Entrevista con el ilustrador español a propósito del libro 'Hit Emocional', publicado por la editorial Sexto Piso
RAFAEL MIRANDA BELLO/ESPECIAL. Excélsior
CIUDAD DE MÉXICO.
“Mis libros siempre son el mismo libro, así que se podrían leer todos seguidos”, afirma el ilustrador e historietista español Juanjo Sáez al hablar de Hit emocional, su título más reciente, un libro que resulta “distinto y a la vez igual” a sus libros anteriores, entre los que pueden contarse Viviendo del cuento (2004), El arte, conversaciones imaginarias con mi madre (2006), Yo, otro libro egocéntrico (2010) y Crisis (de ansiedad) (2013). La diferencia más notable es que el Hit emocional “gira en torno a la música y que lo he hecho a los 43 años”, señala. Aunque también se distingue de los anteriores porque habla “desde el presente, con la perspectiva que da el tiempo”, sumando a su producción, de completo registro autobiográfico, un volumen en el que, además de recopilar una selección de las colaboraciones mensuales que bajo el título de Hit emocional ha publicado en la revista Rockdelux desde 2006, amplifica la cantidad y el alcance de las páginas hasta convertirlo en “un recorrido emocional” a través de toda su experiencia musical, y en el cual se esforzó por mantenerse “fiel al momento” y hablar de una canción que acabara de escuchar, “o ser honesto” y relatar algún recuerdo que lo rondara en los días que dibujaba y escribía. “Intento que todo mi trabajo tenga algo de verdad”, asegura, y luego agrega: “también es cierto que no tengo un método fijo para sacar ideas, y entonces las cosas surgen de los modos más insospechados”.
Un placer venenoso
Con un estilo desenfadado de línea, que no se intimida frente a los borrones que por momentos acaparan el papel, Sáez halla una vía que desemboca “en lecturas inesperadas, alejadas de la frivolidad”, como anota en el prólogo del libro Santi Carrillo, director editorial de Rockdelux, a partir de esos “tachones clarividentes, sin atisbo de vergüenza, entre la provocación y la desfachatez”, y ajusta ideas e inserta descripciones acerca de lo que piensa que la música es o puede ser y, en cierto modo, dichos argumentos funcionan para definir su propia labor: “Con mi trabajo intento conseguir, o me gustaría conseguir, lo mismo que creo que consigue la música, por ese lado supongo que hay similitudes, pero, en cualquier caso, no lo he hecho de forma consciente”.
Sin embargo, aunque piensa que algunas veces el dibujo y la historieta pueden compartir atributos de la música, como la transgresión, el feeling, o la espontaneidad, no cree posible que alcancen el impacto emocional y directo que tiene la música. “Aunque a nivel conceptual pueden manejar las mismas ideas, el efecto es distinto, es menos inmediato y menos profundo, es un ejercicio mucho más intelectual, mientras que la música emociona de una forma más directa y sin pasar por la razón”, opina.
Y alternando una mezcla de amor y odio por las listas,
—Sáez apunta: “me gustan porque aportan conocimiento, pero las detesto porque imponen un criterio”—, el Hit emocional afina un repertorio de canciones para acompañar su periplo musical, y mientras rebobina recuerdos y toca sus temas favoritos, parece sugerir que la nostalgia se disfruta mejor en compañía de la música, pero tampoco ignora que puede resultar un placer muy venenoso que implica el riesgo de encallar en la melancolía. “Intento que no lo sea”, dice el autor. “Soy melancólico, pero no me gusta vivir atrapado en el pasado, y cuando eso me ha sucedido he luchado para dejar de hacerlo. Me gusta vivir en el presente y proyectarme al futuro; el pasado creo que sólo sirve para aprender”. Y luego de un silencio, textual, añade: “Pero también creo que la mejor poesía viene de la reflexión sobre el pasado”.
Sin bajar el ritmo a la hora de escuchar a sus grupos preferidos, aquellos con “los que disfruta mucho” y la mayoría de los cuales aparece en el libro, entre quienes suenan Pixies y Sonic Youth, Sáez tiene un gusto especial “por todo lo que suene a nuevo”, pero reconoce que “por la edad y por haber escuchado mucha música”, cada vez es más difícil encontrar algo que le guste en verdad. Aun así, con la paciencia y los oídos despejados de un pionero, curtido e infatigable, sigue dejando correr la música que aún no conoce, “aunque cada vez has de ir a lugares más extremos para que algo te sorprenda”.
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