No es habitual que conozcamos las inquietudes de Mick Jagger cuando sube al escenario, dice a La Jornada
Revela intimidades, como su primera experiencia sexual, su primer viaje sicodélico o el hambre que pasó cuando vivió en Sevilla, su refrigerador estaba vacío y hurgaba en la basura
El libro me ha convertido en una persona que se acepta más a sí misma. Conozco muchas cosas más, he podido ordenar y descubrir cosas, afirma Pablo CarbonellFoto María Meléndrez Parada
Fabiola Palapa Quijas. Periódico La Jornada
Una cicatriz atraviesa la espalda a Pablo Carbonell Sánchez-Gijón (Cádiz, 1962), debido a una operación de columna porque le detectaron escoliosis en segunda fase de crecimiento a los 14 años de edad.
Desde entonces sufre mucho de la espalda y esta es una parte muy importante de su personalidad, comparte el músico, actor, presentador de televisión y director de cine, quien el pasado miércoles presentó en México su libro de memorias El mundo de la tarántula, publicado por el sello Blakies Books.
Otra cosa que amo de mi personalidad es haberme roto la tibia con una moto, sin saber conducir, sin saber dónde estaba el freno y sin que la moto fuera mía, señala el cantante del grupo Los Toreros Muertos, quien después de esos accidentes y de haber consumido de todo cree que su ángel de la guardia se merece una medalla.
En entrevista con La Jornada, el músico español asegura que escribir sus memorias ha sido como una especie de pañuelo, un manual, una confesión que le ha permitido reflexionar sobre su vida y por qué ha sido así.
El proyecto surgió a partir de que felicitó al editor del libro Cosas que los nietos deberían saber, del cantante del grupo Eels, y le propusieron escribir algo parecido en el que hablara de cine, música, televisión y teatro.
El libro me ha convertido en una persona que se acepta más a sí misma. Conozco muchas cosas más, he podido ordenar y descubrir cosas; por ejemplo, descubrí el drama que tenía mi primera novia y de eso no me había dado cuenta; nunca me había cuestionado si mi mánager me robaba, no me preocupé por el dinero; no sabía qué importancia tenía el descubrimiento de mi propia sexualidad.
En El mundo de la tarántula, Carbonell revela intimidades como su primera experiencia sexual, su primer viaje sicodélico o el hambre que pasó cuando vivió en Sevilla y su refrigerador estaba vacío y tuvo que hurgar en la basura.
El autor dedica varias páginas a su infancia en Cádiz y recuerda la playa Victoria, que está detrás de su casa; a su amigo Vicente, con el que cantaba las canciones de los Beatles, Simon & Garfunkel, Bob Dylan y Cat Stevens.
“Creo que la infancia es una etapa de aprendizaje muy importante. Siempre quise ser lo que soy y tuve que luchar por no pasar por el aro habitual; no era persona idiota, pero era un estudiante malísimo.
Mi mente siempre estaba en otro sitio diferente de lo que estaba contando el profesor. Por ejemplo, mis clases favoritas eran las de religión, porque ésta y la filosofía van un poco de la mano y sabía que la filosofía me vendría bien para lo que yo quería hacer, para mi profesión, explica el autor de canciones como Mi agüita amarilla y Yo no me llamo Javier.
De sus padres, Carbonell comenta: Jamás he cuestionado la educación que recibí de ellos, porque el amor y la gratitud que siento hacia ellos es inmensa, pero cuando la pongo en papel los veo muchísimo más humanos, porque igual que yo cometieron errores, pero todos lo hacemos y no lo podemos evitar. Los errores de mi padre son la crónica de un país en el que la dictadura marcaba el paso y la educación de toda la sociedad.
Ejemplo de libertad
Carbonell considera que “la libertad es lo más valioso en la vida, algo que tenemos dentro de nosotros y que no nos la permitimos. Tengo esa sensación y quiero compartirla y la manera de hacerlo no es diciéndoles hay que ser libre, sino siendo yo libre: ejemplo de libertad.
En Los Toreros Muertos, en mi manera de enfrentarme a un personaje en una película, en una serie o la libertad de contar cómo soy o lo que he hecho en el libro, esa libertad es la que quiero que tengan las personas y la disfruten.
Con El mundo de la tarántula, el cantante, además de recordar al niño que lleva dentro, pretende “desfrivolizar el mundo del espectáculo, que tiene una exhibición un poco superficial. No es habitual que conozcamos las inquietudes de Mick Jagger o de la mayoría de los que se suben a un escenario y muestran sólo una cara. El libro tiene mucha luz y partes de sombra, pero esas partes oscuras también son muy luminosas, vaya, emotivas y creo que humanizan”.
Con el grupo Los Toreros Muertos, Pablo Carbonell se presentó hace unos días en el festival Vive Latino.
Al respecto, afirma que a diferencia de 1988, cuando no se les permitió tocar en el país, en esta ocasión recibieron el cariño del público y demostraron a las personas que no hay nada peligroso en señalar las cosas que uno quiere decir. Es mucho más peligroso callárselas, y nosotros no somos personas irreverentes, sino que a partir de la broma queremos contar la verdad.