Por Paula Carrizosa. LA JORNADA DE ORIENTE.
Durante este fin de semana, hombres y mujeres danzantes de los pueblos ñhañhu, otomí y nahua se reunieron en el municipio de Huauchinango para participar en el primer Encuentro Estatal de Voladores de Puebla, que reunió a representantes de 20 municipios de la entidad.
Organizado por la Secretaría de Cultura federal a través de la Unidad Regional de Culturas Populares de Puebla, el acto incluyó mesas de diálogo –sobre las experiencias y la seguridad de los voladores–, conferencias acerca de la región cultural del Totonacapan y sobre El Cuauhpatlanque, el ritual del volador, además de exposiciones, música, un desfile, así como un par de representaciones de la Danza de los Voladores en la plaza central de Huauchinango.
El encuentro estatal se gestó luego de haber realizado tres encuentros regionales en los años pasados, con el fin de analizar y reflexionar sobre esta tradición, su evolución y sus perspectivas.
Destaca que en 2009 el Rito y Danza de los Voladores fue incluido en la lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad por parte de la Organización de Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés).
Los orígenes del rito y danza de los voladores se remontan al periodo preclásico mesoamericano, habiendo investigadores que mencionan su presencia desde la Nicaragua hasta el norte del golfo de México. Actualmente sobrevive tanto en la población totonaca de los estados de Puebla y Veracruz como entre los nahuas de la Sierra Norte del Estado de Puebla.
La Danza de los Voladores (http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2015/12/19/elritodelosvoladoresdecuetzalancomonuncalohabiavisto) es una danza ritual prehispánica que es ejecutada por cuatro danzantes que representan los cuatro puntos cardinales, más el caporal que representa el eje de comunicación entre el cielo y la tierra. La fertilidad es representada mediante el descenso de los danzantes, que simbolizan la caída de la lluvia.
La Unesco (http://www.unesco.org/culture/ich/es/RL/laceremoniaritualdelosvoladores00175) describe que en esta danza ceremonial cuatro jóvenes trepan por un mástil de 18 a 40 metros de alto fabricado con el tronco de un árbol recién cortado en el bosque tras haber implorado el perdón al dios de la montaña. Sentado en la plataforma que remata el mástil, un quinto hombre, el caporal, toca con una flauta y un tambor melodías en honor del sol, así como de los cuatro vientos y puntos cardinales.
Después de este acto de invocación, los danzantes se lanzan al vacío desde la plataforma a la que están atados por largas cuerdas, giran imitando el vuelo de los pájaros mientras la cuerda se desenrolla, y van descendiendo paulatinamente hasta el suelo.