El Día de Muertos y Halloween se fusionan para dar vida a la obra infantil La chorcha de las calacas, que en esta temporada rendirá tributo póstumo al caricaturista Rius
Una calaverita que quiere asustar y no bailar, y una calabacita que busca bailar y no asustar son imágenes que resumen el espíritu diferente que motiva las tradiciones mesoamericanas del Día de Muertos y la anglosajona de Halloween.
Esta escena, en la que finalmente las cabezas de la calavera y la calabaza niñas se cambian de lugar evocando la fusión que han experimentado ambas costumbres, forma parte de la obra La chorcha de las calacas, de la dramaturga mexicana Amaranta Leyva, que presentará diversas funciones en el centro cultural La Titería.
“Esta fusión nos permite entender a los niños, porque las tradiciones crecen y perduran en la medida que perdemos el miedo a que se contaminen, en la medida que se integran cosas. No hay que tenerle miedo a las otras costumbres, estamos muy seguros de las nuestras”, afirma en entrevista Lourdes Pérez Gay.
La directora de escena explica que esta pieza se montará a partir del próximo viernes con un contenido renovado y distinto al de las cuatro temporadas anteriores, debido a que se incorporan nuevos personajes inspirados en la obra del homenajeado del año, que es el caricaturista Eduardo del Río Rius, fallecido el pasado 8 de agosto.
La magia de las calaveras es que te permite hacer todas las locuras posibles”, dice Pérez Gay, quien piensa que el Día de Muertos es “una de las tradiciones más hermosas de México, porque es la más surrealista: celebrar el fin de la vida, la muerte”.
La titiritera agrega que desde joven, en las compañías de teatro donde trabajaba, siempre hacían un espectáculo de muertos. “Me fascinaba. Y esta obra nació recordando esos tiempos y el deseo de revivirlos. No como un rescate, pues es una leyenda que no necesita ser rescatada, se rescató solita, pues ha roto fronteras”.
Añade que ha estado, en ocasiones como público y en otras como partícipe, en los festivales del Día de Muertos que se organizan en París, Alemania y Estados Unidos. “Este año nos invitaron a Japón, pero no fue posible conseguir el apoyo para ir. Pero existe un gran interés en varias naciones por esta festividad y aumenta cada año”.
La batuta del grupo Marionetas de la Esquina, que fundó hace 40 años junto con el titiritero Lucio Espíndola, narra que la línea dramática de La chorcha de las calacas es que La Catrina, la famosa Calavera Garbancera que creó en 1910 el caricaturista José Guadalupe Posada y bautizó el pintor Diego Rivera, se despertó tarde el día que debe organizar la fiesta de los difuntos y se pone a trabajar a contra tiempo.
Destaca que la pieza retoma a diversos personajes redescubiertos por Héctor de Mauleón (1963) en su libro La ciudad que nos inventa. Crónicas de seis siglos, como el primer panadero de la actual Ciudad de México y el poeta modernista Manuel Gutiérrez Nájera en sus reuniones del Jockey Club, a principios del siglo XX.
Conservamos, además del panadero y el poeta, a Posada como el creador de estos personajes, a (los pintores) Diego Rivera y a Frida Kahlo. Cada año se le incorporan hechos dolorosos, chuscos o alegres, sucedidos en ese lapso. Ahora lo novedoso será el homenaje a Rius, quien, al igual que Posada, fue un crítico gráfico. Aparecen sus personajes como títeres planos, desde Los Supermachos a Los Agachados; es la cara de ellos y el cuerpo de calaca”, señala Pérez Gay.
La promotora cultural admite que iban a añadir una escena de unas calaveritas que se caían en un hoyo y gritaban “¡socavóóóón!”. “Pero la sacamos, porque el sismo nos cambió todo el sentido del humor. Nos dejó en la tragedia misma y pensamos que la sensibilidad de los capitalinos no está para estas alusiones”.
EL MÉXICO ANTIGUO
La chorcha de las calacas es un viaje en la noche del Día de Muertos por el México antiguo, en el que La Catrina va recorriendo las calles del Centro Histórico, recogiendo diferentes objetos e invita a amigos para hacer una fiesta”, cuenta Amaranta Leyva.
Asegura que su obra se nutrió de las crónicas que narra De Mauleón en su libro. “Me gustaron los rincones del Centro que describe, donde fueron ocurriendo cosas importantes en la Historia. Deseo que no se olviden sucesos como el primer panadero, los primeros baños, el significado de las calles, por eso mi protagonista comparte este conocimiento con los niños”.
La egresada de la licenciatura de Lengua y Literatura Hispánicas de la UNAM relata que lo que le gusta de esta pieza, que estrenó en 2014, es que se renueva cada año con personajes y sucesos distintos; pero con la invitación a reflexionar sobre el mismo tema: la modernización de la tradición del Día de Muertos.
Antes íbamos a los panteones a visitar las tumbas y ver cómo las adornaban. Ahora está más mezclado con el Halloween, que también es una leyenda bonita, que agrada a los niños. Por eso puse a la calaquita que acompaña a La Catrina y aprende la diferencia entre el Día de Muertos y el Halloween, para que los pequeños entiendan y valoren cada manifestación, porque no están peleadas sino que se enriquecen mutuamente”, detalla.
Al final, La Catrina, después de su largo recorrido acompañada por música en vivo, con canciones populares, corridos y guitarras, invita a los asistentes a salir del teatro juntos y cantando.
Puse énfasis en el baile, la alegría, la comunicación, el estar juntos, festejar. Creo que es lo que nos hace falta en este momento de sicosis y miedo”, concluye la también titiritera.
¿DÓNDE Y CUÁNDO?
La chorcha de las calacas se presentará en La Titería (casa de la compañía Marionetas de la esquina en la calle Vicente Guerrero número 7, Coyoacán) el viernes 27 de octubre a las 11:00 horas, en un ensayo general con público y entrada libre; el sábado 28 y domingo 29 de octubre a las 14:00 horas, y cuatro funciones cada día el 1 y 2 de noviembre. También habrá kermés y talleres.