Carlos Bautista Rojas. Algarabía
¿Desde cuándo existe la ilusión de contar historias por medio de las imágenes? He aquí un breve recuento de algunos momentos clave en los descubrimientos que hicieron posible la invención del cinematógrafo.
«Si puede ser escrito o pensado, puede ser filmado».
Stanley Kubrick
28 de diciembre de 1895, París, Francia
Treinta y tres personas, del centenar que paseaba por el Boulevard des Capucines, se animaron a entrar al número 14, en cuya puerta un cartel anunciaba de forma escueta: «Cinematógrafo Lumière. Entrada 1 franco».
Una vez que todos ocuparon su asiento, se apagaron las luces y sobre una gran tela blanca se proyectó la imagen de una estación de tren. El público no se extrañó de nada, pues ya existían «linternas mágicas» con las que se amplificaban fotografías... hasta que la imagen comenzó a moverse.
Cuando en la proyección apareció un ferrocarril que se aproximaba a toda velocidad a la estación, algunas personas huyeron de la sala temerosas de que éste los aplastara. Una vez pasado el susto, regresaron apenados a sus lugares a disfrutar del resto de las imágenes en movimiento.
Según «la más oficial de las historias», así fue la primera proyección pública del cinematógrafo de los hermanos Lumière, quienes durante algún tiempo pensaron que su invento no pasaría de ser una curiosidad sin trascendencia.
La ilusión del cine tal vez comenzó en antiguas cavernas con las pinturas rupestres, cuando el ser humano intentó contar historias con luces y sombras.
Sombras de Oriente
En la India, cinco mil años antes de la era cristiana, ya se proyectaban sombras sobre una tela para representar animales y personas —con manos o figuras—, pero fue durante la dinastía Han, en China —206-220 a.C.—, que se perfeccionó el arte de narrar historias con papeles de colores —incluso con piezas de vidrio— y eran proyectados por medio de lámparas detrás de una pantalla —también de papel.
• Cámara estenopeica: En el siglo v a.C. los antiguos griegos registraron este fenómeno, que consiste en una imagen que se proyecta de cabeza en un muro cuando ha pasado por un pequeño agujero dentro de una habitación oscura; los griegos no pudieron entender la naturaleza de la luz porque pensaban que los ojos emitían ciertos rayos que permitían la vista. No fue sino hasta el siglo x que el matemático y astrónomo persa Ibn al-Hayṯam (965-1040) pudo explicar el fenómeno y descubrió que, entre más pequeño era el agujero, más nítida resultaba la imagen reflejada. Con base en este principio, diseñó la primera «cámara oscura», con la que se pudieron observar los eclipses —y otros astros que transitaran por el sol— sin perder la vista.
• Cámara oscura: Permite obtener la proyección de una imagen que a su vez es invertida con un espejo para reflejarse en una tela. El término fue acuñado por Johannes Kepler, quien en su Ad Vitellionem Paralipomena (1604), describe su funcionamiento y las bases para desarrollar el telescopio y, siglos más tarde, la fotografía; también la usaron los paisajistas para trazar panorámicas.
Persistencia retiniana —o de la visión—
Una imagen permanece en la retina humana durante una décima de segundo antes de desaparecer. Debido a este efecto, una secuencia de imágenes fijas —de 12 a 24 «cuadros» por segundo— crean la ilusión de movimiento continuo:
• La linterna mágica: Invirtiendo el proceso de la cámara oscura—cuya imagen sólo podía verse dentro de una superficie reducida— este aparato permitió proyectar imágenes hacia una tela o un muro. Durante mucho tiempo se pensó que el «inventor» de este instrumento fue el alemán Atanasio Kircher, pero hace poco se descubrió que es más probable que lo hubiera diseñado el astrónomo holandés Christiaan Huygens.
• Zoótropo: Aunque existe un modelo chino que data del 180 d.C., el modelo estroboscópico moderno fue creado en 1834 por el matemático inglés William George Horner. Consiste en un tambor que en su interior contiene dibujos y cuenta con orificios verticales por lo que, una vez que se le da vuelta, simula un movimiento secuencial en las imágenes.
• El daguerrotipo: En el siglo xv se comenzaron a estudiar las propiedades del nitrato de plata y sus reacciones fotoquímicas ante la luz. En 1820, Joseph Nicéphore Niépce realizó el primer fotograbado, que consistía en exponer una placa fotosensible ante la proyección de una imagen durante una larga exposición. Más tarde, Niépce se asoció con Louis Daguerre y experimentaron la técnica con derivados de la plata. Niépce murió en 1833, pero Daguerre continuó perfeccionando su técnica, hasta que en 1837 desarrolló el daguerrotipo, técnica sobre la cual se fue mejorando la fotografía.
Primer daguerritpo: vista de la ventana de Daguerre
• El celuloide: el nitrato de celulosa fue desarrollado en 1863 por John Wesley Hyatt. Se comenzó a emplear como película fotográfica en 1887. La flexibilidad de este material permitió desarrollar largos rollos de película, esenciales para grabar imágenes en movimiento.
Pierre Janssen, además de haber descubierto el helio en 1868 por medio de la observación de un eclipse, también desarrolló el «revólver fotográfico» para capturar imágenes del paso de Venus por el Sol en 1874. Por la misma época, el médico Étienne Jules Marey llevaba algunos años estudiando el movimiento de personas y animales. Con base en el invento de Janssen, Marey desarrolló el «rifle fotográfico», con el que pudo registrar el movimiento de aves, caballos e incluso personas y, con ello, romper con muchos mitos que existían sobre la naturaleza del movimiento.
• «Teatro óptico»: con base en la linterna mágica y el zootropo, Charles-Émile Reynaud inventó el praxinoscopio —mejor conocido como «teatro óptico»—, que funcionaba con perforación en las cintas para tener una reproducción medida y automática. Además, sus dibujos animados fueron las primeras proyecciones visuales con argumento, música de fondo e incluso «efectos sonoros» que él mismo ejecutaba al momento de proyectarlos.
• El kinetoscopio: Considerado el precursor directo del cinematógrafo, este instrumento fue desarrollado por William Kennedy Laurie Dickson —mientras trabajaba para Thomas Alva Edison— entre 1889 y 1892. Por supuesto, Edison registró la patente como suya —para variar—. Aunque tuvo su momento de auge, la gran desventaja de este aparato es que las cintas sólo podían ser vistas por una sola persona y los intentos por «agregarle sonido» fracasaron.
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«El secreto de las películas es que son una ilusión».
George Lucas
La gran trascendencia del cinematógrafo de los hermanos Lumière —a diferencia de otras invenciones de su época— fue que la reproducción de las imágenes no se limitaba a un sólo espectador; sin proponérselo, inventaron una experiencia colectiva que, hasta la fecha, forma parte indispensable de nuestra cotidianidad.
Entre los espectadores de la primera función privada que ofrecieron los Lumière se encontraba el ilusionista George Méliès, quien al finalizar la proyección le rogó a los inventores que le vendieran uno de esos aparatos. Los Lumière trataron de disuadir a Méliès porque, además de que le resultaría muy costoso, estaban convencidos de que la «novedad» de los documentales en movimiento sería efímera: «El cine no pasará de ser una curiosidad. Es una moda que desaparecerá cuando se agote la capacidad de sorpresa del público».
Méliès demostró, en casi 600 cortometrajes de ficción, las posibilidades narrativas que tenía este invento, al grado de convertirlo en un arte. El resto es la historia del cine. ❧