La Jornada
Ayudar a otros, tender la mano, arrimar el hombro, hacer algo por los demás es lo que Fernando Canales Lozano (Torreón, 1920) ha hecho durante más de 50 años y, sin embargo, cuando se le pide hablar de los múltiples proyectos educativos y de investigación científica que patrocina por conducto de su asociación civil Canales de Ayuda, responde: Me falta hacer mucho, muchísimo, por nuestro país.
Niños y jóvenes son los principales beneficiarios de los programas que impulsa la instancia que preside don Fernando desde 2012, cuando reunió a un grupo de cómplices y amigos para que lo acompañaran a fundar, con su esposa y sus hijas, la organización cuya misión consiste en promover la investigación y el estudio de la ciencia, la tecnología y la innovación entre niños y jóvenes mexicanos.
El capital semilla de Canales de Ayuda fue aportado por él, para retribuir a mi país un poco de lo mucho que me ha dado. No quería que mi nombre figurara, porque no se trata de promoción personal, pero mis hijas insistieron, y uno tiene que obedecer a las mayorías. Quería que este proyecto se llamara Fundación Elisa y Jerónimo, los nombres de mis padres, porque no hay que aparecer, hay que hacer cosas por México, explica en entrevista con La Jornada.
A sus 97 años, don Fernando se llena de entusiasmo y energía al describir los proyectos de sus becarios, que a la fecha suman 6 mil. Es muy bonito escuchar a los niños, pues cada uno tiene una idea distinta.
Sobre todo, interviene Adriana, hija de Canales e integrante del consejo directivo fundador, presenciamos el florecimiento de los niños, transformamos vidas.
Hermano de Fernando Benítez
Hace unas semanas, don Fernando asistió a la Feria Nacional de Ciencias Pauta para escuchar a los pequeños científicos, quienes le presentaron desde propuestas para combatir la contaminación ambiental hasta opciones para reducir el consumo de bebidas azucaradas (como se reseñó en estas páginas el pasado 30 de julio).
Sin embargo, la historia de Canales Lozano, el empresario y amigo solidario, no se inició hace cinco años con la creación de su asociación civil, sino en la época en la que Rómulo O’Farril lo invitó a hacerse cargo de la gerencia del periódico Novedades, donde llegó a dirigir, de manera simultánea, hasta 10 diferentes empresas que editaban, entre otras, las revistas Contenido, Auto Mundo,Claudia y Vogue.
A don Fernando se debe también la aparición de México en la Cultura, uno de los mejores suplementos culturales en el país, dirigido por el periodista Fernando Benítez (1912-2000), a quien Canales recuerda no sólo como uno de sus mejores amigos, sino como su maestro.
Nunca se volvió a hacer un suplemento de esa categoría, considera el filántropo al narrar cuando invitó a Benítez, su hermano, a echar adelante esa publicación. También compartió con su tocayo su preocupación y simpatía por las comunidades indígenas del país, a las que han robado, explotado, humillado y nunca se les ha dado su lugar, añade.
En los años 60 del siglo XX, Canales y Benítez se enfrascaron en otro proyecto editorial, cuando el periodista invitó a don Fernando a participar en la creación de una nueva empresa para acoger al editor argentino Arnaldo Orfila Reynal, a quien el presidente Gustavo Díaz Ordaz había despedido de la dirección del Fondo de Cultura Económica por publicar Los hijos de Sánchez, de Oscar Lewis, según recordó la periodista Elena Poniatowska en un artículo
A sus 97 años, Fernando Canales –en sus oficinas de la colonia Del Valle, donde se efectuó la entrevista con La Jornada– se llena de entusiasmo y energía al describir los proyectos de sus becarios, que a la fecha suman 6 mil. Es muy bonito escuchar a los niños, pues cada uno tiene una idea distinta, celebraFoto María Luisa Severiano
El proyecto se llamaría Siglo XXI Editores. Canales fue una de las personas que aportaron capital para lanzarlo y más tarde, cuando la editorial atravesó una difícil situación económica, don Fernando fue elegido presidente del consejo de administración. La sociedad estaba casi en quiebra, pero luego de siete años de trabajo, explica, dejó las finanzas saneadas y con las reservas necesarias para continuar su labor como una de las grandes casas editoras del país.
Aprendizaje con Guillermo Haro
Don Fernando cuenta que hace un lustro decidió enfocar los esfuerzos altruistas de su asociación civil hacia la ciencia porque considera que México no produce la suficiente investigación científica; todo lo importamos.
Sobre todo, su compromiso fue inspirado por su amistad con el astrónomo Guillermo Haro (1913-1988), “hombre que se hizo científico con un esfuerzo personal muy grande. Miembro de la Royal Astronomical Society, tuve el honor de trabajar con él y aprenderle mucho, sobre todo cuando fundó el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica. Conocí el trabajo que le costó convertirse en un gran científico y entonces lamenté no poder darle todo el apoyo, pues yo era sólo gerente del periódico Novedades.
“Nunca he sido hombre de negocios, pero sí hombre de trabajo; así me hice después de un capital. Pero lamento haber empezado tan tarde en estos proyectos, ahora que no tengo suficiente fuerza para estar en todo lo que quisiera, porque me duele mi país, porque lo amo.
Estudié en la Escuela Superior de Comercio y Administración del Instituto Politécnico Nacional, donde no pagaba más de 200 pesos al año; entonces, me siento muy obligado con el país que tanto me dio. No vine aquí porque quise, pero ya estoy aquí y no voy a pasar como un tonto que llegó a comer todos los días y con eso irme muy tranquilo, ¡no!, reitera el mecenas de miles de estudiantes con vocación científica.
Adriana Canales añade que su padre siempre se ha considerado un hombre de izquierda, además de que forma parte de un México muy importante, por eso comparte, convencida, las inquietudes de don Fernando, quien le ha inculcado a ella y sus hermanas que “si no apoyamos a la ciencia este país no va a caminar. Es tarea de todos los mexicanos hacerlo, poner un poquito de lo que nos sobra para respaldar a una persona y que no queden truncados sus sueños, porque tal vez se trate de un niño que no sólo va a aportar para él mismo y para su familia, sino para la comunidad en la que vive.
Por eso Canales de Ayuda garantiza que los donativos recibidos van directamente a encauzar un talento en este país donde hay mucho potencial desperdiciado. Somos un instrumento que llega directamente a las personas que verdaderamente trabajan para fomentar el estudio de la ciencia.