Es interesantísimo y materializa muchas contradicciones, opina
Se utilizan máscaras, títeres, actos circenses y música en vivo para hacer una disección del legendario personaje
Ángel Vargas. Periódico La Jornada
A Galileo Galilei, ni reivindicación ni homenaje. Es un delirio. Así define el creador escénico Fernando Bonilla el montaje de Galileo o la abolición del cielo, del que la compañía Puño de Tierra ofrecerá temporada de nueve funciones, desde hoy y hasta el 25 de mayo, en la plaza Ángel Salas del Centro Cultural del Bosque.
Basada en el pieza teatral La vida de Galileo, de Bertolt Brecht, esa obra, dirigida al público juvenil, aborda el universo particular del legendario científico y filósofo italiano como símbolo de la lucha entre la ética en la ciencia y la ciencia al servicio del poder, señala su creador y director.
Galileo es un personaje interesantísimo que materializa muchas contradicciones. Se trata de un hombre virtuoso, con una mente excepcional, que básicamente modificó para siempre la estructura y los paradigmas científicos, asentándolos en la comprobación y la experimentación. Su comprobación copernicana es un parteaguas, explica.
Sin embargo, se trata de un hombre cercano al poder que luchó incansablemente por su comodidad y tranquilidad material. Cierto, con su quehacer desafió la verdad científico-religiosa imperante en su época; pero, al final, ante el juicio de la Inquisición, pidió perdón y renegó de lo que había enseñado al mundo con sus libros.
Un delirio, un rizoma
Estrenada en octubre de 2015, como parte del pasado Festival Internacional Cervantino, en Guanajuato, la puesta pone sobre la mesa el tema de cómo la ciencia se ha convertido en una suerte de validador universal de la verdad, con lo cual ha ocupado, en muchos sentidos, el lugar que correspondía en el pasado a la religión, señala Fernando Bonilla.
La ciencia, en buena medida, significa el progreso de la humanidad, pero también el fracaso ético. La mayor inversión científica que hoy se hace en el mundo está con el desarrollo armamentista, y la relación que tenemos con la ciencia está tristemente determinada por el consumismo y por la imposición del mercado. Ese es un gran fracaso de la ética dentro de la ciencia.
Otro factor que busca retratar el montaje es cómo, con la serie de descubrimientos que se dieron en la época de Galileo, fue tocada de muerte la religión católica, a la cual el creador escénico califica de cuadrada, intransigente, acartonada, grande y poderosa.
Empezó a morir y todavía la estamos viendo agonizar, para beneplácito de la humanidad. Aunque ha sido sustituida por otras cosas igual de perversas, probablemente. Aunque soy profundamente ateo (en la obra) hay un personaje que representa un lado de la fe comprometido con la verdad.
Galileo o la abolición del cielo se vale de recursos escénicos como máscaras y títeres, algunos de ellos gigantes, además de actos circenses como acrobacia y malabarismo, y música en vivo.
No es un homenaje ni un tributo a Galileo Galilei, aclara Bonilla; más bien es un delirio, un rizoma, una disección a partir de de este personaje apasionante, interesante y muy contradictorio. Tratamos de exponer sus contradicciones que, creo, es un punto dramático de interés. Esto nos sirve para jugar en el escenario.
Funciones lunes, martes y miércoles a las 18 horas en la plaza Ángel Salas del Centro Cultural del Bosque (atrás del Auditorio Nacional). Entrada gratuita.