Los libros compiten la atención por los niños con los dispositivos electrónicos, pero no son enemigos, afirmó en entrevista.
Los libros se presentan el sábado 14 de mayo en la librería Porrúa a las 13 horas y el 17 de mayo en la Feria del Kiosco MoriscoFoto Guillermo Sologuren
Ericka Montaño Garfias. Periódico La Jornada
Los escritores de literatura infantil y juvenil no nos podemos quedar atrás, en el lado ñoño del asunto, porque la sociedad, todo lo que está pasando, va a ritmo muy rápido, expresa la escritora Norma Muñoz Ledo, autora de más de 20 libros dedicados a niños y jóvenes.
Ese mundo rosa y pasteurizado de la infancia inocente ya no existe, añade la narradora, que tiene dos nuevos libros, Serendipias, con ilustraciones de Patricio Betteo, y El señor Escolopendra, ilustrado por Luis San Vicente, ambos publicados por Pearson.
Tomando en cuenta que los niños y adolescentes están muy revolucionados y que es una generación que está en contacto con los medios electrónicos y las redes sociales, es más difícil capturar su atención, sobre todo con los medios impresos; tiene que ser un ritmo ágil, un tema que les interese, que les pueda gustar y que los atrape rápido, porque si te alargas en descripciones te sueltan de inmediato. La motivación electrónica es superabundante y tienes que atraparlos desde la primera línea, añade en entrevista.
Sin embargo no es que haya competencia entre los medios y dispositivos electrónicos y la literatura. Puede haber una sinergia, nunca he pensando que sean enemigos, al contrario: puede haber una compatibilidad en la que un medio remita a otro. Quizá sí hay un poquito de competencia por la atención de los niños, pero no creo que sean enemigos; cumplen diferentes papeles y tienen diferentes espacios.
Norma creció en una familia contadora de historias; ella misma comenzó a contar historias a los seis o siete años, después la vida la llevó hacia la pedagogía, pero no ejerció esa profesión: desde hace 28 años escribe literatura infantil y juvenil.
Siempre lo hace para ese público porque me gusta esa idea de estar cerca de la mente, del pensamiento de niños y jóvenes. Ha sido parte de mi forma de pensar y de ver la vida, porque pienso que fui alguien bastante sola cuando era niña, aprendí a jugar mucho, a entretenerme sola; los niños tienen una actitud lúdica frente a la vida, aunque tengan una situación personal muy difícil siempre tienen una actitud lúdica, y creo que crecí con esa actitud.
Como escritora le interesa que los libros sean de calidad, que estén bien hechos, que cuenten historias que no sean complacientes. “Que sean libros inteligentes para gente inteligente. La literatura infantil en México tiene que dar un brinco, sí lo está dando, pero lo tiene que consolidar. La realidad nos rebasa, a las editoriales, no sé si a los autores, porque a veces hay cierta necesidad de las editoriales de ser complacientes con los maestros y con los papás, tratar temas facilitos, no usar malas palabras –dios nos libre de usar una grosería cuando en la realidad los niños las usan.
“La cosa con los libros para niños es que hay muchos intermediarios entre autor y lector: papás, maestros, bibliotecarios, promotores. Sí hay miedo todavía hacia un cierto lenguaje, hacia ciertos temas, y estás viendo la realidad por acá. No pueden entender que los niños están viviendo rápido, están muy solos, los papás trabajan, están en manos de toda clase de nanas electrónicas que les dan todo tipo de información.
A veces quisieras poder escribir lo que fuera, pensando que hay una sociedad madura que va a aceptar ese tipo de escritura, de temas, y los niños lo aceptarían, pero no los adultos. A veces las editoriales te dicen que no escribas sobre eso o lo otro, o temas que de plano son rechazados, y entonces piensas que hay que abrirle una ventanilla a los niños. Sí se está abriendo cada vez más, hablando de estos temas más complicados, pero todavía existe ese factor de sobreprotección de mundo rosa y pasteurizado que ya no lo es desde hace mucho.
Serendipias y El señor Escolopendra se presentan el sábado 14 de mayo en la librería Porrúa que se encuentra en la primera sección del Bosque de Chapultepec a las 13 horas, y el 17 de mayo en la Feria del Kiosco Morisco (Mariano Azuela 121 en la colonia Santa María la Rivera).