Algarabía
Ahora se escucha poco esta palabrota, pero vale mucho conocerla, sobre todo cuando veas «el dedo» que se asoma de la chancla de alguien.
Esta palabra de origen náhuatl significa «seis» y se aplicaba a las personas con más de cinco dedos en las manos o en los pies. Es una aféresis de mapilchicuace, que viene de demapilli, dedo de la mano; o, posiblemente, de xopilchicuace, derivado de xopilli, dedo del pie.
Denominada técnicamente polidactilia o hiperdactilia, esta anomalía congénita suele ser hereditaria, aunque también puede estar relacionada con síndromes específicos. Es bilateral, es decir, se da en ambas extremidades, y se presenta por igual en hombres y en mujeres.
Es una mutación que ocurre más entre familias y grupos de personas con antecedentes de consanguinidad y en la mayoría de los casos es normal, por lo que no indica enfermedad alguna. Tampoco se presenta frecuentemente: en México se da en poco más de una persona por cada mil.
Los dedos adicionales pueden estar bien formados e, incluso, ser funcionales. Normalmente se mutilan a edades muy tempranas a través de una cirugía.
Este desorden genético debe de haber sido más o menos frecuente en el México antiguo, dado que existía un término específico para designar a las personas que lo padecían. Incluso, en el arte prehispánico de diferentes culturas, como en Palenque, Chiapas, están representadas personas con esta característica, que, al parecer, era un atributo deseable, signo de divinidad y poder, y no una imperfección.
Aunque chicuace es una palabra que actualmente se escucha poco, es agradable saber que una lengua ancestral, como el náhuatl, contaba ya con un término específico para cada concepto.