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Cultura y Espectaculos

No estoy en la cúspide: Alejandro Luna

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 14 Mayo 2016 Visto: 2867

cuspideEl creador de 76 años habla de su vida en la escena
ROSARIO MANZANOS/ESPECIAL. EXCÉLSIOR

El escenógrafo mexicano recibió la medalla Bellas Artes en enero de este año. Foto: Cuartoscuro/Archivo
HERMOSILLO.

Arquitecto, escenógrafo, iluminador, consultor, productor, gestor y actor. Teatro, ópera y danza. Alejandro Luna ha incursionado en todos los campos de las artes escénicas. Pero lo suyo, lo que verdaderamente le enloquece, es, sin dudarlo, la creación de espacios y atmósferas donde las historias más sublimes y abyectas converjan para representar la esencia de la vida misma.

Cinco décadas de teatro de Alejandro Luna es la exposición que se exhibe en el Museo de Arte de Sonora (Musas) y que se presenta en el marco del festival Un Desierto para la Danza —celebrado hace unos días— con dibujos, modelos, diseños y esquemas de algunas de las propuestas que han llevado al creador, a convertirse en el más destacado de los escenógrafos mexicanos de los últimos 50 años.

De 76 años, carácter jovial y trato amable, Luna está lleno de anécdotas. Habla con Excélsior de sus experiencias estudiantiles en las facultades de Arquitectura y Filosofía y Letras de la UNAM, de su trabajo pionero en el campo de la escenografía y su necesidad vital de vivir en el teatro, entendido éste no como un oficio, sino como una manera de concebir el mundo.

Pionero

Alejandro Luna, Premio Nacional de Ciencias y Artes 2001, considera que tuvo una formación privilegiada:

“Estudié en escuelas maristas y luego pasé a las facultades de Arquitectura y Filosofía y Letras de la UNAM. Desde la primaria tuve como compañero a Eduardo García Maynes, hijo del filósofo. Competíamos mucho, yo por la calificación de lo que le llamaban aprovechamiento, pero también calificaban conducta y en eso me iba muy mal. Maynes siempre me ganó en calificaciones.

“Los dos entramos a arquitectura. Pero él no tenía el menor talento ni facilidad para llevar esa carrera. Pintaba con óleo en papel albanene, tiraba siempre la tinta, era un fracaso completo.

Se cambió a la Facultad de Filosofía y Letras para estudiar teatro y fue el primero que se recibió como director en la facultad

“Yo iba a visitarlo por dos razones, primero porque era mi amigo. Yo estudié toda mi vida en escuelas de sólo varones y para colmo en la escuela de arquitectura había cerca mil alumnos de los cuales 992 eran hombres, la competencia era brutal, además las muchachas no eran tan guapas. En cambio en Filosofía me sentía muy feliz porque la proporción era inversa, había muchas más muchachas, gran parte de los hombres eran gays, el ambiente era padrísimo.

“La segunda razón es que ahí había excelentes maestros, Fernando Wagner, Antonio Ruelas, Toño López Mancera, Agustino Fernández, Luisa Josefina Hernández. Cuando el maestro Ruelas supo que estudiaba arquitectura vio que por ahí podía solucionar su problema para hacer las escenografías para las preparatorias y me contrató. El teatro se estudiaba como actividad paralela. Hacía como quince o veinte escenografías al año, imagínate aquello, ¡era muchísimo!”

Luna tenía la energía para estudiar arquitectura, historia del arte y dramaturgia, entre otras cosas. Antes de llegar al teatro universitario ya había hecho 80 o 90 escenografías.

“Los presupuestos eran absolutamente ridículos. Era muy difícil hacer algo con eso y lo que hice fue una especie de mecano que armabas con cualquier pieza. Estaba bastante influenciado por Julio Prieto en la escenografía tridimensional, rampas y cosas así. Las producciones se veían muy bonitas porque era el mismo mecano al que se le agregaban cosas. Era la única manera de hacer algo porque además había que rentar el vestuario, fue un entrenamiento fantástico durante cuatro años. Fue hacer teatro de verdad”.

La luz

Luna también modificó radicalmente la concepción del diseño de la luz en el teatro. No sólo fue autodidacta sino que fue punta de lanza:

“Fui pionero y tuve que pelear mucho para que la gente tuviese crédito, se le considerara y se le pagara por la iluminación, porque se pensaba que eso lo hacía cualquiera. Te hablo de los cincuenta, sesenta, cuando no existía el concepto mismo del diseño de luces. De cuando sólo había una tira de ‘diablas’ con hileras de foquitos de colores.

“A pesar de ello, nunca he dejado que alguien ilumine mis cosas, me parece monstruoso. No concibo la escenografía si no hago la luz, es un problema metafísico —ríe—. Yo creo que cualquier cosa: la forma, el objeto mismo, el color, dependen de la luz que le pega, de qué dirección le pega y de la intensidad, para mí es algo consustancial hacer escenografía e iluminación, una depende de la otra, concibo las cosas iluminadas”.

La escena

Luna se recibió como arquitecto y combinó ese trabajo con la escenografía durante diez años: “Me gustaba mezclar las dos actividades. Hice mucha arquitectura habitacional, me gustaba hacer espacios, diseñarlos, lograrlos. Le echaba muchos kilos y me encontraba que a los clientes eso no les interesaba.

“Para ellos se trataba de una hipoteca, una herencia, la forma de salvar su matrimonio, cambiar de casa. No les interesaba la arquitectura sino la propiedad y luego que ya estaba terminada la casa, la amueblaban mal, los colores no checaban, si ponían cuadros eran atroces, se vestían mal para habitar esa casa y decían muchas pendejadas.

“En cambio, en el teatro los espacios son precisos, se ponen los muebles bien, los cuadros bien, las personas se visten bien y se dicen cosas interesantes. Yo me preguntaba qué estoy haciendo en la arquitectura habitacional y la dejé”. Luna es tímido y cuando se le pregunta cuándo se convirtió en un escenógrafo de renombre responde:

“Voy a serlo. Aún no lo soy. No creo estar en la cúspide, no separes que soy el más viejo de todos. Lo único que se puede hacer contra la vejez y pasarla dignamente, es el aprendizaje. Dada mi edad lo que más te hace aprender son los jóvenes. Me gusta estar rodeado de ellos. Si no te renuevas estas jodido”.

En el contexto de un festival de danza, Luna dice que si bien ha hecho poco en esa disciplina, lo realizado le ha dejado grandes satisfacciones como El Cascanueces, creado por Adriana Castaños en esta ciudad y representado durante varios años –por razones desconocidas no se pone más—y Hoy no circula, idea y producción de Cuauhtémoc Nájera para la Compañía Nacional de Danza, Juan Villoro como dramaturgo, “y un grupo de coreógrafos y yo”.

 

Poot-Herrera ingresa a la Academia Mexicana de la Lengua

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 14 Mayo 2016 Visto: 2830

pootPor Carlos Paul
La Jornada
Ciudad de México. Reunir parte de su biblioteca, pertenecías y documentos escritos por Sor Juana Inés de la Cruz, con la finalidad de trazar “nuevas rutas de investigación”, propuso la investigadora yucateca Sara Poot-Herrera, en el acto de su ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua (AML), la noche del jueves en la universidad que lleva el nombre de la monja jerónima.
“Esos viejos-nuevos documentos, explicó la especialista, darían la oportunidad de ir ensamblando piezas en el rompecabezas, aún incompleto, de la vida de nuestra décima musa, una de las mentes más extraordinarias y brillantes de la historia de México”.
Acompañada por Vicente Quirarte, Felipe Garrido, miembros de la AML, y la también investigadora y escritora Margo Glantz, quien respondió el discurso de ingreso de la yucateca; Poot-Herrera, catedrática de la Universidad de California en Santa Bárbara, develó y explicó cómo el primo político de Sor Juana, Juan Caballero, fue responsable del ingreso de la joven Juana Ramírez al convento de San Jerónimo, al aportar para tal efecto “tres mil pesos en oro”.
Margo Glantz reconoció como “muy significativo el hallazgo de los documentos relativos al primo político de la monja, el yucateco, maestro, cirujano y barbero Juan Caballero, casado con Isabel Ramírez, la hija de sus tíos y benefactores Juan y María Mata”.
“Con ello echa en tierra la tesis sustentada, hasta este descubrimiento, de que el donador de su dote haya sido Don Pedro Velázquez de la Cadena, como suponía Calleja”.

 

Móndrigo

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 14 Mayo 2016 Visto: 3626

mondrigoAlgarabía
A quienes menciones esta palabrota se asustarán un poco, pero no te tildarán de lépero.
En tiempos de mi abuelita nadie en casa decía groserías, si mi papá se atrevía a decir algo más que ¡chin...!, se le conminaba a salir de la habitación y lavarse la boca con jabón. Sólo mi abuelita tenía la prerrogativa de decir una palabra —para ese sagrado hogar— altisonante, y ésta era en sí un eufemismo.
Si mi tía llegaba a contar que el carnicero le había vendido retazos pellejudos como carne de primera, la abuela exclamaba: «¡Ah, móndrigo!». Y todos sabíamos 
que el carnicero era un hombre vil.
Hoy en día, acostumbrados a soltar palabrotas
 a la mínima provocación sin cuidarnos de quién 
las escuche, ya sean inocentes pequeñuelos, venerables ancianos o mujeres —«con el
 perdón de la damita aquí presente, voy a decir
 una mala palabra...»—, el vocablo móndrigo resulta anacrónico, pero no por ello pierde fuerza, tanto por la composición de sus letras, como por su significado.
Un móndrigo es un sujeto despreciable, infame,
inútil, apocado, de escaso o ningún valor, un
 mandria; en resumen, una persona mala y vil.
Y ésta
 es la síntesis de varios diccionarios: el de la Real Academia Española y los de mexicanismos de Guido Gómez de Silva y la Academia Mexicana de la Lengua. Los libros no nos hablan del origen de la palabra, pero sí nos permiten adivinar no sólo que es de pura creación mexicana, sino que es la deformación, a modo de eufemismo, de la palabra méndigo —que no mendigo—, la cual refiere también a un mezquino e infame.
Así pues, si alguna vez desea soltar una «palabrota» en presencia de oídos castos no acostumbrados a las groserías, pronuncie con voz firme: «¡Móndrigo!».

 

Frida Kahlo rompe récord para arte latinoamericano en subasta

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 14 Mayo 2016 Visto: 3052

fridaEl cuadro 'Dos desnudos en el bosque (La tierra misma)' se vendió por más de 8 millones de dólares en la casa Christie's en Nueva York
ExcélsioR AP / FOTOS: AP

NUEVA YORK
Frida Kahlo recuperó el récord para una obra de arte latinoamericana en subasta el jueves, cuando su cuadro Dos desnudos en el bosque (La tierra misma)'se vendió por más de 8 millones de dólares.
La venta de la obra por 8.005.000 dólares en la subasta de arte moderno e impresionista de la casa Christie's en Nueva York colocó nuevamente a la artista en el primer lugar, del que fue desplazada en el 2008 cuando "Trovador" de Rufino Tamayo facturó 7,2 millones de dólares. La marca previa, impuesta por Kahlo en 2006 con "Raíces", era de 5,6 millones de dólares.
Dos desnudos en el bosque, de tan solo 30 centímetros de ancho por 25 de largo (casi 12 por 10 pulgadas), muestra a dos mujeres desnudas descansando en un bosque. La artista le obsequió la obra de 1939 a su compatriota Dolores del Río, una de las primeras actrices latinoamericanas que triunfó en Hollywood.
La pintura había sido descrita por la rematadora como "exquisitamente surrealista" porque la escena parece sacada de un sueño.
Kahlo la pintó sobre metal, lo que recuerda a la tradición de los antiguos votos u ofrendas ofrecidas a un santo o una divinidad como agradecimiento por algo y que a menudo eran obras pintadas sobre metal, explicó Garza.
La obra fue expuesta por última vez en el Jardín Botánico de Nueva York el año pasado.
Tras la muerte de Del Río, el cuadro pasó a manos de su marido, el estadounidense Lewis Riley. Fue subastado por Christie's en 1989 y adquirido por la coleccionista Mary-Anne Martin, quien se lo vendió a un comprador no identificado. El nombre del nuevo dueño tampoco fue revelado de inmediato.
Kahlo, quien falleció en 1954, se hizo famosa por sus conmovedores autorretratos. Su vida estuvo marcada por varios hechos trágicos: de niña padeció poliomielitis, luego tuvo un accidente de tránsito que le lesionó la columna y la pelvis, y más tarde perdió un embarazo.

 

A partir de las 16:00 horas del 25 de mayo, la entrada a los museos es gratuita

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 11 Mayo 2016 Visto: 2740

MUSEO MEMOR...para que las personas disfruten de una tarde-noche de Museos
Edith López Sánchez. Coordinación de Radio, Cine y Televisión de Tlaxcala
Museos Las actividades de la noche de museos del ITC regresan el próximo 25 de mayo con una serie de conciertos y lectura, Leticia Padilla Pelcastre, coordinadora, invita al público en general.
Invitamos a todos los televidentes a que vengan a los 3 espacios museísticos que presentaremos la noche de museos, la entrada es gratis y a las 19:00 horas empezará en el Miguel N, Lira, el munati y en el MAT. A partir de las 16:00 horas la entrada a los museos es gratuita para que las personas disfruten de una tarde-noche agradable en compañía de familiares, amigos recorriendo las exposiciones temporales y permanentes así como de las actividades artísticas-culturales.
En el Museo de Arte de Tlaxcala se presentará Alfredo Carrillo, un músico huamantleco que presentará el disco de Antología acústica, en el museo nacional del títere se presentará Rafael Manjarrez otro músico de Tlaxcala con el concierto de guitarra clásica y española y en el museo Miguel N. Lira, Diego Minero con la lectura ambientada con textos de ficción de su autoría.
25 de mayo noche de museos le ofrece una alternativa de entretenimiento y disfrute de la música, la literatura.

 

Se realizarán en Tlaxcala actividades por el Día del Artesano

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 11 Mayo 2016 Visto: 3067

EXPOVENTA ARTECon una exhibición de artículos elaborados por manos tlaxcaltecas
Edith López Sánchez. Coordinación de Radio, Cine y Televisión de Tlaxcala
Para celebrar el Día del Artesano en Tlaxcala (30 de mayo) el próximo 12 de mayo se realizará una exhibición de una amplia gama de artículos elaborados por artesanos tlaxcaltecas, entre otras actividades, comenta el director de casa de Artesanías José Luis Sánchez Mastranzo
La invitación que hacemos nosotros para todos los artesanos para que vendan este día, del día 12 al 14 de este mes de mayo donde los artesanos van poder exponer sus piezas en Plaza de la Constitución todo lo que corresponde a las técnicas artesanales que se desarrollan aquí en el estado.
La labor de quienes producen los textiles, cerámica, alfarería, canastos, cestos, madera tallada y la gastronomía de nuestras comunidades es reconocida una vez más desde hace 30 años
Cumplimos 30 años de celebración del día del artesano donde invitamos, va haber una festividad, va haber eventos culturales en esos 3 días y así también vamos a poder disfrutar de una rica comida donde invitamos a todos los artesanos y si gustan algunos del público en general podríamos tener esa invitación.
Grupos musicales como los salterios de Atltzayanca, banda de viento y otros grupos artísticos estarán presentes acompañarán la celebración de los artesanos, al tiempo que también se recordará a quienes han dejado un gran legado
Desde liego que va haber una festividad para poder festejar a los artesanos, que vamos la presencia y sepamos que también artesanos se han ido pero han dejado un gran legado de técnicas artesanales y desde luego que los jóvenes siguen llevando a cabo esa producción que es la que vamos a tener presente este día 12 específicamente a la una de la tarde en la Plaza de la Constitución, frente al Museo de Arte de Tlaxcala en el MAT.
La inauguración será el 12 de mayo a las 13:00 horas y los días restantes las personas podrán visitar esta expoventa de las 10:00 a las 21:00 horas, espacio donde podrá adquirir desde un dulce típico hasta artesanías elaboradas por las hábiles manos de nuestros artesanos, artesanas.

 

Edipo, pintor

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 11 Mayo 2016 Visto: 2955

edipooVictoria García Jolly. Algarabía
Como cualquier persona, hasta los grandes maestros del arte tienen una mujer que los engendró, los cuidó, los llevó a la cama, los vio crecer y, tal vez para entretenerlos, les puso un pedacito de carbón o un lápiz en la mano.
Estas madres de las que hablamos fueron plasmadas en el lienzo por sus hijos. No sabemos si posaron pacientemente para ellos, con los ojos iluminados de orgullo materno, o lo hicieron a regañadientes; desconocemos también si posaron por apoyar a sus vástagos en sus carreras, o éstos las tomaron por sorpresa; si su abnegación las hacía incondicionales modelos para el caballete, incluso desconocemos si les gustó, o no, el resultado.
¡Ahí, madre!
Lo más intrigante del tema es la motivación de cada autor. Uno puede suponer que las retrataron porque no había nadie más a quien pintar, o por hacerles un homenaje, un simple regalo, por puro amor, por echarlas de menos o por un mero ejercicio catártico, es decir, por un genuino y velado complejo de Edipo, en el que la idealización de la madre llegó a tal nivel que se vieron forzados a capturarla en la obra pictórica.
Vincent van Gogh,1 por ejemplo, pintó de memoria a Anna Cornelia Carbentus van Gogh, a quien amaba profundamente, porque, además de extrañarla, aborrecía la fotografía en blanco y negro que tenía de ella: «[...] estoy haciendo un retrato de Madre para mí. No soporto la fotografía sin color, y estoy intentando hacer uno con un color armonioso, como la veo en el recuerdo». Anna había sido su primera maestra, se sentaba en el piso a pintar con su pequeño Vincent, en quien, además, inculcó su propio hábito de la correspondencia. Anna lo vio partir más de una vez y no siempre feliz; sobrevivió a la muerte de su marido, a la pérdida de una pierna tras un accidente, al suicidio de Vincent y a la temprana muerte de Theo, su segundo hijo e incondicional del primero.

Aline María Chazal Gauguin, hija de una activista peruana y un burgués parisino, fue educada para tener una profesión, así que al quedar viuda muy joven, no tuvo dificultad para sacar adelante a sus dos hijos: Paul y María. Paul, como buen Edipo, atesoraba una fotografía de ella a los 14 años, a partir de la cual elaboró un retrato ya estando en la Polinesia Francesa, donde desarrolló lo mejor de su obra. En este retrato, la idealización de la madre produjo una imagen llena de color y armonía.
Otra que quería y extrañaba profundamente a su madre fue Sofonisba Anguissola,2 hija de Bianca Ponzoni, quien murió cuando su pequeña apenas tenía 5 años. Bianca y su esposo habían decidido que sus hijas no seguirían el camino tradicional de las mujeres de su época —esposas, cortesanas o monjas— así que educaron a sus seis hijas en las artes y el latín. Sofonisba resultó ser la más talentosa y reconocida en su época y retrató a su madre probablemente basada en el parecido que tenía con ella misma y sus hermanas: fuerte, bien plantada y decidida.
Madre sólo hay una
Andy Warhol y Henri de Toulouse-Lautrec3 fueron ambos niños enfermizos e hijos de madres sobreprotectoras que los introdujeron al arte debido a su necesidad de permanecer en reposo.
Henri, hijo único de la condesa Adèle de Toulouse-Lautrec, diariamente, sin importar cuáles hubieran sido sus actividades del día —pintar, una parranda, un encuentro con una prostituta— sin falta se arreglaba para cenar en casa de su madre, a quien de frente llamaba «Mamman», y a sus espaldas, «Adèle», síntoma de esa dependencia enfermiza entre ambos.

La condesa, después de la muerte de su hijo, se dedicó a difundir su obra y fundó el Museo Toulouse-Lautrec en la ciudad de Albi, en la residencia de la familia.
Por otro lado, la madre de Andy, Julia Warhola, dos años después de que éste se instalara en Nueva York, lo siguió y vivió con él los siguientes 20 años. En esta relación se borran las fronteras de «tu obra y la mía»: los dos terminaron trabajando juntos en lo que uno y otro hacía; se dice que es en este periodo en el que Warhol se forma como artista y en el cual desarrolla su máxima genialidad y creatividad. Rompiendo todo límite, Julia protagonizó el filme Mrs. Warhol (1966), dirigido por Andy, y realizó su propio arte pop bordando y haciendo flores de papel —sencillamente esta parejita era inseparable.

Otros Edipos
La lista de madres pintadas y pintores de madres no acaba; no hemos mencionado al mismísimo Rembrandt, hijo de Neeltgen Willemsdochter van Zuytbrouck, quien, además de alojarlo en su casa, le servía de modelo a él y a sus alumnos, entre ellos Gerrit Dou. Queda en el tintero Ann Watts Constable, madre de John Constable, quien no se mordía la lengua para declarar que este gran paisajista del clasicismo era su hijo favorito. Marie-Françoise Oberson [1], quien fue pintada por Jean Baptiste Camille Corot, y Anne Elizabeth Honorine Aubert [2], pintada por Paul Cézanne, retrataron a su madre porque el estilo impresionista se prestaba para ello y las presentaron casi siempre absortas en lo suyo, sin mirar al espectador.
George Seurat, en su estilo puntillista, hace un esbozo en blanco y negro de Ernestine Faivre [3], su madre, en 1882. Dante Gabriel Rossetti, hijo de Frances Mary Lavinia Polidori [4], llega al punto culminante del idealismo y la retrata como Santa Ana. Frida Kahlo, hija de Matilde Calderón [5], le da su justo lugar al retratarla dentro de su árbol genealógico.

 

¿Qué tanto es tantito?

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 11 Mayo 2016 Visto: 2881

s18 lengua chismeMadame Currutaca. Algarabía
Los habitantes de este bello y heterogéneo país usan diminutivos por todo y para todo. Para todito, pues.
Mis amores, como ustedes saben, soy una mujer de mundo, una dama que recorre tiempos y distancias, codeándome siempre con la alta sociedad.
En mis numerosos viajes a México me he encontrado con este extraño fenómeno lingüístico.
Esta costumbre se extiende a varias clases de palabras. A los sustantivos: en México no hay perros, sino perritos, las cositas no se ponen en la mesa, sino en la mesita y los parquecitos están llenos de arbolitos. A los adjetivos: un hombre gordito —para no ofenderlo y decir que está obeso como vaca—, un joven chaparrito —para tratarlo con delicadeza y no lastimarlo diciéndole «tremendo enano».
Así como empequeñecen las cosas y sus calificativos, los mexicanos hacen chiquitos también los adverbios de tiempo, de modo, de cantidad y de lugar.

Queriditos, si yo no fuera ciudadana del mundo, sino señora de alta alcurnia en este adorable país, les diría que ando de aquiacito para allacito, porque nunca me quedo bastantito en un lugar, que puedo andar cerquita o lejecitos; que me esperen tantito porque ya merito llego.
Mentira con alguito de verdad
Déjenme les paso un adelantito de buen chisme, y es que, acabandito de llegar a México —pasandito de 1800—, me han contado un rumor acerca de doña María Ignacia, alias «la Güera» Rodríguez, de tal magnitud, que por poquito me desmayo.
Fíjense que esa señora tan hermosa, seductora y liberal, quedó viuda de don Mariano Briones, de 70 años, pero ni se imaginan cómo ocurrió tan lamentable deceso.
Resulta que la insigne Güera se mueve mucho cuando duerme, no sabemos si porque cena ya tardecito o porque su casa es muy fría.

El caso es que una noche, acostada al ladito de su anciano esposo, la señora se acomodó dándose una vuelta tan brusca que se apropió de todas las cobijas, dejando a don Mariano en puro camisón de dormir... y sin calcetines.
Despertandito, muy de mañanita, la Güera notó que su marido temblaba, le tocó la frente, la espalda y la panza y se dio cuenta de que estaba ardiendo de fiebre. De inmediato gritó: «Traigan un doctor, ahorita no, ¡ahorititita! Y aprisita se lanzaron sus sirvientes por el boticario más cercano, mientras la Güera esperaba cerquita del enfermo. El diagnóstico fue certero: una pulmonía cuata que—tomando en cuenta la edad del paciente—, se agravaba por ratitos, extinguía su vida con rapidez.
Muy prontito, el hombre murió. ¡Ay, hijos! Hubieran visto a
la viuda, con su sobrio y elegante vestido negro y un velo finísimo que le cubría el semblante.

La Güera estuvo todo el funeral pegadita al cadáver de su Mariano, llorando de culpa, pues había sido ella quien, sin querer, había provocado el descobijamiento —ya lo dice el viejo refrán: «viejo que se destapa, sólo la muerte lo tapa»— y la consabida enfermedad.
No faltaron los malpensados que hicieron 
correr la sospecha de que la Güera no 
estaba tan dormida al momentito de
destapar al marido, pero ella despuesito 
se encargó de acallarlos. Sí, había sido
 ella, pero no tenía intención alguna de matar al vejete, al contrario, deseaba estar juntito a él porque... ¡está embarazada!
Yo me propongo atestiguar el hecho, pero eso sí, por si me da el vahído, me voy a poner atrasito. ¡Uf, llevo tanto tiempo en México, que ya me contagié de sufijación diminutiva adverbial!
Lo que no dijo Madame Currutaca es que la sufijación diminutiva adverbial se refiere al proceso de hacer diminutivos los adverbios.
Los diminutivos no sólo indican pequeñez, también tienen otras funciones, según el área geográfica, los grupos sociales y los registros o modos de expresión. Muchas veces indican afectividad y cercanía.
Si quieres conocer la historia completa, y cuáles son las distintas intenciones en las que se aplica el diminutivo, encuentra este texto completo en Algarabía 132

 

Recorren tres siglos de arpa nacional

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 11 Mayo 2016 Visto: 2880

arpa 01 1El investigador Emmanuel Padilla Holguín graba un disco con piezas representativas para el instrumento

EXCÉLSIOR. JUAN CARLOS TALAVERA
CIUDAD DE MÉXICO.
México es uno de los pocos países de América con una tradición de más de un siglo dedicada al arpa de concierto, asegura el arpista e investigador Emmanuel Padilla Holguín (Ciudad de México, 1993), que recién ha grabado el disco Tres siglos de música mexicana para arpa, donde rescata este repertorio.

“La primera pieza que encontré se titula Jarabe Nacional, la compuso Tomás León y data de 1872”, dice el intérprete mexicano que inició sus estudios musicales a los tres años en el Instituto Artene, donde adoptó el arpa de pedales a los 12 años.

“Este proyecto se originó cuando quise averiguar a qué suena la música mexicana para arpa de concierto. Fallé en encontrar una respuesta clara porque casi no hay grabaciones de esta música, y las pocas que hay se concentran en música de lenguaje moderno. Por eso me di a la tarea de averiguar cuáles fueron las primeras piezas creadas para este instrumento”.

El hallazgo lo realizó en el Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical (Cenidim) de la Ciudad de México. En entrevista con Excélsior, el intérprete reconoció que de esta obra no se ha encontrado aún el manuscrito, aunque existe una versión para piano y sobre ésa se basó para tocarla y grabarla en este disco.

La certeza de que esta pieza fue creada para arpa porque así lo suscribe el libro El arpa de la modernidad en México, sus historias, coordinado por Lidia Tamayo. “Ahí se menciona que esta obra la escribió Tomás León para la arpista italiana Rosalinda Sacconi, quien fuera parte de la compañía de ópera Ángela Peralta”.

Esta obra fue estrenada el 15 de septiembre de 1872 en un concierto para celebrar el cumpleaños de Sacconi, convirtiéndose así en la primera obra original para arpa de pedales escrita por un mexicano”.

A lo largo de esta investigación, Padilla Holguín encontró cerca de 60 piezas, “lo cual fue considerablemente más de lo que esperaba, y en términos de partituras encontré alrededor de tres horas de música. Sin embargo, en este disco sólo condensé cincuenta y dos minutos”.

Otra de las piezas que se incluyen en este álbum es Cielo rojo de Gerardo Tamez, una obra que el compositor escribió para Lidia Tamayo, la cual está inspirada en el terremoto de 1985 y fue estrenada sólo dos meses después.

“Lo relevante es que se trata de una pieza dividida en cuatro movimientos, con un preludio que aborda la premonición del sismo, con ese cielo rojo que supuestamente antecedió al fenómeno telúrico; el segundo movimiento es el sismo, el tercero habla de la solidaridad de la gente, y cierra con el movimiento que tituló ¿Y...?, que plantea la pregunta qué vendrá después”.

El álbum también incluye Danzas alebrijes de José Enrique Guzmán, uno de los pocos compositores que también toca el instrumento. “Es una obra muy pintoresca y danzable, que quise incluir para sentar una imagen completa de lo que ha sido y es hoy el arpa de concierto en México, porque se trata de un compositor que toca el arpa y eso en verdad es algo muy poco común”.

A continuación incluye Tour de vals, de Julio Morales, compuesta sólo un año antes del inicio de la Revolución Mexicana.

“Es una obra que compuso el hijo de Melesio Morales, que suena a música de salón vienés y la incluí aquí porque quería representar la forma como se tocaba el arpa en esa etapa”.

 

“Hijos no frenan el éxito”. Madres, crean y educan

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 11 Mayo 2016 Visto: 3156

frenanaEl ser madre no ha detenido el desarrollo de la primera bailarina Elisa Carrillo, de la soprano Rebeca Olvera, ni de la fotógrafa Ana Casas

EXCÉLSIOR. VIRGINIA BAUTISTA, JUAN CARLOS TALAVERA Y LUIS CARLOS SÁNCHEZ
CIUDAD DE MÉXICO
“La bendición de tener un hijo no frena ni el éxito ni la realización de ninguna mujer, al contrario, lo fortalece y enriquece y eso nos permite seguir adelante”, afirma sin dudar la bailarina mexicana Elisa Carrillo Cabrera.

La primera bailarina de ballet de la Ópera de Berlín (Staatsballet Berlín), quien considera que la maternidad “es la mayor bendición que Dios y la vida nos da a las mujeres”, se acaba de estrenar como madre de la pequeña Maya Elisa Kaniskina Carrillo el pasado 16 de abril.

Orgullosa y feliz, la egresada de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea del INBA y de The English National Ballet School, de Londres, comenta vía correo electrónico desde Berlín que ninguna profesionista debe temerle a la maternidad.

“La maternidad no sólo nos permite realizarnos biológicamente para dejar descendencia, sino también desarrollar sensaciones y sentimientos que sólo se expresan y los percibes cuando tienes un hijo o adoptas uno. Es cierto que implica mucha responsabilidad porque, aunque leas mucho, en el momento en que tu hijo tiene algún problema de salud te bloqueas y no sabes qué hacer; pero, vale la pena ser madre, claro, si eso es uno de tus sueños”, agrega.

Para la primera mexicana en alcanzar en Europa el nivel de Prima Ballerina, el hecho de estar embarazada no obstaculizó sus entrenamientos y ensayos. “Seguí haciendo clase hasta una semana antes del parto”.

Quien también ha bailado en el Stuttgart Ballet de Alemania confiesa que, aunque fue un parto natural, “y eso es una gran ventaja”, debe trabajar con disciplina para recuperar su elasticidad y figura. “Como todas las bailarinas debo superar ese reto, pues tengo una gala muy importante aquí en Europa en julio y en la primera quincena de agosto estaré en mi país para la quinta edición de las Galas Elisa y Amigos 2016, así que es un reto muy importante en mi vida profesional”.

La maestra de Ballet acepta que a su regreso a los escenarios será difícil compaginar la maternidad con su carrera artística. “Sobre todo el separarme de mi hija y dejarla en manos de profesionales, pero sin el cariño y el amor que le daría mi familia, por estar tan lejos de ellos. Pero no soy la única primera bailarina que tiene la fortuna de ser madre y, como ellas, saldré adelante sin descuidar ninguna de las dos cosas tan importantes de mi vida”.

La intérprete admite que aún existen prejuicios, sobre la capacidad de las madres profesionistas, que hay que vencer.

APOSTÓ POR BUEN CONSORTE
Sí existe un secreto para alcanzar el equilibrio entre la maternidad y el desarrollo profesional, reconoce la soprano Rebeca Olvera Rosano (Puebla, 1979), quien desde hace cuatro años divide su tiempo entre el escenario y la felicidad de Mónica (cuatro años) y Sandra (dos años). “Mira, el secreto es la elección meticulosa del consorte”, dice la integrante de la Ópera de Zúrich, que ríe, bromea, pero no cambia de idea.

“Puedo decirte que tras formalizar la relación con mi prometido –el actor Federico Ituarte–, pusimos las cartas sobre la mesa y cada quien dijo lo que esperaba de la relación. Desde entonces estuvimos conscientes de que queríamos hijos, pero no para que los cuidara la baby-sitter, sino para cuidarlos nosotros”, expresa vía telefónica desde Zúrich.

Esa reflexión estuvo acompañada de una premisa simple: buscar el equilibrio entre el tiempo libre de Rebeca Olvera y su marido para que uno de los dos siempre esté con sus hijas. “Debo decir que el marido que me conseguí ha hecho posible ese equilibrio entre el trabajo y la vida familiar porque cuando me voy a trabajar sé que mis hijas se quedan con los mejores cuidados de papá, que es mi otro yo, y cuando yo estoy libre papá también tiene la oportunidad de ir a trabajar”.

Esta fórmula simple es lo que ha permitido el desarrollo profesional de Rebeca como soprano y de Federico como actor en la Ópera de Zúrich. A esto se suma el hecho de que la soprano pertenece a una casa de ópera que le da la oportunidad de trabajar sin tener que vivir ocho horas al día entre ensayos y compromisos en otros teatros.

El momento más ilustrativo para la maternidad le llegó en 2011, cuando Mónica cumplió un año. Entonces la soprano tuvo que separarse de su hija por dos semanas. Ella pensó que todo estaría bien. Pero cuatro días después la tristeza y la angustia la invadieron.

“Y no porque extrañara los desvelos, sino que ahí me di cuenta que necesitaba a mi familia. Desde entonces supe que tenía prioridades; y aunque mi carrera es muy importante en mi vida... sobre mi carrera siempre estarán mis hijas y mi esposo. Ahora tomo decisiones con base en eso. Un ejemplo: si me surgen dos compromisos y puedo elegir uno, siempre elegiré aquel que me permita estar el mayor tiempo con ellas”.

Por ahora Rebeca Olvera –que vive en Europa desde hace 11 años– se prepara para interpretar el papel de Despina en la ópera Così Fan tutte en Zúrich.

SER MADRE, ANCLA AL PRESENTE
Fermento de emociones y afectos, pero nunca, bajo ninguna circunstancia, una tarea fácil, es para la fotógrafa Ana Casas Broda el papel de ser madre y artista a la vez. “Como autora la maternidad me ha convertido en otra persona, me ha anclado en el presente, en algo esencialmente humano, intangible, efímero, que me hace más fuerte y más frágil a la vez”.

“El afecto, la inmensidad de las emociones que nacen cotidianamente de tener hijos me hacen mejor persona, pero a la vez, mucho más consciente de mi fragilidad, de la muerte y del paso del tiempo. Sin embargo, combinar el trabajo cotidiano con tener hijos es una lucha difícil”, dice la autora, quien hizo de la maternidad su materia prima durante siete años.

Hay una suerte de ambivalencia en la concepción de un hijo para Casas. Con la vida profesional surge una especie de egoísmo producido por la necesidad de concentrar al cien por ciento, los esfuerzos del trabajo con el de la vida materna.

“Para crear y para trabajar hace falta poder dedicarse enteramente a una actividad. Y tener hijos también requiere de tiempo, atención. Y ese balance es muy difícil. Casi todas las personas que conozco les parece muy complicado lograrlo. Hay una culpa constante que debo vencer para no sentir que mi pasión por el trabajo me impide disfrutar una etapa irrepetible de mis hijos, y que los estoy privando de algo. Siento una constante nostalgia de un presente que pareciera escapárseme. Pero a la vez, es esta conciencia la que hace todo más intenso y hermoso”, explica.

Casas nació en Granada, en 1965, de madre austriaca y padre español, llegó a vivir a la Ciudad de México en 1974. Desde su primer trabajo Álbum, se interesó por explorar el pasado, sus orígenes. En 2003 nació su primer hijo, Martín, y en 2008, Lucio. Su búsqueda creativa viró hacia la experiencia de convertirse en madre, a la de enfrentarse con la medicina de fertilidad asistida como método para lograrlo. Así aparecieron temas como el cuerpo de la mujer, la forma en la que la medicina lo disloca, la fertilidad como campo de experimentación, o las “tremendas” implicaciones sicológicas de la infertilidad a edad avanzada. En la fotografía encontró la manera de abordarlo.

“Trabajé sin descanso en mi proyecto Kinderwunsch (en alemán las palabras niños y deseo). Iniciando en los procesos de fertilidad, Kinderwunsch se convirtió en un libro de textos e imágenes que trata del proceso mismo de transformación en madre tanto física como mentalmente, así como del proceso de creación mismo”.

La serie muestra el encuentro de sentimientos que produce la maternidad: la madre desnuda, con los rastros del embarazo sobre el cuerpo (estrías, músculos flácidos), duerme agotada mientras los pequeños juegan sobre ella, se entretienen con el juego de video o tratan de distraerse en solitario. Hay también rastros de ternura: la pequeña mano del bebé bajo un chorro de agua detenido o ella besando a uno de ellos, justo en el siguiente instante en que lo ha parido.

Ser madre y artista necesariamente ofrece dos caras para Casas. “Para tener una carrera artística ahora es necesario trabajar mucho, dedicar tiempo a la producción, eso es algo complicado con niños pequeños. Ir a residencias artísticas, viajar, concentrarse plenamente en un proyecto no es posible sin ayuda y sin dejar de lado aspectos centrales de la convivencia con los hijos. Me cuestiono la noción de ‘artista profesional’ que se ha establecido, como aquel que debe producir constantemente, esa noción de la sociedad por convertir al arte en una labor que deba medirse y calificarse en términos cuantitativos. El arte que más me interesa surge de otros aspectos del ser humano, de lo impredecible y de lo imperiosamente necesario. Y en ese sentido, la maternidad es medular a ese proceso”, afirma.

 

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