Andrea Tamayo, Victoria García Jolly
El arte conmociona a quien lo mira. Expertos en el arte estiman que 40% de las obras vendidas en el mundo son falsificaciones
De acuerdo con la filosofía clásica, para que un objeto sea considerado una obra de arte debe responder tres criterios: de orden moral, estético y gnoseológico. El orden moral responde a si el objeto en cuestión es bueno o malo, el orden estético a su belleza o fealdad y el gnoseológico a si es verdadero o falso.
Otra cualidad de la obra de arte reside en su originalidad, la cual implica un mínimo de novedad en su forma y contenido, por ello es única. Un original es el objeto creado y perfeccionado por un artista por medio de la belleza y la técnica.
Una pieza original es un objeto insustituible; sin embargo, en un plano privado —como en la casa—, la tecnología puede conseguir una obra de arte con una perfecta reproducción e impresión realizada con la impresora HP «todo en uno» más pequeña del mundo.
Originalidad en grados
Es de resaltar que en las artes plásticas existen técnicas de producción como el óleo, el dibujo, la acuarela, el gouache o la talla en madera o mármol que dan como resultado piezas únicas. Pero existen otras técnicas que permiten que, a partir de un original, se realicen copias, como lo son el grabado, la serigrafía o, en escultura, el molde de vaciado en bronce.
Esto significa que hay «grados de originalidad», por llamarlos de cierta forma. Un óleo es una pieza única y un grabado implica que la imagen se creó directamente en una plancha de metal a partir de la cual se pueden producir una serie de copias. Siempre que esas copias estén firmadas y numeradas por el artista son consideradas originales.
El problema está en el afán —de unos cuantos— de lucrar por la vía de la estafa, esto al pretender pasar por original a una copia y venderla por millones; o los que imitan el estilo y la temática —e incluso consiguen los materiales precisos— para hacer pasar un cuadro «nuevo» como una obra original de un gran pintor. Actualmente, la mayoría de las grandes obras de arte se encuentran resguardadas en museos.
Entre el 70% y 90% de las obras que estudian son falsas o han sido mal atribuidas.
Expertos han realizado diversos estudios para comprobar su autenticidad y contar con una especie de huella digital a través de diversas técnicas, por ejemplo, radiografías que registran las capas de pintura y las texturas del soporte sobre el que fue pintado. Otra técnica es la fotografía del anverso de los cuadros cuyas formas y rastros de orillas, clavos y tipos de madera, entre otros, son la evidencia del estar en presencia del original y así detectar una falsificación.
CSI Arte
Las obras de arte que pertenecen a colecciones privadas o particulares no tienen «huella digital» y, por lo tanto, es complicado autentificarlas. El Fine Arts Expert Institute —FAEI— de Ginebra afirma que entre el 70% y 90% de las obras que estudian son falsas o han sido mal atribuidas. Cuando existe sospecha de que una obra de arte es una falsificación debe ser examinada en tres aspectos:
● Perspectiva histórico artística: considera la procedencia de la obra desde su contexto histórico. Historiadores del arte analizan los elementos simbólicos que confirmen la autoría.
● Estilo: Es el estudio de las características formales de la obra, es decir, la técnica con la cual está hecha y si coincide con la del supuesto autor. En el caso de una pintura son revisados los trazos, las formas y los colores. Este aspecto, puede ser engañoso pues supone que el artista mantuvo un estilo único durante toda su carrera artística.
● Análisis científico: en este punto son analizados los materiales con los que está hecha la obra. Es aquí cuando, muy al estilo detectivesco, las técnicas forenses son aplicadas al arte, por ejemplo, los componentes de las pinturas y los pigmentos, las telas y sus fibras.
El avance de la tecnología ha cambiado a la sociedad y el arte no es la excepción y mucho menos en un sistema social ahondado en la industria cultural, en donde una impresora como la HP Deskjet 3775 puede imprimir una —o tu propia— obra de arte. En este caso, el arte se vuelve más accesible para el espectador.
Tanto se ha invertido para desarrollar y conservar una tecnología de calidad, que hoy en día los dispositivos como la impresora HP Deskjet 3775 permite imprimir una imagen, fotografía, diseño o obra desde cualquier celular o tableta, confiriendo así, mayor accesibilidad a la cultura.
En tanto las reproducciones de obras de arte no tienen rasgo de infracción si son catalogadas y exhibidas como reproducciones de una obra de arte, no se asumen como originales y no se sitúan en venta. Su única función recae en la apreciación de la misma, bajo la etiqueta de una impresión de una obra original, que tiene como fin fomentar conocimiento artístico en el público.