Cuando Eduardo Matos Moctezuma era director de las excavaciones del Templo Mayor, se gestaba en la Ciudad de México un proyecto cultural de la sociedad civil que buscaba ensalzar la zona donde trabajaban el arqueólogo y su grupo de colaboradores. Años después nació el llamado Festival de Primavera de la Ciudad de México, que celebra su trigésimo aniversario.
El arqueólogo asegura que el ahora llamado Festival Centro Histórico México, en cuyo marco recibirá el próximo domingo la Medalla al Mérito Ciudadano 2014, que le otorga la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, "siempre ha tenido una gran calidad. Se ha distinguido por sus espectáculos de primer orden, tanto nacionales como extranjeros. Creo que eso es importante para la cultura de la ciudad misma. Para mí es un gran honor que se hayan fijado en mí para otorgarme la Medalla al Mérito".
De acuerdo con un documento del festival, la medalla se otorga "a personas o instituciones que dirigen diversas acciones en beneficio del Centro Histórico de la Ciudad de México". Matos Moctezuma, agrega el documento, será reconocido "por su labor en el rescate, impulso y dignificación de tan importante zona de la capital de la República".
El hombre que encabezó los trabajos arqueológicos que desembocaron en la creación del Museo del Templo Mayor afirma en entrevista que la medalla no es exclusivamente para él. "Me imagino que me la otorgan por todos mis trabajos en el Templo Mayor, pero ahí hemos colaborado muchísima gente. Ahí ha trabajado una cantidad muy grande de especialistas y los trabajadores manuales que nos ayudaban en las excavaciones en aquel predio, más de 7 mil metros cuadrados. En 1987 se fundó el Museo del Templo Mayor y colaboramos con el festival, pues siempre solicitaban si podíamos montar alguna exposición con los hallazgos de ese momento".
¿Cuál es el estado de los trabajos en el Templo Mayor?
Llevamos ya 35 años trabajando en el lugar y se siguen encontrando vestigios mexicas. La labor continúa, las excavaciones no han parado. Estamos empezando nuevamente a trabajar en la exhumación del templo de Quetzalcóatl que habíamos localizado hace pocos años y también se excava cerca de donde se encontró la monumental escultura de Tlaltecuhtli. El mes pasado tuvimos nuestro ciclo de conferencia con motivo de los 36 años del hallazgo de la Coyolxauhqui. Es una zona muy dinámica y sigue dando de qué hablar. Hay que recordar que es una ciudad sobre otra, es mucho lo que hay debajo. Por eso, dondequiera que abras en el Centro Histórico va a salir algo porque ahí está la ciudad de Tenochtitlan, también Tlatelolco, ciudad contigua.
Aunque valoramos los testimonios de las culturas indígenas, el respeto a los descendientes de quienes crearon estas civilizaciones no está al mismo nivel...
La gente siente admiración por el pasado prehispánico; creo que es motivo de orgullo y la gente siente mucho que ahí está parte de sus raíces. Sin embargo, deberíamos sentir también esa misma disposición con el indígena actual, que en buena medida es descendiente de estas culturas milenarias. Desgraciadamente, en ocasiones el indígena es sobajado, es motivo de escarnio, su situación económica es bastante endeble, etcétera. Yo creo que es importantísimo que el indígena, que forma toda esa raíz tan fuerte, debe ser apoyado en sus afanes, en sus anhelos. He comentado en varias ocasiones que las lenguas indígenas son uno de los tesoros de México y están en peligro de desaparecer.
¿Qué hacer?
El gobierno de México debería solicitar que la Unesco declarara a las lenguas indígenas Patrimonio de la Humanidad. Algunas están desapareciendo o a punto de desaparecer, y eso es grave. Esperemos que, en algún momento, se pudiera poner atención en ese aspecto y en el indígena mismo.
¿Cuál es la responsabilidad social del arqueólogo?
Creo que es enorme, ya que el arqueólogo está encontrando lo que es patrimonio del pueblo mexicano. Estamos encontrando la historia de nuestros pueblos, con la responsabilidad que eso implica. Por eso se cuenta con grupos de restauradores que están pendientes de que esos objetos guarden su condición, que no se vayan a destruir por la acción del tiempo. Es una gran responsabilidad porque estamos manejando materiales que son parte de nosotros mismos.
Grandes representaciones estéticas
En 1978, obreros de la Compañía de Luz y Fuerza localizaron vestigios arqueológicos en la esquina de las calles de Guatemala y Argentina, en pleno centro de la ciudad, entre los que figuraba la escultura monumental que representa a la Coyolxauhqui. Cuando la pudo ver, dice Eduardo Matos Moctezuma, "me di cuenta no sólo de las dimensiones físicas de la pieza, sino de las dimensiones de la información que nos iba a proporcionar. Esta escultura forma parte de un mito, en el cual esta deidad lucha contra su hermano Huitzilopochtli, el dios de la guerra, y es vencida, decapitada y su cuerpo va desmembrándose cuando él la arroja desde lo alto del cerro de Cuatepec. De ahí que el Templo Mayor tenga ese simbolismo".
Además de su valor histórico, el arqueólogo destaca los valores estéticos de la escultura. "Es una de las grandes representaciones escultóricas de los mexicas, junto con la que se encontró en 2006, Tlaltecuhtli, y las que se habían descubierto 200 años atrás, por ejemplo la Piedra del Sol y la Coatlicue. Eso me llevó a escribir, junto con Leonardo López, el libro Escultura monumental mexica (Fondo de Cultura Económica, 2013), donde hablamos de seis grandes esculturas elaboradas por este pueblo, con todo su contenido y las peripecias que hubo en su hallazgo. El libro está ilustrado de manera impresionante con más de 200 fotografías. Ahí está una muestra de lo que hizo el pueblo mexica".
Fuente:www.milenio.com