El primer poemario del escritor fue publicado en enero de 1916, en las páginas del antecedente inmediato de Excélsior: Revista de Revistas
VIRGINIA BAUTISTA. EXCELSIOR.
CIUDAD DE MÉXICO.En enero de 1916, el joven Ramón López Velarde (1888-1921) llegó muy feliz a las instalaciones de Revista de Revistas, donde trabajaba como redactor, y compartió la noticia de que ya tenía las pruebas de su primer poemario, La sangre devota, que se publicaría enseguida.
Ahí mismo, el hoy considerado padre de la poesía contemporánea revisó las pruebas, se puso a leer en voz alta sus versos y lo regresó a la imprenta de Revista de Revistas, antecesora de
Excélsior, que también publicaba libros.
Esa noche, le contó después Roberto Núñez y Domínguez, uno de los compañeros de López Velarde, a la periodista Guadalupe Appendini, “nació un poeta y un prosista”, porque el bardo también les entregó la crónica con que inició su colaboración en la revista. Todos se fueron a festejar con coñac.
Así, hace cien años, la editorial de Revista de Revistas publicó por primera vez La sangre devota con una portada del pintor Saturnino Herrán y fue dedicada a “los espíritus” de los poetas Manuel Gutiérrez Nájera y Manuel José Othón.
“Herrán dibuja a una muchacha con un mantón y, al fondo, se observa el Convento de Churubusco. Su modelo fue Angelita Díaz de León”, narra en entrevista el investigador Pável Granados, quien comparte estas anécdotas.
Considera que este poemario fue un parteaguas para la poesía mexicana de ese momento, porque “cambió completamente lo que se pensaba que tenía que ser esta apuesta, el rumbo que debía tomar”.
El ensayista y editor afirma que “la poesía mexicana estaba, hacia 1915, en un momento de crisis. Dicen los críticos que los poetas no sabían bien qué hacer, hacia dónde ir. Eran como apacibles, intimistas, veían hacia adentro de sí mismos y copiaron la manera de escribir de Enrique González Martínez, hasta que apareció este libro que reúne 34 poemas con una poética muy sorpresiva”.
Explica que la temática del poemario es muy personal, pues evoca su enamoramiento hacia cuatro mujeres. “La sangre del título alude a la pasión, y la palabra devota a lo religioso. Se concibe como apasionado y religioso, como un hombre doble que experimenta al mismo tiempo la culpa y el pecado”.
El especialista en la poesía mexicana de principios del siglo XX detalla que López Velarde recrea en La sangre devota sus amores de juventud en su natal Jerez, Zacatecas. “Su novia Fuensanta, que era su prima Josefa de los Ríos, era diez años mayor que él. Lo inspiran además Margarita Quijano, a quien conoció en la colonia Roma, y una pianista. Las cuatro murieron vírgenes, nunca consumó su amor. Canta también a la provincia, recuerda cómo es Jerez, sus mujeres, la Virgen de su pueblo, su familia. La dualidad entre la provincia y la ciudad es algo fundamental en él”, agrega.
El autor de El ocaso del Porfiriato. Antología histórica de la poesía en México (1901-1910) confiesa que, cuando se acercó a la obra de los poetas modernistas mexicanos, la que más trabajo le costó fue la de López Velarde.
“Pensé que nunca iba a poder disfrutarla. Pero desde que leí su poema Tus dientes me dominó una especie de compulsión por él. Para mí es el mejor poeta del siglo XX. De ahí viene la tradición moderna de nuestra poesía. Hay un antes y un después a partir de su propuesta.
“José Emilio Pacheco afirmaba que la obra de López Velarde puede ser tan compleja de explicar como la de Góngora y también que todo lo que se ha dicho sobre México y el mexicano se podría ilustrar con una cita de este poeta”, añade.
El vate que murió a los 33 años sólo vio publicados dos títulos, La sangre devota (1916) y Zozobra (1919), señala Granados. “Su tercer libro, que posiblemente se iba a llamar El son del corazón, salió a la luz hasta 1932. Su vida como poeta en activo duró sólo cinco años. Cuando murió estaba corrigiendo las pruebas de su poema más popular, Suave patria, publicado en 1921”, apunta.
El estudioso no tiene noticia de que se esté preparando una edición conmemorativa de La sangre devota, para festejar los cien años de su primera publicación. “Deberían hacerlo. La poesía de López Velarde se ha
reeditado completa, sus tres libros, pero no el primer poemario solo. Sería una joya”, concluye.