La venta de suplementos con vitamina K (tanto en su variedad K1 como K2) se ha incrementado notablemente en los últimos meses. Según una encuesta de la empresa de investigación de mercado Mintel, sólo en el año pasado, esta sustancia estuvo incluida en el 1% de todos los complementos alimenticios que se lanzaron, además de en múltiples bebidas y comestibles en general. Se advierte también que los productos que contienen menaquinoa (K2) son los más adquiridos. ¿A qué se debe este interés incipiente por el consumo de dicha vitamina, presente fundamentalmente en hortalizas de hoja verde y verduras?
La vitamina K es ampliamente conocida la vitamina de la coagulación, ya que resulta fundamental en este proceso, y también en la producción de glóbulos rojos. Lo que han revelado recientes investigaciones es que la vitamina K2 tiene muchos más beneficios para el organismo de lo esperado, al ser vinculada a la salud ósea y a la salud cardiovascular. Además es absorbida por el organismo con mayor facilidad que la variedad K1, perdurando así durante más tiempo en la sangre e incrementando sus propiedades benignas.
Una buena fuente de vitamina K son los vegetales verdes, como el brócoli y la espinaca, los aceites vegetales y cereales. También está presente en menor cantidad en carnes (como el pollo) y en los lácteos.
Se recomienda una ingesta al día de 0,001 miligramos de vitamina K por cada kilo del peso corporal de una persona. La deficiencia de esta vitamina es poco común, y tan dañina para el cuerpo como el consumo excesivo. Los expertos aseguran que para prevenir la osteoporosis es mejor priorizar en la ingesta de calcio y vitamina D.
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