Juan Rico y Amat. Algarabía
«De las voces y frases más usuales entre los mismos, escrito para divertimento de los que ya lo han sido y enseñanza de los que aún quieren serlo».
Cayó en nuestras manos el Diccionario de los políticos, formulado en un tono mordaz y satírico el cual, aunque fue escrito en la España de hace 159 años, muchas de sus referencias siguen vigentes en nuestro tiempo y territorio, por lo que compartimos algunas de ellas.
Antes de entrar en materia, el autor advierte que «al usar la palabra políticos en el título y cuerpo de esta obra nos referimos, como comprenderán nuestros lectores, a cuantas personas han vivido, viven y tratan de vivir de la política, tomándola como medio de medrar en la sociedad, comerciando vilmente con ella y explotándola para su provecho.» Comencemos, pues:
abusos. Yerba muy perjudicial que crece y se arraiga extraordinariamente en los campos de las gentes que mandan, aunque sea insignificante el mando que ejerzan.
Es una planta que cría muchas y agudas espinas que lastiman la mano del desgraciado a quien se regalan.
administración pública. batiburrillo que nadie comprende; ni el administrador ni el administrado. Laberinto de órdenes y contraórdenes; decretos que establecen y decretos que derogan; disposiciones que crean una cosa y circulares que la destruyen enseguida.
antecedentes. Páginas de la historia de los políticos. Si la historia es larga indudablemente se hallarán en ella muchas páginas manchadas; si es corta la mayor parte de sus hojas estarán en blanco. Cortas o largas esas historias no tienen generalmente muchas páginas bien redactadas.
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ascenso. El santo a quien rezan continuamente todos los empleados; no hay otro santo a quien se dirijan más oraciones que a San Ascenso.
aspiraciones. Proyectos mal encubiertos de algunos políticos, dirigidos a alcanzar una elevada posición. El político de aspiraciones se da a conocer desde el primer día que sale a las tablas; aunque el papel que le repartan sea de criado, él lo representa con la dignidad de un primer actor.
besamanos. Exposición pública de pavos reales.
cabecilla. El político de cabeza ligera. Por eso se llama cabecilla; esto es, «cabeza pequeña», «de poco peso». Nace con las guerras civiles y se alimenta de sangre y contribuciones. [...] Siempre empieza su carrera militar con el grado de comandante, que él mismo se confiere.
candidatura. Primer escalón para subir algo en la sociedad; sin trepar por él nadie puede figurar entre sus conciudadanos.
corrupción. Epidemia contagiosa que hace estragos horrorosos en el país de la empleomanía.
elección. Es una batalla campal donde se vence, no por el número de los soldados, sino por la estrategia de los generales. [...] Es también el sepulcro de las ilusiones de unos y la cuna de las esperanzas de otros.
gobernar. Para las gentes de buen sentido, gobernar es hacer el bien y evitar el mal; para los políticos es sostenerse en el mando a todo trance, proteger a sus parientes y paniaguados y perseguir encarnizadamente a sus enemigos.
oposición. Infierno donde padecen los ambiciosos, los pretendientes sin esperanza, los impacientes, los quisquillosos, los descontentadizos, los engañados o desengañados y otros políticos que sería difícil enumerar.
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partidos. Vientos encontrados de cuyo choque salen los pronunciamientos y motines; ellos arrastran las nubes políticas por el horizonte de la nación, hasta que a fuerza de comunicarles electricidad promueven con frecuencia furiosas tempestades.
patriotismo. De lo que más se habla en política y lo que se siente menos. Nace en la cabeza, vive en la lengua y muere en el estómago.
poder. Verdadero y probado calmante que cura maravillosamente las irritaciones políticas.
política. Insondable maremágnum donde corren el riesgo de anegarse las sociedades modernas.
tolerancia. Abnegación de los partidos cuando nadie se les opone.
urnas. Cajas de Pandora que encierran los encantamientos y sortilegios electorales; en el recinto misterioso de aquellas cajas no habitan más que duendes y hechiceros ocupados en jugar con los papeles que en ellas se depositan, ya borrando unos nombres y escribiendo otros en su lugar, ya multiplicándolos o sustrayéndolos, según les acomoda.
voluntad popular. la mentira más gorda y palpable de la política; la madre de las mentiras; la mentira monstruo.