Especialistas del INAH descubren papeles dentro de dos esculturas religiosas
REDACCIÓN. EXCÉLSIOR
La escultura del Jesús Crucificado fue modificada en 1905 por Manuel Silva, según los papeles que se encontraron en su interior. Foto: Cortesía INAH
CIUDAD DE MÉXICO.
Dos esculturas de madera, una del Jesús Crucificado y la otra de San Francisco, procedentes de dos comunidades del Estado de México, guardaban en su interior documentos de más de dos siglos de antigüedad que revelan parte de su historia. Esas huellas del pasado fueron descubiertas por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia durante los procesos de restauración que se realizan en ambas tallas.
La representación de Cristo forma parte del discurso iconográfico del retablo principal de una iglesia de Tenancingo y tenía en el interior de la cabeza una botella de vidrio con papeles en los que consta que fue hecha en 1776 y modificada en 1905.
Fue elaborada con madera de pino ayacahuite, tiene costillas y dientes hechos con hueso tallado, ojos de vidrio y pestañas de fibra natural.
La escultura de San Francisco, de la comunidad de Juchitepec, data de la primera mitad del siglo XVII, según se determinó a partir de pedazos de papeles empleados para formar la cabeza, entre ellos una bula papal.
El documento pontificio corresponde al primer cuarto del siglo XVII, de acuerdo con el sello del papa Paulo V, que quedó expuesto entre los materiales que forman la estructura de la cabeza del santo: papel amate y europeo, cuerdas, pasta de caña de maíz y madera de colorín. El papel amate era un códice tributario que sirvió como recibo de los bienes entregados.
La restauradora Fanny Unikel refirió que, en sus más de dos décadas de trabajo, es la primera vez que encuentra una botella de vidrio dentro de una escultura policromada.