El autor rumano hizo un emotivo viaje autobiográfico desde su paso por los campos de concentración nazis hasta su primer encuentro con un libro
En los tiempos actuales necesitamos lucidez y coraje, y consejo de la página escrita que inspiró a nuestros antepasados, apuntó
Manea evocó la pesadilla siempre repetida del odio del hombre hacia el hombre que vivió en su juventud. En la imagen, el galardonado acompañado por el premio Nobel Mario Vargas Llosa; el secretario de Salud, José Narro, y el presidente de la FIL, Raúl PadillaFoto Arturo Campos Cedillo
Juan Carlos G. Partida
Periódico La Jornada
El festejo inaugural de la edición 30 de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara incluyó un paseo geográfico, literario e histórico por el siglo XX a cargo del homenajeado con el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, el rumano Norman Manea.
Manea hizo un largo y detallado recorrido autobiográfico desde los campos de concentración nazis, donde junto con su familia fue recluido por el fascismo alemán, hasta sus múltiples exilios, el principal de todos, donde se encontró, a los nueve años, con su primer libro.
La historia de Rumania y de Bucovina está trágicamente marcada por el horror del Holocausto, cuando toda la población judía de Bucovina fue deportada a Auschwitz por el gobierno pronazi y antisemita de Rumania a los campos de exterminio que se hallaban bajo la provisoria administración húngara de Transilvania. En octubre de 1941, el gran monstruo de la cruz gamada declaró la guerra y fui incluido entre los enemigos de la humanidad y expulsado, junto con la familia y los demás condenados del mismo origen, al vagón de ganado que nos iba a llevar al apocalipsis, en un camino donde la gente desesperada se lamentaba entre heces y oraciones, una primera y esencial lección sobre vida y horror, expresó Manea, claramente conmovido por sus recuerdos infantiles.
Habló de los horrores, la deshumanización y las salvajadas, la incertidumbre, la dominación de los guardias, el hambre y la corrupción que probaba los eventuales efectos salvadores.
El circo totalitario y la farsa comunista de Rumania, su desencanto después de una juventud de felicidad forzosa como socialista, agradecido tras el rescate que el ejército rojo soviético hizo del dominio nazi, formaron parte de sus evocaciones como la iniciación en la pesadilla siempre repetida del odio del hombre hacia el hombre.
La ceremonia comenzó con poco más de media hora de retraso, debido a que el avión comercial en que iba José Narro, secretario de Salud, en representación del presidente Enrique Peña Nieto, partió tarde de Toluca, pero tras dos horas de discursos, los cientos de personas reunidas y los personajes invitados al presídium, entre ellos los escritores Mario Vargas Llosa y Fernando del Paso, salieron satisfechos de las evocaciones.
Manea dijo que la presencia de Rumania en México con ocasión del premio que recibía no era sólo un feliz azar, pues la lengua rumana emana de los romanos que llegaron al Danubio y los Cárpatos desde el primer siglo después de Cristo.
Recordó que además de la influencia romana, la pertenencia de la Europa central al antiguo imperio hasbúrgico enriqueció la multiculturalidad en todas las provincias rumanas.
Hablando de sus exilios, forzosos o buscados, Manea destacó su primer contacto literario.
Me sería difícil olvidar el 19 de julio de 1945, cuando cumplía solamente nueve años y recibí como regalo un libro de un cuentista rumano, Ion Creanga. Fui hechizado al instante por la lengua de la ficción, tan diferente de la situación política del momento, y con desesperación busqué ser aceptado por la familia de los hacedores de libros y evasiones librescas, rememoró.
Manea también habló sobre las contradicciones del mundo actual, desde su visión aticomunista, pero también anticonsumista, que ha permeado toda su obra.
No sólo las contradicciones de la modernidad, sino también las nuevas contradicciones y los nuevos conflictos, como la energía revanchista de Rusia, las crecientes migraciones desde Oriente y África hacia Europa, la oscuridad belicosa y glacial de Corea del Norte e Irán contra los principios democráticos en muchas partes del mundo, incluido Estados Unidos. Necesitamos más que nunca lucidez y coraje, y me atrevo a decir consejo, de la página escrita que inspiró en tiempos difíciles a nuestros antepasados.
Desde 1987, la feria, un espacio de libertad
Por su parte, Raúl Padilla, presidente de la FIL, recordó la primera edición del encuentro librero en 1987, a la cual calificó de modesta, pero con un objetivo muy claro, en un mundo muy diferente al actual, un lugar de libertad donde las ideas y la crítica se sobrepusieron a las muchas tiranías que entonces prevalecían en el mundo, en especial en América Latina.
Comparó los números de entonces: 240 casas editoriales participantes con 90 mil títulos y 182 profesionales del libro; 120 mil asistentes, contra los de la edición actual, en la cual sobresale la presencia de 2 mil editoriales de 40 países, que traen 400 mil títulos; reúne a 21 mil profesionales y al menos 600 autores que integran el programa literario que atrajo, el año pasado, a 800 mil asistentes.