El escritor cubano Rafael Rojas publica La polis literaria, que desarrolla ese rompimiento en los últimos 25 años
JUAN CARLOS TALAVERA
El historiador y ensayista cubano Rafael Rojas. Foto: Karina Tejada
CIUDAD DE MÉXICO.
El campo intelectual latinoamericano se ha resquebrajado en los últimos 25 años y hoy tenemos comunidades literarias que no se conocen entre sí, que no dialogan y eso es lamentable”, afirma el historiador y ensayista cubano Rafael Rojas Gutiérrez (Santa Clara, 1965), a diferencia de la participación activa de los autores que vivieron la Guerra Fría, la Revolución cubana y el año de 1968 con la generación del boom literario, como lo muestra La polis literaria (Taurus), su más reciente
libro.
Y aunque hoy existe un personaje como Donald Trump, quien ha despertado una reacción generalizada en su contra en América Latina, “se siente más en México y en Centroamérica, pero no creo que sea suficiente para alcanzar la articulación del campo intelectual latinoamericano y regresar a esa época de diálogo e interlocución entre todas las literaturas latinoamericanas”, lamentó en entrevista.
Algo que echo en falta en el presente es la integración del campo intelectual latinoamericano que existió entre los años 50 y 70, formado por Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Octavio Paz, Guillermo Cabrera Infante, Severo Sarduy, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, José Donoso y Augusto Roa Bastos, quienes se movieron entre las principales capitales de la región y, de un modo u otro, estuvieron vinculados a los debates de su tiempo”, dijo.
Rafael Rojas aseguró que la Guerra Fría tuvo, desde sus orígenes, una dimensión ideológica que la distinguió de los conflictos bélicos mundiales que le precedieron. “En ese contexto llegó el llamado boom de la nueva novela latinoamericana, una generación de escritores nacida, fundamentalmente, entre los años 20 y 30”, que comenzó a publicar cuentos y novelas en 1959.
A partir de entonces, apuntó, “la literatura latinoamericana no podía imaginarse, entonces, al margen de la oposición a las dictaduras y de la lucha de la izquierda por el socialismo o la democracia”.
¿Por qué el boom privilegió a la novela por encima de la poesía? “Estos escritores apostaron por la novela porque entendieron que era el género que daba cuenta del avance de América Latina hacia una modernidad. Eso es muy importante y estaba muy arraigado en la visión de Fuentes, de Vargas Llosa y Cortázar, para que la literatura latinoamericana alcanzara su mayoría de edad y tuviera una relación no colonial, una relación soberana y de tú a tú”.
Asimismo, añadió que, “con la gran literatura occidental quisieron probar fortuna en la novela y me parece que éste es el reto que asumieron todos esos escritores. Además, me parece que la novela demostró ser un tipo de texto con una gran capacidad para penetrar el mercado y, al mismo tiempo, mover ideas sobre la historia y la identidad de América Latina durante la Guerra Fría”.
¿Qué buscaban esos escritores? “Todo tiene que ver con las dinámicas de la Guerra Fría. Porque esos escritores emergen y dan con una poética muy renovadora de la ficción, en lo que conocemos como el boom de la nueva novela latinoamericana, justo en el momento en que vivimos la proliferación de guerrillas de la izquierda marxista en América Latina que son, a su vez, respondidas por las dictaduras militares de la derecha en la región”.
¿Esto demanda un compromiso del autor? “En medio de aquel conflicto al escritor se le demanda un compromiso político mucho más acuciante y tangible que en épocas anteriores, es decir, el gran debate que recorre toda la proyección pública del boom de la nueva novela es el compromiso del escritor o del intelectual latinoamericano frente a la revolución, el socialismo y las distintas modalidades de izquierda.
Aunado a que la mayoría de estos escritores tienen un origen de izquierda, incluso los cubanos que acabaron exiliándose como Cabrera Infante o Severo Sarduy, o los que permanecieron en Cuba pero se apartaron de las posiciones más rígidas, como José Lezama Lima o Virgilio Piñera. Sin embargo, todos tuvieron en sus orígenes una identificación con la revolución cubana de 1959”.
¿Qué hay del caso de los mexicanos? “Autores mexicanos como Paz y Fuentes eran escritores que provenían de otra revolución, la Revolución Mexicana, y rechazan la sovietización del socialismo cubano porque ven que esa es una manera de desviarse o de traicionar el legado de la Revolución Mexicana. Fuentes fue, quizá, el primero en llamar la atención sobre ese asunto y reconocer que el modelo de la Revolución cubana no podía repetirse en México y eso lo conduce a ser uno de los primeros en enfrentare a la burocracia cultural de la isla, incluso antes que Octavio Paz”.