Una de las tradiciones más arraigadas que tenemos los mexicanos durante la época decembrina es visitar los mercados y adquirir todo lo necesario para el Nacimiento. Inmersos en el aroma de los pinos, el musgo y el heno; segados por el resplandor de las esferas, las luces de bengala y las series luminosas; entre pan de fiesta, café y ponche, buscamos el Pesebre adecuado, el Niño Dios que nos conmueve, un amoroso San José y una devota Virgen María que formarán parte del Belén familiar.
Los Nacimientos son parte de la típica decoración navideña en los hogares mexicanos. Es una costumbre en la que se involucran con alegría abuelos, padres e hijos; donde la unión y la convivencia son valores distintivos en estas celebraciones.
Además de los elementos usuales de la tradición nórdica que se introdujeron a nuestro país debido a la influencia mercadológica proveniente de los Estados Unidos, como el típico Árbol Navideño, los muñecos artificiales de nieve o las figuras de Papa Noél y su trineo, el componente central de nuestra Navidad mexicana es el llamado Nacimiento, también conocido como Belén o Pesebre en otras latitudes.
El Nacimiento es una representación artística e ingenua del momento en que nació la esperanza y el amor para los católicos: la Navidad, el nacimiento de Jesús –palabra que tiene su origen en Natividad del latín, y que significa precisamente “nacimiento”–. Por lo que es comprensible que esta representación juegue un papel protagónico en los pueblos con herencia católica durante las fechas decembrinas. Estos Nacimientos incluso ahora se exhiben en plazas, atrios de iglesias, centros comerciales, parques y casas. Cualquier espacio es aprovechado para colocar el Pesebre de madera, descansando sobre una cama de musgo y heno, y en el interior María y José, quienes recibirán la visita inesperada de pastores y los Reyes que siguieron el brillo luminoso de una promisora de la estrella que anunció el Nacimiento del Niño Dios.
Todos hemos participado en la colocación del Nacimiento y al terminar nos tomamos un momento para admirar y perdernos en los detalles de esta maravillosa costumbre. En la mayoría de los casos estos Nacimientos llegan a ser auténticas obras de arte, sin embargo, no todos conocemos el origen y significado de esta tradición.
¿Cómo surgió?
De acuerdo con historiadores, el origen del Nacimiento se remonta a la época de Giovanni Bernardone (s. XVIII), mejor conocido como San Francisco de Asis, a quien se le atribuye la iniciativa de instalar la primera representación del Nacimiento del Niño Dios en el año 1223 en una cueva cercana a Greccio, en Italia.
Se dice que San Francisco de Asis, recorrió las poblaciones de su natal Italia con el fin de predicar el Evangelio y en el invierno de 1223, mientras andaba cerca de la provincia de Rieti, lo sorprendió la Navidad en Greccio; lugar que lo inspiró a reproducir el bíblico Pesebre.
Ayudado por otros clérigos, construyó una pequeña casa de paja, un portal y un establo, e invitó a todos los lugareños a integrarse en una escena viviente, es decir, con interpretaciones de Jesús, María y José, los ángeles, los pastores, un buey y un borrico. Esta representación atrajo a muchos habitantes de ciudades vecinas. Se cuenta que San Francisco de Asis invito a los participantes a cantar himnos religiosos para celebrar todos la natividad del redentor. Esta evocación fue tan exitosa en Greccio, que los habitantes siguieron representando este trascendente suceso para la humanidad.
Años más tarde, cuando por fin prevaleció esta tradición en gran parte de Europa, se mantuvo con Belenes —como se le conocen en este continente— vivientes de la Familia Sagrada, las cuales se realizaban principalmente en los recintos religiosos, hasta que poco a poco se fueron elaborando figuras e iconos de barro, facilitando su expansión a los hogares de los fervientes cristianos.
Existe el registro de que el primer Nacimiento hecho con figuras se realizó en la ciudad de Nápoles, también en Italia, a finales del siglo XV; incluso se menciona que fue su Rey, Carlos III, quien ordenó que estas representaciones inanimadas se extendieran por todos sus dominios. Desde entonces la tradición se ha difundido en prácticamente todos los países que practican la religión católica.
En cuanto al número de figuras que llegan a componer el Nacimiento, este es muy variable de acuerdo a cada región y cultura, pero los personajes esenciales son, por supuesto: el Niño Dios, San José, la Virgen María, la estrella de Belén y los Reyes Magos.
Actualmente, existen una gran variedad de Nacimientos, desde los que están conformados con actores y animales reales y un pesebre en tamaño natural, como lo son en Italia y España; hasta los que están hechos de diferentes materiales y tamaños, como los que se aprecian en Latinoamérica.
El estilo de los Nacimientos en México
Con la llegada de los españoles al Nuevo Mundo, los frailes utilizaron las costumbres navideñas para facilitar la Evangelización de los nativos. Los Belenes jugaron un papel relevante porque fueron un método eficaz para que los nativos se acercaran a la palabra de Dios por lo interactivo que era instalarlas; además, los habitantes originarios de estas tierras fueron adiestrados para elaborar las figuras y los motivos.
Ya han transcurrido varios siglos desde el arribo de los evangelizadores y muchas familias mexicanas siguen elaborando estas figuras religiosas, ya no solo como tradición, sino también como negocio. Las poblaciones con más potencial costumbre de manufacturar dichas artesanías son Tzitzuntzan, Michoacán; Metepec, Estado de México; Ameyaltepec y Tolimán, en Guerrero y Tlaquepaque, Jalisco.
Los Nacimientos en México se caracterizan por tener un toque artesanal y pintoresco, en ellos se incluyen motivos muy propios de nuestra cultura. No solo colocamos los personajes principales, también utilizamos heno, paja y musgo para el establo, así como figuras de guajolotes, xoloitzcuintles y hasta nopales y magueyes.
El tamaño y material de las figuras es muy variable, no es nada raro encontrar que el Niño Dios sea casi del mismo tamaño que María, José y los Reyes Magos. O que sean esculturas hechas de barro, cerámica o hasta de madera. Por otro lado, debemos hacer referencia a las luces que decoran los Nacimientos. Hoy en día es cada vez más común contar con las series de luces de colores, con tonadas de villancicos. En hogares más tradicionales aún se utilizan las velas de cera o parafina, con el fin de iluminar de mejor manera los Pesebres.
Estos tradicionales ornamentos navideños pueden realizarse con diversos materiales, el principal elemento es la creatividad y fantasía de cada hogar. No hay impedimentos, lo que importa es realzar ese espíritu navideño con la unión de la familia. Símbolos esenciales de estas fechas, los Nacimientos siguen presentes en nuestras costumbres, sin ser doblegados por otras decoraciones más contemporáneas. http://www.vmexicoalmaximo.com/articulos/tradiciones/los-nacimientos-navidenos/