Entre 1860 y 1861, el músico alemán Luis Hahn publicó una serie de obras sinfónicas bajo el título Recuerdos de México, inspiradas en la vida cotidiana de la época y acompañadas de litografías que dejaron un registro visual que se propone como una ocasión única de ver representado, de manera vívida, el siglo XIX mexicano.
Un siglo y medio después, la Dirección General de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) editó el libro Luis Hahn. Recuerdos de México, en el que se recuperan dichas imágenes, y se da cuenta de uno de los talleres litográficos más prolíficos de la ciudad de México a fines del siglo XIX, gracias a los textos realizados por Guillermo Tovar de Teresa, Luisa del Rosario Aguilar Ruz y Vicente Quirarte.
Luego de su presentación en la capital del país, el volumen será comentado el próximo viernes 11 de septiembre a las 18 horas en el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos (MNFM) –11 Norte 1005, Centro Histórico–, en el marco de la exposición Historia del ferrocarril alemán, que se exhibe actualmente.
Esta presentación del libro Luis Hahn. Recuerdos de México, esA través de obras sinfónicas, el alemán dio cuenta de la vida cotidiana de la épocatará a cargo de Vicente Quirarte, Luisa del Rosario Aguilar y Yael Bitrán Goren moderados por Julio Trujillo, además de que contará con la intervención musical de la destacada pianista mexicana Silvia Navarrete, quien es la intérprete del cidí que acompaña y redondea a la publicación que, en conjunto, permite al lector recrear la experiencia de aquellos días a través de la confluencia de música, imágenes e historia viva.
Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Conaculta, refiere en su texto de presentación de la obra que la presencia en México del compositor alemán a mediados del siglo XIX, significó un regalo por partida doble.
Por “su propia música, cifrada en su serie de piezas para piano llamada Recuerdos de México, y las extraordinarias litografías que la acompañan, autoría de Jesús Rivera y de su hijo Manuel Rivera, imágenes que contribuyen a enriquecer la gran tradición litográfica de nuestro país, en la que destacan nombres como los de Claudio Linati y Casimiro Castro”.
“Un verdadero ‘romance entre la música y la litografía’ se desarrolla en estas páginas, al mismo tiempo que los lectores pueden pasear virtualmente por una ciudad de México que ha dejado de existir”, acota Tovar y de Teresa.
Ello, explica, porque hay referencias hacia la catedral, la Laguna de Chalco, Chapultepec, La Academia Nacional de Bellas Artes de San Carlos, el Cabrío de San Ángel, el Jardín de San Francisco, el Paseo de la Viga, el Colegio Nacional de Minería, Tacubaya, el Paseo de Bucareli y la Villa de Guadalupe, espacios que “desfilan por un idílico siglo XIX mexicano que hoy admiramos con los ojos del asombro y la nostalgia”, agrega el funcionario federal.
Mientras que en su texto Las litografías de Rivera en las partituras de Luis Hahn, Guillermo Tovar y de Teresa escribió que una de las más singulares producciones de la litografía y la imprenta mexicana en los años del romanticismo es la colección de obras de dicho músico, y que, aunque se sabe que las partituras musicales mexicanas del XIX representan un importante capítulo en la historia de su producción litográfica, éste aún no ha sido estudiado.
“La publicación es facsimilar de estas obras, en conjunción con la espléndida interpretación que de ellas hace la pianista Silvia Navarrete será sin duda, el punto de partida para nuevas investigaciones acerca de nuestra historia musical, asociada a la de las artes gráficas durante el siglo XIX. Esperamos nuevas aportaciones y otras noticias sobre los artistas que por primera vez se ofrecen en esta edición”, apuntó.
Por su parte, Vicente Quirarte, en su texto El México que vio Luis Hahn, afirma que las litografías de diversos sitios de México, particularmente de la capital, hechas para acompañar las partituras de Hahn, aparecieron cuando en el país había terminado la época de oro de la litografía y nuevos métodos de reproducción de imágenes como la cromolitografía y la fotografía auguraban nuevos tiempos. “Sin embargo –acota–, el encanto de estas piezas reside en el auténtico carácter naïf que el autor supo imprimir a sus trabajos”.
“Hahn vivió los preludios de la guerra de Reforma, la intervención francesa, el impuesto imperio de Maximiliano, y le correspondió atestiguar la difícil reconstrucción política de México y la aún más larga reconstrucción material y social del país. En tal sentido, fue testigo de la aparición del ferrocarril, del nuevo uso civil de los espacios religiosos secularizados por la Reforma, de la proliferación de las zonas fabriles, de los cambios urbanos que iban gestándose con una rapidez desacostumbrada”.
Todo esto, concluye Vicente Quirarte, puede apreciarse en las litografías de Rivera, y por eso puede decirse que el suyo es el México que vio el músico Luis Hahn.
La Jornada de Oriente