En una biografía de Claudio Monteverdi (1567-1643), publicada por la editorial Turner, Paolo Fabbri (en imagen tomada de Internet) recorre el trabajo del compositor, cantante y gambista con el contrapunto de su vida, sus condiciones de trabajo, su entorno, el destino de sus obras y uso social
Ángel Vargas. Periódico La Jornada
En el ámbito mundial de la música 2017 es el Año Monteverdi, pues se cumple el 450 aniversario del natalicio del compositor italiano Claudio Monteverdi (1567-1643).
Al respecto, en entrevista con La Jornada, el musicólogo Paolo Fabbri, considerado a escala internacional uno de los especialistas en Monteverdi más relevantes, define a éste como un compositor volcado a la palabra y figura clave en la evolución de la historia de la música occidental.
“A pesar de ser un instrumentista –estuvo contratado como violinista en la corte de Mantua–, Monteverdi nos dejó no sólo música instrumental”, explica el también académico, quien es profesor de historia de la música moderna y contemporánea en la Universidad de Ferrara, Italia.
Todo en él, también las herramientas, estaba encaminado a la palabra y, en especial, a la expresión, lo que la palabra significa y contiene. Esto es, en principio, para los madrigales, pero luego lo lleva también a la ópera.
Reconocido por sus estudios sobre Gioachino Rossini, Vincenzo Bellini, Andrea Gabrieli y Giovan Battista Pergolesi, el historiador italiano es autor de una importante biografía sobre Claudio Monteverdi, publicada por el sello Turner.
Fabbri recorre el trabajo del compositor, cantante y gambista con el contrapunto de su vida, sus condiciones de trabajo, su entorno, el destino de sus obras y su uso social, además de ofrecer un detallado análisis de sus piezas y producción teórica e incluir el catálogo del artista y una amplia bibliografía.
Madrigal y música sacra
Paolo Fabbri expresa vía correo electrónico que la figura de Monteverdi y las razones de su música destacan en la Lombardía de la Contrarreforma de finales del siglo XVI, con la plural y vital realidad veneciana al fondo.
Además de prestar sus servicios a la república el músico pudo desempeñar en Venecia una intensa actividad profesional, gracias a los encargos de cortes extranjeras, instituciones religiosas o laicas, círculos académicos y familias nobles.
–¿Cuál o cuáles son las principales aportaciones de Monteverdi a la música de concierto?
–Los campos más significativos de su actividad de compositor fueron, en primer lugar, el madrigal, la música sacra y la música para teatro.
“En el madrigal acompaña a la historia de las últimas décadas del Cinquecento (la época de oro del madrigal a capella) hasta los posteriores desarrollos ‘modernos’: la introducción del bajo continuo, de la monodia acompañada, de los instrumentos concertantes, del tamaño ‘representativo’.
“Precisamente, con los últimos libros de madrigales de Monteverdi este género experimenta su último gran florecimiento.
“En el campo de la música litúrgica, óperas como la Vespro della Beata Vergine y la Selva morale e espirituale son un espléndido compendio del estilo ‘moderno’ en la música de iglesia, practicado por Monteverdi junto aquel ‘antiguo’ a capella, aunque sea ya actualizada.
“Por último, el teatro de ópera de la corte y de paga tuvo en las producciones de Monteverdi (Orfeo, Ritorno di Ulises, Poppea) sus primeras auténticas obras de arte.”
–¿Qué influencias o circunstancias marcaron la obra de ese compositor para que ésta lograra convertirse en un hito en la música?
–Hasta el final de su larga vida Monteverdi fue un experimentador de nuevas técnicas y estilos innovadores, fusionados con los que se derivaban de la tradición: injertar lo nuevo en el tronco de la tradición es quizá su mayor enseñanza.
Artífice de obras maestras
–Además de ser el padre de la ópera contemporánea, ¿qué otras contribuciones o legados hizo a la música de concierto?
–Los contemporáneos lo han visto y escuchado justo como un artífice de obras maestras realizadas a partir de abrazar innovaciones e introduciéndolas en el flujo de la tradición.
–¿Es un autor realmente conocido y apreciado en la actualidad en su cabal dimensión?
–Diría que sí. Desde hace varias décadas se han producido importantes estudios sobre su figura y obra, y luego los intérpretes han recreado su música prestando atención a las prácticas de interpretación históricamente más conscientes relacionadas con la música de finales del Cinquecento y principios del Seicento.
Todo por la palabra
–¿Cuáles fueron las principales obsesiones o preocupaciones en la escritura de ese compositor?
–Monteverdi fue un compositor volcado a la palabra: a pesar de ser un instrumentista (estuvo contratado como violinista en la corte de Mantua), nos dejó no sólo música instrumental.
Todo, también las herramientas, estaba encaminado a la palabra y, en especial, a la expresión, lo que la palabra significa y contiene. Esto es, en principio, para los madrigales, pero luego lo lleva también a la ópera.
–¿Qué tan vigente es hoy su música y qué tiene que decir a las personas del siglo XXI?
–Respecto de cuando comencé a ocuparme de tan maravilloso personaje, hace muchos años, hoy su música está más presente en conciertos y en los teatros.
Su gran expresividad y belleza nos golpean, nos conmueven profundamente. Creo que hoy Claudio Monteverdi también sugiere la idea de combinar la tradición y la innovación.