J J Negrete. Algarabía
Los Juegos Olímpicos en el Cine.
El espectáculo del cuerpo humano, el rebase de los límites establecidos por la ciencia dura, la magnanimidad de un espectáculo, la fiesta global por excelencia.
Los Juegos Olímpicos representan la elegancia pluricultural del deporte, somatizando en un combate cuerpo a cuerpo conflictos globales realmente significativos y son escenario de momentos memorables que dan la ilusión al hombre de acercarse a proezas divinas. Proporcionan un panorama real y amplio del deporte mundial mucho más allá de la aplastante popularidad del futbol, que toma su justa dimensión en la pelea olímpica, esto es el patio de juegos de los mismos dioses.
Las historias más difundidas son las de los atletas y no las del espectáculo, se privilegia el logro individual sobre la pomposa belleza y se retoma la esencia y base de los Juegos: el yugo de la limitación física.
Siendo un espectáculo de titánicas proporciones, resulta sorprendente su escasa presencia en los derroteros del celuloide, limitándose a un par de títulos muy conocidos y bastantes documentales, entre mini series televisivas, y mención aparte merecen los especiales de televisión del Comité Olímpico Internacional –uno por cada Olimpiada.
Tomando como criterio la presencia de los Juegos como parte fundamental de la trama sin demeritar el drama individual, presentamos esta pequeña lista de material sin un orden específico:
Olympia (1936) de Leni Riefehnstal
Comisionada por Joseph Goebbels, director de propaganda y comunicación en la Alemania Nazi, a la esteta del nazismo, Leni Riefenstahl, directora del Triunfo de la Voluntad y dividida en dos partes, Olympia es una hiper preciosista representación de los Juegos Olímpicos celebrados en Berlín en 1936, en la cual podemos ver el dominio de los atletas afroamericanos en las pruebas de atletismo, muy a pesar de Adolph Hitler, quien criticó su participación en dicho evento.
Con una rebosante presencia de escenas en cámara lenta, encuadres precisos y una narrativa dinámica, Olympia representa en sus dos partes un invaluable documento fílmico y probablemente la película mas popular sobre los Juegos Olímpicos.
Tokyo Olympiad (1965) de Kon Ichikawa
Dirigida por uno de los mejores directores japoneses de su época, Kon Ichikawa (An Actor´s Revenge, 1963), Tokyo Olympiad es uno de los pocos documentales que capturan de manera soberbia el mundo público y privado de los Juegos Olímpicos, en este caso los parejitos juegos celebrados en Tokyo en el año de 1964. Ichikawa plasma toda la complejidad del drama que se desarrolla no sólo dentro del campo, sino en las gradas mismas, cosa que irritó a los organizadores del evento, quienes comisionaron a Ichikawa esta ejemplar chambita.
Olimpiada en México (1968) de Alberto Isaac
Un filme que se creía perdido, descubierto recientemente en una bodega en Los Ángeles, la cinta del director mexicano Alberto, una de las lumbreras del cine mexicano durante los años 60 y 70.
Isaac nos regala una maravillosa serie de iconografías para la identidad nacional, entre otras, tenemos vistas aéreas de los, en ese entonces, relucientes Palacio de los Deportes y Estadio Universitario, las Torres de Satélite rodeadas de tierra, eso sin mencionar la rica iconografía olímpica que incluye la histórica participación en salto de Bob Beamon, dos atletas afroamericanos en el podio mostrando su respeto al Black Power, y Enriqueta Basilio encendiendo el pebetero.
Esta película es un valiosísimo documento que exalta la esperanza de una incipiente potencia mundial: México.
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Chariots of Fire (1981) de Hugh Hudson
Tomando como marco los Juegos Olímpicos de 1924 celebrados en París, la historia va de dos atletas británicos de pista, uno de los cuales es un devoto misionero escocés quien le dedica su carrera a Dios mientras que el otro es un estudiante judío de Cambridge quien únicamente corre para ganar prestigio y evitar el prejuicio –por estudiar en Cambridge, desde luego.
Sport, sport, sport (1970) de Elen Klimov
Antes de retratar con sublime maestría los horrores de la guerra en su obra más conocida Come and See (1985), el cineasta soviético Elem Klimov hizo esta fabulosa docuficción, la cual muestra la dura e intensa preparación de los atletas soviéticos, añadiendo a la ecuación secuencias estilo Fellini y profundizando en la relación entre arte, política y deporte que se funde en ese exquisito coctel comúnmente denominado como Olimpiadas.
Una cinta más poética que tradicional proveniente de la gran escuela soviética de la posguerra, la cual busca responder: ¿qué hace a un atleta completo?
Munich (2005) de Steven Spielberg & One day in September (1999) de Kevin McDonald
Las dos cintas que continúan en esta lista representan el momento en que los Juegos Olímpicos pasaron de ser una fiesta con globos y mucho dopaje a un evento de relevancia política internacional, dada la terrible situación sucedida en los Olímpicos de Munich de 1972, en los que miembros del grupo terrorista palestino Septiembre Negro secuestraron a un grupo de deportistas israelís, generando una situación de tensión global duramente palpable.
La cinta de Spielberg retrata lo que sucedió después, cuando Golda Meir encomendó un grupo de agentes del Mossad vengar los actos ocurridos. Con momentos potentes y verdaderamente logrados, Spielberg demuestra su versatilidad y su consolidado oficio, pero como gran parte de su filmografía, flaquea en la parte final.
El evento que cambió el panorama olímpico también cambio la opinión pública de Spielberg con un trabajo duro, franco y espectacular.
El documental del director británico Kevin McDonald (El Último Rey de Escocia) se centra en los eventos ya mencionados de Munich 1972, el cambio en el manejo de protocolos de seguridad en los JO, las fuertes tensiones políticas de la Guerra Fría que se verían recrudecidas en los JO de Moscú en 1980 y sobre el todo el drama de los rehenes y su eventual asesinato a manos del célebre grupo terrorista Septiembre Negro y la ausencia de un grupo anti-terrorista ofrecido por los israelís que llevó al traste la operación.
Un ágil y sumamente interesante documental que se alzó con un Oscar en 1999, narrado por Michael Douglas y con imágenes realmente escalofriantes, One Day in September documenta el otro lado de los Juegos Olímpicos, el escaparate mundial del miedo y la tensión global.
Finalmente, tenemos para los no iniciados en el ambiente olímpico una pequeña cinta que despejará todas sus dudas de manera clara, detallando minuciosamente cada una de las disciplinas olímpicas, un filme del que Jacques Rogue estaría orgulloso, que Muhammad Ali elogió como «brillante», y que los mismísimos Vázquez Raña recomendaron en la conade –Comisión Nacional del Deporte–. El título en cuestión es The Olympic Champ de 1942, su maestro: Goofy o Tribilín para los cuates.