Federico Navarrete Linares, Revista Arqueología Mexicana
La reconstrucción de la vida mexica que nos presenta el libro X de la Historia..., dedicado, entre otros temas, a los vicios y virtudes de los nahuas prehispánicos, no es sólo resultado de la visión cristiana
y europea de Sahagún, sino también de la visión indígena, ya cristianizada pero todavía con muchos elementos prehispánicos, de los hombres y algunas mujeres que colaboraron con el fraile.
La Historia general de las cosas de Nueva España, de fray Bernardino de Sahagún, contiene abundante información acerca de la vida cotidiana, familiar, productiva y social de los nahuas prehispánicos. A lo largo de los 13 libros que integran esta magna obra encontramos descripciones de rituales religiosos y de actos políticos, de las formas de vida de los gobernantes y de las costumbres de los mercaderes, así como de las maneras de hablar, desde los más humildes refranes y adivinanzas hasta los más solemnes discursos.
De todos los libros, sin embargo, el que más detalles ofrece sobre la vida de los mexicas es el libro X, intitulado: “De los vicios y virtudes desta gente indiana, y de los miembros de todo el cuerpo, interiores y exteriores, y de las enfermedades y medicinas contrarias, y de las naciones que a esta tierra han venido a poblar”. Fieles al objetivo señalado en el título, a lo largo de los primeros 26 capítulos de este libro Sahagún y sus informantes y colaboradores nahuas describen con detenimiento las virtudes y los vicios que corresponden a cada una de las edades de la vida, desde la primera infancia hasta la vejez más avanzada; enumeran los deberes y las faltas de padres, madres, hijos y abuelos, y detallan en fin las bondades y desviaciones inherentes a los distintos oficios.
Sería imposible en este breve espacio presentar íntegramente este rico claroscuro de la sociedad indígena. Por ello, señalaremos únicamente algunos puntos sobresalientes.
Vicios
Destacan, en primer lugar, las descripciones de los vicios que nos permiten conocer realidades de la vida prehispánica que no encontramos en ninguna otra fuente, como en este caso:
EL JOVEN MALVADO. El joven malvado está loco. Anda bebiendo pulque tierno. [...] Anda actuando con hongos, anda actuando con míxitl [es decir, con toloache], inquieto, impúdico, desvergonzado, excesivamente ataviado, jadeante, mal hablado, retorcido en el habla, maldiciente, desvergonzado, presuntuoso [...], lleno de polvo, lleno de basura [es decir, de pecado]. Tiene concubina. Posee discurso (para convencer a las mujeres). Vive en concubinato, vive en el vicio (López Austin, 1980, vol. 2, p. 274).
Esta vívida imagen de una juventud descarriada se suma a las detalladas descripciones de la vida de las prostitutas, los asesinos, los estafadores y los homosexuales, para desmentir elocuentemente la muy difundida visión de una sociedad mexica perfectamente regimentada y preocupada únicamente por la guerra.
Virtudes y moral
Sin embargo, no todo era vicio entre los indios: los buenos jóvenes eran “obedientes, felices y pacíficos”, como lo eran los sabios ancianos:
El buen viejo está lleno de fama, lleno de honra, posee amonestaciones, tiene agua fría, tiene ortigas [es decir, castiga], tiene palabras. Es instructor; relata, cuenta lo antiguo. Pone a la gente el espejo grande perforado de ambos lados [es decir, ayuda a conocer el futuro]. Sostiene a la gente una gruesa tea que no echa humo. Gobierna, dispone, arregla (ibid., vol. 2, pp. 268-269).
Este marcado contraste
entre la vida virtuosa y la vida
viciosa se extiende a todas las
edades y ocupaciones descritas en este libro. La buena mujer, por ejemplo, es casta y
acepta el infortunio con entereza: “Viene a cerrar fuertemente los ojos, viene a cortar,
viene a partir su corazón, viene a apretar totalmente los
dientes”; la mala, en cambio:
“Se fatiga, se desespera, se
avergüenza, se siente avergonzada, vive en la vergüenza. Es mala” (ibid., vol. 2, pp.
271-272). El buen tlatoani
“carga a la gente con su capa,
la abraza”, mientras que el
mal gobernante “es una fiera,
un tzitzímitl [monstruo alado], un coleletli [otro tipo de
monstruo], un ocelote, un lobo” (Códice Florentino, lib. X, cap. IV, f. 9v). El buen pulidor de piedras es “de manos expertas, de manos capaces, alcanza [el esplendor de] Tollan”; el malo, en cambio, “se burla de la gente, construye chueco, construye con lodo” (Códice Florentino, lib. X, cap. VIII, f. 18r). El buen tlacuilo, artista y escriba, “dibuja jardines, pinta flores, actúa como un tolteca”; el deficiente “es bruto, irritante, fastidioso, un fiasco, un fraude. Pinta sin brillo, arruina los colores, los emborrona, pinta chueco” (Códice Florentino, lib. X, cap. VIII, f. 18v).
Estos ejemplos de bondad y zafiedad revelan claramente el objetivo de Sahagún en este libro X: el fraile franciscano no buscaba simplemente describir las costumbres de antaño, sino
quería moralizar sobre la forma de vida prehispánica y, también, sobre lo que debía ser la manera de vivir de los indios en el momento de escribir su obra, más de 50 años después de la Conquista. Por ello, el libro X copia los compendios de vicios y virtudes tan populares en la literatura devota europea.
Por otra parte, las ilustraciones realizadas por los artistas indígenas que colaboraron con Sahagún son más una representación de las realidades de la vida indígena colonial que del mundo prehispánico: los sabios conversan en una habitación con columnas y arcos, que no existían en tiempos prehispánicos; los albañiles construyen nada menos que una iglesia católica con su techo de dos aguas; el sastre usa tijeras, y el orfebre, un yunque, instrumentos traídos por los europeos. Esto resulta perfectamente lógico si tomamos en cuenta que los artistas trabajaron a finales del siglo XVI y que la mayoría de ellos ni siquiera habían nacido antes de la Conquista.
Las citas del Códice Florentino de este artículo fueron traducidas por el autor. Las demás fueron traducidas por Alfredo López Austin.
Federico Navarrete Linares. Licenciado en historia y maestro en antropología. Investigador en la UNAM. Recientemente ha publicado Huesos de lagartija, una novela sobre la Conquista de México; Un día en la vida de un artista maya, y el libro de historia La migración de los mexicas.
Navarrete Linares, Federico, “Vida cotidiana y moral indígena en la Historia general de las cosas de Nueva España”, Arqueología Mexicana núm. 36, pp. 32-37.
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