Periódico La Jornada
En el Día del Historiador, que se conmemora el 12 de septiembre, falleció Álvaro Matute Aguirre, destacado estudioso de la Revolución Mexicana, publicó el Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En memoria de Álvaro Matute Aguirre, la Cámara de Diputados guardó un minuto de silencio para reconocer la trayectoria del académico e investigador.
El presidente cameral, Jorge Carlos Ramírez Marín, anunció la decisión de rendir homenaje a Matute después que la fracción del PRD solicitó hacerlo.
Matute Aguirre (Ciudad de México, 1943) fue electo el pasado 27 de abril para ocupar la silla 33 de la Academia Mexicana de la Lengua, procedimiento inconcluso, pues debía asistir a 10 sesiones antes de dar su discurso de ingreso, que estaba previsto para el primer bimestre de 2018.
Cuando supo que se incorporaría a ese cuerpo colegiado, el historiador dijo: No somos nada sin lo que nos ha dado la Universidad; en mi caso siento que se debe al cobijo que me ha otorgado durante casi 50 años en lo académico, un poco más si se consideran los años de estudiante; este medio siglo que he sido integrante de su comunidad ahora tiene esta bonita conclusión.
Medio siglo de quehacer intelectual
Álvaro Matute ganó en 2008 el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Historia, ciencias sociales y filosofía.
Fue doctor en historia por la UNAM y realizó estudios en la Universidad de Texas, en Austin. Se desempeñó de investigador del (IIH), docente en la Facultad de Filosofía y Letras y fue investigador emérito desde 2004, e integrante del Sistema Nacional de Investigadores; además, impartió la cátedra José Gaos en la Universidad Complutense en 2004, formó parte de la Academia Mexicana de la Historia y de la Junta de Gobierno de la UNAM.
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Álvaro Matute, el 9 de enero de 2009, en una entrevista con La Jornada, tras ser reconocido con el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Historia, ciencias sociales y filosofíaFoto Yazmín Ortega Cortés
En la historia encontró la posibilidad de conjugar el interés que también tenía por la literatura y la filosofía: el terreno donde estas dos manifestaciones del espíritu se dan es la historia. Luego me incliné más por la historia del pensamiento, sin dejar de lado la historia más práctica, más social, más cotidiana (La Jornada, 5/3/09).
Así fue que se inscribió en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, que le permitió “tener maestros como Edmundo O’Gorman, Miguel León-Portilla, Ernesto de la Torre y muchísimos más, espléndidos”.
Estudioso y académico de la historia por alrededor de medio siglo, Álvaro Matute lega una obra escrita extensa y una labor docente muy intensa. Ahora estoy en un momento en que siento mi madurez y todavía con mucho ánimo para seguir adelante, seguir ejemplos como el del recientemente desaparecido Ernesto de la Torre, que hasta el final estuvo al pie del cañón, decía.
Publicó una docena de títulos, como Edmundo O’Gorman: ensayos de filosofía de la historia, Aproximaciones a la historiografía de la Revolución Mexicana, De la tecnología al orden doméstico en el México de la posguerra, Ernesto de la Torre: historiador pleno, Justo Sierra: el positivista romántico y La raza como explicación histórica.