Te presentamos cuatro metrópolis que, durante la época de lluvias, ofrecen como singular (e increíble) atractivo el notable cambio en la tonalidad de las fachadas de sus principales edificios.
Ángel Gallegos. Algarabía
1 OAXACA, OAXACA
Ubicada en la región de los Valles Centrales del estado de Oaxaca, la antigua Antequera es una de las ciudades más bellas de la República Mexicana. Utilizando cantera típica de la región (verde) -con la que incluso muchos de los monumentos de la imponente Monte Albán fueron levantados durante la época prehispánica-, los arquitectos y trabajadores de la piedra (indígenas por supuesto) de los primeros años de la Colonia, diseñaron y sustentaron hermosos edificios como la Catedral o el increíble templo de Santo Domingo. Esto sin imaginar si quiera que, al caer la lluvia, estos tesoros del barroco mexicano “se pintarían” de una notable tonalidad verde intensa transformando por completo el rostro canterano-colonial de la capital oaxaqueña durante el verano.
Cómo llegar
La ciudad de Oaxaca se localiza en la región central de la entidad del mismo nombre. La carretera federal núm. 135 la conecta, hacia el norte, con la capital poblana, ya en la zona del Altiplano Central.
2. SAN MIGUEL DE ALLENDE, GUANAJUATO
Al igual que en varias de las poblaciones más importantes del Bajío mexicano, las principales construcciones de la Ciudad Patrimonio de San Miguel de Allende -incluyendo su portentoso templo dedicado a San Miguel Arcángel- fueron levantados con fina cantera rosa. Éstos, al caer la lluvia, parecen como pintarse de un tono rojizo suave que hace resaltar aún más los finos trazos de estos monumentos que engalanan las principales calles de la población que vio nacer al insurgente Ignacio Allende, brazo derecho de Hidalgo durante la guerra de Independencia, a quien la urbe colonial debe su segundo nombre.
Cómo llegar
San Miguel de Allende se localiza en la parte central del estado de Guanajuato, en la región conocida como el Bajío mexicano. La carretera núm. 111 la une, al noroeste, con el Pueblo Mágico de Dolores (y más adelante siguiendo por la núm. 110 con la capital guanajuatense), mientras que, hacia el sureste, lo hace con la ciudad de Querétaro.
3. MÉRIDA, YUCATÁN
Fundada en 1542 por Francisco de Montejo “El mozo”, conquistador de la región, sobre las ruinas de la antigua ciudad maya de T’hoo, la blanca Mérida debe su sobrenombre al color blanquecino que identifica a las rocas con que están construidos la mayoría de sus principales monumentos como la Catedral o los portales, entre otros edificios de su Centro Histórico.
Como detalle verdaderamente maravilloso, al caer la lluvia, el visitante a la capital yucateca puede darse cuenta cómo, poco a poco, las construcciones coloniales de la ciudad que vio nacer a la trova como un ritmo icónico del país, se van tornando de un color blanco-amarillento. Esto debido a las propiedades geomorfológicas de la piedra caliza con que fueron erigidos. Este mismo efecto lo puedes advertir si visitas en temporada de lluvias las imponentes zonas arqueológicas de Uxmal o Chichén Itzá ubicados (a menos de una hora) en sus alrededores.
Cómo llegar
Mérida se localiza en la parte occidental de la Península de Yucatán. La carretera núm. 180 la comunica al sureste con la capital campechana, y, hacia el este, con el paraíso Cancún, ya en territorio quintanarroense.
4. CIUDAD DE MÉXICO
Conocida durante muchos años como la Ciudad de los Palacios, la capital del país aloja muchos edificios de los primeros años de la Colonia, los casi tres siglos que duró el virreinato y buena parte de los siglos XIX y XX. ¡Más de cuatro siglos de arquitectura en un radio poco mayor a un kilómetro cuadrado! Sin embargo, quizá debido al agitado ritmo de vida que impera en la Ciudad de México, pocos nos detenemos a contemplar cómo, al caer la lluvia, muchos de estos monumentos construidos con las mismas piedras (basalto) que alguna vez sustentaron a la gran Tenochtitlan, pero varios de ellos forrados con el rojizo quemado del tezontle (piedra porosa de origen volcánico), parecen como “pintarse” de un tono gris-oscuro y rojo-intenso. Este fenómeno la hace lucir aún más bella, como si aquellos tiempos en que los carruajes avanzaban sobre al actual calle de Madero, no se hubiesen ya esfumado para quedar sólo atrapados en un vago recuerdo, una lluviosa tarde de verano en el Distrito Federal.
Cómo llegar
La Ciudad de México se localiza en la región centro del país. Posee cinco salidas carreteras que la conectan, al noroeste con Querétaro, al norte con Pachuca, al oriente con Puebla, al sur con Cuernavaca y al poniente con Toluca.