Por Paula Carrizos. La Jornada de Oriente. Al área ceremonial de Xochitécatl y el complejo arquitectónico de Cacaxtla se unirán por medio de un andador de casi un kilómetro de largo que permitirá el tránsito peatonal, esto en beneficio de los visitantes.
En el marco de los 21 años de la apertura del área ceremonial de Xochitécatl, autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en su Centro Tlaxcala anunciaron la construcción de este andador, tal como era en el pasado.
Yajaira Gómez García, subdirectora de la zona arqueológica Cacaxtla–Xochitécatl, explicó que el andador servirá para que los visitantes lo reconozcan como un solo sitio arqueológico y no como dos distintos.
Ello porque ambos sitios constituyen una misma ciudad habitada en dos momentos: el primero en el periodo Formativo (del año 800 antes de esta era al año 200 después de esta era) y el segundo durante el Epiclásico (entre los años 650 a 950 de esta era).
“En Xochitécatl se construyeron espacios monumentales para uso ceremonial–religioso, en donde se tiene evidencia de rituales de la fertilidad; en el área de Cacaxtla habitaba la élite: gobernantes y sacerdotes, quienes acudían ahí continuamente durante la segunda ocupación”.
El andador –que se construye con recursos gubernamentales de dicha entidad– posibilitará a los visitantes recorrer estos espacios en aproximadamente dos horas. El acceso será por cualquiera de los dos sitios y con el pago de un solo boleto.
Yajaira Gómez abundó que con este paso peatonal se busca que las comunidades de los alrededores se acerquen más a la zona arqueológica para conocerla y cuidarla, porque es parte de su pasado.
La subdirectora señaló que Cacaxtla–Xochitécatl fue uno de los sitios más complejos en el Altiplano Central, durante el periodo Formativo (entre el año 800 antes de Cristo y el 200 después de Cristo), porque ya contaba con una estructura ceremonial, a diferencia de otras aldeas que eran mucho más sencillas y que aún estaban apegadas a zonas con recursos naturales para subsistencia. “Aquí los recursos no estaban a la mano, pero había mucha gente que los traía de lejos”.
Xochitécatl fue un sitio estratégico, ya que desde ahí se podía viajar fácilmente al Golfo, Oaxaca y la Cuenca de México. Además tuvo dos ocupaciones marcadas por la erupción del volcán Popocatépetl: una durante el periodo Formativo, entre los años 200 antes de esta era y el año 200 después de esta era, y la segunda de 600 a 950 después de Cristo.
La arqueóloga Yajaira Gómez resaltó que en el año 200 de esta era, tras la explosión del volcán, la ciudad quedó abandonada, porque la gente se trasladó a espacios más seguros, como la región de La Malinche, y se distribuyeron en el valle; sin embargo, cuatro siglos después se volvió a dar una ocupación con grupos que llegaron del Golfo y que permanecieron entre los años 600 y 950 de esta era, en el periodo Epiclásico.
Durante ese lapso, Xochitécatl fue un sitio ceremonial, con cuatro estructuras piramidales que hacen clara referencia al entorno natural. La pirámide en espiral representa al Popocatépetl; este edificio tuvo una doble ocupación, al igual que el de las flores, en que se veneraba a la mujer y representa al volcán de La Malinche. En tanto, la de la serpiente y el basamento de los volcanes fueron construidos durante la segunda ocupación.
La experta resaltó que la investigación en el sitio se remonta a los años 40 del siglo pasado, cuando el arqueólogo Pedro Armillas realizó el registro del yacimiento Cacaxtla y Xochitécatl.
Posteriormente, en los años 60, la Fundación Alemana para la Investigación Científica hizo un proyecto de antropología, arqueología y lingüística, y llevó a cabo un recorrido de superficie, con el que se le dio la fecha de ocupación, ubicándolo en el Formativo Temprano (1000 antes de Cristo). Ese dato se mantuvo hasta los años 90, cuando Mari Carmen Serra Puche efectuó una excavación extensiva y proporcionó nuevas fechas de ocupación del sitio, cuya construcción inició en 700 antes de Cristo.
Ahí se realizaban ritos de fertilidad, como lo demuestran los entierros de mujeres e infantes encontrados en la pirámide de las flores, así como la gran cantidad de figurillas femeninas; muchas de ellas se exhiben actualmente en el museo de sitio.
En 1992, en la gran plaza se encontraron más de mil figurillas de barro que representan a la mujer en distintas facetas de su vida: recién nacidas, niñas, adultas, embarazadas, en parto y ancianas.