Estamos en una etapa difícil, ya que existen disfuncionalidades en las instituciones y éstas no son suficientemente eficaces, afirma a La Jornada el jurista y coautor con Diego Valadés del estudio Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos: texto reordenado y consolidado
Carlos Paul. Periódico La Jornada
A casi un siglo de que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos fue promulgada, el 5 de febrero de 1917, estamos en una etapa difícil, ya que existen ciertas disfuncionalidades importantes en las instituciones y éstas no acaban de ser suficientemente eficaces, afirma el especialista en derecho constitucional Héctor Fix-Fierro (DF, 1961).
No hemos podido aún lograr una nueva síntesis de los elementos que conforman la Constitución. Sin embargo, hay un optimismo razonable para que ello se pueda lograr y salir adelante, expresa a La Jornada.
El investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), coordinó y publica junto con Diego Valadés un estudio académico que representa la primera revisión técnica que reorganiza la Carta Magna de nuestro país.
De 21 mil a 67 mil palabras
De acuerdo con Fix-Fierro, se han roto todos los récords de enmiendas a la Constitución. A partir de 1921se han realizado unas 696 modificaciones en 227 decretos. Dos tercios de esas reformas son posteriores a 1982. Lo que quiere decir que realmente su modernización empezó ese año.
Además, actualmente el texto constitucional es tres veces más grande que el original, el cual tenía aproximadamente 21 mil palabras. Ahora tiene unas 67 mil.
Hace unos 15 años, explica el estudioso, surgió un intenso debate entre los constitucionalistas mexicanos sobre si era necesario una nueva Ley Suprema. Ahora, con motivo del centenario de la Constitución, resurge esta cuestión.
“En aquel entonces la opinión mayoritaria era que no había las condiciones para hacer una nueva Constitución y se habló más bien de una nueva constitucionalidad, que lo importante era que se fuera actualizando y se reformara en los temas que fuesen necesarios.
También se habló, dado que el texto ya tenía muchas reformas, de hacer una revisión técnica, es decir, reordenarlo de manera clara y depurar algunos de los defectos técnicos que contiene y se habían acumulado con los cambios.
El estudio, titulado Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos: texto reordenado y consolidado; ley de Desarrollo Constitucional, anteproyecto, responde a esa necesidad.
La Ley Suprema vigente, que el próximo año cumplirá su centenario, está muy desordenada, con muchos estilos y defectos de redacción, opina Héctor Fix-Fierro, experto en derecho constitucionalFoto Cristina Rodríguez
Ley de desarrollo constitucional
Los autores detectaron que la Carta Magna está muy desordenada, con muchos estilos y defectos de redacción, y hay párrafos que no se entienden porque algunas enmiendas se han hecho a partir de acuerdos políticos coyunturales.
Lo que se hizo, explica Fix-Fierro, fue reacomodar el texto sin cambiar demasiado la estructura, lo que implicó abrir otros capítulos para una mejor visualización de esa estructura. Lo que es a final de cuentas el propósito: una visualización de la estructura de la Constitución mucho más clara.
Entre los artículos que reordenaron están el 41, que tiene que ver con las elecciones y consultas populares y lo dividimos en cuatro, así como el 102, que regula la fiscalía general de la República (aunque todavía no existe formalmente) y a las comisiones de derechos humanos. Les creamos un capítulo autónomo.
Respecto de las normas reglamentarias, en lugar de quitarlas, proponemos crear una ley de desarrollo constitucional, que sirva para no tener que estar modificando la Constitución en cuanto a esas disposiciones reglamentarias.
Entre los defectos técnicos del texto constitucional, dice el académico, encontramos: mala ubicación y diferencias de extensión de dichas disposiciones; hay también terminología muy actualizada y muy arcaica, el uso de mayúsculas y minúsculas para una misma palabra y tiempos verbales en desuso.
La Constitución de 1917, detalla el especialista, tiene tres modelos de estado: un estado liberal, otro que se denomina central y otro el social. Los cuales no están articulados entre sí. Lo que realmente necesitamos, concluye, es sintetizar y articular esos tres modelos de estado.
Publicado por la UNAM y el Centro de Estudios de Derecho e Investigaciones Parlamentarias, entre otras instituciones, y con la colaboración de Daniel Barceló, Eduardo Ferrer MacGregor, Daniel Márquez, Pedro Salazar Ugarte y José María Serna de la Garza, el estudio –que también incluye un disco compacto– se puede consultar en los sitios web: constitucionreordenada.juridicas.unam.mx y juridicas.unam.mx.