Cuando el volcán Cordón Caulle, en la Patagonia, hizo explosión en 2011, lo hizo en forma espectacular. El equivalente a un millón de toneladas de ceniza y roca volcánica salieron expulsadas, gracias a una fuerza equivalente a decenas de bombas atómicas.
Así que cuando me contactaron para producir un documental de la BBC sobre el volcán, no lo pensé dos veces para unirme.
La erupción de 2011 fue también un evento inusual, en que era la segunda vez en los últimos 50 años que se producía una erupción de riolita, una suerte de granito volcánico.
Sin embargo, causaba mayor impresión el saber que la explosión anterior también ocurrió en la Patagonia, en el volcán Chaitén en 2008.
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Antecedentes
A pesar de sus extraordinarias dimensiones y espectacular violencia, las erupciones de riolita no han sido comprendidas plenamente, por cuanto rara vez ocurren.
Uno de los primeros registros que se tiene de estas poderosas de magma se produjo en Toba, en Sumatra, hace 70.000 años, que sumergió al planeta en un invierno volcánico que duró varios años, y que según algunos académicos, casi lleva a la humanidad a su extinción.
Además de escupir enormes columnas de humo hasta lo más alto, las erupciones de riolita o vidrio negro volcánico siempre han generado fascinación a lo largo de los tiempos, desde los primeros artesanos hasta los adoradores de Minecraft.
El Cordón Caulle se activó el 4 de junio del 2011, luego de días seguidos con sismos y fuertes emisiones de gas.
Las columnas de humo alcanzaron una altura de 15 kilómetros y fueron llevadas por el viento hasta Argentina.
La nieve que cubría las paredes del volcán se derritió rápidamente por las cenizas candentes, por lo que se formaron ríos de pantano que se deslizaban hacia las bases del cráter y las zonas aledañas.
Afortunadamente no hubo víctimas fatales por cuanto las poblaciones en los alrededores habían sido evacuadas.
El poder de una bomba
Al principio el poder de la erupción –similar al efecto de la bomba de Hiroshima, pero cada diez segundos- fue difícil de comprender.
Por lo general, este tipo de explosivas erupciones tienden a terminar rápidamente, pero el Cordón Caulle continuó escupiendo cenizas durante casi un año, afectando duramente a la población de la zona.
Mientras duró la acción del volcán, una lava hirviente salía lentamente del cráter.
Personalmente fui testigo por primera vez de la extraordinaria huella de la fuerza natural del Cordón Caulle a principios de 2012, cuando me uní a la expedición para estudiar la erupción que aun continuaba con menor intensidad, para recolectar lava y cenizas y grabar un corto documental.
Estuvimos caminando por un silencioso bosque cubierto de cenizas hasta que el estruendo comenzó a intensificarse, y vimos pedazos de lava del tamaño de un metro ser despedidos del volcán a una velocidad de 100 metros por segundo.
El flujo de obsidiana, del grosor de un edificio de varios pisos, crujía y gimía a medida que avanzaba poco a poco, como si fuera un glaciar de vidrio volcánico.
El vapor y los gases sulfurosos se colaban por las profundas grietas que se multiplicaban en el suelo, cubierto por una capa de cenizas.
Investigando las claves
Ahora que se calmaron las cosas, regreso cada año al Cordón Caulle. A medida que disminuyen las emisiones de gas y el suelo se enfría más, podemos investigar desde zonas más cercanas en búsqueda de claves sobre la erupción y por qué las cenizas se mantuvieron activas por tanto tiempo.
Las claves están ocultas dentro del canal de ventilación del volcán, una zona de lava fracturada del tamaño de la mitad de un estadio de futbol que fue la fuente de las colosales cantidades de lava, piedras y cenizas.
Las fracturas van proporcionando vías de escape para la presión del gas en el volcán, pero van quedando obstruidas por pequeñas partículas de ceniza que se van pegando a las grietas, creando un mundo en miniatura que va a la deriva hasta que se bloquean las grietas por completo.
Nuestra teoría supone que las cenizas eran expelidas por las grietas a tal velocidad que comenzaron a cargarse de electricidad, y esto ayudó a que se pegaran tan firmemente a las fracturas, generando el bloqueo.
Las válvulas de escape colapsadas se volvieron a abrir una y otra vez por la fuerza del gas atrapado en el volcán, y luego de muchos meses de continuas explosiones las columnas de cenizas adquirieron una extraordinaria resistencia.
Los volcanes de la Patagonia están proporcionando perspectivas nuevas y únicas sobre erupciones peligrosas, incluyendo un tipo de magma responsable de algunos de los más grandes eventos volcánicos de la Tierra.
Las imágenes sorprendentes de las últimas erupciones en Villarrica y Calbuco demuestran vívidamente su enorme poder.
Que las erupciones en la Patagonia no hayan costado vidas humanas desde hace muchos años es también un testimonio de la respuesta sumamente eficiente de las autoridades chilenas y de los científicos.
Espero que muchos de los otros secretos sobre los volcanes se revelen con el estudio de esta hermosa y remota zona del mundo.
Fuente: www.bbc.com