Las obras nunca antes se habían exhibido fuera de su lugar de origen
LUIS CARLOS SÁNCHEZ. EXCELSIOR.
Tesoros escondidos de conventos carmelitas.- Se inaugura mañana, a las 19 horas, en el Museo Franz Mayer. Foto: Cortesía Museo Franz Mayer
CIUDAD DE MÉXICO. Todas las imágenes sacras que se conservaron al interior de los conventos tenían como fin la adoración. Entre la Orden de los Carmelitas Descalzos, los frailes y las monjas contemplativas buscaban el silencio mental que a través de la meditación y la oración callada les conducía a abandonar el mundo y tener una única aspiración: lograr el matrimonio espiritual con el ser amado que ahí estaba representado.
Por siglos, decenas de esas imágenes se acumularon en los monasterios como testigos mudos de la vida religiosa de sus castos amantes y se mantuvieron prácticamente en secreto para el resto de los mortales. Por primera vez el Museo Franz Mayer saca a la luz algunos de los tesoros que la cofradía religiosa, fundada por Santa Teresa de Jesús (Ávila, 1515-Alba de Tormes, 1582), ha mantenido a resguardo.
“Mucha de esta obra se perdió con la Reforma de (Benito) Juárez y con la persecución religiosa, ahora son bienes nacionales, pero las piezas que quedaron en las clausuras, lo que pudieron resguardar las monjas y los frailes, no fue gratuito, tenían cierta importancia para estas comunidades, las piezas que ahora exponemos salen por primera vez de su lugar de origen, de su lugar de uso”, explica Mario Sarmiento, quien junto con Alejandro Andrade y Gabriela Sánchez Reyes, ha curado Tesoros escondidos de conventos carmelitas. V centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús.
Además de unirse al festejo por el aniversario del natalicio de la religiosa, la muestra forma parte de las actividades con las que el Museo Franz Mayer celebra su 30 aniversario. El recorrido, integrado por más de un centenar de piezas, entre platería, óleo, escultura y documentos (incluidas cartas autógrafas de Teresa de Ávila y reliquias de su cuerpo), busca mostrar la importancia que tuvieron esos tesoros dentro de las clausuras carmelitas.
El título tiene un doble significado, por una parte la calidad oculta que mantuvieron las piezas y, por el otro, hace referencia a un manuscrito del siglo XVII, que no llegó a imprimirse, pero que se llamó Tesoro escondido en el Monte Carmelo Mexicano, escrito por Agustín de la Madre de Dios y que fue la única crónica que se preparó para hablar de la historia los Carmelitas Descalzos en la Nueva España.
La exposición se divide en cuatro núcleos: el primero habla de la importancia de Santa Teresa de Jesús en territorio americano, lugar al que nunca llegó, pero donde fue a ser idealizada; el segundo trata la profesión religiosa y la devoción del frailes y monjes hacia el ser divino. En el tercer se aborda la vida contemplativa a partir de la imagen, “esta necesidad de poseer un retrato de quien se piensa es el amado (Cristo), la madre (María) y el protector (San José)”.
El último eje habla “de cómo todo lo que se vive adentro del claustro se expresa hacia la sociedad, en este caso la virreinal, aunque estas monjas viven en vida observante dentro del convento y los frailes, las expresiones de religiosidad y de devoción van a ser de comunicación con el mundo exterior a través de relicarios, impresos, efigies de las principales devociones de la orden”, explicó el curador.