Por Paula Carrizosa
Foto Abraham Paredes
Luces tenues iluminan a La inventora del atole, una escultura hecha en 2011 por Leonora Carrington (Lancashire, Inglaterra, 1917–Ciudad de México, México, 2011) como parte de una etapa creativa, la última de su larga vida artística, que fue animada por su hijo Pablo Weisz Carrington.
A su lado, piezas como En esta casa (1957), La tecolota (2009), Ancestro (2009) y The Palmist (2010) conviven en un universo museográfico oscuro, casi laberíntico y delineado apenas por luminarias dirigidas a los cuerpos, las masas y los colores que animan las obras realizadas por esta creadora inglesa naturalizada mexicana, quien arribó a México en 1942.
Se trata de la exposición Sueños de libertad que desde este fin de semana se exhibe en el Museo UPAEP y que representa la primera ocasión en que en Puebla se muestra una selección de esculturas en bronce, dibujos y grabados del mundo imaginario, poético y fantástico de Leonora Carrington, de la cual se celebra este 2017 el centenario de su nacimiento.
En total, informó Evelin Flores Rueda, directora del Museo UPAEP, se reúnen 42 piezas: 32 esculturas de personajes mitológicos, metáforas y simbolismos, y 10 obras gráficas y pictóricas en pequeño formato. El recorrido se inicia con la pintura al muro de un retrato de la artista que fue realizado por Santos Cuatecontzi.
Durante una rueda de prensa, expuso que las 32 esculturas en mediano formato, producidas mediante el vaciado al bronce bajo, fueron realizadas entre los años 2009 y 2011 en el taller de Leonora Carrington ubicado al norte de la Ciudad de México.
Mencionó que todas ellas son propiedad de Pablo Weisz y pronto formarán parte del Museo Casa Leonora Carrington que su hijo y también artista logró tras un acuerdo con la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Las otras 10 obras gráficas y pinturas, acotó Flores Rueda, son propiedad del Museo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, de la Galería Óscar Román y del coleccionista privado Alfredo Rivas.
La exposición Sueños de libertad se exhibirá en el Museo UPAEP hasta el 17 de noviembre, de lunes a sábado de 9 a 17 horas con entrada libre. Habrá visitas guiadas grupales, también gratuitas, pero es indispensable apuntar su cita en www.museoupaep .mx, www.facebook.com/upaepmuseo o a los teléfonos 246 5854 y 229 9400 extensión 7810.
Destaca que la exhibición en Puebla de esta colectiva se debe a la labor de Lucino Gutiérrez y de David Rodríguez, ambos de la UAM, a la par de patrocinadores particulares.
Olvidarla sería un gran error: Pablo Weisz
Pablo Weisz Carrington detalló que las esculturas mostradas en Puebla responden a una etapa particular de la vida de Leonora Carrington, pues fueron hechas cuando la artista tenía 90 años de edad y “son de lo mejor que hizo desde el punto de vista escultórico”.
Dicho criterio, expuso en charla con los representantes de los medios de comunicación, la da no sólo por ser su hijo sino como un observador del arte que le permite distinguir, además, que el conjunto de obras son reflejo de una mujer que “siempre fue de oposición” y que se coloca como un “ejemplo para las mujeres en general”. Por ello, dijo el médico de profesión, “olvidarla sería un gran error y el presentar su arte es una manera de recordarla siempre”.
En ese sentido, precisó que a pesar de ser apolítica, Leonora Carrington dedicaba gran parte de sus esfuerzos a repensar y a vivir el feminismo, siendo una de las primeras mujeres en encabezar grupos feministas en la Ciudad de México. Ella, continuó Weisz Carrington, siempre defendió sus ideas, sobre todo cuando las mujeres “son el grupo más discriminado de la historia”.
Leonora, dijo el también artista, era más bien activa en un sentido: en que respetaba la libertad de las personas. Esa postura, opinó, fue determinante en su obra y fue asumida desde que abandonó su país natal, a sus 17 años de edad. “Siempre se mantuvo alejada del poder: siendo de una familia burguesa siempre optó por llevar una vida humilde”.
Destacó además que fue en México, país que la acogió desde su llegada, en donde realizó por lo menos 90 por ciento de la obra realizada a lo largo de siete décadas, por el que fue distinguida con premios como la Medalla de Oro de Bellas Artes y el Premio Nacional de Bellas Artes en 2005. “El pueblo la acogió lo mismo que los intelectuales de su época. Aquí se hospedó y sin este país no hubiera podido desarrollarse”, concluyó Pablo Weisz.