Sobre la fachada del mercado Melchor Ocampo, ubicado sobre avenida Medellín, en la colonia Roma, un colorido mural sintetiza la identidad del lugar, conocido por la variedad de productos y comida latinoamericana que ofrece.
Frutas exóticas, flores, objetos característicos de ese espacio sobresalen en este mural realizado por Cristian Pineda Flores, uno de los primeros artistas invitados por "Proyecto Marchante. Un trueque con el arte", que desde enero del año pasado emprendió la tarea de rescatar, a través del arte, 10 de los casi 300 mercados que existen en el Distrito Federal.
Originario de Juchitán, Oaxaca, y radicado en la ciudad de México, el artista que ha trabado temas sobre migración en la frontera sur decidió plasmar en la fachada principal de este mercado una especie de mosaico culinario, inspirado en las banderas de diversos países que decoran los pasillos del recinto y en la variedad de productos de Latinoamérica que ahí se pueden encontrar.
Y es que la propuesta de este proyecto, encabezado por la museógrafa Syrel Jiménez Lobato y financiado por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y Conaculta, es devolverle a estos espacios de abastecimiento y convivencia cotidiana un poco de color y rescatar su historia. Para eso, antes de la intervención de los artistas y grafiteros, especialistas de la UNAM y de la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP) realizaron un estudio histórico, antropológico, social, urbano y arquitectónico para conocer la particularidad de cada sitio.
Así, mientras en el Mercado de la Bola, Carlos Cons, en colaboración con Dr. Lakra, montó sobre dos paredes una instalación con objetos adquiridos en el tianguis de chácharas que se establece cada fin de semana en el lugar, en el Mercado Juárez, el Colectivo Chiquitraca, pintó sobre la fachada de avenida Chapultepec, un colorido mural que describe la historia de este mercado, uno de los más antiguos de la ciudad. En Squenda nabanni–Espíritu vivo, título del mural del mercado Juárez, se aprecia a una señora rodeada de frutas y legumbres, el tranvía que pasaba por ese lugar y hasta el rostro de Benito Juárez rodeado por unos girasoles.
Historias en pared
Murales, grafitis o instalación, sobre fachadas o paredes interiores, las piezas resumen la historia de cada espacio.
En el mercado de comida de San Juan, ubicado sobre Arcos de Belén, el Colectivo BAD (Brigada de Artistas Desterrados) pintó sobre la fachada un mural que reúne peces y aves, cuya técnica hace referencia a vitrales de las iglesias, ya que en el sitio donde ahora se ubican los cuatros mercados del barrio de San Juan existían cuatro iglesias.
Famoso por la variedad de flores y plantas que ofrece las 24 horas del día, el mercado de Jamaica luce el mural más grande realizado en este proyecto. En la fachada sur del establecimiento, el Colectivo Germen pinta sobre una pared de mil 400 metros cuadrados un homenaje a la fertilidad de la tierra y las flores.
"Tratamos de representar la relación de nuestra identidad mexicana, a través de 500 años de historia; la relación de la naturaleza con el trabajo, el hombre y el progreso", relata "Mibe", al pie de este mural que incluye elementos de la época prehispánica, como un tlaloque o la diosa Tonantzin, así como el vientre de una madre de donde brotan flores y plantas ornamentales.
Jamaica Revive, dice el artista, pretende transmitir la historia del mercado de flores, que desde hace cinco siglos se consolidó como punto de intercambio de mercancías, como flores y legumbres. En colaboración con la Unidad Grafiti y de Rescate de Espacios Públicos de la Secretaría de Seguridad Pública del DF, el proyecto ha logrado uno de sus objetivos: que comerciantes y visitantes se reapropien de estos sitios que actualmente enfrentan la invasión de supermercados y centros comerciales.
"A mí me pareció un mural muy bonito, muy limpio, tiene una relación cercana con este lugar, nuestro centro de trabajo", expresa doña Margarita Tenorio. Rodeada de las frutas y verduras que vende en el mercado de Medellín, expresa su deseo por ver otro mural en otras de las fachadas del mercado. En el Mercado de la Bola, don Francisco Javier Vargas, relata cómo los propios comerciantes eligieron las paredes intervenidas. Celebra que los niños salgan de la escuela a visualizar el contenido de la pieza.
El proyecto se vuelve un homenaje a una tradición que se mantiene viva en el Mercado Abelardo Rodríguez, en el Centro Histórico.
Fuente:www.eluniversal.com.mx