Por Guadalupe de La Luz Degante. La Jornada de Oriente.
Ocotelulco es una joya escondida al que sólo llegan los conocedores, estudiantes, investigadores y turistas extranjeros”, expone Abel Loyola Santillán, artista visual.
Así resume el contexto de uno de los cuatro señoríos tlaxcaltecas, situado en el municipio de Totolac.
Por eso, Abel Loyola, J. Guadalupe Pérez, Travis, Francisco Ramírez Macías y el antropólogo José Eduardo Contreras son los iniciadores del Movimiento por Ocotelulco, generado a partir de las fiestas de San Francisco, patrono del lugar.
“Nace el 4 octubre de 2015, como una aportación personal. Tenemos la idea de darle una vida cultural al pueblo. Se trata de redignificar las calles, la situación vecinal, la relación de los jóvenes con su entorno, con su patrimonio. Es un lugar importantísimo que puede dar mucho todavía a nivel educativo”, indica.
Movimiento por Ocotelulco “convoca a creadores, artesanos y artistas en todas las variantes que quieran llevar una exposición, un taller.”
“No contamos con recursos, pero en esa ocasión contamos con el apoyo de Travis, artista visual joven y comprometido con la situación social; con el de la excelente grabadora y restauradora de arte sacro Ángeles Burgos; con el de Francisco Ramírez, quien ha tenido proyectos con los niños; con el de Luis Arcaraz, quien impartió un taller de barro, con el de J. Guadalupe Pérez, antropólogo y periodista, quien participó con la exposición fotográfica Grandeza de Señoríos”.
Recuerda que de última hora, espontáneamente, se sumaron grupos de música y de gastronomía. “Hubo respuesta”.
“Se trata de compartir lo que cada uno sabe hacer, de manera accesible, pero también de aprender a trabajar en equipo, sin cobrar”, comenta a La Jornada de Oriente.
Adelanta que en la primavera próxima se llevará a cabo la segunda parte de este movimiento “que está naciendo, pero que promete avanzar e involucrarse principalmente con el pueblo que muchas veces está un tanto olvidado por las autoridades locales que no tienen sensibilidad”.
Abel reconoce que en este proyecto “muchos protagonistas ponen su grano de arena de manera desinteresada, llevando cultura, y pues no rescatando pero sí preservando y fomentando aspectos culturales que se nos van”.
“No somos una asociación civil, no pertenecemos a ningún grupo político ni a filiación religiosa; es un movimiento libre, espontáneo, sin un representante específico”, aclara.
La iniciativa es llevada a la práctica por trabajadores eventuales del museo de sitio del Instituto Nacional de Antropología E Historia (INAH), de este lugar.
“Porque –dice– vemos un vacío, no sólo en Ocotelulco, sino en los museos de Tizatlán, tal vez en el de Cacaxtla y en el de Xochitécatl. El de Tecoac está retirado, pero hay museos o zonas arqueológicas que pueden ejercer un impacto cultural y educativo más trascendente y contundente en las nuevas generaciones, que tanta falta hace en estos tiempos de crisis en general, incluso en crisis de identidad”.
“Cuando surgió la idea del movimiento se pensó en la trascendencia histórica porque en Ocotelulco se forjó la alianza con los españoles”.
Allí –explica– existió uno de los tianguis más importantes de Mesoamérica. Había un intercambio cultural increíble. “El sitio es tan importante que es marco de referencia por su relación intrínseca con el Códice Borgia”.
“Creemos que tiene un potencial increíble para tener un despegue cultural, pero falta visión en la gente que tiene los medios para hacerlo; falta trabajar de verdad y dejarse de tonterías”, asienta.
Enfatiza: “Pese a muchas cuestiones de retraso y administrativas, Ocotelulco es vanguardia en museos de sitio, porque con poquito dinero se está haciendo mucho, investigación, restauración, decoración, y se está redignificando desde hace siete años, con un ritmo muy importante y es notable a los ojos de todos”.
Sin embargo, realza que este resultado deriva “del empuje del arqueólogo titular José Eduardo Contreras, con esfuerzo, pasión y remando contra corriente, aunque no haya recursos ve como le hace pero los hace llegar, son federales”.
Abel observa que para impulsar más este proyecto es necesaria la participación de los tres niveles de gobierno. “Se ha intentado, por eso es importante que las autoridades volteen a lugares de interés”.
Cuenta que el Movimiento por Ocotelulco “surge de pláticas cotidianas con el arqueólogo Contreras, con quien platico de sueños e ideas, y éste fue uno de ellos”.
Un plan a futuro es realizar actividades dos o cuatro veces al año, pues “vale la pena tener un encuentro de este tipo, al que se le llama truequeotelulco, en alusión al trueque que se practicaba hace siglos y al nombre” de la comunidad.
Insiste: “Ocotulco es una joya escondida, al que sólo llegan los conocedores y estudiantes e investigadores y turistas extranjeros, gente que sabe de la importancia histórica del lugar y del patrimonio que van a encontrar en una pequeña sala (museo) de 5 por 5 metros cuadrados”.
El grupo de iniciadores ha creado la página en internet “ocotelulcozonaarqueologicamuseodesitio”.
“Ahí nos jactamos de que tiene la colección más interesante de cerámica y de entierros prehispánicos. Es riquísimo en diseños, hay una riqueza iconográfica sin precedente. Vale la pena que todos los artistas plásticos y diseñadores se den una vuelta por el lugar, se van a ir de espaldas cuando se encuentren con esas maravillas”.