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Cultura y Espectaculos

Cincuenta mexicanos protagonizarán la convención mundial de ciencia ficción

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 30 Mayo 2018 Visto: 2853

W76slider 600x225Alondra Flores Soto
Periódico La Jornada
Hay un requisito especial para participar en la máxima convención mundial de ciencia ficción y fantasía: ser mexicano. Las reglas son cortas y dulces, así lo dispone el ilustrador John Picacio, invitado de honor este año por la World Science Fiction Convention,
quien lanza la iniciativa Mexicanx con la finalidad de apoyar a 50 personas para que acudan a la edición 76 del encuentro que se desarrollará en San José, California, del 16 al 20 de agosto.

En entrevista con La Jornada, el reconocido dibujante estadunidense sostiene: “Con frecuencia la ciencia ficción puede ayudarnos a imaginar un mundo mejor y prepararnos para cuando es oscuro, justo como ahora. Nos llevará a ser mejores y tener sueños. En este momento se siente la oscuridad y la luz, pero siempre se trata de tomar lo mejor de nosotros mismos para construir el futuro y espero que podamos hacerlo con la iniciativa.

“El mundo necesita más historias Mexicanx, más profesionales y fanáticos mexicanos, y más soñadores (DREAMers)”, lanzó el llamado desde su blog personal el pasado enero para recibir las candidaturas con la finalidad de participar en la reunión anual que desde 1939 convoca a expertos, escritores, artistas y músicos.

Para ser dueños de nuestro futuro debemos serlo de nuestras narrativas, no sea que sigamos siendo malvados, maltratados y asesinados. Es hora de que nos representemos, gente.

Impulsar y compartir un cruce de culturas inclusivo

Ganador en 2012 y 2013 del Premio Hugo, el Óscar de la ciencia ficción y fantasía define Picacio, quien ha trabajado con George R.R. Martin, cuando dibujó al héroe Jon Snow o a la temeraria Arya Stark para portadas y el calendario en 2012 de Una canción de hielo y fuego, de la famosa saga Juego de tronos.

Ambos autores sostendrán el 14 de agosto una conversación pública en el Teatro Fox en Redowood City, California.

Cuando recibió la noticia de ser invitado de honor de la convención tuvo que mantener el secreto. Pero al observar la historia de esta reunión de expertos de ciencia ficción, fantasía y horror advirtió que se trataba del primer mexicano-estadunidense en recibir este honor. “Para mí implica una responsabilidad. Los mexicanos son mi cultura, mi gente y es necesario que estén incluidos en el mainstream”.

Picacio publicó en su perfil de Twitter el patrocinio para dos personas, un profesional y un aficionado. Alguien se ofreció a apoyar dos más, otros también y así fue creciendo una bola de nieve que comenzó a rodar por la colina y se hizo más grande. La cifra llegó a 50 personas, cuya principal característica es tener raíz mexicana.

Nacido en Texas en 1969, antes de responder la primera pregunta, Picacio se disculpa por no hablar español. Orgulloso, relata sus raíces: “Nací y crecí en San Antonio, ciudad muy mexicana. Ambos lados de mi familia tienen estos antecedentes, y aunque fuimos una familia muy americana, nunca olvido mis raíces. Es parte de mi cultura, aunque no hable español.”

Relata que en 2012, cuando ganó el primer Premio Hugo, tuvo ante sí continuar creando portadas para otros autores o sus propias historias con un imaginario personal. El camino ha sido doble.

Foto
El corazón, carta del popular juego mexicano en versión del ilustrador estadunidense John Picacio (San Antonio, Texas, 1969), quien ha creado una Lotería propiaFoto cortesía del artista
Lotería es su trabajo independiente que comenzó en 2014, serie inspirada en el tradicional juego mexicano, con representaciones propias. Por ejemplo, la carta del valiente, típica imagen del macho descamisado y machete en mano, la transformó en La Valiente, mujer de mirada desafiante, empuñando una espada.

Tengo una hija de siete años. Siento que las niñas mexicanas no tienen suficientes figuras fuertes para mirar. No sé si otras chicas se puedan identificar, así que tomó la imagen masculina “very macho” y la convirtió en una guerrera fuerte, inspirado por las Adelitas de la Revolución Mexicana.

Como muchos niños, Picacio creció con ese juego de imágenes, así que decidió crear una propia; un cruce de culturas inclusivo, sin perder el lado muy mexicano porque está en la sangre, pero también para alguien asiático, blanco o de color. Todos pueden ser parte y compartirla con el mundo.

El pasado 26 de abril celebró que se lograron recaudar 15 mil dólares, necesarios para solventar los gastos del medio centenar de invitados mexicanos a los que no sólo se pagará la inscripción a la Worldcon, sino que se apoyará con boleto de avión, hospedaje y comida. Pedimos las contribuciones e hice algunas apariciones en convenciones para mostrar el arte que hago y hablar sobre la iniciativa. Los asistentes han sido muy generosos al dar dinero de su bolsillo para ayudar. A los estadunidenses les interesa la cultura mexicana porque son buenas personas. No todos, pero aún hay de los buenos, celebra entre risas.

Hay un potencial enorme para que los mexicanos brillen

El gobierno de Estados Unidos ha sido muy abusivo con los mexicanos, pero no creo que el país lo sea. Hay muchas personas malas y muchas buenas. Me complace ver que el número de éstas crece, son las que han hecho posible reunir el dinero necesario en tan sólo 30 días, con la generosidad de los fanáticos que deseaban que esto sucediera. Estoy muy orgulloso, apunta Picacio.

Los escritores Alberto Chimal, José Luis Zárate y F.G. Haghengbeck; el dibujante y novelista Bernardo Fernández Bef, y la científica Gabriela Frías, son algunos de los 38 seleccionados cuyos nombres se han revelado hasta ahora, entre autores, editores, ilustradores, divulgadores y fans. Nos dimos cuenta de que necesitamos igualdad en el número de hombres y mujeres. Buscamos una combinación de personas involucradas en literatura, arte, cine y videojuegos, así como un cruce de ciencia ficción y fantasía. He tratado de enfocarme en todo ese espectro.

Todavía falta una docena de participantes por definir. Las solicitudes han sido masivas, aclara. Los interesados han tenido que demostrar un verdadero interés por venir al contestar preguntas básicas, respuestas que ha recibido en su correo electrónico, así como en su perfil de Facebook. Los mexico-estadunidenses necesitan ser representados en la Worldcon. Hay un potencial enorme para que brillen y encuentren oportunidades de desarrollar su trabajo. ¡Creo que representan lo mejor de México!

Pacacio espera tener la lista completa este junio para afinar con cada uno los detalles del viaje y su participación en California.

 

Con Jaime Sabines hay un culto: Claudio Isaac

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 30 Mayo 2018 Visto: 2848

isaccccccEl documentalista, quien presenta el filme Sin dios y sin diablo, se concentró en retratar al poeta y a sus lectores
JUAN CARLOS TALAVERA
El documentalista Claudio Isaac. Foto: Luis Enrique Olivares
CIUDAD DE MÉXICO.
Jaime Sabines (1926-1999) es un fenómeno atípico de la escena literaria, un poeta conectado con una tradición muy añeja que es la de los clásicos del siglo de oro español, con la Biblia y con la tradición oral árabe, aseguró el documentalista Claudio Isaac, quien presenta el filme Sin dios y sin diablo. Jaime Sabines y sus lectores, donde retrata al poeta y a sus lectores y celebra siete décadas de la publicación del poema, incluido en el poemario Horal, bajo sello Joaquín Mortiz.

Sabines tenía la calidad de un poeta viejo con una gran tradición a cuestas. Fue un místico de la poesía, no como figura literaria, sino como hombre conectado oscuramente con una inspiración inequívoca y portentosa que no se sabía de dónde provenía, por lo cual casi no reescribía, sino que tachaba sus poemas fallidos, lo cual enceló a muchos académicos y literatos de carrera”, aseguró Claudio Isaac en entrevista.

El filme, que fue estrenado en la Cineteca Nacional y continuará su exhibición a través del circuito de cines de arte y otros foros en los demás estados del país, contará con una versión para televisión.

¿Por qué Sabines? “He hecho 40 documentales sobre varias figuras literarias, pero siempre he tratado de esquivar al panteón oficial, sino partir de una química con el autor. Por ejemplo, hice un documental sobre Julián Herbert, cuando publicó su primer libro y a la poeta María Rivera porque siempre he apostado a voces jóvenes intercaladas con vacas sagradas”.

¿No consideró que es un poeta ya sobreexpuesto? “Hice un primer documental sobre Sabines en 1980, cuando ya era una figura venerada pero aún subterránea. El problema no es dedicarle algo a Sabines; el propósito era estudiar el impacto sobre sus lectores. Además, mi criterio es que Sabines es la única figura del México reciente que aguanta un proyecto de esta naturaleza. Porque ni Octavio Paz o Juan Rulfo, que son autores de una estatura inconmensurable, tienen la naturaleza de Sabines”.

¿Ni José Emilio Pacheco? “Alguna vez hice un documental con Pacheco y que él no se prestó... bueno, mientras se prestó a ser filmado en televisión, informalmente, en una serie de conferencias, pero me dijo que no quería que apareciera su voz, ni su foto o su efigie. De todos modos no creo que Pacheco sea de la estatura de Sabines”.

¿Se refiere a la poesía de Pacheco? “Insistiría en que Sabines tiene obra desigual pero Pacheco no le llega a los tobillos, creo yo. Siento que Pacheco tiene esa popularidad, pero siento que no se trata de una obra mayor, aunque sí es una figura muy querida”.

Y añadió: “Desde luego que Las batallas en el desierto sería un fenómeno a estudiar porque ya hasta en las escuelas lo encargan; eso podría ser un proyecto. Pero (en el caso de Sabines) hablamos de una especie de veneración, un culto, casi como si fuera un personaje de la familia. Sabines es querido de esa manera”.

SEDUCCIÓN Y AUSTERIDAD
Para Claudio Isaac, el documental Sin dios y sin diablo. Jaime Sabines y sus lectores se sobrepone al mayor de los riesgos: no simbolizar ni crear iconos simbólicos que sean ininteligibles al espectador.

Para este trabajo, detalló el documentalista, se apegó a una especie de ética bajo la noción de que la figura principal es el literato, evitando cualquier tic estilístico.

¿Cuál es la apuesta de este documental? “Aposté por la seducción, pero también busqué un afán de austeridad; a mí me interesa cierta austeridad formal, como la cámara fija, porque intenté evitar las florituras visuales y estilísticas, dado que no ayudan, sino que más bien sobrecargan el lenguaje visual, o ciertos elementos que también responden a la ética de la estética. Por ejemplo, no entiendo cómo alguien se atreve a musicalizar la lectura de un poema, porque eso implicaría que el poema no se sostiene solo y hay que darle una ayudadita”.

¿Le pareció que en este documento visual no era necesario la opinión de los grandes literatos? “Exacto y ése es un punto determinante, ya que uno de los males más grandes del medio cultural, en nuestro país, es la autocomplacencia, esa especie de complicidad donde se habla desde la alta cultura con un lenguaje que pocos comprenden”.

 

Nuestra Educación Musical

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 30 Mayo 2018 Visto: 2804

musical eduCarlos Bautista Rojas

Aprender a tocar la flauta, cuando estábamos en secundaria, se convirtió en un anecdotario lleno de saliva, espadazos y sonidos desafinados.

¿Por qué la mayoría de los mexicanos carecemos de formación musical? ¿Qué pasa en la educación secundaria para jamás volver a tener ganas —salvo contadas excepciones— de tocar un instrumento en la vida? Presentamos una breve reflexión sobre estas experiencias.

Tokio, Japón, 1972

Cuenta la leyenda que Luis Echeverría Álvarez, el entonces presidente de la República, al llegar al aeropuerto de Tokio, fue recibido por cientos de niños nipones que interpretaban melodías mexicanas con diversas flautas dulces: barrocas, escolares, de pico...; la misma leyenda afirma que este concierto emocionó tanto al Presiso que instruyó al entonces secretario de Educación Pública para que, a partir de ese momento, en todas las escuelas públicas de México la flauta dulce se convirtiera en el instrumento oficial para la enseñanza musical.

Flauta dulce o muerte
Por supuesto, una instrucción así de arbitraria, sin la menor preparación logística ni docente —¿de dónde se iban a sacar cientos de miles de maestros en educación musical para todas las escuelas del país?— no auguraba nada bueno, pero aquella era la época en que si el mandatario decidía vestir de guayabera en un evento oficial, de inmediato toda la nómina gubernamental aparecía uniformada con la misma prenda y sin el menor cuestionamiento —como ahora el saco y la corbata son de rigor en las ceremonias oficiales, así se trate de la presentación de un libro o de una fiesta infantil.

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«Haiga sido como haiga sido» la orden de que así
 sería la educación musical en México, lo cierto es que hasta la fecha la flauta dulce es el «único instrumento admitido» en esta disciplina, sin importar si algún alumno ya sabe tocar la guitarra, los teclados o algún otro instrumento: «¡Flauta dulce o no entra a mi clase!» —aún recuerdo nítidos los gritos de varios profesores de «educación artística» cuando les argumentaba que ya sabía tocar el piano...

«Heredarás las babas»
Aunque ahora es muy sencillo conseguir una flauta dulce en cualquier papelería, o incluso en el supermercado, hace 40 años era necesario buscar el instrumento en una sucursal Yamaha porque, si uno se atrevía a llegar a la clase con cualquier otra marca, además del consabido regaño, lo único seguro era llevarse algo más que un zape o un jalón de pelo. Las tiendas musicales eran una opción pero, luego de que miles de niños buscaran al mismo tiempo el susodicho instrumento, comenzó uno de los peregrinajes más infructuosos y menos registrados de nuestra historia patria.

En 1965 Torakusu Yamaha —fundador de la marca— comenzó la producción de instrumentos de viento, incluida la flauta dulce.

Por la misma razón que conseguir la flauta era un asunto más de suerte que de recursos, las primeras que llegaron a los salones escolares fueron robadas de inmediato. Las madres de estos niños descuidados decidieron marcar la nueva flauta de su hijo con barniz de uñas para distinguirla del resto... pero al poco tiempo todas las flautas tenían marcas similares. Por ello, las madres llegaron al extremo de grabar las 
iniciales —en algunos casos el nombre completo— de su hijo en la flauta con un cuchillo o un clavo caliente; con el uso, las letras —enormes, burdas, ilegibles— resaltaban debido a la mugre que ya no salía ni limpiándola con alcohol.

Y hablando de higiene, ¿quién no recuerda el bonito momento en que
 la flauta empezaba a chorrear baba —literal— luego de algún rato de uso? Por supuesto: la primera reacción era sacudirla —sin albur— y más de un compañero cercano quedaba atónito preguntándose cómo es que empezaba a llover bajo techo.

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El colmo de la escasez de instrumentos vino cuando 
los estudiantes heredaron la flauta a sus hermanos menores: a las marcas del nombre anterior se añadían los del actual —y así en lo sucesivo, según la cantidad de hermanos que se tuvieran—, pero por más asquerosas que fueran estas manchas, jamás lo serían tanto como la saliva acumulada por los años —¡yerrrghhh!

«¡Hay camotes!»
Los primeros intentos de emitir algún sonido con la flauta dulce eran estridentes y desagradables, más cercanos al silbato del camotero que al concierto que conmovió al presidente; y si esto lo multiplicamos por un promedio de entre 30 y 50 niños por clase, es entendible por qué más de un maestro de educación musical, en su intento de «despertar la sensibilidad artística» de sus alumnos, sólo sintiera despertar un instinto asesino que devolviera el silencio.

El cuerpo de la flauta está construido de resina abs y consta de tres partes —base, cuerpo y boquilla.

Por ello, no faltó el maestro que «prohibiera ensayar en clase»: «Practiquen en su casa; aquí sólo se toca en día de examen»; cuántas personas, de pronto, no vieron perturbado su entorno por un niño que intentaba, una y otra vez, reproducir las primeras notas del «Himno a la alegría» sin hacer sangrar los oídos de sus vecinos. Que no se reportaran de pronto asesinatos de estudiantes en masa es prueba de que los mexicanos «aguantamos vara» —aparte de que nos encanta el escándalo y el ruido.

Días de examen
Como todo «instrumento de aliento» la flauta es un objeto delicado que, si no se limpia, guarda y emplea con sumo cuidado, su sonido se altera. Imagínese
 a qué sonaban esas flautas que se usaban para jugar «espadazos» durante el recreo o las horas muertas, que se desarmaban al chingadazo y que, seguro, muy pocas veces se limpiaban.

A pesar de que las clases eran —en su mayoría, pues
 en algún punto seguro hubo excepciones notables— insulsas y aburridas, limitadas a «copien de la página tal a tal y ensayen en su casa tales canciones», y de que jamás se tomaban en cuenta los gustos musicales de los alumnos —ni por accidente se le hubiera ocurrido a un maestro pedir opinión alguna—, no faltaba el teto, el ñoñazo que hacía todo al pie de la letra y, a pesar de tener todo en contra, aprendía a tocar el instrumento, si no con maestría, sí por lo menos de forma «pasable».

Y a estos ñoñazos —como en cualquier otra materia— se recurría los días de examen para que ellos ejecutaran la melodía a calificar: mientras uno
 simulaba tocar moviendo los dedos, 
quien sí sabía tocar se apiadaba de
 nuestra impericia aprovechando que 
el maestro, harto de oír 30 veces el
«Himno a la alegría», ni volteara a
 ver al alumno en cuestión.

El cuaderno vacío
Un poco menos complicado, pero igual de azaroso, era encontrar el cuaderno pautado cuyo rango de vida era harto predecible: forrarlo del color que hubiera pedido el profesor —entonces libros y cuadernos debían forrarse con papel y plástico—, membretar el nombre del alumno, grupo, grado y materia. Después de tal ceremonia, del cuaderno pautado no llegaba a usarse más allá de su primera hoja —luego de marcar las notas musicales en la escala de sol— y ya. Así que el mismo cuaderno servía para el año entrante: sólo se le arrancaba la primera hoja. Y al año siguiente: lo mismo.

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Ese cuaderno podría ser la prueba pericial de por qué nuestra educación musical es casi nula y por qué jamás pasamos de memorizar una que otra canción como «Martinillo», «Las mañanitas», «Cielito lindo» y, ya los muy doctos, «La marcha de Zacatecas».

 

El hombre detrás de James Bond

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 30 Mayo 2018 Visto: 2906

bonddddAndrea Tamayo

Piensa en un espía famoso...

Seguro la primera imagen que te llega a la cabeza es de un inglés atractivo con pistola en mano. Y es que, después de tantas películas, es imposible olvidar a Bond, James Bond.

Estas célebres películas están basadas en una serie de libros escritos por Ian Fleming, un escritor y periodista que trabajó en la inteligencia naval británica durante varios años.

Sus experiencias durante la Segunda Guerra Mundial y posteriormente en la Guerra Fría lo marcaron de por vida. De ahí obtuvo ideas para su famoso personaje, el agente 007.

Ian Lancaster Fleming nació en Londres el 28 de mayo de 1908. Estudió en el Colegio Eton, en Alemania y en Austria. Después de una temprana carrera en la agencia de noticia Reuters trabajó como asistente de Director de la Inteligencia Naval en la Armada de Londres durante la Segunda Guerra Mundial, después se desempeñó en la compañía de periódicos Kemsley, dueños del Sunday Times.

Bond en los libros
No fue hasta 1952, a la edad de 43 años, que Fleming escribió—en poco más de dos meses— Casino Royale, la primera aventura del agente James Bond. Posteriormente publicó trece títulos más y vivió para disfrutar el enorme éxito de sus novelas.

El mismo año en que escribió Casino Royale se casó con Anne Rothermere, y con ella tuvo a su único hijo Caspar. En 1962 sufrió su primer ataque al corazón, pero esto no evito que le escribiera a su hijo el cuento Chitty Chitty Bang Bang, acerca de un auto volador.

El éxito de Casino Royale fue instantáneo. Cerca de 5 mil copias se vendieron durante el primer mes , y sus críticas lo favorecieron. Le siguió Live and let die, y al año siguiente Moonraker. Finalmente, un título de Bond era publicado cada año hasta la muerte de Fleming en 1964.

Su quinta novela: From Russia with Love, publicada en 1957, es reconocida como un punto de quiebre en su carrera literaria. Ésta fue elegida por el presidente John F. Kennedy como uno de sus diez libros favoritos –una lista publicada en la revista Life.

En 1962 escribió un artículo titulado «How to Write a Thriller»—Cómo escribir una novela de suspenso— en la cual aconsejó: «Sólo hay una receta para hacer un best seller. Tienes que hacer que el lector dé vuelta a la página.»

Conoce también: La cultura y los perros

Bond en el cine
La casa de producción cinematográfica Eon Productions compró los derechos de todos los libros de Fleming sobre James Bond. En 1962 salió la primera película sobre este agente: Dr No, protagonizada por Sean Connery. Aclamada por la crítica y los admiradores de los libros, la segunda película salió un año después: From Russia with Love.

Con cinco películas en su reparto, Sean Connery fue el primer agente 007. En la saga siguió George Lazenby con sólo una película, y Connery continuó con la que sería su última entrega.

Roger Moore fue el siguiente Bond en Live and Let Die (1973), con seis películas interpretando a este famoso agente. Más tarde Timothy Dalton lo releva con The Living Daylights y termina al año siguiente con License to Kill.

«Una vez es coincidencia, dos es casualidad, y tres es la acción del enemigo» Goldfinger, Ian Fleming

Pierce Brosnan inicia su legado con Goldeneye (1995) y termina tres películas después con Die Another Day (2002). El último y actual Bond fue Daniel Craig, quien lleva ya cuatro entregas –la primera, Casino Royale (2006), y la última, Spectre (2015), filmada en la Ciudad de México.

La personalidad de James Bond es el elemento trascendental de sus historias. Gran parte de su forma de ser lo comparte con su creador, como el haber estudiado en la Colegio Eton, el gusto por el golf y su trabajo en la Segunda Guerra Mundial.

Dato curioso: El personaje James Bond fumaba 70 cigarros al día, de una mezcla de tabaco creada por él mismo.

La serie de libros de Fleming es de doce novelas y nueve cuentos. De éstos se han hecho 24 películas durante 53 años con seis actores como el agente 007. Las aventuras de James Bond son un reflejo de lo que Fleming vivió en su trabajo en la milicia británica durante la Guerra Fría y símbolo de toda una época.

 

La Varita mágica

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 30 Mayo 2018 Visto: 2971

varitaaaaaLa varita a través de la historia ha simbolizado poder y autoridad, ¡conócela!

Es un objeto que simboliza poder y autoridad desde tiempos ancestrales; en pinturas rupestres se pueden ver hombres sosteniendo varitas o bastones de mando. En el Antiguo Egipto también hay vestigios que muestran a sacerdotes con varita en mano, que representaba tanto magia como poder de sanación. Chamanes y líderes religiosos de diversas culturas ostentaron varas o báculos.

En La Odisea de Homero se relata que la bruja Circe usó una varita para convertir a personas en cerdos. En cultos paganos la varita mágica funcionaba como canalizador de la energía de brujas y magos.

Durante la Edad Media, con el surgimiento de la alquimia, la varita mágica se convirtió en un símbolo importante debido a Hermes Trimegisto, figura mítica del hermetismo,
que portaba un caduceo: una vara con dos serpientes enroscadas, coronada por unas alas.
Siempre asociada a la magia, la varita fue adoptada después por los ilusionistas, como Jean-Eugène Robert-Houdin —considerado el padre de la magia moderna— y tomó su aspecto de vara negra y lisa con los extremos blancos.
Ahora, gracias al éxito de libros y películas de fantasía, como la serie Harry Potter, la varita mágica ha cobrado fuerza en la cultura popular, donde retomó su aspecto de vara de madera.

Las hay de todo tipo de materiales y longitudes, dependiendo del ámbito en el que se usen: pueden ser de madera —de sauco es la más valorada— o marfil, de oro, plata u
otros metales e incluso de plástico, en el caso de trucos sencillos de ilusionismo.
El precio dependerá del material y el uso que su poseedor quiera darle. Por ejemplo, el valor de las varitas coleccionables de Harry Potter oscila entre los 500 y los 1 500 pesos mexicanos.

 

Ballet Cacaxtla

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 28 Mayo 2018 Visto: 2903

cacaxxxtlaaEl ballet folclórico Cacaxtla surge en el 2009 con el fin de difundir las danzas, costumbres y tradiciones del estado de Tlaxcala y México a través de la danza, el pasado 24 bajo la dirección de Fortino Pérez Montiel presentó a los nuevos talentos en el Teatro Xicohténcatl.
Nosotros estamos trabajando con talleres, tenemos taller infantil, juvenil, iniciación y aparte el grupo titular que en realidad es una extracción de alumnos en esta formación que llevan en los talleres precisamente.
En total 96 personas participan en los talleres del ballet, entre ellos Ibeth Gutiérrez Arellano a quien le gusta cantar. Al interpretar las canciones siento que libero todos los sentimientos y en verdad me gusta mucho cantar y es algo que me llena de felicidad.
El ballet se presentará en ferias regionales: Contla, Ixtenco, Nopalucan y en el mes de julio una gira en Guanajuato y Aguascalientes informó Pérez Montiel

 

Guadalupe Pita Amor, centenario de la undécima musa

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 28 Mayo 2018 Visto: 2882

libro pita amor. la undecima musaLa poeta, novelista y musa mexicana más famosa de mediados del siglo XX fue reconocida lo mismo por su obra que por su belleza
VIRGINIA BAUTISTA
Imágenes: Tomadas del libro Pita Amor. La undécima musa
Imágenes: Tomadas del libro Pita Amor. La undécima musa
CIUDAD DE MÉXICO.
La imagen, y en particular su imagen, fue fundamental para la poeta, novelista y cuentista mexicana Guadalupe Pita Amor (1918-2000). Le gustaba ser vista, que se admirara su belleza, en el cine, en el teatro, en las pinturas que eternizaron su cuerpo desnudo y, hacia el final de su vida, en los retratos que ella misma dibujaba en papeles sueltos.

Mi belleza me la han elogiado más que mi poesía”, le gustaba repetir en público y el privado a la escritora de quien este miércoles 30 de mayo se conmemora el centenario de su nacimiento.

Su belleza la motivó a transformarse de la niña que le tenía miedo a la noche y a la soledad en la joven que practicó como nadie su libertad sexual y, posteriormente, en la mujer independiente que rechazó la maternidad y la anciana que insultaba a los transeúntes de la Zona Rosa.

Autorretrato, 1985.

La autora de Yo soy mi casa, nombre que lleva su primer poemario y su primera novela, fue captada por artistas de la talla de Diego Rivera, Roberto Montenegro, Raúl Anguiano, Juan Soriano y Antonio Peláez, entre otros.

Fue modelo de pintores importantes y ella misma dibujaba. La imagen era vital para ella”, afirma en entrevista Michael Schuessler, quien acaba de publicar el libro Pita Amor. La undécima musa (Aguilar).

Era fácil verla y admirarla, pero difícil estar con ella”, agrega el investigador que la conoció en 1990 y convivió con ella durante la última década de su vida.

El doctor en Lenguas y Literaturas Hispánicas, egresado de la Universidad de California en Los Ángeles, añade que Pita Amor fue “la poeta mexicana más famosa de los años 50”. Pero que la calidad de su propuesta literaria no puede apartarse de la imagen que ella quiso dejar.

Todos recuerdan que Pita acostumbraba recorrer desnuda el Paseo de la Reforma, cubierta sólo con su abrigo de mink, o bailar sobre las mesas de los bares presumiendo su belleza.

Ella inventó un personaje llamado Pita y al final se dejó devorar por él. En los recitales, se presentaba como Pita y decía que leería los poemas de Guadalupe Amor. Había un fuerte contraste entre su persona y su poesía. No te podías imaginar cómo alguien que regresaba de los bares a las cinco de la mañana podía dedicar esos versos a Dios. Ella misma reconocía una división entre su ser y su obra”, señala.

La escritora Elena Poniatowska Amor, sobrina de la autora de Puerta obstinada (1947) y Círculo de angustia (1948), confirma que era vanidosa. “Era muy bonita. Tenía unos ojos enormes y trenzas, se las cruzaba. Era muy vanidosa. Primero hizo cine. Una vez interpretó a un gatito con orejas. Bailaba bien. Era muy segura de sí misma”.

Poniatowska evoca a su tía como una mujer irreverente. “Diego Rivera la pintó desnuda y fue un escándalo. El retrato se presentó en una retrospectiva del muralista. A la inauguración fue Miguel Alemán. Y cuando se paró frente al cuadro, ella le dijo ‘Señor presidente, esto no es un retrato del cuerpo, es un retrato del alma’. Entonces, el presidente le contestó ‘Ay, pues que alma tan rosita tiene usted’, aludiendo al color del desnudo”.

ENTRE POLÉMICAS
La historia de “La undécima musa” comenzó el 30 de mayo de 1918, en la Ciudad de México, cuando la menor de siete hermanos, bautizada como Guadalupe Teresa Amor Schmidtlein, nació en el seno de una familia conservadora. Sus padres fueron Emmanuel Amor Suverbielle y Carolina Schmidtlein García Teruel, ambos miembros de la aristocracia mexicana.

La primera polémica pública de Pita fue a los 18 años, cuando se convirtió en amante de José Madrazo, un rico ganadero de 60 años, con quien mantuvo una larga relación. Se le involucró también en romances con toreros, pintores, artistas y escritores, además de relaciones lésbicas.

Tras su incursión como actriz en el cine y el teatro, disciplinas en las que no tuvo éxito, Pita llegó tarde a la literatura, “pero de manera explosiva”. Un día, a los 27 años de edad, cuenta la poeta en el documental Pita Amor, señora de la tinta americana, de Eduardo Sepúlveda Amor, en una servilleta y con el lápiz con el que se pintaba los ojos escribió: “Casa redonda tenía de redonda soledad...”.

Tras escribir “dos mil sonetos y mil 900 liras”, como apunta en uno de sus poemas, aplaudieron su trabajo literario creadores de la talla de Juan Rulfo, Xavier Villaurrutia, Manuel González Montesinos, José Gaos y su mentor Alfonso Reyes. Fue amiga de Frida Kahlo, María Félix, Gabriela Mistral, Salvador Novo, Pablo Picasso, Elena Garro y Juan José Arreola.

Sin embargo, en su mejor momento enfrentó una desgracia. A los 41 años decidió tener un hijo, Manuel, que nació el 19 de diciembre de 1959; pero se sintió incapaz de criarlo y se lo dio a su hermana mayor. Antes de cumplir dos años, el niño murió ahogado en una pileta.

El trágico accidente “la obligó a un mutismo creativo que duró casi una década”, explica Schuessler. “La muerte de su hijo fue un parteaguas en su vida. Ella se escondió de sí misma, se aisló. Hay un antes y un después”.

Aquí empezó la decadencia de la poeta. Su biógrafo dice que nunca volvió a escribir igual. “Perdió el misticismo y la profundidad. Se ocupaba más de cosas cotidianas”.

Autorretrato. Para Franklin con un beso de Pita, 1991.

Poniatowska lamenta que, en sus últimos años, las calles de la Zona Rosa la vieron envejecer. “Deambulaba vestida de mariposa, de libélula, de Isadora Duncan, envuelta en chales y plumas de avestruz, colmada de joyas, flores artificiales y con la cara pintada como jícama enchilada”.

La poeta terminó en una silla de ruedas, pero conservando intactas la vanidad y la seguridad que la caracterizaron. La autora de Todos los siglos del mundo (1959) está enterrada en el Panteón Francés.

Schuessler, quien ahora trabaja en la relación de Pita con Reyes, pide que se reedite su obra literaria, “no sólo la poética, pues es autora de un libro de cuentos fabuloso, Galería de títeres, y de la novela de vanguardia Yo soy mi casa”. El Fondo de Cultura Económica reeditará este año la novela.

El catedrático de la UAM piensa que Guadalupe Amor, aunque no le gustaba hablar de su pasado, analizó mucho su vida hacia el final de sus días.

 

Carlos Fuentes, crítico y guionista deslumbrado por el cine

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 28 Mayo 2018 Visto: 2734

carlos fuentes270518 1 0Revelan la compleja relación e influencia que tuvo el autor de 'La región más transparente' con el séptimo arte, su vocación paralela
VIRGINIA BAUTISTA
Calos Fuentes, crítico y guionista deslumbrado por el cine
Los Caifanes, guión de Carlos Fuentes y Juan Ibáñez. Fotoarte: Jesús Sánchez
CIUDAD DE MÉXICO.

El cine creador de mitos deslumbró siempre al escritor Carlos Fuentes (1928-2012). Para el novelista, cuentista y ensayista mexicano, el séptimo arte, al igual que la literatura, fue una de sus pasiones más intensas. Por esta razón se acercó a él como espectador, crítico y teórico e incluso incursionó como guionista.

Al autor de La región más transparente, de quien el próximo 11 de noviembre se conmemorará el 90 aniversario de su nacimiento, le gustaba recordar que “por poco nazco en una sala de cine”. Contaba que el día en que vino al mundo sus padres asistieron a la película La bohème, una adaptación de la ópera de Puccini, en el Cine Belisario J. Porras de Panamá, país donde nació debido a la carrera diplomática de su padre.

Pero, más allá de las anécdotas, al ensayista Iván Ríos Gascón (1968) le interesó analizar la relación que existe entre el cine y la narrativa del Premio Cervantes 1987.

Esos mitos que nos seducen en la pantalla a él le interesaban en sus novelas, quería que sus personajes respondieran a esos estímulos, a esos puntos referenciales. Como novelista y como persona, Fuentes aspiró siempre al mito”, afirma en entrevista con Excélsior.

En El cine de Carlos Fuentes, que acaba de publicar en Ediciones B, Ríos rastrea hasta qué punto el celuloide influyó en la “primera gran narrativa” de Fuentes, desde Los días enmascarados (1954) hasta finales de los 90.

Todo el trabajo de Carlos en el cine fue durante la década de los 60 y principios de los 70. Después, el cine se vuelve una presencia permanente en sus novelas y sus cuentos. Y digamos que su gran despedida del cine como universo paralelo en su narrativa fue con la novela Diana o la cazadora solitaria, la historia novelada de su romance con Jean Seberg (1938-1979), la actriz de Sin aliento, de Jean-Luc Godard; una mujer muy bella, que tuvo un final oscuro”, explica.

En el volumen de 210 páginas, además del universo Fuentes, el también narrador y traductor indaga en la relación del cine con los escritores a lo largo de la historia. “Me llamó la atención cómo muchos, cuando surge el cinematógrafo, tienen dudas sobre las posibilidades narrativas del nuevo arte; y cómo otros, como Tolstoi, se convencen completamente de sus alcances. Esta relación es de amor-odio hasta la fecha”.

El investigador también repasa la literatura mexicana de los años en los que Fuentes surge como escritor y, después, “por una coyuntura muy interesante”, el autor de La muerte de Artemio Cruz pudo hacer cine con esa generación integrada por José de la Colina, Salvador Elizondo y José Emilio Pacheco.

Iván Ríos señala que el también diplomático publicó su columna de crítica cinematográfica en la Revista de la Universidad de México firmada como Fósforo II, en homenaje a Alfonso Reyes, que fue el primer Fósforo. “Seudónimo que don Alfonso usó para ocultarse, disimularse, porque en aquel entonces escribir sobre cine no tenía mérito alguno”.

Dice que las reseñas de Fuentes sobre las películas que se estrenaban en los años 50 “son efímeras como documento periodístico, son apreciaciones breves de un cinéfilo. Pero aquí fue naciendo el teórico. Él fue un gran intelectual que no recurría a las ideas de otros teóricos. Montó un aparato teórico propio sobre el cine, ese fue su gran hallazgo”.

Detalla que, en esta teoría, “revelaba los secretos de la luz, de la imagen, los códigos simbólicos. Era muy detallista. Una de sus claves estéticas era colocar al cine como punto referencial de la existencia. Muchos de sus personajes de la novela Cambio de piel (1967), por ejemplo, refieren su vida a la relación con una película”, añade.

EL FUENTES GUIONISTA

A mediados de 1965 se publicó la convocatoria del Primer Concurso Nacional de Argumentos y Guiones Cinematográficos, en el que participaron 229 autores. En septiembre de 1966, el jurado otorgó el primer premio al guión de Los Caifanes, escrito por Carlos Fuentes y Juan Ibáñez.

Para Iván Ríos, este fue el mejor guión de Fuentes. “Como guionista le interesaba retratar ese México hablado, ese que se escucha en las calles. El lenguaje caracterizó a sus guiones. Tenía un oído muy agudo, por eso fue dialoguista”.

El gallo de oro, guión de Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez, adaptado de la obra homónima de Juan Rulfo.

El autor de Cristóbal Nonato escribió guiones para numerosas películas: Las dos Elenas; El gallo de oro (1964), adaptación hecha con Gabriel García Márquez y el director Roberto Gavaldón, de la novela homónima de Juan Rulfo; Un alma pura (1965); Tiempo de morir (1966), junto con García Márquez; Pedro Páramo (1967), sobre la novela de Rulfo, con el director Carlos Velo y Manuel Barbachano; e Ignacio, también adaptado de un cuento de Rulfo en 1975, entre otros.

También diversas novelas y cuentos de Fuentes fueron llevados a la pantalla grande en México y otros países, como Muñeca reina, Vieja moralidad, La cabeza de la hidra, Aura y Gringo viejo.

Hay momentos en que las novelas de Fuentes pueden evocar una película en blanco y negro, con esa plasticidad. Hasta sus últimos años siguió viendo cine, aunque siempre fue un nostálgico de las cintas que lo marcaron”, indica.

Ríos Gascón añade que aunque Fuentes escribió poco sobre la obra de los cineastas mexicanos contemporáneos, siempre estuvo al pendiente de sus propuestas. E incluso propone que los tres más destacados podrían hacer un homenaje al escritor filmando algunas de sus historias.

Aura podría ser la gran película de Guillermo del Toro, pues con su imaginación e inventiva podría recrear un espacio claustrofóbico con múltiples posibilidades. A Alfonso Cuarón le quedaría muy bien, por su sentido del humor, filmar La cabeza de la hidra, esa novela donde México ya es una colonia gringa, una historia detectivesca con decapitados. Y a Alejandro González Iñárritu, porqué no decirlo, Zona sagrada; ese universo fatalista, dramático, de amores malhadados, de narcisismos y edipismos le quedaría como anillo al dedo”, concluye.

 

Conoce a Guillermo del Toro a través de sus personajes

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 28 Mayo 2018 Visto: 2766

Guillermo Del Toro Algarabia 640x333Diego Corona

Uno de los cineastas mexicanos más importantes a nivel mundial ha tentado diferentes terrenos de la cinematografía. Y lo ha hecho de forma espléndida.

Guillermo del Toro ha recorrido un camino formidable por el mundo de la cinematografía. Desde su juventud, el confesado frikie digiere y brota fantasía, empapa de su melancolía a los personajes que dota de originalidades. Desentraña su afición, atraviesa pasadizos hacia los escondrijos de su inacabable imaginación, atesora y se sujeta de sus creencias multiformes. De una en especial: los monstruos.

Desde el primer cortometraje que dirigió en 1986 —Doña Lupe—, hasta su último largometraje, conquistador de los Premios de la Academia —La forma del agua—, del Toro ha creado un todo, un universo sobrenatural que no ha hecho más que expandirse con cada minuto de rodaje. Entre sus obras brincan algunas referencias, por lo que podría hablarse de un cine de autor; como pocos lo han hecho, no ha limitado su labor y se ha forjado como creador de sus propias historias.

Una cualidad importante en su carrera ha sido la convicción con la que evita encaminar su temática, escenas y personajes con el objeto de ser taquillero; un ejemplo actual del principio l’art pour l’art . En el mismo sentido de fidelidad a sí mismo, el jalisciense se hace transparente a través de sus personajes fantásticos; en ellos exhibe emociones y peligros muy humanos.

Indiscutiblemente sus obras son dignas de un análisis cuadro por cuadro, pero no cabría tanto jugo en el recipiente moderado que representa este artículo. No obstante, a continuación presentamos a algunos de los más distintivos personajes que han emergido del ensueño, de la imaginación y de la introspección de Guillermo del Toro.

• Jesús Gris: En su ópera prima de 1993 —Cronos—, del Toro opta por recurrir al mito vampírico, pero desobedece a los cánones del mismo. Federico Luppi protagoniza a Jesús Gris, un anticuario que se encuentra con un extraño objeto grabado y bañado en oro. Dicho objeto tiene el poder de otorgar juventud prolongada a quien la active, pero también desarrollará características vampíricas: sed de sangre e intolerancia —no mortal— a la luz. Las únicas dos cualidades clásicas que mantiene el director respecto a estas criaturas. Por otra parte, se entiende que la inmortalidad que reciben no es por un pacto con el diablo, sino se le atribuye a la pieza científica con compleja ingeniería que representa el artefacto. De esta forma, es evidente el carácter antropocéntrico con el que se viste a esta disímil imagen vampírica.

• El Fauno: En El laberinto del Fauno, Ofelia es una niña con la realidad hasta el cuello y atormentada por ello. Repletada de sentimientos y emociones, encontrará en su alucine un tipo de solución, o por lo menos una salida. En él, un hada la dirige hacia el laberinto del fauno, cuya voz —que parece ser transmisora de la verdad— ha de poner en duda todo aquello en lo que ella cree y los principios que ha seguido a lo largo de su vida. Una criatura tosca que representa un guía espiritual para Ofelia, ante los problemas familiares —varios provocados por la situación del fascismo español— que la acongojan. Este personaje tiene todas las características del «monstruo», pero no el papel de uno, sino todo lo contrario.

• Hell Boy: En 2004, pudimos ver a otra figura antiquísima cuyas características milenarias fueron removidas. Un personaje que del Toro tomó prestado de un cómic del estadounidense Mike Mignola. Hellboy es un satán que vino a la Tierra por obra de los nazis de la segunda guerra mundial, quienes pretendían encontrar la ayuda de un demonio y así resultar victoriosos en el conflicto mundial. Lo único que consiguen es traer a un bebé colorado con características demoniacas. Crecerá para disfrutar de los puros y con los cuernos limados —representando su anulada maldad— servirá a una organización ultra-secreta para combatir con las criaturas paranormales.

• El hombre-pez: En La forma del Agua, del Toro retoma una figura protagonista en la historia de Maurice Zimm que apareció en la pantalla grande por el año de 1954: El monstruo de la Laguna Negra, dirigida por Jack Arnold. El romance entre el mitad hombre, mitad pez y Eliza Esposito —muda—, está rodeado de personajes tan vulnerables —para la época— como ellos; Zelda es de piel negra y Giles es homosexual. En este relato, el mexicano carga de humanidad y sentimiento al «monstruo», y de actitudes amenazadoras a las personas. En este caso, es Richard Strickland, obstinado en utilizar a la criatura con fines científicos, a costa de la libertad y vida de la misma.

• El hombre pálido: Se trata de uno de los personajes más grotescos de del Toro, que también forma parte del relato de El Laberinto del Fauno. Tiene la piel flácida y flácida, los ojos en las palmas de las manos que terminan en uñas negras y puntiagudas, en las palabras del director mismo:
«El hombre pálido representa toda la crueldad institucional que se alimenta de los indefensos. No es accidental que sea a) Pálido, b) hombre».

Ofelia debe visitarlo como prueba impuesta por el Fauno, quien le advierte no comer nada del banquete al que seguramente estará expuesta. Ella lo desobedece y come una uva, aludiendo a la condena que Perséfone tuvo que padecer por comer de la granada de Hades. Es el clásico monstruo devora-niños, pero con un trasfondo más metafórico.

Se requerirían muchos párrafos más para cubrir toda la lista de creaciones de Guillermo del Toro. ¿Cuál es tu personaje favorito?

 

Rosario Castellanos, la eterna enamorada

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Categoría: Cultura y Espectaculos Creado: 28 Mayo 2018 Visto: 2859

s45 quienfue castellanosMujer de extraordinario talento y valor, sus cartas, artículos, sus escritos, poemas y novelas, están más presentes que nunca.

José Saramago bautizó a Rosario, en un texto de 1998, como ‘Embajadora de Chiapas’, aquélla que «supo contar las vicisitudes de los indios y las tropelías de los blancos». Ella emprendió la búsqueda de su ser auténtico en contraste con la imagen femenina que se le había impuesto socialmente, pues en carne propia vivió los conflictos raciales y los prejuicios sociales en un pueblo provinciano, en donde claramente vio reflejada una estructura socioeconómica injusta con los indios.

Rosario Castellanos Figueroa nació el 5 de mayo de 1925 en la Ciudad México, y unos meses después su familia decidió mudarse a Comitán, Chiapas. Ahí fue donde creció y vivió la mayor parte de su vida hasta que cumplió 16 años y decidió regresarse a la Capital.

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Estudió Filosofía y Letras en la unam, donde también cursó sus estudios de maestría. En su trabajo de titulación, Rosario presentó por primera vez la convicción de que en la cultura, sobre todo en la mexicana, se coloca a la mujer en múltiples planos inferiores.

Posteriormente escribió diversos ensayos sobre temas como la desigualdad y la posición de la mujer frente a la sociedad, en un tono más político y de reclamo.

En 1948 sus padres y su hermano fallecieron; y aunque de ellos heredó algunas tierras, éstas las donó a indígenas chiapanecos. Este suceso la marcó de por vida, y le brindó inspiración para escribir.

Así, Rosario inició una ardua lucha desde la trinchera de las letras por los derechos de las mujeres, y se transformo en uno de los símbolos del feminismo latinoamericano. En sus textos abordó temas con una perspectiva más allá de liberar sentimientos como el amor o la tristeza a través de versos, se enfocó en la denuncia sobre la posición y la condición de las mujeres, la soledad, la tristeza, la muerte, así como el mundo de las y los indígenas, a quienes dignifica para ampliar sus libertades democráticas.

Rosario obtuvo una beca para viajar a Europa y estudiar Estética en la Universidad de Madrid. Cuando finalizó sus estudios, regresó a México y se dedicó a ser maestra en diferentes instituciones.

Rosario fue promotora del Instituto Chiapaneco de la Cultura y del Instituto Nacional Indigenista, al tiempo que trabajaba como editora en el periódico Excélsior.

Sus primeros trabajos literarios fueron publicados por su maestro, Efrén Hernández, en la revista Antológica, y su primer novela fue Balún Canán, publicada en 1957, la cual le hizo merecedora del Premio Chiapas y se ha traducido a diversos idiomas; junto a Ciudad Real –su primer libro de cuentos– y su segunda novela Oficio de tinieblas, conformó una de las trilogías indigenistas más importantes de la literatura mexicana.

Rosario y Dido
Rosario se enamoró sin remedio de un maestro de filosofía, Ricardo Guerra. Al principio Ricardo no le correspondió, incluso se casó con otra mujer, pero Rosario no podía renunciar a este amor. Finalmente en 1958 Ricardo y Rosario se casaron, como prueba del cariño que Rosario le tenia, se recopilaron 73 cartas que dieron origen a la colección de Cartas a Ricardo.

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A lo largo de su matrimonio quedó embarazada en múltiples ocasiones, pero en casi todas sufrió de abortos involuntarios, incluso perdió a una pequeña niña después de darla a luz. Poco antes de divorciarse nació su hijo Gabriel, pero con todas esas desafortunadas pérdidas –sumadas a las infidelidades de su esposo–, Rosario quedó hundida en la depresión, luchó por trece años contra esta enfermedad y contra su fijación de ser «poco atractiva».

Llegó a quedar internada en un hospital psiquiátrico tras un intento de suicidio.

En 1966 se trasladó a Wisconsin, ee.uu, como profesora invitada, donde logró superar poco a poco sus trastornos psicológicos y dedicarse por completo a su hijo. Aunque en ese tiempo escribió más ensayos, novelas y cuentos, el género literario al que más se avocó fue la poesía. Con todos esos sentimientos reservados para sus versos, Rosario escribió uno de sus poemas mas famosos escrito en prosa: «Lamentación de Dido».

El poema hace referencia a La Eneida de Virgilio –podría decirse que es una adaptación de éste–, sólo que en aquél, Dido se incinera al ser abandonada por Eneas. En este poema Castellanos pone en un plano general el abandono de Ricardo y su ‘fracaso’ como esposa. El poema termina con esta breve reflexión:

«Ah, sería preferible morir. Pero yo sé que para mí no hay muerte. Porque el dolor –¿qué otra cosa soy más que dolor?– me ha hecho eterna.»

Muchas de sus obras la llevaron a ganar distintos premios y galardones como el Premio Xavier Villaurrutia, el Premio Sor Juana Inés de la Cruz, el Premio Carlos Trouyet de Letras y el Premio Elías Sourasky de Letras.

En 1971, tras un viaje diplomático que realizó a Israel, Rosario Castellanos fue nombrada embajadora de México en ese país de Medio Oriente, donde vivió hasta los últimos años de su vida, y trabajó como catedrática en la Universidad Hebrea de Jerusalén.

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La ultima obra que escribió fue una puesta en escena titulada El eterno femenino. Dividida en tres actos, en su narración intentó desmitificar el rol típico de la mujer al incluir una protagonista que a lo largo de las escenas progresa y encuentra su libertad. Esta obra fue publicada en 1976, dos años después de su muerte

Falleció en Tel Aviv el 7 de agosto de 1974, víctima de una descarga eléctrica que sufrió al salir de bañarse para contestar el teléfono. Por órdenes del presidente Luis Echeverría sus restos fueron trasladados a la Ciudad de México y enterrados el 9 de agosto de 1974 en la Rotonda de las Personas Ilustres.

 

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