Astrid García Oseguera. Algarabía
Cada verano ocurre lo mismo: Miles de personas se alejan de la marea cotidiana y el gentío, para encontrarse con esto mismo en su retiro vacacional. Nos dejamos llevar por el movimiento imperante.
Tan antiguo como el Génesis de la Biblia, el descanso ha sido siempre inherente al trabajo; sin embargo, el concepto de «vacaciones» no fue acuñado por el hombre, sino hasta el siglo xix, cuando en Inglaterra se estipuló que, además de los domingos y el día de Navidad, todos lo trabajadores tenían derecho a cuatro días de descanso por año. Ahí comenzó todo.
Ocho décadas atrás, para ser exactos en el año de 1936, gracias al régimen del socialista francés Léon Blum se instauró por primera vez una ley que acordaba que, además de un incremento salarial y seguro social, todos los trabajadores tenían derecho a recibir vacaciones pagadas.
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«No considero libre a quien no tiene algunas veces sus ratos de ocio.» Cicerón
Así, se concertó un pacto inamovible entre el trabajador y sus empleados, un compromiso que ha evolucionado a lo largo de los años ciñéndose a las necesidades del mundo. Actualmente, este es el panorama general en cuestión de días anuales de vacaciones:
Países con el mayor número de vacaciones pagadas por año:
Alemania, Francia, Finlandia, Suecia Brasil, Panamá y Perú: 30 días.
Reino Unido y Lituania: 28 días
Holanda, Cuba y España: 22 días
Italia, Bélgica Irlanda: 20 días
Lamentablemente, México cuenta con el menor número de días de descanso pagados ya que solamente le otorgan seis días al año a sus trabajadores, con la posibilidad de aumentar dos más cada año hasta llegar a doce días. Otros países que se encuentran en una situación similar son EE.UU y Japón con 10 cada uno.
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Más que un lujo, una necesidad
Además del incremento de la creatividad, existen grandes beneficios en el descanso y desapego del trabajo. Tomar vacaciones ayuda a liberar la tensión acumulada a través del distanciamiento temporal de la rutina. De esta manera, el trabajador se convierte en un elemento más productivo en su ambiente laboral al regresar a sus actividades cotidianas.
Otros beneficios de las vacaciones son:
1. Dormir mejor te ayuda a aprender más, a recordar con mayor claridad.
2. El descanso previene las enfermedades, pues fortifica el sistema inmune.
3. Viajar durante las vacaciones fortalece el tiempo de calidad a solas e incrementa las posibilidades de crear amistades fuera del círculo laboral.
4. Alejarse del ambiente laboral ayuda al trabajador a reconectarse con su entorno y con las personas que lo rodean.
5. El estado de relajación también restablece las habilidades motoras.
«Los ratos de ocio son la mejor de todas las adquisiciones.»
Sócrates
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El escritor en vacaciones
«La prueba de la maravillosa singularidad del escritor es que durante esas tan comentadas vacaciones, que comparte fraternalmente con obreros y dependientes, no deja de trabajar, o a menos no deja de producir. Falso trabajador, también es un falso vacacionista.»
—Novelas escritas en seis semanas—
Así como lo señala Roland Barthes, existe una profesión que no descansa ni en vacaciones: el escritor. Por extraña que parezca, esa afirmación resulta del todo cierta si partimos de la idea que, a pesar de su condición humana, el escritor es incapaz de desligarse totalmente de su fuente de trabajo: las vicisitudes de la vida cotidiana, de lo mundano y lo terrenal.
Quizá la perspectiva de Barthes era un tanto romántica al presentar al escritor como «un superhombre, de una especie de ser diferente que la sociedad exhibe para gozar mejor de la singularidad ficticia que ella le concede»; sin embargo, en la actualidad la labor de un escritor no radica sólo en las novelas, sino en el contenido generado día a día, ya sea en papel o en cualquier otra plataforma.
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Fuentes:
Barthes, Roland. «El escritor en vacaciones» en Mitologías. Siglo Veintuno Editores, Madid, 2008.
Lóyzaga de la Cueva, Octavio Fabián. «Comentario y reflexiones en torno a los días de descanso». Uam