Benemérito de las Américas. Nació en San Pablo Guelatao, Oaxaca. Hijo de Marcelino Juárez y Brígida García, indios zapotecas dedicados a la agricultura. A los 13 años, cuando marchó a la ciudad de Oaxaca, aún no hablaba castellano. Por poco tiempo fue cosechero de grana, pero encontró a un protector, Antonio Salanueva, encuadernador y terciario de la Orden Franciscana. Con él y con el maestro Domingo González, aprendió a leer.
Se matriculó en el Seminario de la Santa Cruz, donde estudió preparatoria; cursó latinidad y filosofía, concluyendo el bachillerato en 1827. Al año siguiente ingresó, sin la aprobación de su protector, al Instituto de Ciencias y Artes, de donde fue el primer profesionista graduado al obtener su título de abogado en 1834. Desde 1829 impartió la clase de física en dicho plantel, del que después fue secretario; más tarde, en 1831, fue regidor del Ayuntamiento de Oaxaca y en 1833 diputado local.
Durante algún tiempo vivió de su profesión, defendiendo comunidades indígenas. En 1841 se le designó juez de lo civil, y el 31 de julio de 1843 contrajo matrimonio con Margarita Maza, hija de quienes habían sido sus patronos. Desempeñó por poco tiempo la Secretaría de Gobierno, con el general Antonio León, y pasa a ocupar el cargo de fiscal del Tribunal Superior.
Al ser derrocado de la presidencia el general Paredes Arrillaga, los liberales oaxaqueños tomaron posiciones. Juárez resultó electo diputado federal; le correspondió aprobar el préstamo que pide Gómez Farías y que debió entregar la Iglesia (1847). Al volver a Oaxaca formó parte del Ejecutivo con José Simeón Arteaga y el ex coronel insurgente Luis Fernández del Campo. Poco después renunciaron Fernández del Campo y Juárez. Después, Arteaga se vio obligado a renunciar y Juárez ocupó por poco tiempo la gubernatura. Terminó el periodo el 12 de agosto de 1848 y se presentó como candidato al siguiente periodo resultando electo.
Procuró el equilibrio económico y ejecutó algunas obras públicas: caminos, reconstrucción del Palacio de Gobierno, fundación de escuelas normales, levantamiento de una carta geográfica y la formación del plano de la ciudad de Oaxaca; reorganizó la Guardia Nacional y dejó superávit en el tesoro. Terminó su mandato en 1852 y se le nombró director del Instituto de Ciencias y Artes. Al volver Santa Anna al poder, muchos liberales, entre ellos Juárez, son desterrados, primero a Jalapa, después a La Habana, tras breve prisión en San Juan de Ulúa. De La Habana se le deportó a Nueva Orleáns, donde desembarcó en 1853. Ahí conoció a Melchor Ocampo, José María Mata, José Guadalupe Montenegro, Arriaga y otros liberales que organizaron una Junta Revolucionaria. Por varios meses vivió, con Mata, de la elaboración de cigarros y puros.
Mientras tanto, en Ayutla ha surgido el plan de ese nombre, a la cabeza del cual figuraban el general Juan Álvarez, Comonfort y otros dirigentes prestigiados. Juárez marchó a Acapulco por Panamá y se presentó a Diego Álvarez, a quien sirvió poco tiempo como amanuense. Después, al caer Santa Anna y llegar Juan Álvarez a la Presidencia, se le nombró ministro de Justicia (del 6 de octubre al 9 de diciembre 1855). En noviembre de 1855 se expidió la ley sobre administración de Justicia, llamada Ley Juárez, en la que los fueros fueron abolidos. Nombrado gobernador de Oaxaca se hizo cargo del gobierno el 10 de enero de 1856. Restableció el Instituto de Ciencias y Artes y convocó a elecciones. Nuevamente designado, al expedirse la Constitución Federal de 1857, la promulgó y mandó jurar. Se le nombró ministro de Gobernación (del 3 de noviembre al 11 de diciembre de 1857). Se le eligió presidente de la Suprema Corte de Justicia y prestó juramento el 1° de diciembre del mismo año. El 17 se proclamó el Plan de Tacubaya; Juárez no se solidarizó con la nueva política de Comonfort y fue aprehendido. Se le liberó el 11 de enero de 1858 y salió de la capital.
Marchó a Querétaro y luego a Guanajuato, donde, por ministerio de ley, asumió claramente la Presidencia, el 19 de enero. Siguió a Guadalajara, donde estuvo a punto de ser fusilado. Siguió a Colima y a Manzanillo, donde se embarcó por Panamá y llegó a Veracruz, donde, bajo el empuje del gobernador Gutiérrez Zamora, se instaló en el Gobierno. En julio de 1859 expidió –con apoyo del grupo radical de Ocampo, Miguel Lerdo, los liberales de Jalisco y norteños– las llamadas Leyes de Reforma: independencia del Estado respecto de la Iglesia; Ley sobre matrimonio civil; la de Panteones y Cementerios, traspaso de los bienes de la Iglesia a la nación. Ese mismo año se celebró el Tratado MacLane-Ocampo, pero el Senado de los Estados Unidos no lo aprobó. A pesar de los ataques por mar y tierra, Miramón no pudo tomar Veracruz.
Para defenderse de los ataques por mar, Juárez recurrió al auxilio de la corbeta norteamericana Saratoga, que apresó los buques comprados en Cuba por Miramón. Mientras, González Ortega, civil improvisado general, llevó a las armas liberales al triunfo y entró a la Ciudad de México a finales de 1860. Por su parte, Juárez había prorrogado su mandato en el Gobierno, convocó a elecciones y resultó designado para seguir en el mando.
La justa suspensión de pagos que ordenó respecto a la deuda extranjera, provocó la expedición de Inglaterra, Francia y España a Veracruz. Al final, Francia quedó sola y en 1862 comenzó la Intervención. El ejército francés fue detenido por Zaragoza en Puebla el 5 de mayo de 1862; pero en 1863, a pesar de la heroica defensa de González Ortega, la ciudad cayó tras tres meses de asedio. El 31 de mayo Juárez dejó la Ciudad de México, marchó a San Luis Potosí, luego a Saltillo, Monterrey, Chihuahua y Paso del Norte (hoy Ciudad Juárez), constituyendo este periplo el éxodo de la soberanía de México.
Le acompañaban su gabinete político y un grupo de destacados liberales. El 8 de noviembre de 1865 concluyó su mandato legal en la presidencia, hecho que González Ortega, el presidente de la Suprema Corte, se niega a asumir, a pesar de que, como vicepresidente que era, podía considerarse con derecho a ser Presidente. El ejército francés se retiró por la situación europea y se inició la restauración de la República. Maximiliano se encerró en Querétaro, donde fue vencido y fusilado el 19 de junio de 1867.
Nuevamente, Juárez fue reelecto presidente, tomando posesión el 25 diciembre de 1867. Tuvo que sofocar rebeliones en México y en Yucatán; en 1871 se rebeló Porfirio Díaz. Cuando la rebelión iba declinando, murió don Benito Juárez el 18 de julio de 1872, en el Palacio Nacional. Acuñó la frase: "El respeto al derecho ajeno es la paz".Fuente: INEHRM
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