Pese al genocidio lingüístico que ejecutan los Estados sobre sus expresiones nativas, originarias y/o maternas, las lenguas indígenas son “espacios cognitivos libres que sirven para resistir, para parar esa y otras violencias, para elegir, estimó la lingüista mixe Yasnaya Aguilar Gil.
Al participar en la primera edición del Congreso Internacional de Comunalidad que concluye este jueves 29 de octubre, la activista miembro del colectivo Colmix reflexionó sobre los alcances de las lenguas maternas en la defensa de la vida y la construcción de lo común.
Para la colaboradora de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova en Oaxaca, las lenguas indígenas tienen una ventaja ante el Estado y el régimen capitalista actual: que se cree son un “rasgo cultural”, una “práctica cultural” que puede cambiarse o abandonarse.
“Pareciera que la lengua es un rasgo cultural que tiene poca relación con algo tan urgente como es la defensa del territorio, pareciera que la lengua no se transmite en la lucha y que el Estado tolera su existencia, cuando lo lingüístico es absolutamente político”, afirmó Aguilar Gil.
En el mundo, apuntó a manera de contexto, existen alrededor de 7 mil lenguas nativas y México es uno de los países con mayor diversidad –acaso el tercero–, mismas que están amenazadas de manera evidente y patente, al grado que cada dos a tres semanas “muere” una de ellas.
Para comprender el genocidio lingüístico, señaló la joven quien es considerada un bastión de la defensa del territorio mixe en su natal Oaxaca, hay que entender que las lenguas nativas no tienen cabida en la concepción del Estado moderno, un ente para el cual sólo existe una lengua oficial.
“Es un mundo dividido en Estados que como naciones tienen una sola lengua oficial y en donde no cabe el tener muchas lenguas. Son 200 Estados que protegen, con su ejército, a sus 200 lenguas”, explicó Yasnaya Aguilar.
Agregó que Francia es el ejemplo perfecto de cómo un estadonación concibe a una sola lengua: “En 2008, las otras 12 lenguas más existentes en el país pidieron que se les mencionara en la Constitución y la Academia Francesa de la Lengua les respondió que reconocer a las lenguas regionales sería como atentar contra Francia”.
Así, a las lenguas “sin ejército” se les oculta y se les desdeña, a no ser por los premios y los festivales permitidos por los gobiernos. “Al momento de la Conquista, 65 por ciento de personas hablaban alguna lengua nativa; tras 300 años de colonialismo solo existen 6.5 por ciento de hablantes”.
Pese a esa cifra y a las extinciones constantes de las lenguas nativas, la lingüista mixe consideró que afortunadamente las lenguas “viven en comunidad”, por lo que su permanencia se relaciona a la vitalidad de las poblaciones, así como de la preservación de las variantes lingüísticas de cada una de las lenguas originarias mismas que han sido llamadas como “comunialectos”.
“Una elección política también consiste en elegir una lengua, la cual es un territorio cognitivo libre desde donde se puede resistir”, concluyó la activista.
La Jornada de Oriente