La exposición Silla mexicana. Diseño e identidad mostrará por primera vez 170 diseños distintos de estos muebles que han sido elaborados en México
LUIS CARLOS SÁNCHEZ. EXCELSIOR
La silla es más que un objeto utilitario de cuatro patas para descansar la humanidad. Es, antes que todo, una pieza de diseño que condensa todo un aparato discursivo. “Todos los grandes diseñadores y arquitectos han hecho en algún momento de su vida una silla, porque es donde pueden experimentar como en una gran obra arquitectónica”, afirma la curadora y especialista en diseño, Ana Elena Mallet.
Asociada al confort, pero también al poder, la silla es quizás el objeto más emblemático del diseño, “es una de las piezas que en cada momento del diseño, desde el siglo XVI, fue elaborada”. No en vano, Michael Thonet (1796-1871), industrial y pionero en el diseño de muebles, hizo sus primeros experimentos de madera doblada en sillas, “no fueron en una mesa, sino en una silla”.
En México también ha sido el objeto idóneo para experimentar el diseño. “El asiento no sólo ha sido una pieza que refiere al diseño y el confort sino también ha sido una pieza ritual, pieza que tiene que ver con distintos momentos de poder. Hernán Cortés llegó a México en una silla de cadera que iba moviéndose junto con él para que se reuniera con las diferentes autoridades indígenas; era un símbolo de poder o lo que sucede con el petate que finalmente termina por ser un asiento y muchas otras cosas”, agrega Mallet.
Desde la fructífera época colonial hasta nuestros días, el asiento ha tomado diferentes formas. Por primera vez, una exposición recorre más de cien años de este objeto y su diseño en México. Como parte de sus celebraciones por su 30 aniversario, el Museo Franz Mayer de la Ciudad de México inaugurará este jueves la exposición Silla mexicana. Diseño e identidad que mostrará por primera vez, de manera cronológica, cerca de 170 diseños diferentes de sillas que han sido elaboradas en el país.
La muestra abarca un periodo que arranca en 1900 con la exhibición de una de las sillas que pertenecieron al antecomedor de la Casa Requena, que estuvo en el Callejón de la Santa Veracruz a finales del siglo XIX y cuyos muebles fueron encargados al ebanista Maestro Pomposo. Las sillas, que forman parte de la colección, provienen principalmente de acervos privados o han sido prestadas por sus propios diseñadores. También incluye una sección titulada Treinta ejemplos de la Colección Franz Mayer, que han sido tomadas de su propia colección que contiene 171 diferentes modelos.
“Tenemos banquitos, bancas, mobiliario doméstico, para espacio público, para interiores de edificios públicos y de diseñadores; son cerca de 100 diseñadores y arquitectos”, dice Mallet. Además de ejemplos de diseños populares como el del butaque o el equipal, la muestra incluye modelos que se elaboraron en fábricas emblemáticas como la Galería Chippendale, que empezó a trabajar en México en 1947, o la fábrica Malinche Monterrey, que comenzó su labor a finales del siglo XIX junto con el desarrollo industrial regiomontano.
De esta última, por ejemplo, se muestra su Sillón Escandinavo o la silla plegable que elaboraron desde 1930. Las sillas, agrega la curadora, “son objetos que pueden representar el momento histórico y cultural de donde fueron hechas; en esas sillas se habla no sólo de la ergonomía sino de las costumbres y del tipo de materiales con los que se está experimentando en ese momento. Hablan de qué se experimenta y qué está en boga”.
Una buena parte de la colección exhibida incluye diseños de autor. Podrán admirarse modelos de Clara Porset, Oscar Hagerman, Arturo Pani, Bernardo Gómez Pimienta, Pedro Ramírez Vázquez, Pedro Friedeberg, Cecilia León de la Barra, Ezequiel Farca, Frida Escobedo o Emiliano Godoy, entre otros.