Estaba convencido de que no se podía improvisar a un hombre, menos a un país, evocó Elena Poniatowska
En un año se abrirá un centro cultural con el nombre del pintor jalisciense en Morelos
Imagen captada en la inauguración de Juan Soriano 1920-2006 Foto José Antonio López
Ángel Vargas. Periódico La Jornada
Si algo caracterizó al pintor y escultor jalisciense Juan Soriano (1920-2006), de quien el pasado 10 de febrero se cumplió la primera década de su fallecimiento, es que supo vivir con sabiduría, según la escritora Elena Poniatowska.
Una sabiduría que se ve en su pintura, en su forma de vida, en su tolerancia, en su trato con los amigos y también con los enemigos y, sobre todo, en su entrega en los demás, explicó la también periodista, colaboradora de La Jornada, durante el homenaje que se rindió ayer al artista plástico, antes de la inauguración de una muestra retrospectiva de su trabajo en el Museo de Arte Moderno (MAM).
En una charla previa al acto protocolario, en la que tuvo como contraparte a Marek Keller, quien fue pareja del artista hasta su muerte, Poniatowska recordó cuán enemigo era Soriano de la improvisación y afirmó que él estaba convencido de que si no se puede improvisar a un hombre, menos a una nación.
Por lo mismo, agregó la escritora, él afirmaba que había dedicado su vida no sólo a pintar y hacer escenografías, esculturas y grabados, sino a leer y tratar de saber lo que ha sido la historia de las ideas y de las obras maestras en el país.
El deseo del creador, según Elena Poniatowska, era comprender mejor a esta nación y su época, para entender cuál era su lugar entre los que quieren hacer algo por y en México.
Entre esos artistas comprometidos con el país, Juan Soriano consideraba a Octavio Paz, Elena Garro, Juan de la Cabada, Guillermo Haro, Gunther Gerzso, Carlos Mérida, Juan Rulfo, Luis Barragán, José Luis Ibáñez, Dolores del Río y Rufino Tamayo, aclaró la periodista y escritora.
Centro Cultural en Morelos
Durante la inauguración de la muestra Juan Soriano 1920-2006, el gobernador de Morelos, Graco Ramírez, confirmó que el centro cultural con el nombre del pintor y escultor jalisciense en la capital de esa entidad será inaugurado este año, si la inflación no nos alcanza.
Precisó que se decidió que no fuera solamente un museo, sino un espacio vivo, para dar cabida al trabajo de artistas contemporáneos; un teatro con capacidad para 200 personas, pues Juan Soriano también diseñó escenografía y vestuario, y un amplio jardín en el que serán emplazadas esculturas monumentales de ese autor.
El mandatario morelense recordó que hace unos años se intentó hacer un proyecto similar en Tabasco, en la administración de Enrique González Pedrero, pero que no llegó a buen fin por la propia petición del artista.
Graco Ramírez sostuvo que si bien Juan Soriano falleció hace una década, se mantiene presente con su legado y acervo, y describió que la exposición en el MAM contiene un amplio recorrido por la vida de ese creador, desde su precocidad como artista hasta su última etapa.
Es una muestra en la que el autor habla por sí mismo y que, como señala el curador, es el motivo de un personaje y artista rebelde que se expresa como tal, dijo.
Por su parte, el secretario de Cultura del gobierno federal, Rafael Tovar y de Teresa, subrayó que el décimo aniversario luctuoso de Juan Soriano es una espléndida ocasión para mostrar un rostro del artista que luego se pierde: su itinerario visual, en el que puede verse desde su primera pintura: un autorretrato a los 14 años, y otro de su hermana Elena, hasta sus últimas obras.
Agradeció a la fundación Juan Soriano y Marek Keller el apoyo para montar la exposición en el MAM, así como la creación del centro cultural con el nombre del artista plástico en Cuernavaca, Morelos
¡Viva su vida eterna!
Durante la charla previa a la ceremonia de apertura que sostuvo con Marek Keller, Elena Poniatowska recordó cómo Juan Soriano se rebeló contra la academia y la tutela de Chucho Reyes, además de que siempre llevó en su frente el signo de la libertad, así como el de la obsesión.
Rememoró, asimismo, que el artista expuso en los grandes museos del mundo, los cuales tienen en su acervo parte de su obra: ¡Hasta China fuiste a dar y eso que no querías! A los mexicanos les bajaste el Sol y la Luna y, a la Luna la acomodaste en las rodillas del Auditorio Nacional.
De acuerdo con la autora, Soriano fue un valiente que nunca pudo soltar un cuadro hasta que no quedara como él quería: Volvías a él obsesivo, tus ojos de sulfato de cobre se ponían rojos. Pero también te burlabas de ti mismo con la mordacidad de los escépticos, como también te pitorreabas de los demás, luego te dabas la media vuelta y te ibas volando.
Y agregó: Tus alas de papel de china te sostuvieron durante 85 años y te hicieron sobrevolar pantanos, terremotos, abyecciones, excesos, desgracias naturales y horrores provocados; señoras peinadas de salón, manicuradas, que querían su retrato de caos y de limo (...) ¡Viva Juan Soriano! ¡Viva su muerte chiquita, de papel de china! ¡Viva su vida, eterna!