Un viaje histórico de 360 años, con la finalidad de revisar monarcas, personajes míticos, pintores y objetos simbólicos del poder, se plantea en la exposición Yo, el rey: la monarquía hispánica en el arte, montada en el Museo Nacional de Arte (Munal), que del primero de julio al pasado fin de semana la han visitado 75 mil personas.
La afluencia diaria en el recinto, de lunes a sábado, es de mil 200 a mil 300 personas, mientras en domingo, con entrada gratuita, ingresan de 2 mil 500 a 3 mil.
Un trono vacío y el retrato del rey Carlos II –conocido como el hechizado por las enfermedades que padeció y su imposibilidad para dejar sucesores– plasmado por Luca Giordano abren el recorrido y reflejan la añoranza de los novohispanos en espera de un rey que jamás los visitó.
La muestra reúne 201 obras entre pinturas, dibujos, documentos, esculturas, textiles, libros, manuscritos, monedas, joyería, platería, armería y tapicería.
Aborda los mecanismos y formas de representación del monarca. Recrea el imaginario iconográfico del rey hispánico desde el siglo XVI hasta el XIX, explica en entrevista Abraham Villavicencio García, curador de arte virreinal del Munal.
“Esta exposición pretende demostrar arqueológicamente los símbolos vinculados al poder con la monarquía hispánica –entre los siglos XVI y XVIII– y también la forma en que este lenguaje simbólico que procede del mundo antiguo y medieval legó las configuraciones artístico-poéticas para el México independiente.”
No obstante, Villavicencio aclara que el arte bajo el dominio del poder “sólo se constata con algunas piezas mandadas a hacer por un par de soberanos que buscaban proselitismo, pero lo que sí se observa es cómo los artistas y las personas percibían e imaginaban, es decir, idealizaban el poder.
“Hubo dos reyes –no todos eran iguales– que sí buscaron el proselitismo con su rostro: Carlos III y Carlos IV, monarcas ya en la Ilustración, quienes fomentaron el arte político y la efigie oficial”.
Hércules, padre de soberanos
En las salas del Munal conviven las obras de algunos de los pintores europeos más reconocidos de los siglos XVI al XIX, como Diego Velázquez, Francisco de Goya, Giovanni Battista, Tiepolo, Francisco Zurbarán y Jean Ranc, con artistas novohispanos y mexicanos como Cristóbal de Villalpando, Juan Correa, Manuel Tolsá, Baltasar de Echave Orio, Felipe Sojo y Santiago Rebull.
En un recorrido por los cuatro núcleos temáticos de la exposición, sobresalen las obras alusivas a la conquista española, así como la caída de Tenochtitlán y de su emperador Moctezuma.
También hay piezas que recuerdan a la Malinche (o Malintzin) y, otras, a los imperios de Agustín de Iturbide y Maximiliano de Habsburgo, quienes con sus respectivas esposas forman parte de la historia nacional y confluyen en esta exposición con los reinos americanos y de un vasto sistema político conocido como la monarquía hispánica.
La conquista es interesante, detalla Villavicencio, porque la exposición plantea que los indígenas fueron los conquistadores y no los peninsulares. “Sólo fue conquistada una ciudad y la sala dedicada a Moctezuma cuestiona cómo esos 500 peninsulares que eran soldados castellanos e inmigrantes extremeños –porque España no existía como tal– si no hubieran contado con el apoyo y alianza de Zempoala, Tlaxcala y Texcoco nada habría pasado”.
Esta sala, agrega el curador, nos obliga a repensar la conquista y reconsiderar que no sólo subsiste el deleite estético en las obras, sino que debe haber una reflexión en la historia del arte del siglo XXI y no puede volver al XVIII, donde el arte nada más era contemplativo y tenía que motivarnos a pensar para recontar nuestra poética histórica.
Por esa razón, este punto de la muestra donde Cortés y los seño-ríos indígenas están presentes nos obligan a cuestionar este discurso oficial muy de héroes y villanos.
Otra pieza importante, recuerda el curador, es la maqueta original de Manuel Tolsá con la efigie ecuestre de Carlos IV (El Caballito) que se exhibe por primera vez y devela –junto con otras obras– la época del monarca. Incluso el coleccionista, quien la ofreció para la exposición, también la dejará en comodato temporal en el Munal.
Entre grandes óleos con las representaciones de reyes y reinas, coronaciones y momentos cruciales de las monarquías, resurge la historia de Hércules quien fue considerado el padre mítico de los soberanos hispánicos.
Esto ocurrió, prosigue Villavicencio, debido a una leyenda que Alfonso X recuperó en la historia de España del siglo XII, donde Hércules había conquistado Espedia y dejó gobernando a su sobrino Espan y de ahí derivó España.
Se exhibe un magnífico tapiz con la imagen de Hércules cargando la bóveda celeste, encargado por la hermana de Carlos V.
Curso y conferencias
Los núcleos temáticos de Yo, el rey: la monarquía hispánica en el arte son: La herencia iconográfica del pasado antiguo, La efigie real: recursos plásticos y retóricos, La monarquía mesiánica y el imaginario religioso y Ecos de la monarquía en el México independiente.
Los préstamos de las obras son del Museo Nacional del Prado, Colecciones Reales del Patrimonio Nacional, museos de América y Lázaro Galdiano, de España, además del TheMetropolitanMuseum of Art, TheHispanicSociety of America y PhiladelphiaMuseum of Art, de Estados Unidos, así como de colecciones nacionales.
Hoy y mañana se imparte el curso La monarquía hispánica y su poder naval siglos XVI-XIX, de 11 a 14 horas (enviar carta de motivos a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.. Mientras, la conferencia El rey en la España medieval: fundamentos del poder será hoy, a las 17 horas, y un día después Imagenes y símbolos del rey en la España medieval, ambas de AdelineRucquoi.
La exposición en el recinto de Tacuba 8, Centro Histórico, concluirá el 18 de octubre. Más información.
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