Excélsior
SONIA ÁVILA
El realizador Miguel Ángel Tobías estrenará la película El caos y el orden: Manuel Felguérez y su obra abstracta, largometraje que no sólo refleja la vida del artista, sino de toda la Generación de la Ruptura
CIUDAD DE MÉXICO.
El tiempo es el mejor aliado de Manuel Felguérez (Zacatecas, 1928). El tiempo hecho larga vida, hecho arte. La posibilidad de despertar cada mañana ansioso por crear la mejor obra. Superior a la pasada. La que lo consagrará. El tiempo para jugar con el caos. Para darle orden sobre un lienzo cubierto de acrílicos y materias primas. O en formas geométricas tridimensionales. El tiempo, un socio de la evolución constante. Esa en la que el escultor y pintor se ha mantenido durante 87 años de edad.
Pues para Felguérez la creación significa cambio. Explorar lenguajes. Buscar soportes. Examinar materiales. Hurgar espacios. Y si se mira hacia atrás, su trayectoria es eso; una metamorfosis prolongada: pintura abstracta, escultura tridimensional, murales en relieve con chatarras, tecnología aplicada en plástica, formas geométricas sobre lienzos u objetos. Desarrollo estético que refleja el arte mexicano en la segunda década del siglo XX.
Una producción estética de seis décadas que apenas se pueden narrar en 22 horas de filmación y se resumen en 100 minutos. Lo hizo el productor Miguel Ángel Tobías en la película El caos y el orden: Manuel Felguérez y su obra abstracta. Una narración en voz del propio artista, y acompañado de colegas, sobre la creación de uno de los representantes de la Generación de la Ruptura.
Es una revisión casi década por década de Felguérez para entender quién es como artista. Y a la vez se descubre al hombre de familia, al esposo entrañable, al amigo, al creador inquieto, al joven que desertó de la Academia de San Carlos, al aprendiz del cubista Ossip Zadkine, al investigador de Harvard, al Premio de Ciencias y Artes que aún espera lograr su obra maestra.
Así describe el productor español la película que tuvo un preestreno en el Festival Internacional de Morelia y en diciembre próximo se estrenará a nivel nacional e iniciará una gira por el país y el extranjero. “Si Felguérez hubiera sido una persona con ego sería un Picasso a nivel mundial desde el punto de vista de su producción como artista”, apunta Tobías en entrevista.
Un homenaje al arte mexicano
Explicar quién es el artista merecedor del Gran Premio de Honor en la XIII Bienal de Sao Paulo, Brasil (1975), y Creador Emérito por el Sistema Nacional de Creadores de Arte de México (1998) obliga a repasar una generación de pintores y escultores que rompieron con la tradicional Escuela Mexicana de Pintura. Traer al presente a Vicente Rojo, Alberto Gironella, Roger Von Gunten, Kazuya Sakai, Gilberto Aceves Navarro y más.
“Ningún ser humano vive descontextualizado sino dentro de una época y pronto me di cuenta de que la película no iba a tratar sólo de la vida de Manuel Felguérez sino también de alguna manera contar los hitos más importantes de los últimos 70 años de la historia cultural y artística de México.
Felguérez dice que sólo le tocó vivir esta época de transición, pero las voces del documental lo señalan como uno de los líderes de la generación. En la película se mira una conversación entre Vicente Rojo y el escultor en la que rememoran los momentos cumbres de los años de Ruptura. También hay entrevistas con Elena Poniatowska, Juan Villoro y Rafael Tovar y de Teresa, secretario de Cultura.
Todos coinciden en que hoy Felguérez es uno de los últimos grandes artistas plásticos mexicanos vivo y activo con obra prolífica del siglo XX. “Es un artista con más de cuatro mil piezas que sigue exponiendo, sigue viajando, sigue produciendo”, comenta Tobías.
La película hace énfasis en la fusión del artista entre la estética con las matemáticas, la naturaleza y el espacio. Y donde parece un caos, en realidad hay un control de Felguérez. A ello responde el título: “Ha estado siempre navegando entre el caos y el control en su obra y descubre que en ese caos en realidad hay un orden previamente establecido”. El artista lo dice también en la película: “Puedo darme el lujo de jugar con él, y al final encontrar algún orden de las cosas”.
En esa dualidad caos-control tiene origen la abstracción de su arte. Esas pinturas al óleo en las que en primera instancia parecen ser trazos estáticos, pero la observación lleva a encontrar una manifestación desatada. Así, con las esculturas geométricas de madera o acero. Apabullantes como Observando a la osa o La curva del tiempo, ambas fechadas en 2015.
Para Felguérez no es más que dar vida a la materia. Hacer que se sienta su presencia. “El gusto de esto, de crear una obra de arte, es que el hecho en sí mismo es una aventura”, ataja sin más.