Stewart, Donna Reed y Lionel Barrymore:

1947 Milagro en la calle 34 —Miracle on 34th Street—. Dir. George Seaton, con Maureen O’Hara, Edmund Gwenn y Natalie Wood:

1948 Tres padrinos —3 Godfathers—. Dir. John Ford, con John Wayne, Pedro Armendáriz y Harry Carey Jr.

1952 Mi esposa y la otra. Dir. Alfredo B. Crevenna, con Arturo de Córdova, Marga López, Ramón Gay y Alma Delia Fuentes.

1954 Blanca Navidad —White Christmas—. Dir. Michael Curtiz, con Bing Crosby, Danny Kaye y Rosemary Clooney:

1959 Santa Claus. Dir. René Cardona, con José Elías Moreno, Cesáreo Quezadas «Pulgarcito» y José Luis Aguirre.

1964 Rudolph, the Red-Nosed Reindeer. Dir. Kizo Nagashima y Larry Roemer. Voces de Burl Ives, Billie Mae Richards y Stan Francis.

1965 La Navidad de Charlie Brown —A Charlie Brown Christmas—. Dir. Bill Melendez. Voces de Bill Melendez, Karen Mendelson y Peter Robbins:

1966 De cómo el Grinch robó la Navidad —How the Grinch Stole Christmas—. Dir. Chuck Jones y Ben Washam. Voces de Boris Karloff, June Foray y Thurl Ravenscroft:

1968 El cascanueces —The Nutcraker—. Dir. John Vernon, con Merle Park, Rudolf Nureyev y The Royal Ballet.

1970 Muchas gracias, Mr. Scrooge —Scrooge—. Dir. Ronald Neame, con Albert Finney, Edith Evans y Kenneth More.

1979 Navidad con Bugs Bunny —Bugs Bunny’s Christmas Carol—. Dir. Friz Freleng, con Mel Blanc en todas las voces.

1982 Fanny y Alexander —Fanny och Alexander—. Dir. Ingmar Bergman, con Pernilla Allwin, Bertil Guve y Jarl Kulle:

1983 Feliz Navidad, Mr. Lawrence —Merry Chistmas Mr. Lawrence—. Dir. Nagisa Ôshima, con David Bowie, Tom Conti, Ryûichi Sakamoto y Takeshi Kitano:

Una navidad con Mickey —Mickey’s Christmas Carol—. Dir. Burny Mattinson, con las voces de Alan Young, Wayne Allwine y Hal Smith.

1984 Canción de Navidad —A Christmas Carol—. Dir. Clive Donner, con George C. Scott, Frank Finlay y Angela Pleasence:

Gremlins. Dir. Joe Dante, con Hoyt Axton, Keye Luke y Corey Feldman.

Los cazafantasmas —Ghost Busters—. Dir. Ivan Reitman, con Bill Murray, Dan Aykroyd, Sigourney Weaver y Rick Moranis:

1985 Brazil. Dir. Terry Gilliam, con Jonathan Pryce, Robert De Niro, Ian Holm y Bob Hoskins:

1987 Arma mortal —Lethal Weapon—. Dir. Richard Donner, con Mel Gibson, Danny Glover y Gary Busey.

1988 Duro de matar —Die Hard—. Dir. John McTiernan, Bruce Willis, Bonnie Bedelia y Alan Rickman.[12]

Los fantasmas contraatacan —Scrooged—. Dir. Richard Donner, con Bill Murray, Karen Allen y John Forsythe.

1990 Mi pobre angelito —Home Alone—. Dir. Chris Columbus, con Macaulay Culkin, Joe Pesci y Daniel Stern.

El joven manos de tijera — Edward Scissorhands—. Dir. Tim Burton, con Johnny Depp, Winona Ryder y Vincent Price.

1992 Canción de Navidad con los Muppets —The Muppet Christmas Carol—. Dir. Brian Henson, con Michael Caine, Dave Goelz y Frank Oz:

Batman regresa —Batman Returns—. Dir. Tim Burton, con Michael Keaton, Danny DeVito, Michelle Pfeiffer y Christopher Walken.

1993 El extraño mundo de Jack —The Nightmare before Christmas—. Escrita por Tim Burton y dirigida por Henry Selick. Voces de Danny Elfman —quien también compuso y escribió todas las canciones—, Chris Sarandon y Catherine O’Hara:

1994 Santa Cláusula —Santa Clause—. Dir. John Pasquin, con Tim Allen, Judge Reinhold y Wendy Crewson.

El apoderado de Hudsucker —The Hudsucker Proxy—. Dir. Joel y Ethan Coen, con Tim Robbins, Jennifer Jason Leigh y Paul Newman.

1995 Toy Story. Dir. John Lasseter, con Tom Hanks, Tim Allen y Don Rickles.

El día de la Bestia. Dir. Álex de la Iglesia, con Álex Angulo, Armando De Razza y Santiago Segura.

12 monos —Twelve Monkeys—. Dir. por Terry Gilliam, con Bruce Willis, Madeleine Stowe y Brad Pitt.

1996 El regalo prometido —Jingle All the Way—. Dir. Brian Levant, con Arnold Schwarzenegger, Sinbad y James Belushi.

1998 Jack Frost. Dir. Troy Miller, con Michael Keaton, Kelly Preston y Joseph Cross.[18]

1999 Ojos bien cerrados—Eyes Wide Shut—. Dir. Stanley Kubrick, con Tom Cruise, Nicole Kidman y Sydney Pollack.

2000 El Grinch —How the Grinch Stole Christmas—. Dir. Ron Howard, con Jim Carrey, Taylor Momsen y Jeffrey Tambor.

Hombre de familia —The Family Man—. Dir. Brett Ratner, con Nicolas Cage, Téa Leoni y Don Cheadle.

2003 Un Santa no tan santo —Bad Santa—. Dir. Terry Zwigoff, con Billy Bob Thornton, Tony Cox y Brett Kelly.

2004 El expreso polar —Polar Express—. Dir. Robert Zemeckis, con Tom Hanks, Leslie Zemeckis y Eddie Deezen.

2008 Navidad, S.A. Dir. Fernando Rovzar, con Alejandra Ambrosi, Pedro Armendáriz Jr. y Mauricio Barrientos.

2009 Cuento de Navidad —A Christmas Carol—. Dir. Robert Zemeckis, con las voces de Jim Carrey, Colin Firth y Bob Hoskins.

❉❉❉

El autor de esta nota abomina la Navidad porque es la época en que se hacen más evidentes las diferencias sociales; pero no por ello le hace el feo a las fiestas, las comilonas y, sobre todo, a los repetidos y generosos brindis que se acostumbran en estas fechas, en las que se desea «paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad». Con gusto recibirá sus comentarios en Twitter. Sígalo como @alguienomas

 

Libros prohibidos, así eran tratados en la Nueva España

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 27 Diciembre 2017 Visto: 3328

libros prohibidos roma indiceLos libros prohibidos al llegar de Europa a la Nueva España tenían que ser revisados para cumplir con las características necesarias que no ofendieran la buena moral.

La Iglesia católica a mediados del siglo XVI, basada en el derecho de custodia en sus fieles, la integridad de la fe y el desarrollo de las buenas costumbres dedicó parte de sus esfuerzos a eliminar aquellos textos considerados perniciosos o mejor conocidos como libros prohibidos.

De aquí se derivó el cuidado y vigilancia que ejerció sobre las ideas y doctrinas que están escritas en los libros, en los que se prohibía aquellos que atentaban contra los principios esenciales de la doctrina cristiana e influían en la vida de sus seguidores.

El organismo que dentro de la administración eclesial se ocupó de este asunto fue la Congregación del Índice de los libros prohibidos, instituida por el Papa Pío V (1566-1572) en 1571. Paulatinamente se fue conformando esta Congregación, y en el lustro 1585-1590 y estuvo compuesta por varios cardenales y un prefecto que atendieron los delicados asuntos de los libros: revisaron las obras impresas a través de los consultores, dígase teólogos y profesores de las ciencias acreditadas, atendieron las denuncias sobre los libros sospechosos, y negaron o aprobaron la circulación de los textos que consideraron dañinos para la fe y la moralidad de los cristianos, y que quedaron registrados en dicho catálogo.

Paulo IV (1555-1559) ordenó a los inquisidores que elaboraran un índice de los libros prohibidos. En él se señalaban las sanciones a las que se hacían acreedores quienes los leyeran o editaran. Estas consistían principalmente en la excomunión, que incapacitaba a los creyentes para obtener los oficios y beneficios eclesiásticos y los condenaba a infamia perpetua. El índice estaba compuesto por tres partes: la primera señalaba los nombres de los autores, la segunda los libros proscritos y la tercera los títulos de los libros anónimos.

Antes de que apareciera la imprenta, el control de escritos se hizo por medio de los decretos que la Iglesia emitía con carácter de censura. En estos mencionaba aquellos documentos cuya lectura prohibía por considerarla peligrosa. Años más tarde el Papa Alejandro VI (1492-1503) obligó, bajo tremendas penas, a los impresores de Colonia, Maguncia, Treveris y Magdeburgo a someter a la previa censura de la legítima autoridad eclesiástica, todo cuanto pretendían editar. Con ello se aseguraba, en parte, el control total de los libros perniciosos.

Más tarde, bajo la autoridad del Papa León X (1513-1521), se pensó en elaborar el índice de libros prohibidos, marcando el inicio de estos catálogos cuyo contenido eran las obras proscritas por la Iglesia. Notables son los Índices de Venecia (1543) y el de Lovaina (1546). Luego debido al control de la Iglesia, cada vez mayor en el mundo occidental, aparecieron otros en España Colonia, París y Florencia.

En el universo de los libros censurados, la Inquisición o Santo Oficio jugó un papel preponderante. Esta institución se originó en el pontificado de Gregorio IX (1227-1241) con el propósito de cortar la herejía de los albigenses, cátaros y otras sectas y, al mismo tiempo, contar con un organismo que velase por la salud espiritual de los fieles.

La Inquisición fue conocida en España antes del reinado de Fernando e Isabel, ya que en 1478 el Pontífice Sixto IV (1471-1484) autorizó se escogieran dos o tres varones probos que hicieran los trabajos de inquisición en cualquier parte de España. En 1480 por Cédula Real del 17 de septiembre, quedó establecido el Santo Oficio, y en 1483, fray Tomás de Torquemada fue nombrado primer Inquisidor General.

De España se transfirió a estas tierras el concepto de Santo Oficio con sus funciones específicas, y el 27 de junio de 1535 fue nombrado fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México, Inquisidor de la Nueva España. Después fueron nombrados otros inquisidores cuyas funciones, paulatinamente, definieron y afirmaron como lo exigía el entorno político social y religioso en el que se desarrollaban estas tierras. Los inquisidores trataron siempre y fundamentalmente, de impedir que se propagaran los errores contra la fe y las buenas costumbres.

En un principio el Santo Oficio mexicano tomó medidas para evitar, en cuanto fuera posible, entrasen los libros que propagaban, sobre todo la herejía luterana en estos reinos de la Nueva España. Las medidas adoptadas de cuidadosa vigilancia sobre los libros que venían de España, no evitó la introducción y circulación de los textos prohibidos, pero sí logró aminorar el número de éstos.

Para controlar las entradas al país de estas ediciones se ordenó a los comisarios que al arribar los barcos se hiciera un examen minucioso de los libros que llegaban. Se dio instrucciones a los revisores de las aduanas, que pidieran a los dueños de los libros una lista detallada de los mismos y que cotejaran ésta con aquellos. Si se detectaba algún libro de dudosa ortodoxia se enviaba a los calificadores del Santo Oficio para su evaluación y posible censura.

Una vez que el libro llegaba al Santo Oficio, éste era examinado por dos o más censores; si se consideraba inofensivo se devolvía a su dueño, de lo contrario era condenado a ser expurgado y se le retenía hasta tanto hubiera sufrido la debida censura. Esta tarea consistía en tachar algún párrafo o texto del libro con el fin de limpiarlo de errores morales y dogmáticos.

Ciertamente había licencias, dadas por el Santo Oficio, para retener libros prohibidos in totum según las circunstancias meritorias. En los conventos que gozaban de estas licencias, dichos libros se guardaban en una estancia separada de las otras que se conocía con el nombre de “infiernillo” para indicar lo indeseables y perniciosas que eran tales ediciones.

La atracción por lo prohibido
Los poseedores y lectores de estos libros siempre se las ingeniaron para evitar al Santo Oficio y poder conservar los libros prohibidos, sobre todo en el siglo XVIII. Los eclesiásticos, los particulares, los mercaderes, los libreros, los funcionarios del gobierno y los médicos, fueron fundamentalmente quienes deseaban obtenerlos con más frecuencia.

La categoría de los libros prohibidos era tasada según criterios sostenidos por la Iglesia, en la Constitución “Divini Gregis”emitida el 24 de marzo de 1564 por el Papa Pío IV(1559-1565). Estas normas se sostuvieron vigentes hasta 1929 y fueron la base para etiquetar los libros prohibidos señalados en los 30 índices publicados desde 1590 a 1948. Tres índices salieron en el siglo XVI, otros tres en el siglo XVII; siete en el siglo XVIII; seis en el siglo XIX, y once en el siglo XX.

Las diversas categorías de los libros prohibidos se hallan enumeradas en las 16 reglas que, a partir de 1640, figuran en los índices de libros prohibidos de España.

Las 16 reglas pueden resumirse en cuatro grupos:

El primero contempla las obras contrarias a la fe católica, es decir los escritos heréticos que se ocupan de los dogmas y la moral cristiana; en este apartado se incluyen los textos de la Sagrada Escritura con corte polémico, escritos en lengua vulgar.

El segundo grupo abarca las obras que tratan sobre nigromancia y astrología que fomentan la superstición y los falsos valores morales; en este apartado se hallan también los libros que tratan cosas lascivas y de amores que dañan directamente las costumbres cristianas.

El tercer grupo contempla todas las obras publicadas sin nombre del autor, impresor y sin señalar el lugar y la fecha de edición, y que contengan doctrinas dañinas para la fe y moral cristiana.

El cuarto grupo comprende a las obras completas o fragmentos de ellas, y que atentan contra la buena reputación del prójimo, sean eclesiásticos o civiles.

La Iglesia, defensora de la fe de sus súbditos, se preocupó desde los primeros siglos de su existencia de impedir que circularan tanto los escritos o piezas documentales como los libros, que dañaran la fe y moralidad católica. El Santo Oficio o Inquisición fue el organismo que, originándose en Europa, vino a la Nueva España para sostener los criterios empleados en España.

Los países no siempre se apegaron a loa criterios indicados por la Iglesia y en ello tuvo que ver mucho la relación estrecha o distante entre el rey y el pontífice.

Los libros prohibidos, catalogados en los diversos índices, señalan el fuerte interés que tuvo la Iglesia porque el libro no fuera portador de doctrinas dañinas que afectaran las creencias y el mundo espiritual de los fieles.

En la historia del libro y también en la historia de la imprenta, no faltará la presencia de la Iglesia Católica como árbitro que señala la ortodoxia o heterodoxia de los impresos; los primeros para que puedan circular sin obstáculos y los segundos para condenarlos y evitar que llegaran a las manos de los fieles cristianos.

Los libros que abordaban temas de fe o de costumbres en las diversas épocas de nuestra historia tuvieron que pasar, en su mayoría, por la censura de la Iglesia. Ésta como protectora y fiel custodia de la fe se consideraba con el deber de que ningún libro pusiese en peligro y en duda la doctrina de Jesucristo o que dañase las buenas costumbres marcadas por la tradición y los mandamientos de la Ley de Dios.

El mundo de los libros prohibidos y los índices de éstos, responden precisamente al papel de madre y maestra que la Iglesia ha jugado, no obstante los incontables acuerdos y desacuerdos entre los autores a través de los siglos acerca de este tema.

 

La poesía como contradicción

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 25 Diciembre 2017 Visto: 2968

1826685La escritora mexicana charló con Excélsior acerca de su más reciente poemario, en el que vacía su interés específico “en el concepto del lenguaje roto, caído”
MARIO ALBERTO MEDRANO GONZÁLEZ

Palabras en tensión. “Cuando se tensa el lenguaje se puede generar la posibilidad de una multiplicidad de significados”, sostiene Bernárdez.

CIUDAD DE MÉXICO.

El nuevo libro de Mariana Bernárdez, Aliento, se compone de seis estaciones poéticas: Lo quemado, Del roce, Nudo primordial, Del viaje, Lo brotado y Del muro. En cada una de ellas, la autora mexicana indaga el lenguaje y sus posibilidades para generar metáforas. “En este libro exploro la tensión en el leguaje. Me interesa sostener la contradicción, no resolverla. Cuando se tensa el lenguaje se puede generar la posibilidad de una multiplicidad de significados”, dice la poeta.

A lo largo de estos versos, Bernárdez cimenta un diálogo entre forma y contenido. “Al comenzar a escribir, me interesaba el concepto del lenguaje roto, caído, así como la respiración dentro de la poesía y del verso; en ese sentido, este libro de poesía tiene que ver con lo que alienta dentro de las palabras.

“Hay una imagen que me interesa mucho: pensar que las palabras tienen un adverso, como acariciar la espalda. Cuando escribo lo que hago es ir sobre lo que veo, pero nunca sé hacia dónde voy a ir, y eso no significa que haya una incongruencia en el proceso de escritura, sino que hay una concentración del sentido, y de lo que se trata es de generar el atisbo, eso que se siente, como ponerse de puntillas y ver eso que sospechas y alientas, eso que inquieta, pero que al final la pregunta real es qué es lo vivido”, asegura la poeta.

Cada uno de los capítulos que componen Aliento se caracteriza por la confluencia, por el acompasamiento y por los ritmos. “Lo que ocurre cuando se escribe poesía es que estás inmerso en las multiplicidades y quieres aprehender el momento. Este transitar es de difícil digestión.

“Sin lugar a dudas, la palabra poética es mucho más que un tiempo memorioso, como decía san Agustín, es un desdoblamiento muy sutil, esto es lo que me inquieta mucho. Así como las situaciones donde el lenguaje tiene una frontera de rebalse y va acotando a su propia insuficiencia”, afirma.

De los seis apartados de este corpus, Lo quemado, Nudo primordial y Lo brotado tienen una intensidad mayor. En cuanto al primero, asegura que tiene que ver con la imagen de los cuerpos incendiados caídos de un posible paraíso. “Lo quemado tiene que ver con la luz, con la metáfora del conocimiento. La mirada tiene que ver con la cosmovisión y en este sentido hay una influencia en el tema del mito de la caverna: la luz ilumina lo que está en lo oscuro, lo que está caído, por eso la visión es importante”.

En cuanto a Nudo primordial, Bernárdez afirma que tiene que ver con la tensión y la oposición. “Este espacio nació de una aparente banalidad. Un día, tratando de deshacer un nudo, me di cuenta de que la condición del nudo es anudar. Cuando lo deshaces ya es otra cosa. Ese simple entendimiento ayuda construir metáforas”.

En lo referente a Lo brotado, donde el libro alcanza su punto más alto de libertad expresiva, afirma que ver con la intensidad al momento de escribir. “El término Lo brotado es común en Celan, Antonio Colinas y María Zambrano, también en Rilke. Esta idea me parece extraordinaria por cómo el azar se acota a ser una mueca del destino, y no se puede hacer nada más que soltar las amarras. El inicio de este viaje es que estás quebrado, y no sólo tú, sino los que vienen contigo. Si uno se detiene un poco a escuchar en este barullo, se dará cuenta de que ahí está la belleza; incluso en lo ríspido siempre hay algo que asombra y que hay que volver a enraizar”.

A mí me importa mucho esta idea de que leer poesía, pero no me atrevo a decir si lee mal o bien, pero me gustaría ampliar el horizonte y que las personas tuvieran el disfrute de la tradición rica que tenemos”, asegura Bernárdez.

La poeta dice que cada libro impone un reto, tiene su propia dificultad al ser concebido. Con Aliento tuvo la oportunidad de entrar en un proceso de comprensión con lectores y otros autores. “Es en la poesía, esta razón extraordinariamente consoladora, donde encuentro un denominador común de todos los hombres, entonces leo a Sófocles y puedo entender la desesperación de Edipo, porque también siento mi propia desesperación ante la fatalidad.

“Por qué no incluir a César Vallejo o Zambrano o Colinas, quienes también dicen lo que se tiene que decir. Nadie va a inventar el hilo negro, pero es posible decir ‘aquí está este hilo negro’. Aquí en la poesía se unen estas preocupaciones que el pensamiento se hace en el trastabilleo, y es lo que somos, un constante caer”.

En cuanto a la intertextualidad de Aliento, Bernárdez asegura que ha podido dialogar con múltiples autores. Desde los ya mencionados Celan y Vallejo hasta Cavafis y José Ramón Ripoll. Cada uno de los guiños en su poesía sustenta una tradición, sostiene la reverberación de las palabras y fomenta un diálogo con latitudes, ritmos y diferentes respiraciones.
“En el ámbito de la poesía parece que todo es inédito. Es una pena que no se relea, que no regresemos a ciertos autores que podrían ayudar a comprender lo que estamos viviendo. Me fascina la Generación del 27, los Contemporáneos, los Estridentistas, las vanguardias; la poesía tiene una cualidad que me es muy necesaria en los tiempos donde violencia es lo que predomina en el lenguaje.

“Cualquier poesía está llena de guiños, a veces no de manera consiente por parte del autor. Es muy importante mantener ese diálogo, es mantener esa tradición. Lo que hace el escritor es poner un peldaño”, concluye.

TÍTULO: Aliento

AUTORA: Mariana Bernárdez

Prólogo: Antonio Colinas

EDITORIAL: Secretaría de Cultura/La Cabra, México, 2017; 101 pp.

 

Cien mujeres extraordinarias en libro ilustrado

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 25 Diciembre 2017 Visto: 2948

1826360Elena Favilli y Francesca Cavallo dieron vida al libro Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes, que rescata las vidas de algunas heroínas de no ficción
VIRGINIA BAUTISTA

El libro Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes, que ha sido un éxito de ventas en todo el mundo, compila cien retratos de mujeres extraordinarias.

CIUDAD DE MÉXICO.

Las mujeres extraordinarias están entre nosotros, pero también muchas de ellas han vivido en diferentes épocas, culturas y países, ¿por qué no contar sus historias a los niños y jóvenes?

De esta premisa partieron las escritoras italianas Elena Favilli y Francesca Cavallo para dar vida al libro Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes, que narra las vidas de cien mujeres extraordinarias ilustradas por 60 artistas de todo el mundo.

Reinventando los cuentos de hadas, las narradoras llaman la atención sobre las féminas que, en todas las épocas, “han luchado por su libertad, la han defendido y han ejercido su derecho a vivir en sus propios términos”.

En estos cuentos para dormir no hay princesas que se pasan todo el día cepillándose el pelo o cantando, mientras esperan a su príncipe azul, sino mujeres como Cleopatra, Marie Curie, Coco Chanel, Frida Kahlo, Serena Williams o Michelle Obama.

Hay primatólogas como Jane Goodall, pilotos de Fórmula 1 como Lella Lombardi, reinas como Isabel I y escritoras como Maya Angelou e Isabel Allende. Además de científicas, políticas, artistas, astronautas, juezas, periodistas, educadoras, deportistas, tatuadoras, levantadoras de pesas y hasta piratas.

“La idea no es que nos olvidemos de las princesas, pues de hecho tenemos reinas en el libro, sino que nos olvidemos de la forma en que se han descrito a los personajes femeninos en las narraciones infantiles. Las reinas y las princesas ejercen el poder en la vida real, adquieren responsabilidades, hacen algo por su reino, no están de ociosas todo el día”, coinciden en entrevista.

“Queríamos mostrar una amplia gama de mujeres en cuanto a profesiones, entornos y orígenes; hacer un libro incluyente que pudiera ser representativo de la mayor cantidad de lugares, culturas e idiomas, tanto del presente como del pasado”, explica Francesca Cavallo.

La escritora y directora de teatro agrega que les interesaba particularmente la parte contemporánea, “porque queremos mostrarle a las niñas y a las jóvenes que las mujeres extraordinarias están entre nosotros, nos rodean”.

La fundadora del Festival Internacional de Imaginación Sustentable del Sur de Italia (Sferracavalli) detalla que las cien mujeres seleccionadas les causaron un gran impacto tras realizar la investigación, por “la fuerza que emanaba de ellas”.

Elena Favilli explica, por su parte, que buscaron en la vida de estas mujeres detalles, hechos, que pudieran intrigar e interesar a los lectores.

“Por ejemplo, encontramos que la diseñadora de modas Coco Chanel, cuando era niña, cosía vestidos para sus muñecas a partir de los retazos de las telas en blanco y negro que utilizaban las monjas del orfanato para hacerse sus hábitos. No queríamos hacer simplemente la biografía concreta de las personas, sino resaltar los detalles”, indica.

La emprendedora mediática y periodista destaca que, en el caso de la pintora mexicana Frida Kahlo, también hurgaron en los aspectos de su vida que pudieran resultar más inspiradores para los niños.

“Hablamos más que nada de su niñez y de las dificultades físicas que tuvo que enfrentar para poder, primero, sobrevivir y luego dedicarse a la pintura. Añadimos detalles sobre su estilo artístico y sobre su casa, la llamada Casa Azul, para crear una imagen más cálida”, confiesa.

Más que un libro

Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes es más que un libro, publicado en inglés en 2016 y este año en español por el sello Planeta: forma parte de un proyecto más grande que pretende contar estas historias “de tantas maneras como sea posible”: portales en internet, redes sociales, radio y televisión, entre otras plataformas.

Elena Favilli y Francesca Cavallo, fundadoras en California de la empresa Timbuktu Labs, lanzaron el concepto de Rebel Girls (chicas rebeldes) en la primera revista infantil para iPad, Timbuktu, que crearon en 2011.

Las autoras y empresarias comenzaron a narrar las historias reales de mujeres grandiosas en un boletín digital que enviaban cada semana a los suscriptores de esta publicación.

Tras la buena recepción que tuvieron, decidieron editar un libro ilustrado y lanzaron una campaña para financiar su primera aventura editorial. Su objetivo era recaudar 40 mil dólares y en unos cuantos meses rebasaron el millón de dólares, según se ha dado a conocer, gracias a las donaciones de 30 mil patrocinadores.

El título impreso también tuvo éxito, pues en los primeros cinco meses se vendieron más de 360 mil copias, y los derechos para traducirse a 26 idiomas. “Las ilustraciones son un elemento vital, pues reunimos una muestra representativa e incluyente de 60 mujeres de todo el mundo”, aclara Favilli.

Quien estudió una maestría en Semiótica en la Universidad de Boloña, y Periodismo Digital en la Universidad de California en Berkeley señala que la selección de las ilustradoras se llevó a cabo a través de la red social Instagram. “Compartimos con ellas los textos, charlamos sobre las bases de la composición y el tratamiento del color”.

Esta fórmula se repitió, admiten, con el segundo volumen de Cuentos de buenas noches... que ya salió en EU, cuyas primeras historias se lanzarán en podcast en marzo próximo. Entre éstas destacan la de la golfista mexicana Lorena Ochoa y la Nobel de la Paz guatemalteca Rigoberta Menchú.

“Será la piedra de toque para realizar muchos proyectos, incluyendo más libros. Pero también eventos en vivo y programas tanto de radio como de televisión. Queremos compartir estas historias para decirle a las niñas y jóvenes que realmente pueden hacer de su vida lo que deseen”, concluye.

 

De amor invicto

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 25 Diciembre 2017 Visto: 2763

amorrrrrrPor Luis Tovar
La maravilla de sentir amor por alguien vale con creces la segura tristeza y el posible dolor cuando eso que llegó a sentirse ya no es más que otro inquilino en la memoria: esto pensé al ver, sin que ella me mirara, los ojos de una desconocida mujer joven que iba por la calle en dirección contraria a la mía, y sé que la sonrisa que llevaba en las pupilas fue sólo algo así como el detonador o, más precisamente, el precipitador de algo que venía tomando forma en mi cabeza hace unas horas.

Hay ocasiones en que al pasado se le antoja darse una vuelta para ver cómo va todo, y hoy sucedió: ella, la última mujer que he tenido en el centro de mi centro, y yo, coincidimos en un restaurante. Estaba sentada en la barra y como ahí no quedaba ningún sitio disponible, me senté en una de las mesas, distante unos cuantos metros. Hasta hace poco aún hubiera cometido yo la tontería indelicada de acomodarme dándole la espalda. Peor aún, posiblemente al descubrirla pude haberme dado vuelta e ir a comer a otro lugar, pero me senté mirando hacia la barra y su perfil izquierdo quedó al alcance de mi vista. Ella podía verme también, pero si en algún momento llegó a hacerlo no lo supe.

Mientras yo comía y leía el diario la escuché hablar –sin entender lo que decía– con alguien sentada a su lado, la observé manipulando su celular, y unos minutos después vi que terminaba de comer, pagaba y se iba. Llevaba jeans de mezclilla azul, una blusa artesanal con bordados y el cabello recogido. Mirándola así, ya tan ajena, a su vez y como yo perfectamente capaz de coincidir sin que ninguno tuviera no sólo una reacción excesiva sino ninguna de ningún tipo, fue cuando empezó a formarse en mi cabeza esto que se derramó hace un rato, al mirar los ojos amorosamente sonrientes de la desconocida.

No fueron dolor ni tristeza, sino el recuerdo del dolor y la tristeza, lo que se me dibujó primero, y casi de inmediato ese par de clavos en el aire se desvanecieron para dar paso no a una sino a un cúmulo de imágenes previas, que comencé a evocar mientras miraba el movimiento de sus manos. Luego recordé muy vívidamente la sensación firme y cálida de su abrazo, después llegaron sus labios, y ya para entonces todo cabía entero en una sola idea: el amor que nos llegamos a tener y a prodigar.

Perdieron relevancia mucho antes, pero en ese momento importaron todavía menos las razones y las sinrazones que acabaron deshilvanando el tejido que fuimos. Preferí, como prefiero ahora y lo haré siempre, que su presencia –que es como decir su existencia– no me diera igual, y que el acto de no ignorarla bebiera de los recuerdos gratos, que son muchos y muy grandes, y no de lo que vino después.

El amor, que es como el Cid, puede ganarle todas las batallas a la mismísima muerte •

 

Un pueblo sin cultura es un pueblo oscuro dice doña Irma Arana, de Ciudad Obregón

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 25 Diciembre 2017 Visto: 2734

culruta elenaElena Poniatowska
uy elegante, alta y esbelta, sin un solo cabello fuera de lugar, doña Irma Arana es uno de los grandes personajes de Ciudad Obregón. Cuando ella hace su entrada es tanta su autoridad que todo el mundo guarda silencio. Vestida a la perfección, si ella toma la palabra, lo hace con autoridad porque desde muy joven, adquirió dotes de líder o conductora de masas. Escucharla es un gusto enorme y lo hacen con atención tanto niños como adultos. Su vehemencia es capaz de derretir una piedra. No cabe duda, las norteñas, además de belleza, tienen personalidad y, al igual que María Félix, se imponen en todas las circunstancias. Hablar claro es una de sus virtudes. Otra es su esmero en su atuendo personal y en sus tacones siempre altos, a pesar de ser ella misma muy alta.

–Desde chamaquita, mi mamá me decía: ¿A dónde va Margarita Arana?, porque salía yo muy arregladita y toda la vida conservé el hábito de vestirme con mucho cuidado, llevar a la escuela un portafolio precioso y erguir la cabeza. Así fui siempre y no se me ha quitado –asienta doña Irma Arana.

Si Ciudad Obregón tiene vida cultural es gracias a la pasión de doña Irma Arana. Claro, Ciudad Obregón tiene tradiciones que provienen de los yaquis, el palo fierro con el que se tallan figuras espléndidas, pero la que congrega en torno suyo a pintores, escritores y jóvenes estudiantes es Irma Arana, quien impulsa la cultura de su estado. Muy joven viajó a Europa después de leer La muerte en Venecia, de Thomas Mann, Herman Hesse y, sobre todo, a Goethe. En su viaje a Italia, le impactó no sólo Venecia, sino Verona, toda Europa. “La piedad, de Miguel Ángel, me conmovió y me arrodillé ante la tumba de Galileo Galilei. También en Barcelona me maravilló Gaudí”. Irma Arana sabe comunicar a sus oyentes su gran amor por el arte y la literatura, y se emociona cuando dice su propia poesía que hizo que Elías Nandino la felicitara con entusiasmo.

–Cuando Claudia Pavlovich –asienta doña Irma Arana con vehemencia– ganó la gubernatura se me iluminó el corazón, los ojos, me iluminé toda, pero ella no ha respondido a mi petición. A veces pienso que no está bien informada; me recibió una vez, pero la ayuda prometida se esfumó y puedo decir que el apoyo para la cultura en Ciudad Obregón es nulo y que yo me veo como huérfana en esta administración en la que no se destina un centavo al área de la cultura. El 10 de diciembre se cumplió un año de estar rogando que me dé una cita para explicarle que nada de lo que ella aprobó en nuestra primera entrevista se cumplió. No sé las causas. A veces pienso que nos equivocamos al creer en los perfiles políticos de nuestros dirigentes y así ha sucedido con la gobernadora que me ha decepcionado totalmente. Si yo fuera presidente municipal o gobernadora, me ocuparía de la cultura de mi estado, pero por lo visto Claudia Pavlovich no tiene la sensibilidad necesaria para un puesto tan importante. No van a ser las balas, los soldados, los judiciales quienes encaucen al país contra la violencia que proviene del narcotráfico... La absoluta falta de atención a la ciudadanía se paga muy caro, y tarde o temprano la gobernadora tendrá que pagar.

Irma Arana es una de las máximas figuras de Ciudad Obregón. Cuando la acompañé a visitar a los yaquis pude comprobar cómo la quieren y confían en ella. Le consultan su gran problema: el del agua, y ella se indigna con su situación. “¿Cómo es posible que ellos, los dueños de la tierra, vivan privados de lo más básico que es el agua, que les pertenece, y los políticos y los poderosos puedan llenar sus albercas, porque a eso se destina el agua de Ciudad Obregón, al beneficio de gobernadores corruptos y políticos poderosos? El ex gobernador Padrés se burló de los yaquis. Él mismo se construyó una presa en uno de sus ranchos, lesionándolos a ellos. Hay una riqueza étnica y cultural muy grande en Sonora y a todos a los que nos hemos interesado en ella y hemos tratado de mejorarla nos ha ido mal. Pienso en la danza contemporánea, la danza prehispánica, la danza folclórica. ¿De dónde cree usted, Elena, que es la Danza del Venado? Hay muy buenas escuelas de ópera en la Universidad de Sonora; tenemos todo lo que se necesita para un buen desarrollo; nos falta que un gobernador o una gobernadora fije la vista en nuestros tesoros y apoye a quienes promovemos su cultura. Las asociaciones civiles somos una opción para el país, porque no nos importa entregar el alma a lo que hacemos. El Instituto Sonorense se fundó en 1985 en Sonora, todos los gobernadores nos apoyaron y jamás nos habían insultado como hasta ahora en que se hace patente el absoluto desdén de Claudia Pavlovich. ¡Qué diferencia con el gobernador Manlio Fabio Beltrones, que tanto hizo por nuestro estado! Tengo fotografías con él de cuando era gobernador, en nuestros actos en Cajeme, en la tierra de los yaquis, en su defensa del agua. El yaqui es una persona mayor, es un sabio como era antes, y Beltrones supo tratarlos y se preocupó por las etnias. No sólo me apoyó, sino que se apersonaba en la exposición, en la obra de teatro, en la conferencia, y eso nunca lo voy a olvidar. Beltrones apostó por la educación, dio buenos sueldos a los maestros en su tiempo, hizo todo por que floreciera una cultura independiente y eso se lo debemos todos los sonorenses”.

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Irma Arana, promotora cultural de Ciudad Obregón, Sonora, en una imagen proporcionada por la articulista
Desde hace años –gracias a su fuerte personalidad y a su generosidad– doña Irma Arana promueve conferencias y festivales y ha invitado a varios escritores y poetas para que diserten en público o digan en voz alta en el teatro de Ciudad Obregón sus cuentos y su poesía. Ella misma, poeta –amiga de Elías Nandino y ahora de Marco Antonio Campos–, ha publicado muy buenos poemarios. Rafael Tovar y de Teresa la quería mucho. Irma lo invitó a Ciudad Obregón en varias ocasiones como funcionario y como autor a presentar su libro ,y él la visitó en varias ocasiones. Carlos Monsiváis, Silvia Pinal, Marco Antonio Campos, Rosa Beltrán, Paco Ignacio Taibo, Silvia Molina, Elsa Cross y muchos otros han viajado gustosos a dar conferencias o a presentar su obra frente a una concurrencia de jóvenes entusiastas que demuestran con su interés que en Ciudad Obregón la semilla sembrada por Irma Arana ha fructificado.

–Como usted sabe, doña Elena, soy hija del ejidatario Bernabé Arana, que tuvo el privilegio de tratar a grandes personalidades y convivir con ellas. Mi papá tuvo la dicha de ser amigo del general Lázaro Cárdenas, de ir a su casa, y pude acompañarlo. Nunca olvidaré que al entrar a su casa podía leerse el poema de Blanco Belmonte: Siembro pinos, encinos y sicomoros, si el mundo no los sabe, Dios lo comprende, y esas palabras eran parte de la vida del mismo general y de la vida de mi papá, quien luchó tanto por los campesinos e hizo casas para los ejidatarios. También visitamos a Diego Rivera en su casa y él vino a la nuestra, al igual que los grabadores del Taller de Gráfica Popular... Debo decirle que mi hermana es muy buena pintora.

–De su papá heredó la capacidad de lucha que todos admiramos, doña Irma.

—Heredé su tenacidad y puedo responder a la pregunta que me hacen hoy familiares y amigos: ¿Para qué estás en cultura, si no te hacen caso los gobernantes? Una sociedad independiente, una asociación civil como la que encabezo, es una opción más para el gobierno, porque las asociaciones civiles siempre tratamos de hacer más, con mucha dificultad y sin ningún interés económico.

–Doña Irma, usted ha llevado a Ciudad Obregón a muchísima gente, grupos de teatro, de danza moderna, de ballet, de canto, de baile folclórico; también ha traído a la Ciudad de México a grupos yaquis y a grandes exposiciones de artesanías norteñas. Alguna vez asistí a una magnífica muestra en el Centro Cultural San Ángel.

–Sí, hice jornadas culturales en la Ciudad de México, en Bellas Artes, en Chapingo, en la capilla Alfonsina, en el Centro Cultural de San Ángel, en la iglesia de San Jacinto. Ha sido un esfuerzo que ni el mismo Instituto Sonorense hizo, así como nadie pensó en imprimir una revista como Yukujeeka, que difunde los valores del norte, pero también los del resto de la República, y está hermosamente ilustrada. Hoy, desgraciadamente, está detenida; solamente han salido dos números por falta de apoyo del Instituto Sonorense.

–¿Cómo nació su interés por la cultura?

–Beltrones apostó por la educación, dio buenos sueldos a los maestros en su tiempo, hizo todo por que floreciera una cultura independiente. En cuanto a mi interés por la cultura, desde que tenía 12 años, cuando conocí a Diego Rivera con mi papá, me impactó, me estremeció. Decía yo: ¡Qué bonito habla ese señor, qué bárbaro!; no entendía yo mucho, pero lo oí hablar de María Félix, de Siqueiros, de Rusia; acababa de llegar de Rusia cuando vino a mi casa invitado por mi papá y se quedó más de dos semanas con nosotros. Me tocó acompañar a Diego Rivera a varios lugares, entre ellos a Álamos, porque quería conocer la casa de María Félix, y a mí se me figuraba que él estaba enamorado de ella, la pintó, pero no como él quería: desnuda. Pienso que de ahí empecé a inclinarme por el arte. Recuerdo que cuando entré a primero de secundaria había talleres de guitarra, de cocina, de canto, de piano y dije: Papá, yo quiero tener eso en el campo, y mi papá hizo un galerón grande con ventanas y ahí iban maestros a dar clases de guitarra, de pintura, de escultura, de dibujo, de cocina. Me tocó hacer el primer carnaval y sacar a su primera reina, Ofelia Valdés.

En cuanto a la poesía, nació de la impresión que me causó una de mis maestras de español, quien me impulsó a escribir poesía, y escribir se convirtió en una pasión. Gané concursos de poesía estatal. Leí a Díaz Mirón, Salvador Novo, Ramón López Velarde, Octavio Paz, Carlos Pellicer; nunca pensé que conocería a ese gremio de tan cerca. También la poesía y la vida me han enseñado que si nunca te mueves, nunca recibes ataques, y como promotora cultural he tenido que librar muchas batallas, pero no me he dejado vencer. Ahora quiero que nuestros políticos comprendan que desde kínder los niños deben tener talleres de dibujo, canto, modelado, baile, gimnasia, teatro para que hablen de sus cosas y aprendan a amar a nuestro país.

 

En el libro La imagen cruenta salen a la luz imágenes inéditas de la Decena Trágica

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 25 Diciembre 2017 Visto: 2786

5717pue12 579x399Por Paula Carrizosa

Foto Paula Carrizosa
Quizá nunca se encuentren imágenes del asesinato del expresidente Francisco I. Madero y su segundo de abordo, José María Pino Suárez, el hecho aciago que marcó los días de plomo y zozobra de la Decena Trágica; sin embargo, en los últimos años han salido a la luz fotografías desconocidas de este momento y con ellas, episodios también poco explorados.

Todos ellos se reúnen en un libro que lleva el atinado título de La imagen cruenta. Editado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el volumen es coordinado por la historiadora Rebeca Monroy y el antropólogo Samuel Villela, así como por el académico Arturo Camacho.

La publicación, comentaron sus coordinadores, reúne diversos ensayos que 13 colegas y ellos mismos hicieron sobre pasajes y personajes de la Decena Trágica, a partir del análisis de la imagen como fuente documental.

En 2013, en el centenario de la Decena Trágica, se organizó el coloquio que hoy da título a la nueva publicación del INAH, y cuyo objetivo “es mostrar a un público más amplio esas nuevas formas de historiar, de conjugar la intertextualidad entre la imagen y las letras, las fuentes hemerográficas y gráficas, la literatura y sus contenidos históricos”.

Para ello, los investigadores hurgaron en los archivos del Sistema Nacional de Fototecas, otros más provenientes de acervos particulares, en la Biblioteca Manuel Orozco y Berra del INAH, de la Defensa Nacional, de la SHCP, la Hemeroteca Nacional de la UNAM y la Biblioteca Lerdo de Tejada.

El resultado fue que casi se ha triplicado la veintena de imágenes que hasta hace poco eran el único referente de los acontecimientos que derivaron del movimiento golpista encabezado por Victoriano Huerta.

Por ejemplo, citó el antropólogo Samuel Villela, gracias a estas recientes investigaciones, en una universidad estadounidense se encontró un álbum con alrededor de 40 imágenes de la Decena Trágica tomadas por Manuel Ramos.

Entre las tomas más difundidas de la también llamada Decena Roja están las de Madero ingresando el 9 de febrero a la Plaza de la Constitución, algunas de las batallas en las inmediaciones de la Ciudadela y de los contingentes felicistas.

Ellas son apenas un puñado si se considera que fue uno de los pocos momentos de la Revolución Mexicana en el que un buen número de fotógrafos pudieron estar cerca del campo de batalla.

“Aunque los fotorreporteros no registraban directamente los combates, estaban muy cerca del desplazamiento de tropas, del posicionamiento de las diferentes acciones. El campo de batalla estaba en el centro de la Ciudad de México, eso favoreció mucho las cosas.

“Es el episodio más reciente de una guerra civil librada en la capital del país; antes de eso, la Revolución estaba en el norte y en Morelos, y aquí vino a tocar a la puerta de las casas de los capitalinos”, expresó Villela.

Entre los fotógrafos que hallaron en las revistas ilustradas y en los diarios un espacio para narrar visualmente esos infaustos días, se encuentran Eduardo Melhado y Samuel Tinoco, quienes laboraban para Novedades y La Semana Ilustrada, respectivamente.

Asimismo, Abraham Lupercio para El Imparcial, Ezequiel Carrasco para Revista de Revistas, Manuel Ramos para El Mundo, Antonio Garduño para El Diario, y Gerónimo Hernández para Nueva Era, que al ser un periódico maderista fue de los primeros en recibir los bombardeos.

Otros autores importantes fueron Heliodoro J. Gutiérrez, Aurelio Escobar y Sabino Osuna. Todos ellos son recuperados en el libro La imagen cruenta, el cual abre con un breve texto a modo de “antesala visual”, escrito por Miguel Ángel Berumen.

En dicho texto, Berumen señala que fotógrafos como Charles B. Waite, Hugo Brehme, Manuel Ramos y otros aún no identificados, tomaron imágenes dentro de las casas bombardeadas, desde “la mirada subjetiva de un hipotético habitante que desde su intimidad nos deja ver la forma en que ha sido ultrajado”.

Al paso de las páginas, el lector de La imagen cruenta se topará con imágenes de una violencia “pasiva” que habla del desconcierto y la vorágine de los acontecimientos.

Ejemplo de ello, es una toma del fotógrafo Agustín Víctor Casasola y los periodistas Publio Trippiedi y Ernesto Hidalgo en la que aparecen mostrando las ropas ensangrentadas de Madero y Pino Suárez.

También podrá hallar una tarjeta postal de cadáveres carbonizados en la primera incineración en los llanos de Balbuena; así como de los civiles huyendo de los combates.

Los ensayos que integran la obra abren diversas lecturas de los hechos y contrapuntean la vida de los personajes.

Ejemplo de ello es el trabajo de Carlos Martínez, quien aborda las vidas paralelas de Bernardo Reyes y Francisco I. Madero; o Pedro Salmerón quien intenta indagar quiénes fueron los maderistas leales en la Decena Trágica.

Hablando de lealtades, Martha Eva Rocha detalla a través de las acciones de María Arias Bernal y Eulalia Guzmán, la lucha de las mujeres en el maderismo.

Rosa Casanova reflexiona sobre la percepción del desastre, Daniel Escorza habla del trabajo del trígono formado por Casasola, Garduño y Hernández; y Samuel Villela abunda en las fotos y los fotógrafos del “cuartelazo”.

Mientras que Esther Acevedo rescata del olvido, a través de una pintura sobre la Decena Trágica, al artista Fernando Best Pontones, y Rebeca Monroy hace un análisis de las imágenes del dictador Huerta y cómo la vida cotidiana, citadina, experimentó una consecuente militarización.

Como señala Rebeca Monroy, “los participantes y ganadores de la Decena Trágica comprendieron el poder de la imagen y la imagen del poder; los denostadores de la democracia supieron de la importancia de ésta y dejaron actuar a los fotógrafos”.

Continua que “los felicistas, los mondragonistas, los huertistas, todos sabían la importancia del documento visual. Por el contrario, el mismo Madero pareció no comprender cómo la fotografía defenestró, minimizó y coadyuvó al deterioro de su representación, creada y profundizada justamente desde los medios impresos”.

La imagen cruenta. Centenario de la Decena Trágica llena un vacío en la historia de la Revolución, al rescatar un periodo crítico del proceso democratizador en el país y constituir un discurso que hermana a la fotografía con otro tipo de documentos.

 

Brindis en idiomas

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 25 Diciembre 2017 Visto: 3075

s9 chino tablaDaniela Tenorio

Luego de leer esto no tendrás pretexto para decir «salud» en todas las lenguas.

Quizá en más de una ocasión te ha tocado asistir a alguna fiesta o cena de Año Nuevo, en la cual —invariablemente— se le pide al anfitrión o a alguien cercano y «con facilidad al hablar», que de un discurso o dedique unas palabras para todos los presentes y cierre con una sencilla frase —la cual puede variar—, pero por lo regular suele ser «salud»; después de esto hace un gesto muy peculiar: alza su copa y los demás lo imitan, para luego chocar su copa entre ellos, esto como expresión de buenos deseos, felicitaciones
 y finalmente todos le dan un sorbo o se terminan su bebida.

«¡Arriba, abajo, al centro y pa’dentro!»
Al acto de brindar con vino, sidra, champaña, cerveza, tequila —o la bebida de su preferencia—, se le denomina brindis y también a las palabras que se pronuncian al realizar esta acción.

Estas dos palabras comparten una misma raíz y por lo tanto, un mismo origen: ambas provienen de la expresión alemana ich brind dir's, que significa ‘te lo ofrezco’.

Hay varias versiones sobre el origen de este choque de copas; una de ellas, se remonta a la antigua Grecia, en donde se brindaba como signo de confianza ya que en este tiempo, se solía envenenar a las personas; para evitar esto se chocaban las copas fuertemente, así, el líquido pasaba de una copa a otra y ambos personajes bebían lo mismo y no quedaba duda alguna de que la bebida era inofensiva. De aquí se sostiene que se brinda con las personas en las que se confía.

Al verbo brindar se le conoce como la acción de ofrecer algo voluntariamente.

Según otras versiones, el choque de las copas se llevaba a cabo en fiestas y banquetes de las culturas griegas y romanas, las cuales eran tan concurridas que los asistentes para poder llamar la atención de los sirvientes, golpeaban sus copas entre sí para que les sirvieran más bebida. De acuerdo con esta historia, de aquí surge que se golpee la copa para llamar la atención de los comensales.

Otra historia se refiere a la victoria del ejército de Carlos v, después de que Roma fuera saqueada
 y ofrecida a su emperador, los mandos militares llenaron sus copas de vino, las levantaron para festejar el triunfo y exclamaron ich brind dir’s.

Salud, Salute, Santé...
La expresión salud se dice porque antiguamente se deseaba que los comensales no se intoxicaran por alimentos deteriorados, y se creía que tomar vino antes de comer otorgaría una mejor digestión.

No en todas las naciones está bien visto brindar con cualquier bebida.

El brindis es un acto de suma importancia que ayuda a crear y a fortalecer lazos familiares y amistosos, y a desear cosas buenas a nuestros semejantes, sería interesante conocer cómo se lleva a cabo esta tradición en otros países.

En la mayor parte del mundo es una expresión de festejo, y no hay pretexto para no brindar en cualquier lengua:

 

Navidad sin Santaclós —o a mí tampoco me gusta la Navidad—

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 25 Diciembre 2017 Visto: 2704

s51 ideas 1Mario Zaragoza Ramírez. Algarabía

No a todos les gusta la Navidad. Sin embargo, es difícil no contagiarse del ambiente navideño cuando está en todas partes y desde muchas semanas antes.

Por alguna razón, la Navidad y demás celebraciones decembrinas nos remiten al frío, la nieve, los renos, el amor, la paz y Santaclós. Aunque en México nunca se haya visto un reno, y que las casas no estén precisamente cubiertas de nieve, hoy esta ambientación ficticia es parte de una realidad que se nos impone en el último cuarto del año —cuando nuestras carteras sufren de un ataque al corazón navideño—, en la que nunca faltan la fiesta, los regalos y el —ese sí— mexicanísimo maratón Guadalupe-Reyes.

Lo primero que hay que dejar muy claro, es que la Navidad la festejamos todos,
 de una u otra forma. Es claro que nuestras navidades, y perdona si te incluyo, amable lector, nunca han transcurrido —al menos en México— con nieve en las ventanas,
 con Santaclós entrando por la chimenea, calcetas colgando en la estancia y toda
 esa parafernalia que más bien conocemos o conocimos a través del cine y la tele.

Sabes que es Navidad cuando los comercios instalan montones de luces de colores, que te obligan a pensar en los regalos del intercambio —¡desde mediados de octubre!

Nuestros festejos, en cambio, incluían piñatas, posadas, pastores, peregrinos, y en lugar de nieve, un ponche con o sin piquete; además, las infaltables letanías, el recuerdo o la remembranza de Belén —con estrella y todo—, y aquella bonita historia de la pastorela, ésa en la que actuaste o donde viste al sobrinito cantar «Los peces en el río» —efectivamente, esos que beben y beben, y no son sus cuates.

Viva la fiesta
La celebración navideña proviene de una forma de entender al mundo —llamémosle predominante—, en la que la tradición judeocristiana y, después, la religión católica dotaron a la natividad de «cierta criaturita», de un carácter festivo que luego se haría acompañar con regalos y abrazos. Aunque en nuestros tiempos predominan los obsequios y las ganas de quedar bien, también se trata de una época por demás alegre, donde hasta los más amargados le entran al jolgorio.

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Es el origen católico de las celebraciones decembrinas el que a nosotros por extensión nos toca, y de ahí que en algunas casas se acostumbre poner el nacimiento, adornado con los típicos «monitos» —disculpa mi familiaridad, pero así me dijo mi abuela que se llamaban las figuras de cerámica o barro que representan a los personajes emblemáticos: José, María, el Niño Dios, el buey, la mula—, con esferas, luces, musgo, heno y otras maravillas que sólo se encuentran en los mercados, igual que la fruta del ponche y la que se le echa a la piñata.

En otros casos o casas —quizá en la mayoría—, la constante es el afamado y célebre arbolito navideño; ahí se halla el eslabón perdido o el puente que une 
a nuestra tradición con las otras. No importa si lo prefieres natural, artificial, verde, de colores, de plástico, dorado, rojo, o si te gusta ése que tu vendedor —engañándote y tú creyéndole— dice que es cultivado y no se va
 a morir; da igual si lo usas como maceta o si prefieres ir a comprarlo fresquecito al Ajusco: los hay de todos tamaños, para casa, departamento, jardín u oficina.

Quizá sea el pino la muestra más importante de que la Navidad ha llegado; así que el arbolito —junto con las celebraciones— no se irá hasta enero y, en casos extremos, permanecerá ahí de pie o como mejor pueda, hasta el 2 de febrero. Eso sin contar los casos extraordinarios que duran desde diciembre hasta diciembre del año siguiente. Por favor, no me preguntes quién lo hizo, porque no te quiero contar y que mis tíos se vayan a enojar conmigo.

Y, ¿por qué hay quien pone el pino a media sala? La respuesta más certera sería porque le gusta, porque sabe que a partir de ese elemento puede apropiarse de una época que aplaude el acto de compartir, el amor al prójimo y el dar sin recibir. Aunque, créeme cuando te lo digo: es mejor dar y recibir.

Sabes que es Navidad cuando te cruzas por la calle con el amigo de tu cuñado, ése que te encuentras todo el tiempo, que no te mira ni te admira, y que en estas fechas se te acerca alegremente para abrazarte con enjundia y desearte «felices fiestas».

Santaclós tropical
Nuestras navidades, como ya se dijo, incluyen un montón de cosas, pero no tanto a Santaclós, porque
 él es parte de una adaptación; me resisto a llamarle «tropicalización», pero, si lo pensamos con cuidado, no existe un mejor término para definirlo: un Santaclós traído desde tierras lejanas a éstas donde, si bien se siente el frío invernal, es más bien el frío del trópico, en el que se puede salir a las tres de la tarde sin gorro ni bufanda, y sin problema.

Además, lo que en algún momento fue concebido como una celebración por el nacimiento de Jesucristo, con 
el tiempo fue adaptándose a la cultura de masas y de pronto, la Navidad se volvió un negocio. Basta decir que los renos, la nieve, el pino, los trineos, los osos polares, las esferas, los regalos y demás parafernalia adornan y se reproducen como conejos, a todas horas y en todos lados.

Para muestra, dos botones que te quiero contar: el primero, cuando en mi camino a los cayos beliceños hice una parada obligada en Quintana Roo. En el lobby del hotel había un hermoso y aromático pino, natural, perfectamente adornado, con nieve artificial y escarcha de papel; el único inconveniente: los 35 grados centígrados a la sombra y la humedad propia del sureste mexicano. Imagínese al arbolito, y con el calorón: ahí el primer cortocircuito.

El segundo momento, tal vez más extremo, fue en un café de Montevideo con un bellísimo árbol de Navidad, adornado con series musicales y regalos vacíos al pie del árbol; de nuevo la nieve de frasco y los infaltables shorts y playeritas de la gente, pues en el Cono Sur, la Navidad sucede en verano.

Todo es Navidad
Lo anterior sólo para reforzar lo dicho: la Navidad se volvió una mercancía. Y no es que tú no tengas buen corazón y no disfrutes esta fecha; el tema es que desde octubre, junto con los panes de muerto aparecen las primeras esferas en el súper. Y de pronto tú sales a la calle en noviembre y todo es Navidad, pese a lo apresurado del tiempo.

Y cómo no, si lo vemos en el cine, la televisión y en Internet a cada rato, la característica nieve —recuerda, en México, sólo en el norte hay nieve, y sobra decir que no mucha—, los villancicos, los renos —sea a quien sea que se le haya ocurrido que sin dichos cuadrúpedos no habría Navidad— y Santacloses de muchos tonos de piel, pero eso sí, todos rechonchos, aunque sea con almohadas para dar el tipo o el ancho.

Sabes que es Navidad porque te llegaron los folletos de todos y cada uno de los centros comerciales, anunciando cientos de descuentos y un seguro «ahorro de dinero» con pagos chiquitos.

Así, la Navidad empieza a ser un engorro, los centros comerciales, desde agosto y septiembre, venden artículos propios de la época decembrina; lo peor son el gentío, los famosos «descuentos» y los meses sin intereses. Ya no existe eso de «dar para ser feliz», sino comprar para sentir que es Navidad. Y si a eso le sumas lo lejano que está México del Polo Sur o Norte, pues ni renos ni osos polares, sólo estacionamientos a tope.

Aun así, nos queda algo. La Navidad sin Santaclós también es chida, con posadas y maratones —de los que no tengo que dar detalles porque ya debes conocer—, ésos que empiezan el 12 de diciembre, que ya son harina de otro artículo. Queda decir que la época sí tiene lo suyo. Sin embargo, se trata también de un mecanismo de consumo. Por eso, disfrútala como puedas, aunque tengas calor y no pongas un árbol e

 

Un pueblo acolhua 2

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 20 Diciembre 2017 Visto: 2786

5082p8Edith López Sánchez. CORACYT

“Contacto, Resistencia y muerte en un pueblo Acolhua” es la primera muestra del asentamiento, queremos que visiten la zona arqueológica señala Enrique Martínez Vargas, director del Proyecto Zultepec-Tecoaque.

Es un asentamiento pulquero, que se transforma con el contacto de ser un distribuidor de pulque, controla, es una carvana y posteriormente es destruido son extremos totalmente diferentes pero un aspecto muy importante nos habla de la resistencia a la conquista y del guardado de los objetos. Vasijas pulqueras (con varios picos). Tenemos por ejemplo la presencia de los primeros hornos que se hacen para la fabricación de cerámica y otras cosas, los temas son variados, son muchos pero queremos empezar a motivar a la población de lo que hay en el asentamiento, queremos que se motiven para que visiten el asentamiento, vean el aspecto monumental, vean el aspecto pétreo del asentamiento.
Tenemos un museo de sitio que también nos habla de otro aspecto de lo que aquí presentamos y es un sitio que ya ha rebasado fronteras trascendió fronteras, en España ya se mostró, se llevaron algunos restos físicos óseos de mujeres que les impactó pero no hubo una crítica, lo aceptaron como proceso histórico
Animales, hornos, enterramientos, zompantle, entre las piezas que se exhibe in situ. La zona arqueológica Zultepec-Tecoaque está abierta los 365 días del año de 9 a 17 horas.
O bien, visite el museo regional INAH-Tlaxcala y conozca esta primera de varias muestras sobre la zona y la riqueza patrimonial de Tlaxcala

 

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