Booktrack, marca líder, tiene 2.5 millones de usuarios en el mundo
Ofrecen a los editores una oportunidad de sacar jugo a su catálogo
Alex Lawson. TheIndependent. Periódico La Jornada. El crujido del papel y el aroma a humedad de las páginas sujetas con fuerza es la clave, para muchos lectores, del atractivo de levantar un libro físico en vez de uno digital, pero tal vez los británicos acaban de encontrar algo equivalente en sensualidad.
Los libros con banda sonora –libros virtuales con efectos de sonido– comenzaron a aparecer hace cuatro años, pero una investigación exclusiva del líder del mercado, Booktrack, muestra que Gran Bretaña es ahora la nación más adepta, después de Estados Unidos, a envolver con ojos y oídos este medio modernizado. El nuevo estudio muestra que el número total de personas en Reino Unido que lo usan ha crecido 13 veces desde julio pasado, y revela que la app de Booktrack tiene 2.5 millones de usuarios en el mundo.
Los libros con sonido no han recibido plena aceptación de todos los compradores de libros. Como era previsible, los tradicionalistas insisten en que los sonidos agregados distraen de la palabra escrita e interfieren con la imaginación de los lectores. Una fuente de la industria editorial declaró a TheIndependent: Los lectores quieren sumergirse y dejar correr su imaginación, no ser bombardeados con interferencias.
En cambio, los que están en el campo profesional proponen un sólido argumento. Un estudio realizado por la Universidad de Nueva York, Reading withSound (Leer con sonido), encontró que los niveles de concentración en realidad se benefician con la experiencia de inmersión.
Paul Cameron, fundador de Booktrack, cuya sede es Nueva Zelanda, quien se ha dedicado a cambiar la forma en que leemos, expresa: Hemos creado un nuevo medio de entretenimiento que no se encontraba antes, sencillamente porque el iPad no existía. Los libros son el único medio dominante sin sonido sincronizado, pero en realidad éste realza la experiencia.
En la primera escucha, la experiencia da la sensación de una cadena de efectos de sonido pegados. Al leer Drácula, mis oídos son recibidos con el piafar de los caballos, el restallar de las escopetas y gritos de alarma. Al probarlo sentado al lado de Cameron en un atestado café londinense, con ruido de fondo perceptible por encima de los audífonos, da más bien la impresión de tratar de concentrarse en un punto en la distancia mientras el río Carnaval irrumpe caudaloso en mi visión periférica.
Pero cuando uso el servicio en ambientes más relajados, la experiencia es del todo distinta. Mientras Sherlock Holmes (uno de los activos más redituables de Booktrack) charla con el doctor Watson frente al fuego del hogar, el crepitar de las llamas parece enviar calidez a través del frío destello del iPad. De modo similar, los ladridos de Toto y el aullido del viento remolineante que transporta a Dorothy a Oz en el clásico de L.FrankBaum añade atmósfera a un cuento familiar que leo viajando en un tren a través de la escarpada Cumbria.
En gran parte de la prosa se toca música clásica y son evidentes los mismos trucos usados en las películas (cuerdas intensas para acentuar la tensión, bronces para abarcar viajes largos a través de paisajes épicos). La app mide la velocidad de lectura para determinar en qué momento tocar los efectos apropiados.
El medio ha deleitado a quienes publican por su cuenta y han ganado prominencia a medida que los libros electrónicos han derribado las barreras de la edición. La llamada ficción de fans es una de las mayores categorías en los 16 mil títulos de Booktrack, y se anima a los usuarios a utilizar su archivo de efectos de sonido –grabados por el equipo de El Señor de los Anillos, de Peter Jackson– para ilustrar su trabajo, pero también pueden crear los suyos. Cameron planea añadir canciones de verdad más adelante. “Mi sueño es tener a Lorde acompañando Los juegos del hambre o a Taylor Swift haciendo la banda sonora de un título de romances juveniles”, afirma, y añade que los entusiastas han pareado música con lectura desde hace mucho (en lo personal, la mezcla incongruente de Daphne du Maurier y el ensamble de música electrónica Boards of Canada me suena perfecta).
Para los editores, los libros sonoros pueden ofrecer una nueva corriente vívida y comercializable de ingresos, y una nueva oportunidad de sacar jugo a su catálogo. Los precios, típicamente, son un poco más altos que los de los libros virtuales, que en general han tenido cierto decaimiento. El grupo investigador Nielsen informó que la participación de los títulos electrónicos en el mercado británico del libro saltó de 21 por ciento en 2012 a 32 por ciento en 2014, pero cayó a 29 por ciento en 2015. Fueron afectados por el crecimiento fenomenal en los libros físicos de colorear para adultos y por cierta falta de títulos exitosos de ficción para adultos jóvenes, que indujeran a los adultos a leer libros dirigidos a un auditorio más juvenil (Bajo la misma estrella, de John Green, fue un libro virtual de gran éxito). La ficción erótica, encabezada por Cincuenta sombras de Grey, de EL James, continúa ofreciendo un buen filón para los ebooks, por el atractivo del anonimato para quienes gustan de ponerse cachondos con lo que leen.
Veloz cambio de hábitos
En el estudio Who’sAfraid of theebookPlateau? (¿Quién teme a la plataforma del libro virtual?), Nielsen descubrió que los lectores han cambiado sus opiniones y hábitos en pocos años. El descenso en el mercado de las tablets y los lectores electrónicos se muestra en el destino del Kindle de Amazon, cuyos embarques se han reducido con rapidez. En Gran Bretaña, el jefe ejecutivo de la librería Waterstones, James Daunt, hirió susceptibilidades cuando, después de haber llamado a Amazon un diablo sin piedad en 2011, se metió de mala gana en la cama con dicho Satán un año después para vender el Kindle. Pero este año Daunt reconoció que las ventas han sido deplorables y retiró los dispositivos de sus librerías.
Hemos llegado hasta donde fue posible con lo que tenemos. A los grandes compradores de libros les gusta porque pueden llevarlo de vacaciones o en el metro. Lo que sigue ahora es llevarlo más allá de lo que el libro impreso puede ofrecer, comenta Jo Henry, de Nielsen.
Así que si la popularidad del libro virtual ha descendido un poco, ¿cuánto de un mercado creciente han capturado los libros con banda sonora? Su crecimiento, al parecer, va de la mano con un resurgimiento de los audiolibros y los podcasts. Los dos han recibido impulso del acceso mejorado mediante iTunes y de ediciones emblemáticas como la ahora clásica serie de Harry Potter leída por Stephen Fry y el podcast Serial, que reinventó el género del crimen real. Parece que todavía queremos historias en profundidad y de largo aliento, simplemente en formas nuevas, diferentes de la sola página impresa. Un 10 por ciento de los entrevistados por Nielsen señalaron estar dispuestos a pagar más por nuevas características interactivas en los libros virtuales.
Un grupo que corre hacia los libros con banda sonora son los maestros.
Booktrack, que tiene el respaldo de Peter Thiel, fundador de PayPal, tiene más de 12 mil escuelas inscritas en su servicio de salón de clases y afirma que los alumnos que lo usan leen 30 por ciento más tiempo y obtienen 17 por ciento mejores puntuaciones en pruebas de comprensión.
¿Algún día los libros sin banda sonora parecerán tan arcaicos como las películas mudas? No parece probable, pero el ascenso de los libros con sonido habla mucho de la forma en que nos gusta ser informados y entretenidos en un mundo cada vez más digital. © TheIndependentTraducción: Jorge Anaya