En entrevista, el pintor oaxaqueño adelanta a Excélsior que prepara una exposición en la que reunirá una centena de obras que lo reflejan
VIRGINIA BAUTISTA. EXCÉLSIOR
El joven estudiante Francisco Toledo (1940), “con pelo corto y de copete, sin bigote y sin barba”, es recreado en el primer autorretrato que el pintor y escultor juchiteco se hizo cuando tenía 16 años de edad.
“Estoy irreconocible en ese autorretrato. Empezaba a pintar. Había visto a los impresionistas y a los fauvistas, entonces usé esas técnicas, algo con mucho color”, recuerda quien es considerado como uno de los mayores pintores vivos de México. “A lo largo de mi vida he hecho muchos autorretratos: primero sin bigote y barba, luego con bigote y barba, luego con bigote y barba canos. Toda la transformación que tiene uno a través de los años”, comenta en entrevista vía telefónica desde Oaxaca.
El también dibujante y grabador, que este domingo cumple 76 años, adelanta a Excélsior que desea presentar, “tal vez en la Galería Juan Martín”, una exposición que reúna unos cien autorretratos que evidencien cómo ha manejado este género.
“No sé qué tan grande sea. Incluiría mis autorretratos más representativos en todas las técnicas. También fotografías que yo mismo me he tomado. Primero de joven, luego joven maduro, maduro y al final anciano, como actualmente estoy, con mis canas”, detalla risueño.
El ganador de los premios Nacional de Ciencias y Artes 1998 y el Príncipe Claus 2000 dice que apenas está seleccionando las obras de la muestra, “debo ver que estén a la mano o que los coleccionistas las presten, ver cuánto cuesta asegurarlas”; y piensa que podría exhibirlas a finales de este año o principios de 2017.
Toledo
El artista juchiteco suele pintarse, dibujarse o esculpirse pensativo, observador y reflexivo; habla de su obra plástica dedicada a los niños.
Las manos y los ojos son los elementos centrales que atrapa Francisco Toledo (1940) de sí mismo en sus autorretratos. Siempre se pinta, dibuja o esculpe pensativo, observador, reflexionando y a veces sonriendo o intrigado.
Todas las facetas del artista plástico juchiteco se podrán apreciar en las cien obras que planea reunir en la exposición “sólo de autorretratos” que prepara actualmente, la cual le permitirá revisar el tratamiento que le ha dado a este género.
“No sé cuántos autorretratos he hecho, no llevo la cuenta, pero me ha gustado trabajarlos en varias técnicas. Me pinto solo o acompañado de algún animal, con sombrero o pintando. No se verán los más representativos, pues hay que ver cuáles podemos pedir prestados y agregarles los nuevos”, afirma en entrevista.
El artista juchiteco comenta que al revisar su acervo de autorretratos se ha dado cuenta de su evolución física.
“La veo muy mal. No sé cómo les va a mis compañeros de generación, pero yo veo que estamos mal, achacosos, con dolores de huesos, sordos, ciegos, rengos, con lazarillos. Ya son muchos años de andar dando lata, ya es hora de estarse quieto”, agrega.
El explorador de técnicas y texturas, que lo mismo trabaja óleo, acuarela, gouache, el fresco, la litografía, el grabado, el tapiz, la escultura o la fotografía, está a sus 76 años, al contrario de lo que menciona, más activo que nunca. Además de la retrospectiva de autorretratos, Toledo avanza en la confección de dibujos, grabados y acuarelas inspirados en la leyenda europea del oso, que llamó mucho su atención.
“El oso era una deidad muy fuerte antes de que Europa se cristianizara. Este oso es un dios violento, un dios violador de muchachas, de adolescentes, las rapta y se las lleva y les hace cosas, las embaraza. Y, cuando llegó el cristianismo, lo prohibieron”, cuenta.
Dice que aún no sabe si este tema dé solo para una exposición o para “un librito tal vez”, pero, por lo pronto, sigue trabajando en él.
Otro proyecto que ocupa a quien estudió en el Taller de Grabado de la Escuela de Diseño y Artesanía de la Ciudadela es la realización del material gráfico para una serie de espectáculos para niños de Juchitán y el Istmo de Tehuantepec. “Hace unos 30 años recortamos figuras de cartón que se movían con palitos, con la idea de contar historias en las lenguas nativas. Pero me fui del país y el proyecto quedó pendiente. Ahora lo estamos retomando.
“Nos hemos acercado a la normal bilingüe. Sabemos que los maestros que van a salir tienen que enseñar a los niños pequeños. Queremos hacer las radiografías recortadas de animales, conejos, coyotes, tortugas, y escribir argumentos para que los jóvenes se los lleven y diviertan a los niños practicando su lengua”, señala.
Toledo desea que los niños oaxaqueños vean espectáculos en sus dialectos maternos, chontal, zapoteco, mixe, triqui. “Es que no tienen ni cine ni radio ni televisión en su propia lengua. A ver si podemos ayudar a que practiquen su lengua, que sientan que tiene una importancia y que deben conservarla. Mis dibujos aportan la parte estética”.
El pintor confiesa que le gusta seguir en contacto con los niños, porque en los trabajos que realiza para ellos evoca sus juegos de infancia. “Me acuerdo haber jugado a hacer cinito. Era una caja de zapatos que tenía enrollada una historia dibujada en secuencias. El papel se pasaba de un lado de la caja a otro, como si fuera desenrollándose. Los niños se sentaban al frente y venían el cinito”.
Comenta que incluso la actriz Jesusa Rodríguez está en Oaxaca para ayudar a impartir estos talleres a los estudiantes de la normal. “Yo me encargaré de recortar estas figuras. Creo que podríamos hacer La muerte pies ligeros, de mi hija Natalia; tal vez este sea el primer espectáculo que preparemos”, adelanta.
El creador asegura que estos espectáculos se pueden presentar en cualquier foro infantil. “Siempre estoy dispuesto a cooperar con cualquier institución para enseñar a los niños y divertirlos”.