Los agujeros negros estelares son producto de la muerte de estrellas con mucha masa y aunque provengan de estas no son objetos, sino regiones del espacio y del tiempo donde la gravedad es infinita y la luz no puede salir.
Así lo explicó en una entrevista el astrónomo Wilder Chicana Nuncabay, quien dijo que cuando muere una estrella se produce una gran explosión, lo que significa que la gran cantidad de masa de una estrella se reduce a un punto matemático.
El astrónomo indicó que es difícil imaginar este fenómeno, ya que no se trata de un hoyo como el que conocemos, porque involucra al tiempo.
“Si nos imaginamos al espacio y al tiempo como una especie de malla, entonces después de la explosión, lo que pasa es que esa malla se ha deformado”, comentó.
El responsable del área de Astronomía y Ciencias del Espacio del Planetario Luis Enrique Erro, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), señaló que no se sabe “qué ocurre con el material, si se queda ahí o va a otra parte de nuestro universo o va a otro universo”.
Pues en esa región aún no se comprueba que las leyes de la física apliquen, abundó Chicana Nuncabay, quien agregó que el término de hoyo negro surgió alrededor de la década de 1960, al acuñarlo el cosmólogo norteamericano John Wheeler, ya que antes se les llamaban objetos súper masivos gravitacionalmente compactados.
Explicó que no todas las estrellas tienen la posibilidad de convertirse en hoyos negros estelares, pues eso depende de la masa que adquieran al momento de su formación.
En las áreas frías del universo, en las nubes moleculares, “las estrellas siempre se forman en grupos, cada una con diferente tamaño y masa”.
Una vez que las partículas y el gas formaron a la protoestrella, la gravedad se encarga de comprimir el gas y el polvo hasta alcanzar los 15 millones de grados de temperatura, con lo cual se inician las reacciones termonucleares.
En estas reacciones en las que los átomos de hidrógeno se fusionan y se van formando átomos de helio se libera energía desde el núcleo, en forma de luz y calor, y se enciende el horno nuclear, apuntó.
Antes de que la radiación llegue a la parte externa del cuerpo celeste y se vea brillar a la estrella, esta es una especie de capullo, de polvo y gas, a la que se le conoce como protoestrella, precisó.
De manera normal, la estrella tiene un color azul al inicio, lo que indica que es muy joven, con mucha actividad e inestable, porque está adaptando la gravedad con la energía que está liberando en el exterior.
Al llegar a estabilizarse, entra a una fase que se llama de secuencia principal; su color cambia a amarillo, como el del Sol, agregó.
Allí pasa toda su vida útil, hasta que ya no hay más hidrógeno para transformarse a helio y el combustible se empieza a agotar, lo que provoca que la estrella comience a contraerse un poco, pues disminuye la presión de la radiación.
Chicana Nuncabay detalló que al contraerse, la estrella se calienta con más intensidad que antes, lo que provoca que otros elementos químicos se fusionen y se generen elementos más pesados como el carbono y el oxígeno.
La estrella se infla hasta que de nuevo se establece, abundó el especialista, quien puntualizó que el tiempo que tarda en ello, dependerá de su masa.
Entonces la estrella adquiere un color rojizo y se vuelve una gigante roja que morirá de acuerdo con su masa. Es decir, las estrellas de baja masa cuando se vuelven rojas se apagan y se convertirán en estrellas marrones.
Mencionó que el tiempo que estas estrellas tardan en volverse un astro apagado es de 11 a 12 mil millones de años.
Si la estrella tiene una masa intermedia, como el Sol, al volverse gigante roja se vuelve a contraer para estallar en lo que se conoce como Nova, expulsando las capas exteriores y permaneciendo el núcleo, que hará que la estrella se convierta en una enana blanca.
“Creemos que esto es lo que le va a pasar al sol en unos cinco mil millones de años”, comentó el astrónomo, quien aseguró que estas estrellas viven 10 mil millones de años.
Mientras que las estrellas con una masa mayor estallarán en lo que se llama súper nova. Algunas mantendrán su centro y se convertirán estrellas de neutrones.
“Al pulso luminoso que generan se le llaman faros cósmicos, pues esta estrella] es un pulsar”, porque el cuerpo celeste gira a grandes velocidades, debido a su gran cantidad de masa, detalló el especialista.
“Una estrella de neutrones tiene tanta densidad que una cucharadita del material pesaría más de diez veces el monte Everest. La densidad es enorme”, agregó.
El investigador señaló que la posibilidad más extrema con este tipo de estrellas es que den origen a los hoyos negros estelares, tras la explosión.
“Estas estrellas por lo general viven muy poco, por el orden de unas cuantas decenas de millones de años, pues su combustible se apaga muy rápido”, puntualizó.
El astrónomo destacó que en nuestra galaxia existen alrededor de 200 mil millones de estrellas y que los agujeros negros producidos por algunas de ellas, son uno de los tres tipos que hay en el universo.
Fuente: www.jornada.unam.mx