Arturo Gallegos García. Algarabía
¡Asombroso! ¡Sorprendente! ¡Espectacular! ¡Sensacional! ¡Inigualable! Pónganle el adjetivo calificativo que guste, usted siempre sabrá́ de quién se habla. Con la máscara puesta es burlón y parlanchín; sin la máscara es como cualquiera de nosotros. Sepa usted o no de cómics, seguro ha visto alguna vez a este personaje. ¡Aguas! Aquí́ viene el Hombre Araña.
En esta publicación ya se ha hablado de dos de las tres caras de la editorial rival;1 v. Algarabía 129, junio 2015, Íconos y grafías: «El mito de Superman» y Los chicos malos: «Batman: Cuando el abismo te devuelve la mirada» le toca su turno a «El rostro de Marvel». Con más de 50 años de existencia, Spider-Man ha protagonizado más de 2 mil historietas, 34 videojuegos, ocho series animadas, siete películas live-action, un musical de Broadway, sin mencionar los memes, parodias y miles de fan videos; todo ello y más abarca este superhéroe tan mediático como ningún otro.
Hace lo mismo que una araña
Después de tiempos oscuros, a mediados de los años 50, nace la llamada Edad de Plata 2 v. Algarabía 95, agosto 2012, Ideas / La cronología: «¿DC o Marvel?» de los cómics. El problema fue que los anteriores asiduos ya habían crecido, y que las historietas de entonces no cubrían las expectativas de una nueva generación, impaciente por leer a un buen personaje. Pero en 1962, Jack Kirby, Steve Ditko y Stan Lee —ese viejito con mostacho de lentes oscuros que aparece en todas las películas de Marvel— fueron las mentes maestras y las manos divinas que definieron al epítome de Marvel.
Lee, maravillado con el justiciero pulp The Spider (1933), y Kirby, con la idea rechazada de un chico huérfano —que vivía con una pareja de ancianos— que encontraba un anillo que le otorgaba súper poderes, crearon la base para la nueva historia. Ditko se encargaría de diseñar al personaje, entintándolo de rojo y azul en la portada —que dibujó Kirby—, para que finalmente el 5 de junio saliera a la venta Amazing Fantasy #15, presentando al Hombre Araña. Al ser el último número de la serie, el editor en ese momento, Martin Goodman, dio luz verde para que a partir de entonces el cómic se convirtiera en un serial: The Amazing Spider Man —TASM.
Al fin nacía un protagonista adolescente que no fuera relegado como sidekick -compinche— de otro héroe adulto —de ahí que se recalcara lo de «Hombre» y no «Chico» araña—. El lector joven se pudo identificar con este nuevo héroe arácnido, por tener una edad y situación de vida similares, y con el que fue creciendo a la par. Pero lo «sorprendente» de Spider-Man apenas comenzaba.
Un gran poder...
Con la fuerza, velocidad y agilidad a escala de una araña —junto con su famoso «sentido arácnido» que le advierte del peligro inminente—, Peter Parker es un joven de 15 años de edad, estudiante tímido, de mente prodigiosa y corazón noble —víctima del bullying— que vive en casa de sus tíos, Ben y May Parker —porque sus padres murieron en un aparatoso accidente.
Un día, Peter asiste a una exhibición científica de experimentos con radiactividad, y en uno de ellos, una araña resulta irradiada por accidente y termina por morder al adolescente. Poco después, Peter empieza a notar sus nuevas habilidades y, con su intelecto, diseña sus lanzadores de telaraña artificial —hasta ahora imposibles de recrear en la realidad—. Seducido por la fama y motivado por la rabia que siente al ser marginado por sus compañeros de clase, Peter intenta ganar dinero de forma fácil; al no conseguirlo, deja escapar a un criminal que luego mata a su amado tío. Justo en ese momento, consciente de las consecuencias de sus actos, Peter decide emplear sus nuevos súper poderes para el bien común con una frase que, en posteriores reinvenciones del cómic, sería adjudicada al tío Ben: «Un gran poder conlleva una gran responsabilidad».
El verdadero poder
El poder que posee Spider-Man va más allá de su fuerza y velocidad sobrehumanas cuando atrapa a criminales comunes o cuando vence a algún supervillano. El verdadero poder del arácnido viene de su ingenio y voluntad para proteger a las personas, en especial a quienes quiere. Por Ejemplo, en la historia If This May Be My Destiny...! (1966) —de Lee y Ditko— se demuestra cómo el amor por su tía May hizo que Spidey, para salvarla pudiera levantar una montaña de maquinaria pesada sobre de él y, por supuesto, «salvar el día»; o en Nothing Can Stop the Juggernaut! (1982) —Lee y John Romita Jr.— que sólo con su astucia pudiera vencer al mutante Juggernaut —de fuerza comparable a la de Hulk— inutilizándolo con cemento de secado rápido.
Curiosamente, también tiene el «superpoder» de no dejar de hablar, de burlarse, de ser sarcástico e irónico aunque le estén «partiendo la madre Teresa» —en una ocasión se botó en el piso de la risa tras conocer el nombre del villano en turno, frente a sus narices.3 Spider-Man/Human Torch #1, 2005.
Tan poderoso e icónico es este personaje que, cuando Marvel quiere desafiar estándares sociales o atreverse a «romper esquemas» para hablar de temas «pecaminosos» o «prohibidos» en los cómics, por lo regular acuden a él. Un ejemplo muy recordado fue cuando salieron los números 96-98 de TASM —escritos por Lee— en donde, a pedido del Departamento de Salud, Educación y Bienestar de los EE. UU., se desafió al Código de Autoridad del Cómic para hacer conciencia social acerca de los efectos negativos que tienen las drogas, mostrando a un Harry Osborn —amigo de Peter— hospitalizado por una sobredosis de pastillas. Como resultado, el Código fue más flexible en sus restricciones de no mostrar dichos efectos al público infantil, entre otros temas igual de polémicos —como cuando se cuestionó la política de George W. Bush en la serie Civil War—, y a Marvel se le ha reconocido por su rol benéfico de invitar a la sociedad a la reflexión y la conciencia. Por si queda alguna duda, pregúntenle a Barak Obama.4 «Spidey Meets the President!», The Amazing Spider-Man #583, 2009.
Un héroe como nosotros
En cuanto a la responsabilidad del personaje, fue —y sigue siendo— mostrar a todos que a pesar de no ser perfecto siempre se mantiene fiel a sus ideales. Sufre de necesidades fisiológicas como nosotros —igual le da gripe o cualquier otra enfermedad—, a veces consigue trabajo —siempre mal pagado— para apoyar a su familia mientras termina la carrera universitaria; tiene problemas para encontrar pareja —jamás tiene tiempo para convivir o pasear—, así como puede arrepentirse de algo que hizo —o no.
Esta «humanidad» es lo que destaca al Hombre Araña sobre otros héroes. Porque
vive en una ciudad real con problemas reales —obviando que se trata de una
ficción—, e intenta ayudar a cualquier persona en peligro, sea de un accidente, de criminales o sólo animándolas a hacer lo correcto. Incluso ha sido rescatado en más de una ocasión —como Peter Parker y como el Hombre Araña— tanto por personas comunes y corrientes como por otros superhéroes.
Es el que más trabajo tiene y al que peor le va, siendo el único héroe de la «Casa
de las Ideas» que tiene la regla, autoimpuesta ¿Quién no ha pensado en renunciar de pronto a sus responsabilidades? Eso le sucedió a Peter en Spider-Man No More! (1967) —de Lee y Romita Sr.—, quien cansado de las críticas y acusaciones injustas hacia él —vilipendiado por los medios de prensa y la policía, finalmente actúa al margen de la ley—, decide renunciar a su labor y dedicarle más tiempo a sus estudios y a su vida personal. Aunque sus relaciones personales y sus calificaciones mejoran notablemente, en contraparte el crimen en Nueva York aumenta 75%. Al final, Peter sólo es un chico del barrio de Queens que intenta balancear su vida convencional con la del superhéroe que jamás imaginó ser.
Esta «humanidad» es lo que destaca al Hombre Araña sobre otros héroes. Porque vive en una ciudad real con problemas reales —obviando que se trata de una ficción—, e intenta ayudar a cualquier persona en peligro, sea de un accidente, de criminales o sólo animándolas a hacer lo correcto. Incluso ha sido rescatado en más de una ocasión —como Peter Parker y como el Hombre Araña— tanto por personas comunes y corrientes como por otros superhéroes.
Es el que más trabajo tiene y al que peor le va, siendo el único héroe de la «Casa
de las Ideas» que tiene la regla, autoimpuesta y sabida por todos, de «no matar» aunque claro que ha tenido sus errorcillos, ¿es humano no?—. Le importa tanto hacer el bien que, si no tiene de otra, incluso puede cooperar con algunos villanos —quienes tampoco son «malvados per se»: tienen sus «razones» para cambiar el mundo a su manera—. Ése es el poder y la responsabilidad que tiene ser Spider-Man: una persona como nosotros que todo el tiempo se cuestiona si hizo o no lo correcto y que carga con nuestras mismas culpas y frustraciones.
«Acéptalo tigre, te sacaste la lotería»
Si bien Batman posee a los villanos mejor logrados de los cómics, Spider-Man sin lugar a dudas tiene a los mejores personajes de apoyo. Figuras paternales como Capitán América o Iron Man —sus ídolos— y, por supuesto, sus tíos May y Ben.
Sus amistades con el mencionado Harry Osborn —quien a pesar de convertirse en el segundo Duende Verde, eso no mermó su amistad—, Johnny Storm —la Antorcha Humana, superhéroe que mejor conoció al trepa-muros y que cuando Marvel decidió matarlo, expuso en su testamento que su reemplazo fuera Peter5 Fantastic Four #1, 2011.— o Matt Murdock —Daredevil, primer superhéroe al que le reveló su identidad secreta y viceversa.6 Peter Parker, The Spectacular Spider-Man #110, 1985.
Inclusive a personajes antagonistas como Flash Thompson —bully de Peter, fan acérrimo de Spidey y posteriormente su roomie— o el ominoso e irritante J. Jonah Jameson —enemigo público del arácnido y su jefe en el periódico Daily Bugle—, quien en el fondo también funciona como una crítica muy atinada a la responsabilidad y los excesos de los medios de comunicación—. Pero aún más importante, ¿cómo olvidar a sus atractivas parejas?
La «araña del amor» ha sido parte fundamental del mito. Contrario a lo que muchos pensarían, Peter Parker ha tenido un gran sex appeal —si tomamos en cuenta que se le considera como un ñoño impopular— ya sea como crush de Jessica Jones, Jean DeWolff o Liz Allan, o como date de Carol Danvers —Captain Marvel.
Hasta le ha hecho de amante de Felicia Hardy —Black Cat— y de Cindy Moon —Silk, superheroína mordida por la misma araña que Peter, creada por Humberto Ramos y Dan Slott—. Como diría la Antorcha Humana: «la suerte Parker». Misma que lo llevó a conocer a Gwen Stacy en la universidad para convertirse en su primer amor y que después lo llevó al altar para contraer nupcias —y hasta tener descendencia— con cierta pelirroja que la tía May insistía en presentarle, Mary Jane Watson.
Dicha popularidad se traslada también al resto del Universo Marvel. Columpiándose por los rascacielos de Manhattan puede toparse con los X-Men y tranquilamente echarles la mano o, con tiempo libre en la noche, se entromete en alguna situación paranormal con Blade —vampiros— o Ghost Rider —demonios— o,¿por qué no?, puede ser transportado a un planeta en una galaxia lejana junto con Los Vengadores para pelear contra alienígenas.
Como podrá ver, el Hombre Araña ha formado equipo con casi todos los justicieros, cayéndole bien a unos, a otros «dos-tres» y a algunos de plano con ganas de engraparle la boca.
Pero así como tiene a sus brothers también tiene una «lista negra» de villanos emblemáticos y recurrentes como: el Duende Verde —Norman Osborn—, el Doctor Octopus —Otto Octavius—, Kraven el Cazador o los simbiontes Venom y Carnage, que le han hecho la vida todavía más difícil al arácnido, peor aún, si a éstos agregamos a aquellos contra los que pelea por metiche, como el Dr. Doom, Thanos o Magneto. Pero lo más interesante es que los antagonistas del arácnido también interactúan con otros justicieros, claro ejemplo es Kingpin —Wilson Fisk—, supremo señor de la mafia, que apareció primero como enemigo de Spider-Man y posteriormente se convirtió en la némesis de Daredevil. ¿Necesita de más pruebas para notar que el «Universo arácnido» es casi tan grande como el de la editorial que lo creó?
Sea una mujer o un hombre o un cerdo; sea del año 2099 o del siglo XVI; sea del Reino Unido o de la India; tenga un traje negro o blanco o de metal o a prueba de electricidad; sea miembro de S.H.I.E.L.D. o de los Vengadores; sea mutante o inhumano; sea asiático o latinoamericano; sea animado por computadora o interpretado por un actor; su misión sigue siendo la misma: atraer al público joven, así como mantener al veterano. Y con eso, usted siempre encontrará a Spider-Man.