Periódico La Jornada
Con la exposición Los colores de la memoria, que ayer se inauguró en el Museo Nacional de Culturas Populares, se conmemora al pintor, intérprete y musicólogo René Villanueva (1933-2001), en el aniversario 85 de su nacimiento.
Cuadros, dibujos y fotogra-fías, trabajos creados por el también activista social y uno de los fundadores del grupo Los Folkloristas, articulan esa muestra inscrita en la celebración del 40 aniversario del recinto, que se ubica en el centro de Coyoacán.
En la apertura, se efectuó un conversatorio en el que participaron Armando Chacha, músico y director general de Culturas Populares; Pepe Ávila, cofundador e integrante de Los Folkloristas, y el periodista y escritor Humberto Musacchio.
Los colores fueron algo intrínseco a la vida de René Villanueva. Un nicho que lo acompañó desde aquel 5 de mayo de 1933, cuando nació en Oaxaca y que lo deslumbraba al crecer cuando su padre le dibujaba los personajes de las canciones de Cri Cri, recordó su compañera, Beatriz Zalce.
Las primeras lecciones de color las recibió de las artesanas y bordadoras de su tierra: no le tiembla la mano. René descubrió que los amarillos pegan gritos, los rojos vivos se administran en dosis homeopáticas; en cambio, los quemados mitigan las penas, que una línea verde se vuelve camino, halo y que el azul es eterno infinito, detalló Zalce.
“Fueron los colores los que lo encaminaron a la música. Sucedió en Perú: René le pidió a un inca de recias facciones que posara para un retrato. Y mientras lo pintaba, el hombre se puso a tocar la quena y la música le llenó el alma de luz.
Desde entonces, la música está presente en la pintura de René, a quien todo mundo recuerda como músico, como cofundador e integrante de Los Folkloristas, e investigador musical.
Incansable luchador social, defensor de las mejores causas, hijo de la revolución cubana, admirador de Ho Chi Min, comunista, cardenista y zapatista hasta los huesos, René Villanueva se consideraba analfamúsico, pues no sabía leer notas y tocaba de oído. En contraste, se ufanaba de sus estudios de pintura, pues fue discípulo de Raúl Anguiano y Santos Balmori.
No obstante, hacía sonar más de 25 instrumentos musicales: quenas andinas, flautas de carrizo, gaitas colombianas, ecuatorianos rondadores; percutía huesos de fraile de los danzantes concheros y las claves cubanas.
Su voz se prestaba muy bien para las valonas michoacanas y las melancólicas vidalas. Con Los Folkloristas dio unos 3 mil conciertos en México y Estados Unidos, Europa, Centro y Sudamérica. Desde su quehacer de investigador musical recorrió no sólo nuestro país, sino toda América Latina y dejó un invaluable acervo de grabaciones de campo con expresiones tradicionales de diversas regiones.
El Museo Nacional de Culturas Populares se ubica en Hidalgo 239, colonia Del Carmen, Coyoacán.