La Ciudad de Puebla siempre tendrá sorpresas para los viajeros, no importa cuántas veces hayas ido o el poco tiempo que tengas para explorarlo.
Un viernes después de una agotadora jornada de trabajo viajé hacia Puebla desde la Ciudad de México. Ese fue el último viaje que realicé a la “ciudad de los ángeles” en el que decidí hacer una ruta distinta, un circuito que al azar comenzó y terminó en el Barrio de Analco, uno de los más antiguos de esta hermosa ciudad.
Teniendo solo 42 horas en la capital poblana, no podía desaprovechar ni un minuto para descubrir sus encantos.
Si eres de los que gustan de explorar los lugares no importando el poco o mucho tiempo con el que cuentes, entonces estas recomendaciones son para ti.
VIERNES
Llegada al hotel en Puebla, 10:00 pm
Después de un largo traslado con tráfico no podía esperar a llegar al hotel, ponerme la pijama y descansar porque el día siguiente me esperaba con una larga caminata. El hotel Casona María, parte de la colección de Hoteles Boutique de México, y que elegí para hospedarme, me encantó. Este hotel se encuentra en una casona ubicada en el barrio indígena de Analco, muy conocido entre los poblanos porque aquí se ha puesto un tianguis dominical desde el siglo XVI. Cada recámara está adornada con detalles artesanales del estado de Puebla, como cojines artesanales tejidos a mano, tapetes de lana natural, lámparas de talavera, vidrio soplado y camas de madera tallada, lo que te hace sentir inmerso en la cultura del lugar.
Casona María
Foto: Casona María
SÁBADO
Desayuno en Santo Menjurje, 09:00 am
Desperté muy temprano recordando aquel sabio dicho que habla sobre los que madrugan. Y llegué al restaurante del hotel llamado Santo Menjurje con una sola idea en la cabeza: comer tanto mole como pudiera, así que pedí unas Enchiladas de Analco bañadas con el mole de la casa y servidas en platos hermosos de barro bruñido. ¡Una delicia!
Paseo San Francisco, 11:00 am
Caminando, una cuadra desde el hotel, en la avenida Juan de Palafox y Mendoza me topé con pequeñas tienditas artesanales que exhibían sus piezas de barro. Luego de elegir una de ellas para mi casa, seguí mi recorrido pasando por el Museo de Cera y el Templo de Nuestra Señora de la Luz, hasta que llegué a Paseo de San Francisco, un antiguo convento que hoy es un centro comercial. Aquí puedes pasar un par de horas explorando su bello jardín, tomar un café o entrar a explorar la plaza comercial.
Barrio del Artista, 1:00 pm
La avenida peatonal Calle 10 Norte del Paseo de San Francisco te llevará al ex convento de San Francisco de Asís, una construcción que te sorprenderá por su belleza. Yo todavía me quedo boquiabierta cuando admiro su fachada churrigueresca, una de las más instagrameras. Dentro se encuentra el cuerpo momificado del beato San Sebastián de Aparicio que es muy milagroso y venerado por los poblanos.
Es convento de San Francisco de Asís
Foto: Es convento de San Francisco de Asís
A cinco minutos caminando desde el ex convento, está el famoso Barrio del Artista que siempre asegura caminatas muy placenteras. Intenta llegar por el lado del Teatro Principal que vale la pena conocer por haber sido el primero de América Latina, fue inaugurado en 1760 y aún se ofrecen conciertos, festivales y conferencias. Frente al teatro hay un busto dedicado a Plácido Domingo develado no hace mucho con una ceremonia donde asistió el mismo cantante de ópera, quien ya es casi un poblano por adopción.
Sabrás que has llegado al Barrio del Artista porque será un rinconcito lleno de color con una fuente barroca, restaurantes con terraza y los talleres de pintura a los que sentirás deseos de asomarte, platicar con alguno de los artistas y llevar a casa una de sus obras.
Cruza la calle y estarás en El Parián, el mercado de artesanías más grande del centro. Te aseguro que comprarás algo ahí.
Hora de comer, 2:00 pm
Recarga energías en alguno de los restaurantes del centro. Para probar los chiles en nogada quizás el mejor lugar para hacerlo sea en el patio de la Casona de la China Poblana, se llama así porque en esta histórica casa venía la mismísima doña Catarina de San Juan a comer delicias gastronómicas. Si tu presupuesto es reducido, hay variedad de restaurantes económicos por todo el centro histórico. Más de alguno te sorprenderá con guisados caseros.
Biblioteca Palafoxiana, 4:00 pm
Este es otro lugar de los de cajón que debes visitar por lo menos una vez. La biblioteca más antigua del continente y cuyo acervo fue donado por Juan de Palafox y Mendoza. Fue también la primera abierta al público en general, con la única condición de que fueran personas que supieran leer. Fue reconocida como Memoria del Mundo por la UNESCO en 2005.
Bazar de Los Sapos, 5:00 pm
No puedes estar un sábado en Puebla y no darte una vuelta por el colorido bazar de la Plazuela de los Sapos. Un mar de antigüedades, artesanías y curiosidades por doquier que comienza en la calle 6 Sur esquina con Calle 3 Oriente. Justo en esta esquina está Magnolia, una tienda con novedades artesanales, en donde me compré un vestido hecho a mano que no me costó más de $200.00 pesos. Encontrarás zapatos hechos con telar de cintura, bolsas de piel, joyería, piezas artesanales, entre otras cosas muy originales.
Luego de perderme entre la mercancía del bazar, me topé con la increíble joyería Manos de la Tierra, atendida por su dueño el artesano Geovanni. Sus obras de arte están hechas de piedras preciosas como jade, lapislázuli, ámbar, turquesa, rodocrosita, y muchas más. Salí de la tienda estrenando un anillo de plata con jade guatemalteco.
Cena de los tres moles, 8:00 pm
Caminé tanto y terminé tan hambrienta que decidí volver a Santo Menjurje, el restaurante del hotel para cenar. El chef me ofreció una degustación especial de 4 tiempos, comenzando por una sopa de tortilla, continuando con un chile relleno de temporada, pero lo mejor estaría por llegar cuando pusieron en mi mesa un plato de tres moles distintos: manchamanteles con solomillo de cerdo, mole poblano con muslitos de pollo y un mole blanco exquisito que mis papilas gustativas nunca habían probado, este fue el descubrimiento culinario de mi viaje express; y de postre molletes reventones que son bizcochos de mantequilla rellenos de jericalla de coco y rompope.
Por más que intenté convencer al chef de que me pasara la receta secreta del mole blanco, nunca lo conseguí, pero me fui feliz a mi habitación de nombre Hueyapan, pensando que la noche no podía haber terminado mejor.
DOMINGO
Museo Amparo, 10:00 am
Mi primera vez en este museo y fue toda una sorpresa. Cuenta con una colección de arte prehispánico, virreinal y del siglo XIX. Luego de recorrerlo, tienes que subir a la terraza, una de las más espectaculares del país, desde donde podrás observar una panorámica de Puebla envidiable en la que resalta la cúpula de la Catedral. Además podrás tomar una bebida en su el café, que también tiene desayunos y buffet.
Mesón Sacristía de la Compañía, 2:00 pm
Uno de los restaurantes que se ha ganado popularidad por su belleza arquitectónica y el buen sazón de su cocina es este. Para tener una despedida a la altura de las circunstancias, tenía que buscar un lugar donde probar nuevamente otro inolvidable mole, esta vez pedí el pipián verde, cuya receta se dice es la original.
Tianguis dominical del Barrio de Analco, 3:00 pm
De regreso al hotel y con el corazón contento, no podía dejar de pasar la oportunidad de curiosear por el tianguis dominical, una actividad especial para despedirme de este fin de semana perfecto que me dio Puebla.