Los restos del Nobel de Literatura chileno volverán hoy a su tumba, después de tres años de que fueron exhumados por orden del juez Mario Carroza
DPA. Excélsior
Ayer los restos de Pablo Neruda estuvieron en el ex Congreso Nacional en el centro de Santiago de Chile, donde recibieron un homenaje ciudadano. Foto: AFP
SANTIAGO.
El poeta chileno Pablo Neruda, cuyas causas de deceso todavía son un misterio, recibió ayer un homenaje de los chilenos antes de su cuarto funeral, que se realizará hoy en la casa-museo de Isla Negra.
Neruda “merece una despedida así de la gente de su país (...) es parte de nuestra historia”, dijo el presidente del Senado, Ricardo Lagos Weber, en una ceremonia en el ex Congreso Nacional en el centro de Santiago de Chile, donde se encuentran sus restos para recibir el homenaje ciudadano.
Lagos recordó que el autor de Confieso que he vivido fue senador entre los años 1946 y 1948, en representación del Partido Comunista, por la región de Atacama, en el norte del país.
Los restos de Neruda volverán después de tres años a la tumba de la cual fueron exhumados en abril de 2013 por orden del juez Mario Carroza, quien investiga si existió participación de terceros en la muerte del ganador del premio Nobel de Literatura en 1971.
Neruda murió a los 69 años, 12 días después del golpe militar del 11 de septiembre de 1973 que terminó con la muerte de su amigo, el presidente Salvador Allende, y poco antes de partir al exilio en México, cuyas autoridades le habían ofrecido refugio.
La versión oficial, divulgada por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), decía que Neruda falleció a consecuencia de su avanzado cáncer de próstata.
Sin embargo, el chofer del poeta, Manuel Araya, insistió una y otra vez que el poeta fue envenenado por agentes de la dictadura, una tesis que cobró fuerza en 2011, cuando el Partido Comunista presentó una querella para que se determinaran las causas de su muerte.
Según las sospechas, la causa de su deceso habría sido la aplicación de una inyección con una sustancia tóxica, probablemente similar a la que, se presume, mató en 1982, en la misma clínica, al expresidente y líder demócrata cristiano, Eduardo Frei Montalva, entonces uno de los principales opositores a la dictadura de Pinochet.
Cuatro laboratorios de Estados Unidos, España, Noruega y Dinamarca analizan el ADN de una bacteria estafilococo dorado hallada en las osamentas del autor del Canto general, considerada su obra cumbre.
Los resultados de los peritajes, cuyas fechas todavía se desconocen, podrían echar una luz definitiva sobre la causa de la muerte de uno de los poetas más importantes del siglo XX.
Hoy, la urna con sus restos será trasladada desde el ex Congreso hasta la tumba en su casa de Isla Negra, ubicada sobre la costa del Pacífico, a unos 110 kilómetros de Santiago, donde será enterrado junto a su última esposa, la cantante y escritora Matilde Urrutia, fallecida en
1985.
Al morir, el poeta fue enterrado en una tumba prestada en el cementerio General de Santiago, después fue trasladado a un nicho en el mismo camposanto y en 1992 sus restos fueron llevados a Isla Negra.